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GALERÍA DE FOTOS DE TORRE DE LOS INGLESES
Fotos de Andrés Manrique
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LA TORRE DE LOS INGLESES
Con motivo del centenario de nuestra independencia las distintas colectividades decidieron participar de los festejos, ofreciendo monumentos como testimonio de agradecimiento hacia la Nación Argentina. Así es como varios miembros de la colectividad británica se constituyeron para tal efecto.
El 18 de setiembre de 1909, el Congreso de la Nación promulgó la Ley N06.368 por la cual se aceptaba el ofrecimiento de los residentes británicos de levantar una columna monumental en conmemoración del Centenario de Mayo y delegaba en la Municipalidad de Buenos Aires la aprobación de los planos y su ubicación.
El 10 de diciembre del mismo año, el Honorable Concejo Deliberante autorizó la erección del monumento en la manzana comprendida entre las calles Maipú, Paseo de Julio y la Plazoleta Saavedra.
Ese lugar estaba ocupado por la primitiva Compañía de Gas, frente a la estación Retiro, en lo que hoy es la Plaza Fuerza Aérea Argentina.
Se llamó a concurso para seleccionar y premiar un boceto. El jurado estaba constituido por el ingeniero Horacio Greglia el arquitecto Alejandro Christophersen y el señor J. J. Toyer. Se otorgó el primer premio de $ 2.000 mm. al proyecto presentado por el ingeniero Ambrose Poynter; el segundo premio le correspondió al señor Lauriston Conder.
Todos los trabajos fueron expuestos a partir del 24 de febrero de 1910 en el Salón del Bon Marché, posteriormente llamado Galerías Pacífico.
Al morir Eduardo VII, el 6 de mayo de 1910, Gran Bretaña fue el único país que no envió una delegación a las fiestas del Centenario, por lo que la piedra fundamental fue recién colocada el 26 de noviembre de 1910. A la ceremonia concurrieron el doctor Victorino de la Plaza, el ministro del Interior doctor Indalecio Gómez, el intendente, doctor Joaquín Anchorena, los señores Walter B. Townely, ministros y altas autoridades. A la ceremonia asistieron también, marinos del acorazado inglés "Amethyst", que se encontraba en el puerto de Buenos Aires y su comandante, el almirante A. M. Faquhar.
Ambrose Poynter era nieto de un importante arquitecto del mismo nombre, miembro fundador del Royal Institute of British Architects en 1834. Su padre fue Eduard John Poynter, presidente de la Real Academia de Londres.
Concibió la torre en estilo Renacimiento tendencia imperante en Inglaterra, a fines del siglo XVI, época de la segunda fundación de Buenos Aires.
La torre, llamada comúnmente "de los ingleses", de acuerdo con la Ley 6.338 fue considerada "columna monumento conmemorativo del Centenario de Mayo", aunque más tarde de acuerdo con las características de la obra ya terminada fue denominada "torre" y no "columna". Es de forma cuadrangular y está orientada hacia los cuatros puntos cardinales.
Los materiales empleados en la construcción fueron cemento y piedras "portland" y ladrillos de máquina rojos del tipo "Leicester".
Al comenzar la obra como se utilizaron parte de los cimientos del gasómetro, cuya profundidad alcanzaba a más de quince metros y en parte cimientos nuevos, surgieron varios inconvenientes.
La Oficina de Construcciones del Municipio de la Capital se hizo cargo del control de cargas y presiones del monumento, en sus diversos pisos y de la resistencia de los materiales. La compañía encargada de la construcción de la torre fue "Hopkins y Gardom" y todo el personal técnico, como los materiales, salvo la arena y el agua, fueron traídos de Inglaterra. Su altura total es de 75,50 m. y consta de ocho pisos y la base de la misma mide 280 m2. El costo de la obra se calculó en 90.000 libras esterlinas.
Se halla emplazada sobre una plataforma con cuatro escaleras de acceso. Sobre los balaustres de cada una de ellas, se instalaron dos faroles también de procedencia inglesa, según se lee en la base de los mismos: "Bromgrove Guild England". En los ángulos de este basamento cuadrangular se forman cuatro pequeñas fuentes con cabezas de leones, como vertederos y pilas que reciben el agua.
Jerarquizando la entrada principal, orientada hacia el oeste y repitiéndose en cada una de las otras caras, encontramos dos columnas de fuste anillado que sostienen un friso, donde alternan triglifos y metopas, ornamentadas estas últimas con soles y diferentes emblemas del imperio inglés. Podemos reconocer, entre otros, la flor del cardo (que a partir de 1540 se la reconoce como emblema nacional) la rosa de los Tudor, el dragón rojo de Wales, el trébol de Irlanda, etcétera.
Sobre este friso, a la altura del primer piso, se encuentran alternados los escudos de Argentina y de Gran Bretaña. De este último podemos mencionar al león y al unicornio rampantes, emblemas de Inglaterra y Escocia respectivamente y las dos frases escritas en francés. La primera "Dieu et mon droit" y la segunda "Honi soit qui mal y pense".
Sobre la puerta principal, está escrito "al gran pueblo argentino", los residentes británicos, salud, 25 de mayo 1810-1910".
La torre sostiene una cúpula de forma octogonal cubierta de láminas de cobre y cabriadas de acero, sobre cuya cima gira una veleta, que representa una fragata de tres mástiles de la época isabelina.
A la altura aproximada de 50 m. del nivel del suelo, está ubicada la terraza, a la que se llega por un ascensor y desde la que se podía apreciar una hermosa vista panorámica de la ciudad. En la actualidad no se permite el ingreso a la torre.
Sobre esta terraza se encuentra el reloj, cuyos amplios cuadrantes (de 4,40 m. de diámetro) están hechos con piezas de opalina inglesa pero con ciertas modificaciones porque un fuerte granizo las estropeó y hubo que reemplazarlas por vidrieras coloreadas. El funcionamiento del reloj es a péndulo y pesas.
Sobre los cuadrantes se encuentran las cinco campanas de bronce que son las voces sonoras del reloj. La de mayor tamaño pesa unos siete mil kilos y el carrillón que marca los cuartos es de tres toneladas e imita al de la Abadía de Westminster.
El mecanismo funciona silenciosamente, con el balanceo del péndulo que pesa 100 kilos y mide cuatro metros de largo. La cuerda del reloj y de las campanas se cargan automáticamente por un sistema electromecánico y en caso de una falta de corriente o avería en uno de sus tres motores, se cargan a mano, con una manivela especial.
En noviembre de 1923, por un decreto del Poder Ejecutivo se determinó que sería hora oficial, la que indicara el reloj de esta torre.
En 1964 el reloj experimentó un desperfecto y fue necesario rehacer el áncora. En 1967 no llegó a dar las doce. En 1975 también se detuvo y lo mismo sucedió en junio de 1981. Los técnicos relojeros, que se ocupan del control horario, lubricación, limpieza y reparaciones del reloj, pertenecen al sector relojería del Departamento de Talleres de la Municipalidad. (*)
(*) Fuente: María del Carmen Magaz y María Beatriz Arévalo, Plaza San Martín (y otras), Municipalidad de Buenos Aires, Instituto Histórico de la Ciudad, 1985, pp.179-182.