VIDA DE SAN FRANCISCO DE LAVAL (1623-1708) PRIMER OBISPO DE QUEBEC Y DEL SEMINARIO DE QUEBEC, UNA SOCIEDAD DE SACERDOTES DIOCESANOS (original) (raw)

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PRIMER OBISPO DE QUEBEC Y FUNDADOR DEL SEMINARIO DE QUEBEC,
UNA SOCIEDAD DE SACERDOTES DIOCESANOS llamada "Seminario de Misiones Extrangeras, establicida en Quebec (SME)" conocida ahora como el "Seminario de Quebec"

San Francisco de Montmorency-Laval (1623-1708)

Su vida

Los bi�grafos del primer obispo de Quebec no podr�n nunca agotar el estudio de los aspectos de su rica personalidad. Monse�or de Laval fue a la vez un administrador capaz, un misionero de coraz�n ardiente, un hombre digno y humilde, un m�stico heroico y discreto. Tan solo pensemos que pas� cincuenta a�os en Quebec, haciendo frente a miles de dificultades y pruebas, conservando siempre una serenidad impresionante. Su vida es una verdadera epopeya, al igual que la de muchos fundadores de la Iglesia canadiense. Fue amigo de grandes y peque�os, de los nativos y de los franceses,

Un descendiente de la gran nobleza francesa

Sus padres eran ambos de abolengo. Su padre era descendiente del bar�n de Montmorency, contempor�neo de Hugo Capeto, rey de Francia, fundador de la dinast�a de los Capetos. Francisco tuvo seis hermanos y hermanas; a los 24 a�os, fue ordenado sacerdote, el 1 de mayo de 1647, hace 350 a�os. Fue consagrado obispo el d�a de la Inmaculada Concepci�n, el 8 de diciembre de 1658. Se preparaba para trasladarse a las misiones de Tonk�n, cuando le informaron que los jesuitas de Quebec lo requer�an. El rey Louis XIV envi� una solicitud al Santo Padre, dici�ndole: �Deseamos que el Se�or de Laval, obispo de Petra, sea nombrado

La nominaci�n desencaden� toda clase de querellas en el clero local, pero la reina madre, Ana de Austria, ratific� la nominaci�n escribiendo al Gobernador de Quebec: �Es mi firme intenci�n y la de mi hijo, que Monse�or de Laval ejerza el gobierno episcopal con la exclusi�n de todos los dem�s�. Ella oblig� al gobernador de Quebec a hacer regresar a Francia a quien quisiera oponerse a su autoridad. Monse�or de Laval arregl� sus asuntos de familia, renunci� a su se�or�o y a su derecho de primogenitura en favor de su hermano menor, Jean-Louis. Su padre ya hab�a muerto y su madre muri� el a�o de su partida.

Quebec, ciudad de tempestades

El barco sali� de La Rochela el d�a de Pascua de 1659 y lleg� a Quebec el 16 de junio del mismo a�o. Toda la colonia estaba congregada en el malec�n, al igual que muchos nativos; la ciudad se hizo eco del alborozo, del doblar de las campanas y del estr�pito de los ca�ones del fuerte. El mismo d�a, Monse�or de Laval bautiz� un ni�o hur�n y fue a la caba�a de un moribundo para administrarle los �ltimos sacramentos. M�s tarde bautiz� al jefe de los iroqueses, Garagonthi�.

Tan pronto como desembarc� en Quebec, el obispo constat� los efectos desastrosos de la bebida entre los ind�genas dado el alto consumo de alcohol. Estas bebidas alcoh�licas eran importadas de Francia y les eran dadas a cambio de pieles. Monse�or de Laval se opuso: Los comerciantes, furiosos, levantaron la poblaci�n contra el obispo. No pudiendo hacer disminuir o frenar este comercio, -que daba lugar a peleas y hasta a asesinatos, a la divisi�n de las familias-, el obispo asesta un duro golpe: excomulg� a los cristianos que segu�an este comercio. �l deber� enfrentar la ira de los notables e incluso de algunos gobernadores. Mar�a de Encarnaci�n escrib�a a su hijo Dom Claude Martin, benedictino, coment�ndole al respecto: �Monse�or, nuestro prelado, es muy celoso con lo que cree aumentar la gloria de Dios. Pens� que morir�a de pena por esto, pero vemos� en seco a pie. �Esta lucha contra la venta de bebidas alcoh�licas destiladas durar� veinte a�os! Por �ltimo, en 1679, monse�or de Laval obtendr� del rey Louis XIV la prohibici�n de la venta de alcohol a los nativos. �Una larga y agotadora batalla acaba de terminar... por el momento!

