Spanish American Enlightenment (original) (raw)
Las ideas de la ilustración española, que enfatizaban la razón, la ciencia, la practicidad, la claridad en lugar del oscurantismo y lo ayudaban con y el secularismo, se transmitieron de Francia al Nuevo Mundo en el siglo XVIII, después del establecimiento intelectual y científico, con universidades hispanoamericanas cada vez más anti-escolásticas y opuestas a la "autoridad no probada" incluso antes de que los Borbones españoles llegaran al poder. La mejor estudiada es la Universidad de San Carlos de Guatemala, fundada en 1676.
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| dbo:abstract | Las ideas de la ilustración española, que enfatizaban la razón, la ciencia, la practicidad, la claridad en lugar del oscurantismo y lo ayudaban con y el secularismo, se transmitieron de Francia al Nuevo Mundo en el siglo XVIII, después del establecimiento intelectual y científico, con universidades hispanoamericanas cada vez más anti-escolásticas y opuestas a la "autoridad no probada" incluso antes de que los Borbones españoles llegaran al poder. La mejor estudiada es la Universidad de San Carlos de Guatemala, fundada en 1676. En la América española, igual que en España, la Ilustración tenía algunos aspectos del anticlericalismo, pero muchos sacerdotes estaban a favor de la ciencia y el pensamiento científico y eran practicantes. Algunos clérigos fueron defensores de la Ilustración, así como la independencia. Los textos ilustrativos que circulan en la América española se han relacionado con los fundamentos intelectuales de la independencia hispanoamericana. Las obras de los filósofos ilustrados eran de propiedad y lectura en la América española, a pesar de las restricciones en el comercio de libros y su inclusión en la lista de libros prohibidos de la Inquisición. Los jesuitas fueron instrumentales al introducir nuevas tendencias en filosofía en la América española, y luego de su expulsión en 1767, los franciscanos continuaron explorando esta línea de pensamiento. El clero secular hispanoamericano era propietario de tales trabajos, incluido el sacerdote mexicano Miguel Hidalgo y Costilla, cuyo libre pensamiento le había perdido su puesto como rector del seminario de San Nicolás y fue enviado a la pequeña parroquia de Dolores. Los sacerdotes persiguieron la ciencia, incluso en la era "barroca" del siglo XVII, el intelectual criollo más prominente del país, Don Carlos de Sigüenza y Góngora, así como la notable monja mexicana, Sor Juana Inés de la Cruz. En el siglo XVIII, había varios sacerdotes nacidos en España y en Estados Unidos que practicaban la ciencia. Entre ellos destacó el español José Celestino Mutis en Nueva Granada, quien dirigió la expedición botánica real a Nueva Granada. Fue educado en matemáticas, astronomía y medicina. Mutis entrenó a Francisco José de Caldas. En Perú, Hipólito Unanue, un clérigo secular formado en medicina, contribuyó a una publicación peruana, Mercurio Peruano. Similar a él era el clérigo secular mexicano José Antonio de Alzate y Ramírez, quien fundó importantes periódicos que difundieron el conocimiento sobre los hallazgos científicos, incluido el suyo. Alexander von Humboldt se reunió y consultó con Mutis, Caldas y leyó las obras de Alzate (quien murió justo antes de que Humboldt llegara a Nueva España) durante su expedición científica a la América española a principios del siglo XIX. Humboldt quedó impresionado por el nivel intelectual de la ciencia en la América española. Dos cepas de pensamiento filosófico eran evidentes en la América española, una era el despotismo ilustrado y las otras variaciones sobre el constitucionalismo. Las divisiones entre los clérigos en la América española eran entre los que apoyaban el regalismo, es decir, la supremacía de la corona sobre la Iglesia católica, y los que se adherían al ultramontanismo, apoyando el poder del papado sobre los monarcas. La corona española se movió para consolidar su supremacía sobre la Iglesia católica mediante la supresión de la Compañía de Jesús en España y en su imperio de ultramar en 1767. Los jesuitas eran "soldados del Papa", haciendo voto para servir al pontífice. Tuvieron éxito en sus misiones a los pueblos indígenas en las fronteras del imperio español, como el norte de México y el más famoso en Paraguay. Las instituciones educativas jesuitas tenían como alumnos a los hijos de españoles nacidos en Estados Unidos, y eran lugares donde se difundían las ideas de la Ilustración. Los jesuitas poseían un número considerable de haciendas rentables, o haciendas, que eran administradas eficientemente por jesuitas entrenados en administración. Su lealtad al papa y su desafío a la autoridad de la corona, así como su claro éxito en reinos importantes donde el clero diocesano u otras órdenes religiosas pudieron haber destacado, significó que su expulsión en 1767 no fue opuesta por