La novela sobre la Guerra Civil de la falangista que incomod� a Franco (original) (raw)

La escritora Mercedes Formica

Reeditan 'Monte de Sancha', ambientada en la M�laga del conflicto b�lico en la que vivi� la escritora Mercedes Formica, pionera en la lucha por los derechos de la mujer en la posguerra

Actualizado 26/01/201618:53

A Mercedes Formica (C�diz, 1913-M�laga, 2002) se le recuerda, entre otros adjetivos, como guapa, falangista y feminista. Puede que dispuestas as�, cada una tan cerca de las otras, estas tres palabras no resulten c�modas. Como tampoco lo fueron las inquietudes de mujer adelantada a su tiempo de esta escritora y abogada, que sigue resultando inc�moda en una Espa�a como la de ahora mismo, en la que hace s�lo un trimestre Kichi, el alcalde de Podemos de su ciudad natal, mand� retirar el busto que le rend�a tributo en una plaza. En su �poca, la postura ante la vida de Mercedes Formica lleg� a resultarle molesta al mism�simo Franco. Adem�s, la autora fue mirada con ojos inquisidores por la cultura de la posguerra cuando se destap� como novelista, en los albores de los a�os 50, con Monte de Sancha, la narraci�n ambientada en la M�laga de la Guerra Civil que acaba de reeditar la editorial sevillana Renacimiento.

Una vez que aquellas p�ginas vieron la luz con la historia del amor imposible entre una joven de la aristocracia y un escultor de un barrio obrero -y con el contraste entre las mansiones de Monte de Sancha y el olor a �pesimismo, muerte y descomposici�n� de El Perchel- el �xito de la escritora se vio salpicado por las cr�ticas, que tildaron su novela de �insustancial reportaje sensacionalista�.

O, incluso, hubo quien desconfiaba de que una mujer se atreviera a abordar el conflicto b�lico con �una voluntad de hacerlo con rigurosidad y seriedad�.

As� lo asegura, en el pr�logo de la reedici�n con la que Monte de Sancha ha regresado a las librer�as, Miguel Soler Gallo. A juicio de este experto en su obra, esta novela �es, en parte, un homenaje a aquella juventud espa�ola, protagonista indiscutible de los acontecimientos que sobrevinieron al pa�s en los a�os treinta, la misma que le toc� vivir a la propia Mercedes Formica, profundamente idealista, y que no pudo permanecer indiferente fuese cual fuese su ideolog�a�.

�Junto a esta juventud, M�laga es la otra gran protagonista como lugar de acci�n, aunque el epicentro se sit�e en el Monte de Sancha, un enclave real y al mismo tiempo simb�lico donde se ubica la casa de la protagonista, Margarita Bradley, inspirada en la de Carmen Werner, tambi�n falangista y amiga de Formica�, a�ade el prologuista, quien no obvia lo impregnada -con el top less de Gala Dal� incluido- que est� la narraci�n del apogeo cultural de la Ciudad del Para�so en la que se coci� la Generaci�n del 27.

En opini�n de Miguel Soler Gallo, �el que Mercedes Formica no reivindicara una determinada ideolog�a pol�tica con rotundidad en su novela responde al proceso de evoluci�n que sufri� su propia ideolog�a durante los a�os de la contienda, desde una militancia ferviente en Falange hasta llegar a sentirse inc�moda en el franquismo�.

Precisamente, esta reedici�n de Monte de Sancha se enmarca en un rescate de la obra de la gaditana emprendido por Renacimiento, que ya public� un par de a�os antes sus Memorias, en colaboraci�n con el Instituto Municipal del Libro de M�laga. En este otro volumen, prologado por Mariano Vergara, a la hora de abordar las diferencias existentes entre Franco y Primo de Rivera, la autora muestra su convencimiento de que el caudillo se neg� a evitar la muerte del fundador de Falange y a aceptar el canje que le propuso la Rep�blica: ��Qu� pod�a temer Franco de Jos� Antonio?�, llega a preguntarse la escritora.

En los relatos sobre la Guerra Civil espa�ola que atraviesan una parte importante de sus Memorias, Formica tampoco se tapa la boca y se rebela contra tanta barbarie. Ella estaba en contra de aquella guerra. Por eso, no se calla a la hora de desenmascarar los cambios de camisa a los que asisti� entonces. O lo mismo recuerda su relaci�n con importantes poetas del 27 que clama contra el fusilamiento de su admirado Garc�a Lorca: �Dos d�as despu�s, 18 de agosto, asesinaron en Granada a Federico Garc�a Lorca. Durante mucho tiempo me resist� a creerlo�, dej� escrito esta pionera que se atrevi� a luchar por los derechos de la mujer en plena posguerra.

De hecho, seg�n relata en la introducci�n a sus Memorias Mariano Vergara, la abogada logr� en los a�os 50 la reforma de 66 art�culos del C�digo Civil, para que, por ejemplo, �en los domicilios de este pa�s disminuyera el poder absoluto del marido, y si se produc�a una separaci�n la mujer no fuese depositada otra vez en casa de sus padres o en un convento�.

Para ello, lleg� a entrevistarse con el dictador, pese a sus discrepancias con �l, y de aquel encuentro sali� con la sensaci�n de que hab�a sido comprendida, porque Franco tambi�n hab�a asistido, al igual que ella en su casa, a los problemas que vivi� su madre.