En Quebec, hace mucho fr�o durante el invierno. Grandes chimeneas de mamposter�a se instalan en medio de las iglesias, muchas de las cuales fueron presa del fuego. Dos veces, la nueva bas�lica de Quebec ardi�... pero el aguerrido obispo la reconstruy�, con el trabajo ingente de la poblaci�n, en calidad de servicios al rey.

El padre de la patria

Monse�or de Laval trabaj� principalmente en la organizaci�n de la vida religiosa y en la construcci�n de escuelas. Su extensa di�cesis se extiendia desde Quebec y Acadia hasta Luisiana, que era posesi�n francesa en aquel entonces. Llev� a cabo numerosas visitas extenuantes, que eran necesarias para construir la iglesia en Canad� en la fuerza y la unidad de vida de la parroquia, de la escuela y de la familia. El seminario de Quebec fue el primero en formar nuestros, escritores, pensadores, l�deres pol�ticos y religiosos que luchar�n por los derechos del pa�s despu�s de la conquista inglesa. Despu�s de 1760, las parroquias seguir�n todav�a en pie, agrupados alrededor de su pastor, como hab�a ense�ado el obispo de Quebec. Esto le hace merecer el t�tulo de �Padre de la Patria�.

Un m�stico de coraz�n misionero

El hermano Housssart, al morir Monse�or de Laval el 6 de mayo de 1708, revel� la elevaci�n espiritual y m�stica de aquel a quien sirvi�, consagrando a su memoria la publicaci�n de un libro. Durante los �ltimos a�os de su vida, el obispo de Quebec padeci� grandes quebrantos de salud que se hab�an convertido en una incapacidad f�sica importante, principalmente para sus viajes misioneros: �Le hemos visto hacer largas peregrinaciones a pie, sin dinero, pidiendo su pan y ocultando su nombre. Quer�a imitar a los primeros ap�stoles de la iglesia primitiva, y daba gracias a Dios por tener algo que sufrir por su amor. El infatigable obispo recorre sin descanso, en invierno y en verano, su inmenso Vicariato. En el San Lorenzo, montado en una barca fr�gil, en la que �l mismo rema, o en invierno, con la "capilla" en las espaldas, se aventura hasta Montreal caminando con raquetas, siendo a menudo sorprendido por los vientos y la nieve.

Visita los enfermos en el H�tel-Dieu de Quebec y los sana, los aliena y los ayuda hasta su muerte. Este descendiente del primer bar�n de Francia se dirige solo a la iglesia todos los d�as a las 4 de la ma�ana. Como un sacrist�n, abre la puerta, toca las campanas, y prepara el altar para celebrar la misa a las 4 y 30. �Dicen que �l celebraba su misa como un �ngel! Y en su pobre habitaci�n del Seminario, duerme en las tablas, poniendo debajo de su cama el colch�n que el hermano Houssart le ha prestado�.

Un gran santo

Al morir, Monse�or de Laval no ten�a nada: hab�a dado todos sus bienes a los pobres. El Papa Juan Pablo II lo ha beatificado en 1980, tras el estudio de un importante expediente de los milagros y favores obtenidos por su intercesi�n. El obispo de Nueva Francia fue un gran santo que a�n podemos rezar en estos d�as en que �su patria� est� todav�a en peligro. Canonizado por el Papa Francisco el 3 de abril 2014.

Tomado de la revista Notre Dame du Cap, n�mero de junio-julio de 1997
Por Lucie B�linge

Traducci�n espa�ol : Sergio Moreno-Brand


Venerable desde 1960, y beatificado en 1980, �fue en Canad� lo que San Agust�n en Breta�a, San Bonifacio en Germania, o Cirilo y Metodio en los pueblos eslavos� (AAS 73,1981, 256). Canonizado por el Papa Francisco el 3 de abril 2014


Martirologio Romano:
Fue en la ciudad de Quebec, en Canad�, en donde monse�or Francisco de Laval estableci� su sede episcopal. Desde ah�, durante casi cincuenta a�os (1658-1708), se dedic� con todas sus fuerzas a consolidar y acrecentar la Iglesia en aquella vasta regi�n de Am�rica del Norte que se extend�a hasta el golfo de M�xico.


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�ltima actualizaci�n 4 de Febrero de 2018

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