la jerarquía episcopal u órdenes religiosas. El exilio de los jesuitas a Europa fue un golpe para las familias españolas nacidas en Estados Unidos, cuyos hijos fueron educados por los jesuitas o ellos mismos jesuitas y se considera que contribuyen a la alienación criolla de la monarquía borbónica. Un importante jesuita exiliado fue Francisco Javier Clavijero, quien escribió una historia importante de México, vio sus orígenes en los logros de las civilizaciones indígenas y creó una idea de México separada de la España peninsular. La corona española también se movió contra el clero en su conjunto al intentar limitar los privilegios corporativos de la Iglesia Católica, el fuero eclesiástico, que otorgaba a los clérigos el derecho a ser juzgados por todos los delitos en los tribunales canónicos en lugar de los de la corona. El fuero había sido un factor importante en el fortalecimiento del prestigio y el poder del clero secular inferior. Los sacerdotes de las parroquias solían ser la única persona de etnia europea en las parroquias indígenas, quienes ejercían tanto el poder político como el sagrado. En el México colonial tardío, un importante obispo electo, Manuel Abad y Queipo, consideró liberal y buscó reformas sociales, económicas y políticas, pero se opuso firmemente al levantamiento de la independencia del padre Hidalgo en 1810. Abad y Queipo le dio a Humboldt algunos de sus escritos sobre las condiciones en Nueva España y la necesidad de una reforma a Humboldt, y sus ideas encontraron su camino en el famoso "Ensayo político" de Humboldt sobre el Reino de Nueva España ". Otro desarrollo en la América española fue la formación de sociedades económicas y "amigos del país", por parte de hombres de élite para mejorar la economía local a través de la ciencia. También funcionaron como grupos de discusión que consideraron temas políticos, particularmente porque las políticas de la corona favorecieron cada vez más a la península. La corona fundó una serie de instituciones destinadas al progreso científico y económico, así como al avance cultural. En México, se estableció la corona del Colegio de Minas en 1792, dirigida por el mineralogista español Fausto Elhuyar. Fue diseñado para formar expertos para la industria más lucrativa del imperio, la minería de plata. El arte y la arquitectura fueron expresiones culturales que sintieron el impacto de las ideas de la Ilustración. La Academia de San Carlos se fundó en 1781 como la Escuela de Grabado, y dos años más tarde pasó a llamarse Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Carlos. Miguel Cabrera fue uno de sus miembros más importantes. El Palacio de Minería en la Ciudad de México y el hospicio en Guadalajara, así como la catedral en Buenos Aires, fueron diseñados en estilo neoclásico, favoreciendo líneas limpias y decoración minimalista, en contraste con la arquitectura barroca más ornamentada. "Fácilmente comprensible y que proporciona consuelo en su promesa de gloria celestial. El barroco es un arte para la gente. Fue esta misma popularidad la que condujo al movimiento anti-barroco de las academias neoclásicas de alto nivel del siglo XVIII. "El crecimiento de las ideas científicas y el desarrollo de diferentes tipos de taxonomía, como Carl. El de Linneo, bien pudo haber sido el ímpetu detrás de la aparición de pinturas seculares de mezcla racial y jerarquía racial en el México de finales del siglo XVIII, llamadas pinturas de casta. (es) The ideas of the Spanish Enlightenment, which emphasized reason, science, practicality, clarity rather than obscurantism, and secularism, were transmitted from France to the New World in the eighteenth century, following the establishment of the Bourbon monarchy in Spain. In Spanish America, the ideas of the Enlightenment affected educated elites in major urban centers, especially Mexico City, Lima, and Guatemala, where there were universities founded in the sixteenth and seventeenth centuries. In these centers of learning, American-born Spanish intellectuals were already participants in intellectual and scientific discourse, with Spanish American universities increasingly anti-scholastic and opposed to “untested authority” even before the Spanish Bourbons came to power. The best studied is the University of San Carlos Guatemala, founded in 1676. In Spanish America just as in Spain, the Enlightenment had some aspects of anticlericalism, but many priests were in favor of science and scientific thinking and were practitioners themselves. Some clergy were proponents of the Enlightenment as well as independence. Enlightenment texts circulating in Spanish America have been linked to the intellectual underpinnings of Spanish American independence. Works by Enlightenment philosophers were owned and read in Spanish America, despite restrictions on the book trade and their inclusion on the Inquisition’s list of forbidden books . The