Eduardo de Santisteban, Tratado de las relaciones internacionales de España, por Facundo Goñi (original) (raw)

bibliografía

Tratado de las relaciones internacionales de España, lecciones pronunciadas en el Ateneo de Madrid por D. Facundo Goñi

Con este título hemos visto anunciada en los periódicos de la capital una obra, que procuraremos examinar desde luego, tanto por ser la primera producción literaria del Sr. Goñi, conocido ya ventajosamente en esta corte, cuanto porque a la verdad hay pocos trabajos dignos de ser leídos en este género.

Comprende el tratado del Sr. Goñi once lecciones, que cada una puede considerarse como un cuadro acabado de nuestra historia; en ellas se desenvuelve con una claridad, precisión y verdad poco comunes la política europea, nuestro poderío nacional, la consideración especial de nuestro país con relación a las demás potencias, el estado actual de nuestras relaciones diplomáticas con Francia, Inglaterra, Portugal, Roma, las potencias del Norte, las que existen con algunos estados subalternos de fuera y dentro de Europa, concluyendo el autor con algunas observaciones acerca del sistema de política exterior que mas conviene a España.

La sola enunciación del contenido de este libro basta para comprender cuán necesaria era en España una obra como la presente, en esta época esencialmente política; en este siglo de progreso, en el que todos los países, desde uno a otro polo, se comunican más o menos; fecundo en acontecimientos que modifican por necesidad la política exterior de las naciones en la misma proporción que aquellos aparecen y se desarrollan.

Bajo dos aspectos puede considerarse esta obra, uno y otro muy ventajosos. El uno, como obra nueva y única en su género; el segundo, con relación a sus formas, útil para los jóvenes que procuran dedicarse a los estudios serios, cuanto para nuestros hombres públicos, cuanto para la enseñanza, digna de ser estudiada en sus formas también, como un modelo de erudición y de filosofía, como un tratado en el que abundan curiosísimas y muy oportunas observaciones, como una muestra en fin de la rectitud, del buen juicio, de la inteligencia y del imparcial criterio del Sr. Goñi: bajo uno y otro aspecto, como cuerpo de doctrina y como un trabajo digno de aprecio por su ejecución, es utilísima la obra del Sr. Goñi, reclamada hace mucho tiempo por la juventud estudiosa, y a no dudarlo ocupará entre las producciones del siglo un lugar muy distinguido.

Examinémosla ligeramente, y ojalá que pudiéramos trasmitir a nuestros lectores en tan pocas palabras un pálido reflejo de lo que contiene de más importante.

En España los estudios históricos están en el mayor abandono, y no ciertamente porque no se haya escrito mucho y variado en este género, sino por la confusión y el caos, por la falta de orden y de método que generalmente preside a los trabajos de casi todos los modernos historiadores; esto solo, y las dificultades nacidas de la esencia misma del asunto sobre el cual el Sr. Goñi ha escrito, nos demuestra los muchos escollos que el autor ha superado, obstáculos que hacen este trabajo más interesante y de un mérito incontestable.

El objeto que el Sr. Goñi se ha propuesto en sus lecciones es oscuro y árido de suyo; acerca del hay, es verdad, copia innumerable de datos, pero consignados de tal modo en la historia y en los manuscritos, que fuera mejor que no existiesen: son hechos que si bien no están sujetos a un riguroso pulimento, el autor, al hacerse cargo de ellos, tendrá que considerarlos con exquisita prudencia, con un juicio superior, con el sano e imparcial criterio, con el tino en la elección y la equitativa apreciación de los sucesos en la política exterior de las naciones, y en el modo de existir de cada una: circunstancias todas que reúne el señor Goñi, que están bien consignadas en este tratado, y que la auguran un brillante porvenir. Cada una de estas lecciones, consideradas con mas detención, es un cuadro perfecto de nuestras vicisitudes en la época a que se refiere, un juicio crítico notable de cada uno de los tratados que se han celebrado en nuestro país, reflexiones muy acertadas, que revelan la severidad literaria del Sr. Goñi, tanto en la elección de los hechos que directamente han influido en nuestro poderío nacional, cuanto en la reseña histórica, de la que por necesidad había de desprenderse la celebración de aquellos tratados, que verdaderamente constituyen nuestras relaciones exteriores.

Una observación haremos al autor de este tratado, que acaso será injusta, pero que puede dispensársenos en gracia de nuestro buen deseo: y es la necesidad de haber dado mayor extensión a estas lecciones a su publicación: en buen hora que el autor desde la cátedra se hubiera limitado a explicar lo que ha publicado; pero decidido a hacer una publicación, y convencido de la necesidad de ella y de lo difícil de que cualquiera otra persona la hubiera hecho completa, debiera haberla dado más extensión, a trueque de retardarla algunos días. Tan convencidos estamos de tal necesidad, como que apenas creemos pueda escribirse nada bueno, si no se empieza por disipar las preocupaciones y los errores, que solo la ignorancia o la intriga han hecho cundir acerca de nuestros principales tratados, respetados en algunos tiempos por los políticos más consumados, por nuestros más esclarecidos diplomáticos; errores que los hubiera hecho desaparecer el Sr. Goñi, después de escribir con la elevación con que están caracterizados todos sus trabajos, después de llevar la claridad y la luz al campo desconocido hasta ahora de la política y de la diplomacia, dando a las cuestiones toda la extensión que ellas mismas reclaman, consideradas bajo el aspecto político o filosófico. El Sr. Goñi ha echado los cimientos de una grande obra, que solo él, por las circunstancias que le adornan, por sus estudios especiales, y por el giro que ha dado a sus escritos, podrá terminar satisfactoriamente: pero no basta esto; la moderna literatura y la juventud estudiosa esperan mucho más del autor de este tratado: el Sr. Goñi ha bosquejado un cuadro que ha admirado a cuantos han contemplado sus grandes dimensiones; se ha presentado ante el mundo literario lleno de esperanzas y de porvenir, y estamos seguros de que en el desinterés y amor a las ciencias, de que tantas pruebas nos ha dado, no dejará defraudados los deseos de sus numerosos amigos.

Mucho desearíamos que la extensión de este periódico nos permitiera considerar separadamente alguna que otra de las lecciones consignadas en este tratado, pues haríamos notar todavía mas la modestia literaria del Sr. Goñi, su elevación y el sencillo desempeño de toda su obra; también nos detendríamos en sus juiciosísimas observaciones, tanto en lo relativo a los sucesos notables ocurridos en España en los diversos tiempos que recorre, cuanto al sistema de política exterior que más le conviene. Cuestiones son estas que deben llamar la atención de los escritores, y sobre todo la de nuestros hombres públicos, pues son los verdaderamente interesados en estos adelantos.

Felicitamos por último al Sr. Goñi por el brillante desempeño de su obra, y esperamos que tomando en cuenta nuestras observaciones, desenvolverá los grandes rasgos que ha trazado en su obra, y al mismo tiempo rogamos al Gobierno, que después de convencido de la utilidad que en sí encierra, y siendo un tratado el que nos ocupa análogo a las materias que deben estudiarse para aspirar al doctorado en Jurisprudencia, le dispense la protección que merece, ya que no pueda ser adoptado en las universidades, sirviendo aquella de poderoso estimulo a su autor para sus ulteriores tareas.

E. S.