Brasilia, una capital ut�pica construida en pleno desierto | Brasil (original) (raw)

Brasilia es la historia de una vieja aspiraci�n. Pese a que su fundaci�n no se hizo realidad hasta el 21 de abril de 1960, el sue�o de levantar una nueva ciudad en el interior del gigante sudamericano ya se paseaba por la mente del 'patriarca' de la independencia, Jos� Bonifacio de Andrada e Silva, en el primer cuarto del siglo XIX.

D�cadas m�s tarde, la Constituci�n de 1891 retom� la idea al plantear la b�squeda de "una zona de 14.400 kil�metros cuadrados en el Planalto Central" donde erigir la futura capital federal.

Pero tuvo que transcurrir m�s de medio siglo para que emergiera un l�der resuelto a dar el paso definitivo. Fue Juscelino Kubitschek quien, nada m�s aterrizar en la Presidencia (1956-61), puso en marcha los planes para trasladar el centro del poder desde R�o de Janeiro hasta un rinc�n por entonces deshabitado en el estado de Goi�s.

Durante m�s de 1.000 d�as, unos 60.000 trabajadores tomaron la regi�n y, guiados por las directrices de los arquitectos L�cio Costa y �scar Niemeyer, dieron forma a una ciudad at�pica que hasta hoy sigue evocando desde el cielo la forma de un avi�n.

Construcciones emblem�ticas

Los pioneros o 'candangos' -as� eran conocidos los obreros llegados entonces hasta Brasilia- levantaron edificios monumentales que representan la cumbre del modernismo nacional, entre ellos los Palacios de la Alvorada y de Planalto, la Catedral Metropolitana y la nueva sede del Congreso, con dos torres gemelas acompa�adas por una semiesfera para el Senado y otra para la C�mara de Diputados.

Crearon tambi�n de la nada el lago Parano�, un enorme estanque destinado a incrementar la humedad de una zona casi des�rtica y convertido en la actualidad en el 'hogar' de la tercera mayor flota de embarcaciones deportivas del pa�s, un dato que llama la atenci�n si se tiene en cuenta que la urbe dista 1.200 kil�metros del oc�ano Atl�ntico.

Crecimiento y desigualdad

En el a�o de su nacimiento, apenas 140.000 personas hab�an decidido llevar sus vidas a Brasilia. Hoy ya son m�s de 2.600.000 los habitantes de la capital, una d�cima parte de los cuales trabaja para el Gobierno o el Distrito Federal. Y entre todos, funcionarios o no, promedian un PIB per c�pita muy superior al del conjunto del pa�s: 40.696 frente a 16.400 reales (de 23.225 a 9.360 d�lares).

Sin embargo, la ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987 queda lejos del id�lico proyecto original que pretend�a convertirla en un lugar sin divisi�n entre clases. As� lo demuestran informes oficiales donde salen a la luz las notables diferencias que separan, por ejemplo, el barrio elitista de Lago Sul -con una renta familiar equivalente a 20 salarios m�nimos- y regiones pobres como Itapo�.

Desequilibrios que seguramente no estaban en el 'Plan Piloto' del urbanista Costa, como tampoco deb�a de figurar en las previsiones del presidente Kubitschek la plaga de corrupci�n que lleg� a expandirse por los bajos fondos del Distrito Federal hasta llevarse por delante al gobernador -encarcelado durante dos meses- y a algunos de sus colaboradores.

Reducir las desigualdades y desinfectar la clase pol�tica son, por tanto, los desaf�os pendientes para los siguientes 50 a�os. La ut�pica Brasilia camina ya hacia su centenario.