Jesuits were instrumental introducing new trends in philosophy to Spanish America, and following their expulsion in 1767, the Franciscans continued exploring this line of thought. Spanish American secular clergy owned such works, including Mexican priest Miguel Hidalgo y Costilla, whose free-thinking lost him his position as rector of the seminary of San Nicolás and he was sent to the small parish of Dolores. Priests pursued science, even in the seventeenth-century “baroque” era, most prominently Mexican creole intellectual Don Carlos de Sigüenza y Góngora, as well as the remarkable Mexican nun, Sor Juana Inés de la Cruz. In the eighteenth century, there were several Spanish-born as well as American-born priests practicing science. Prominent among them was Spanish-born José Celestino Mutis in New Granada, who headed the royal botanical expedition to New Granada. He was educated in mathematics, astronomy, and medicine. Mutis trained Francisco José de Caldas. In Peru, Hipólito Unanue, a secular cleric trained in medicine, contributed to a Peruvian publication, Mercurio Peruano. Similar to him was Mexican secular cleric José Antonio de Alzate y Ramírez, who founded important newspapers that disseminated knowledge about scientific findings, including his own. Alexander von Humboldt met and consulted with Mutis, Caldas, and read the works of Alzate (who died just before Humboldt arrived in New Spain) during his scientific expedition to Spanish America at the beginning of the nineteenth century. Humboldt was impressed by the intellectual level of science in Spanish America. Two strains of philosophical thought were evident in Spanish America, one was enlightened despotism and the other variations on constitutionalism. Divisions among clerics in Spanish America were between those supporting regalism, that is, the supremacy of the crown over the Catholic Church, and those adhering to ultramontanism, supporting the power of the papacy over monarchs. The Spanish crown moved to consolidate its supremacy over the Catholic Church by suppressing the Society of Jesus in Spain and in its overseas empire in 1767. The Jesuits were “soldiers of the Pope”, taking a vow to serve the pontiff. They were successful in their missions to indigenous peoples on the frontiers of the Spanish empire, such as northern Mexico and most famously in Paraguay. Jesuit educational institutions had as pupils the sons of American born Spaniards, and were places where ideas of the Enlightenment were disseminated. The Jesuits held a considerable number of profitable landed estates, or haciendas, which were run efficiently by Jesuits trained in management. Their loyalty to the pope and their defiance of the crown authority as well as their clear success in important realms where the diocesan clergy or other religious orders might have excelled meant that their expulsion in 1767 was not opposed by the episcopal hierarchy or religious orders. The exile of the Jesuits to Europe was a blow to elite American-born Spanish families, whose sons were educated by the Jesuits or themselves Jesuits and has been seen as contributing to creole alienation from the Bourbon monarchy. An important exiled Jesuit was Francisco Javier Clavijero, who wrote a major history of Mexico, seeing its origins in the achievements of indigenous civilizations and creating an idea of Mexico separate from peninsular Spain. The Spanish crown also moved against the clergy as a whole by attempted to limit the corporate privileges of the Catholic Church, the fuero eclesiástico, which gave clerics the right to be judged for all offenses in canonical rather than crown courts. The fuero had been an important factor in strengthening the prestige and power of the lower secular clergy. Parish priests were often the only person of European ethnicity in indigenous parishes, who exercised both political and sacred power. In late colonial Mexico, an important bishop-elect Manuel Abad y Queipo, considered liberal, and sought social, economic, and political reforms, but he firmly opposed Father Hidalgo’s 1810 uprising for independence. Abad y Queipo gave Humboldt some of his writings on conditions in New Spain and the need for reform to Humboldt, and his ideas found their way into Humboldt’s famous ‘’Political Essay on the Kingdom of New Spain’’. Another development in Spanish America was the formation of economic societies and “friends of the country,” by elite men to improve the local economy through science. They also functioned as discussion groups that considered political issues, particularly as crown policies increasingly favored the peninsula. The crown founded a number of institutions aimed at scientific and economic progress, as well as cultural advancement. In Mexico, the crown established of the College of Mines in 1792, directed by Spanish mineralogist Fausto Elhuyar. It was designed to train