Mario I de Albuñán y V de Alemania (original) (raw)

JESUS JAVIER PÉREZ |

Sábado, 28 de junio 2008, 14:56

Por increíble que parezca, el éxodo migratorio de españoles a Alemania de los 60 ha dejado paisanos granadinos hasta en... la selección germana de fútbol. No hay más que repasar la alineación que se enfrentará a España en la final de la Eurocopa. El jugador Mario Gómez tiene doble nacionalidad, alemana y española. Es nieto de José Gómez y Torcuata García, nacidos en el pueblo de Albuñán, en Granada, de donde partieron en 1966 hacia Alemania en busca de una vida mejor.

¿Y qué puede hacer un pueblo de 500 habitantes si uno de sus vecinos juega el domingo la final de la Eurocopa contra España? Pese a la contrariedad emocional que esto pueda suponer, parece que el dilema no es tal para los albuñaneros. El pueblo lo tiene claro: quiere que gane España. Eso sí, desean que algún gol alemán lo marque su paisano «y traiga el balón firmado», comentan en el Bar El Cordobés de Albuñán.

Albuñán es un pequeño pueblo de la comarca de Guadix, situado en las faldas de la cara oculta de Sierra Nevada. Actualmente tiene unos cuatrocientos habitantes y como otros tantos pueblos de la zona la emigración se llevó a muchos de paisanos en décadas pasadas.

La historia del delantero teutón es la de tantos otros españoles. Mario es nieto de unos vecinos de Albuñán que dejaron el pueblo a finales de los sesenta. Su abuelo, José Gómez, marchó a Alemania y allí trabajó en un vivero en una localidad cercana a Stuttgart. Poco tiempo después le acompañaron su mujer, Torcuata García, y sus hijos y ahí empezó el lío.

José cumple los 77 años en julio y ha pasado buena parte de su vida entre dos mundos. Alemania le ha dado mucho confiesa. Allí se han criado sus hijos y sus nietos, que no es poco. Entre lo mucho que le ha dado el país del Rin ha sido un nieto que es un ídolo del fútbol germano.

Sin embargo, la presencia del nieto en la delantera alemana le da cierto dolor de cabeza: «Si juega mi nieto querré que gane Alemania, pero si no juega iré con España, porque yo a España la quiero mucho». Su mujer, Torcuata García, sentada junto a él, desenrolla un póster de su nieto en el que se lee el sobrenombre que le dan en el país de la cerveza y la salchicha: Tor-rero. Puestos a hablar de tópicos, todos son buenos para diferenciar a este nieto de emigrantes que mañana perderá o ganará ante España.

Sin embargo, José confiesa que él nunca ha sido mucho de fútbol y que lo que realmente siempre le ha gustado han sido los toros. ¡Olé! Eso justifica el sobrenombre deportivo de Mario, además del gesto torero con el que el delantero del Stuttgart celebra sus goles. El amor por un nieto lo puede todo y si José no era muy aficionado al fútbol, ahora no se pierde un partido en el que juegue Mario y, para ello ,su casa dispone de la correspondiente antena parabólica, para no perderse un partido de la liga alemana. Tanto es así, que José y Torcuata no conocen ni a un solo jugador de la Roja... Bueno, sólo a Raúl, pero esa es otra historia.

Los abuelos esperan con impaciencia que llegue el momento. Y es que el seleccionador alemán, Jürgen Löw, no ha contado con su nieto en los dos últimos partidos ¿Contará con el Tor-rero para la final? El dilema parece que también lo puede tener el entrenador. Los abuelos ignoran que si su nieto es titular o suplente en Viena nadie le quitará el ser campeón de Europa llegado el caso, aunque todos deseamos que se conforme en esta ocasión con ser subcampeón. Ellos, insisten, sólo quieren que gane Alemania si su nieto juega la final.

Una calle

Si Mario logra batir mañana a Iker y su gol le cuesta la tercera final de su historia a España, la alcaldesa, Encarnación Cruz (PSOE), está decidida a proponer al pleno de la localidad que una calle de la localidad lleve el nombre de Mario Gómez. También si no lo anotase. La alcaldesa quiere ver marcar a Mario, eso sí, pero que España marque al menos uno más.

La Eurocopa 2008 es distinta a todas las demás en Albuñán, confiesa la alcaldesa. Cruz ha podido constatar que este año nadie se está perdiendo un partido, juegue España o Alemania y que la semifinal de ésta frente a Turquía se vivió con toda la intensidad de un partido español. Cruz cruza los dedos y repite: «Que marque Mario por Alemania y España, uno más».

Para un pueblo como Albuñán es un honor tener un deportista de élite, un buen deportista y buen vecino los pocos días de verano que pasa con sus abuelos cada año en el pueblo. Pese a ser uno de los jugadores más celebrados en Alemania Mario se pasea por las calles de Albuñán con toda la naturalidad del mundo. Pase lo que pase en Viena, a Mario se le espera con todo el cariño del mundo en Albuñán.