Antolín Monescillo Viso en la Enciclopedia Espasa (original) (raw)

Antolín Monescillo y Viso

Biog. Cardenal y escritor español, n. en Corral de Calatrava (Ciudad Real) el 2 de Septiembre de 1811 y m. en Toledo el 11 de Agosto de 1897. A los doce años comenzó sus estudios en Toledo y los continuó con gran aprovechamiento hasta obtener los grados de licenciado y doctor en teología. Por su amor al estudio y viva inteligencia, granjeóse el aprecio de sus profesores, que quisieron tenerle a su lado, y así, desempeñó varias cátedras en el Seminario de Toledo, hasta que en 1835 obtuvo por oposición un curato de dicho arzobispado. Nombrado vicario general de Estepa en 1847, pasó cinco años más tarde a Granada como canónigo. y poco después a Toledo con la dignidad de maestrescuela, hasta que en 1861 fue electo obispo de Calahorra y la Calzada, y en 1865 se le trasladó a la silla episcopal de Jaén. Formó parte de las Cortes Constituyentes de 1869, y así tuvo ocasión de darse a conocer como hábil y aventajado orador parlamentario, especialmente en la discusión de la totalidad del proyecto constitucional que le dio motivo para pronunciar un notable discurso en favor de la unidad religiosa. Esto no obstante, permaneció alejado de la vida política en las sucesivas Cortes como protesta al nuevo régimen constituido. En 1877 fué propuesto por el Gobierno conservador para la sede archiepiscopal de Valencia, en donde entró el 5 de Octubre del mismo año, haciéndosele un solemne recibimiento. En esta diócesis durará mucho tiempo el recuerdo del prelado, que supo ganarse el cariño y respeto de todos en épocas difíciles y azarosas. En la escasez horrible que en los años 1886-87, asolaba aquella región, no sólo consiguió con su elocuencia despertar la caridad de los ricos, sino que, predicando con el ejemplo, vendió su coche y empeñó sus alhajas y hasta su paga para atender al socorro de los desvalidos. Por su energía, su celo y su caridad inagotable, supo hacerse querer de todos, como se demostró al ser preconizado en Julio de 1892, dícese que por indicación del propio papa León XIII, arzobispo de Toledo. Entró en esta ciudad en Agosto de 1892, después de haber tomado el palio en Madrid, en la capilla del palacio de los condes de Guaqui. Aunque alejado de la política desde muchos años antes, en los últimos tiempos de su vida evolucionó hacia el partido tradicionalista, y al ser autorizado el culto de los protestantes en público, protestó por escrito. Mostróse partidario también de la celebración de un Concilio nacional para marcar de una manera precisa la división de lo temporal y lo espiritual. En Noviembre de 1894 fue víctima de un grave accidente que puso en peligro su vida, y por la misma época publicó una carta dirigida al cardenal Vaughan, arzobispo de Westminster, defendiendo la política de reconciliación entre los anglicanos y el papado. Era cardenal desde 1881, habiéndole impuesto la birreta cardenalicia el rey Alfonso XII. Dotado de una cultura extensa y maestro en el habla castellana, fue el cardenal Monescillo un orador de primer orden y un escritor notable. Desde su juventud publicó en los periódicos gran número de bien documentados artículos en defensa de la religión, que halló en él uno de sus más celosos propagadores. Sus pastorales son modelos en su género, y otro tanto se puede decir de sus Sermones y Panegíricos, reunidos en seis tomos. Publicó también un Manual del seminarista y un Catecismo, y entre sus trabajos periodísticos merece especial mención una serie de artículos sobre Disciplina eclesiástica, que fueron favorablemente comentados. Tradujo y comentó la Historia elemental de la Filosofía del francés Bouvier (1846), a la cual añadió una noticia sobre el desarrollo del pensamiento español desde el siglo V. Cultivó, y también con acierto, la amena literatura, y en los últimos años de su vida escribió una Salve a la que puso música el maestro Mancinelli y fue cantada por primera vez en el templo de San Francisco el Grande de Madrid (8 de Diciembre de 1892).