experts for the empire’s most lucrative industry, silver mining. Art and architecture were cultural expressions that felt the impact of Enlightenment ideas. The Academy of San Carlos was founded in 1781 as the School for Engraving, and two years later renamed the(Real Academia de la Tres Nobles Artes de San Carlos. Miguel Cabrera was one of its most important members. The Palacio de Minería in Mexico City and the hospicio in Guadalajara, as well as the cathedral in Buenos Aires were designed in the neoclassical style, favoring clean lines and minimal decoration, in contrast to the more ornate baroque architecture. "Readily understandable and providing solace in its promise of heavenly glory, the Baroque is an art for the people. It was this very popularity that led to the anti-Baroque movement of the highbrow Neoclassical academies of the eighteenth century." The growth of scientific ideas and the development of different kinds of taxonomy, such as Carl Linnaeus’s, may well have been the impetus behind the emergence of secular paintings of racial mixture and racial hierarchy in late eighteenth-century Mexico, called casta paintings. The crown attempted to rein in popular aspects of “baroque” Catholicism, eliminating burials in the interior of churches and churchyards as a public health measure. It successfully suppressed Carnival in Mexico and sought to downsize popular pious practices such as religious processions. Secular entertainments such as bullfighting were no longer supported by the crown, and theatrical productions had didactic and secular themes rather than religious. (en) O iluminismo hispano-americano deu origem às ideias do iluminismo espanhol, que enfatizavam a razão, a ciência, a praticidade, a clareza em vez do obscurantismo e o secularismo, foram transmitidas da França para o Novo Mundo no século XVIII, após o estabelecimento da monarquia Bourbon na Espanha. Na América espanhola, as ideias do iluminismo afetaram as elites alfabetizadas dos grandes centros urbanos, especialmente a Cidade do México, Lima e Guatemala, onde existiam universidades fundadas nos séculos XVI e XVII. Nesses centros de aprendizado, os intelectuais espanhóis nascidos nos Estados Unidos já eram participantes do discurso intelectual e científico, com as universidades hispano-americanas cada vez mais antiescolásticas e opostas à “autoridade não testada” mesmo antes dos Bourbons espanhóis chegarem ao poder. A mais bem estudada é a Universidade de San Carlos Guatemala, fundada em 1676. Na América espanhola, assim como na Espanha, o iluminismo tinha alguns aspectos do anticlericalismo, mas muitos padres eram a favor da ciência e do pensamento científico e eram eles próprios praticantes. Alguns clérigos eram proponentes do iluminismo, bem como da independência. Os textos iluministas que circulam na América espanhola têm sido ligados aos fundamentos intelectuais da independência hispano-americana. Obras de filósofos iluministas eram propriedade e lidas na América espanhola, apesar das restrições ao comércio de livros e sua inclusão na lista de livros proibidos da Inquisição. Os jesuítas foram fundamentais na introdução de novas tendências filosóficas na América espanhola e, após sua expulsão em 1767, os franciscanos continuaram explorando essa linha de pensamento. O clero secular hispano-americano possuía tais obras, incluindo o padre mexicano Miguel Hidalgo y Costilla, cujo pensamento livre o fez perder o cargo de reitor do seminário de San Nicolás e foi enviado para a pequena paróquia de Dolores. Os padres perseguiam a ciência, mesmo na era “barroca” do século XVII, principalmente o intelectual crioulo mexicano Don Carlos de Sigüenza y Góngora, bem como a notável freira mexicana Juana Inés de la Cruz. No século XVIII, havia vários padres nascidos na Espanha e nos Estados Unidos praticando a ciência. Destaca-se entre eles o espanhol José Celestino Mutis em Nova Granada, que liderou a expedição botânica real a Nova Granada. Ele estudou matemática, astronomia e medicina. Mutis treinou Francisco José de Caldas. No Peru, , um clérigo secular formado em medicina, contribuiu para uma publicação peruana intitulado Mercurio Peruano. Semelhante a ele foi o clérigo secular mexicano José Antonio de Alzate y Ramírez, que fundou importantes jornais que disseminavam conhecimento sobre descobertas científicas, incluindo as suas. Alexander von Humboldt conheceu e consultou Mutis, Caldas, e leu as obras de Alzate (que morreu pouco antes de Humboldt chegar à Nova Espanha) durante sua expedição científica à América espanhola no início do século XIX. Humboldt ficou impressionado com o nível intelectual da ciência na América espanhola. Duas correntes de pensamento filosófico eram evidentes na América espanhola, uma era o despotismo esclarecido e as outras variações do constitucionalismo. As divisões entre os clérigos na América espanhola eram entre