Videomensaje del Santo Padre con motivo del XX de la fundación de la “Federación latinoamericana de Colegios de la Compañía de Jesús” (FLACSI) (10 de junio de 2021) (original) (raw)
VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE CON OCASIÓN DEL XX DE LA FUNDACIÓN DE LA FEDERACIÓN LATINOAMERICANA DE COLEGIOS DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS (FLACSI)
(10 de junio de 2021)
Queridos hermanos y hermanas de la comunidad educativa de FLACSJ
Una reflexión festejando los veinte años de la Federación. Digo festejando porque todo paso adelante siempre es motivo de fiesta.
Jesús es el modelo que nos enseña a relacionarnos con los demás y con la Creación. Él nos enseña a salir afuera, a encontrarse con los pequeños, con los pobres, los descartados. Siempre buscaba a esa gente Él. Que nuestros colegios formen corazones convencidos de la misión para la cual fueron creados, con certeza de que «la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los demás» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 10). La vida que se guarda termina siendo un objeto de museo con olor a naftalina, y no ayuda eso.
Deseo que los colegios sean «colegios posadas», es decir, donde puedan recomponer heridas propias y ajenas; colegios de puertas abiertas reales y no sólo de discurso, donde los pobres puedan entrar y donde se pueda salir al encuentro de los pobres. Ellos encarnan la sabiduría evangélica, que es la óptica privilegiada desde la cual tanto podemos aprender. Colegios que no se enrosquen en un elitismo egoísta, sino que aprendan a convivir con todos, donde se viva la fraternidad, sabiendo que todo está conectado (Laudato si’, 138), y recordando que la fraternidad no expresa, en primer lugar, un deber moral, sino más bien la identidad objetiva del género humano y de toda la creación (Instrumentum Laboris, Pacto Educativo Global). Esa fraternidad… Somos creados en familia, como hermanos.
Deseo que vuestros colegios enseñen a discernir, a leer los signos de los tiempos, a leer la propia vida como don para agradecer y compartir. Que tengan una actitud crítica sobre los modelos de desarrollo, producción y consumo (cf. Laudato si’, 138) que empujan vertiginosamente hacia la inequidad vergonzosa que hace sufrir a la gran mayoría de la población mundial. Como ven, mi deseo es que los colegios de ustedes tengan conciencia y creen conciencia.
Que sean colegios discípulos y misioneros (Aparecida). Quiero animarlos a seguir trabajando juntos, veinte años más y veinte años más y veinte años más, sumados al Pacto Educativo Global, y les agradezco el servicio de promover la fe y la justicia.
Sigan adelante en esta misión que les fue encomendada. Que Dios los bendiga, que la Virgen los cuide y recen por mí. Gracias.