Una estrella del cine porno gay | Opinión (original) (raw)
JULIO VALDEON BLANCO
Muerte de un icono. Pocas veces la frase descalza, desgastada de tanto escribirla, enmarca mejor la figura de un hombre. Jack Wrangler fue un icono secreto, de serie B: estrella del cine porno; en concreto, del cine porno gay.
Como un jinete salido de un anuncio de tabaco, como un sue�o rubio que enloquec�a a las plateas de los a�os 70, rein� en solitario en el submundo de las salas oscuras. Sus gimnasias en el jerg�n revolucionaron la idea que se ten�a de estos actores, no por hiperb�licas, que tambi�n, sino por pr�stinas. A diferencia de tantos colegas, que actuaban enmascarados, sal�a al coso a cara descubierta. Sin trampa ni disfraz.
Hijo de un hombre bien situado en Hollywood (productor de la serie Bonanza), Wrangler comunic� sin a�agazas a su familia que su destino pasaba por las producciones h�medas de Sunset Boulevard.Contra lo que pudiera creerse, no conoci� el ostracismo por esa decisi�n. Antes al contrario, recibi� la bendici�n paterna. Los grandes nombres, los artistas que cuentan, aparecen siempre de forma inesperada. Sin �nimo de situar al despeinado cowboy en el pante�n de dioses menores del celuloide o compararlo con las fieras del Actor�s Studio, nadie niega hoy su influencia en el g�nero.
Digamos que cumpli� un papel similar al de Holmes en el cine porno heterosexual. Abri� la caja del placer. Asust� a la Am�rica puritana con sus viajes a la orilla del sexo. Levant� una filmograf�a que pasmaba por lib�rrima. Nos referimos, debe de anotarse, a los d�as en los que la causa homosexual todav�a era objeto de persecuciones, cuando los sucios tambores del miedo mord�an en las esquinas, mucho antes de que la sociedad comprendiera los beneficios de asumir la disparidad, los intrincados laberintos del coraz�n.
Como tantos colegas, vivi� en el filo, inconsciente de que el Sida, la peste cantada por Leonard Cohen, transformar�a los cuerpos desnudos en un «brillante artefacto del pasado». Por fortuna, no se contagi�, aunque el contacto con los ca�dos lo empuj� a abanderar su causa. Infatigable, nunca desisti� en la labor pedag�gica, enfrentado a quienes, como Ronald Reagan, cre�an que el virus hab�a llegado por imposici�n divina. Frente al boato represor, los lobos trajeados y los profetas del apocalipsis, ejerci� un papel l�cido y necesario.
Miembro del Gay Erotic Video Awards Hall of Fame desde 1992 (en Estados Unidos hay un Sal�n de la Fama para casi todo), estaba casado con una mujer, Margaret Whiting, desde 1994. Esto, �nido al hecho de que termin� pas�ndose al cine hetero, aliment� una leyenda de bisexual que lo pon�a en relaci�n con James Dean.En realidad, Wrangler nunca camufl� su homexualidad. El matrimonio con Whiting certificaba m�s un amor plat�nico, una amistad acorazada, que una pasi�n carnal. A su aire, sin claudicar ante los lobos, vivi� como quiso. No le importaron las habladur�as, el chismorreo, el runr�n de los g�nsteres, la condena de quienes consideran la voluptosidad una invitaci�n al Hades.
Fumador imp�dico, lejos de la moral cu�quera que sanciona los necesarios vicios, ha muerto a los 62 a�os v�ctima de un c�ncer de pulm�n. Con casi 90 t�tulos editados, en 2008 fue objeto de un documental bien recibido por la cr�tica. Wrangler, anatomy of an icon cuenta c�mo, y porqu�, el voluptuoso narciso, de cuerpo imp�dico y cerebro bien engrasado, conquist� a varias generaciones.Mucho m�s que un mero �mbolo de repetici�n condenado a las salas m�s cutres del Nueva York que retratara Taxi driver, hizo de las bacanales antorcha pol�tica. Abander� el pen�ltimo cap�tulo de la revoluci�n sexual.
Jack Wrangler, actor, naci� el 11 de julio de 1946 en California (EEUU) y muri� el 7 de abril de 2009 en Nueva York.