os que apoiavam o regalismo, isto é, a supremacia da coroa sobre a Igreja Católica, e os que aderiam ao ultramontanismo, apoiando o poder do papado sobre os monarcas. A coroa espanhola moveu-se para consolidar sua supremacia sobre a Igreja Católica, suprimindo a Companhia de Jesus na Espanha e em seu império ultramarino em 1767. Os jesuítas eram “soldados do Papa”, jurando servir ao pontífice. Eles foram bem sucedidos em suas missões aos povos indígenas nas fronteiras do império espanhol, como o norte do México e o mais famoso no Paraguai. As instituições educacionais jesuítas tinham como alunos filhos de espanhóis nascidos na América, e eram lugares onde as ideias do iluminismo eram disseminadas. Os jesuítas possuíam um número considerável de latifúndios rentáveis, ou haciendas, que eram administrados eficientemente por jesuítas treinados em administração. Sua lealdade ao papa e seu desafio à autoridade da coroa, bem como seu claro sucesso em domínios importantes onde o clero diocesano ou outras ordens religiosas poderiam ter se destacado, significavam que sua expulsão em 1767 não foi contestada pela hierarquia episcopal ou ordens religiosas. O exílio dos jesuítas na Europa foi um golpe para as famílias espanholas de elite nascidas nos Estados Unidos, cujos filhos foram alfabetizados pelos jesuítas ou eles próprios jesuítas e foram vistos como contribuindo para a alienação crioula da monarquia Bourbon. Um importante jesuíta exilado foi Francisco Javier Clavijero, que escreveu uma grande história do México, vendo suas origens nas conquistas das civilizações indígenas e criando uma ideia de México separada da Espanha peninsular. A coroa espanhola também se moveu contra o clero como um todo ao tentar limitar os privilégios corporativos da Igreja Católica, o fuero eclesiástico, que dava aos clérigos o direito de serem julgados por todas as ofensas nos tribunais canônicos e não nos tribunais da coroa. O fuero tinha sido um fator importante no fortalecimento do prestígio e poder do clero secular inferior. Os párocos eram, muitas vezes, a única pessoa de etnia europeia nas paróquias indígenas, que exerciam tanto o poder político quanto o sagrado. No final do México colonial, um importante bispo eleito Manuel Abad y Queipo, considerado liberal, buscou reformas sociais, econômicas e políticas, mas se opôs firmemente à revolta de 1810 do padre Hidalgo pela independência. Abad y Queipo deu a Humboldt alguns de seus textos sobre as condições na Nova Espanha e a necessidade de reforma para Humboldt, e suas ideias chegaram ao famoso "Ensaio Político sobre o Reino da Nova Espanha" de Humboldt. Outro desenvolvimento na América espanhola foi a formação de sociedades econômicas e “amigos do país”, por homens de elite para melhorar a economia local por meio da ciência. Eles também funcionavam como grupos de discussão que consideravam questões políticas, particularmente porque as políticas da coroa favoreciam cada vez mais a península. Os monarcas fundaram uma série de instituições voltadas para o progresso científico e econômico, bem como para o avanço cultural. No México, estabeleceu-se a soberania do Colégio de Minas em 1792, dirigido pelo mineralogista espanhol Fausto Elhuyar. Ele foi projetado para treinar especialistas para a indústria mais lucrativa do império, a mineração de prata. Arte e arquitetura foram expressões culturais que impactaram nas ideias iluministas. A Academia de San Carlos foi fundada em 1781 como Escola de Gravura, e dois anos depois passou a se chamar Real Academia de la Tres Nobles Artes de San Carlos. Miguel Cabrera foi um dos seus membros mais importantes. O na Cidade do México, e o hospicio em Guadalajara, assim como a catedral em Buenos Aires foram projetados no estilo neoclássico, privilegiando linhas limpas e decoração minimalista, em contraste com a arquitetura barroca mais ornamentada. "Facilmente compreensível e proporcionando consolo em sua promessa de glória celestial, o barroco é uma arte para o povo. Foi essa popularidade que levou ao movimento antibarroco das academias neoclássicas do século XVIII". O crescimento de ideias científicas e o desenvolvimento de diferentes tipos de taxonomia, como a de Carl Linnaeus, podem ter sido o impulso por trás do surgimento de pinturas seculares de mistura racial e hierarquia racial no México do final do século XVIII, chamadas de pinturas de casta. Os monarcas tentaram conter os aspectos populares do catolicismo “barroco”, eliminando sepultamentos no interior de igrejas e adros como medida de saúde pública. Suprimiu com sucesso o Carnaval no México e procurou reduzir as práticas religiosas populares, como as procissões religiosas. Os entretenimentos seculares, como as touradas, não eram mais apoiados pela coroa, e as produções teatrais tinham temas didáticos e seculares em vez de religiosos. (pt) |
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