Gustavo Bueno / Imponer 'Uvieu' es ridículo / La Voz de Asturias (original) (raw)
Gustavo Bueno Martínes. El profesor se encuentra en Llanes descansando y pensando. |
JAVIER DE LA PUENTE. Oviedo
—Acaba de regresar de Santo Domingo de la Calzada, la ciudad que lo vio nacer, ¿hay mucho contraste entre las dos ciudades o por el contrario tienen puntos en común?
—Durante mi estancia en Santo Domingo, el ex alcalde y algunos otros amigos me hicieron ver que los gentilicios de la dos ciudades, calceatense y ovetense, tienen una misma terminación, posiblemente latina –aunque eso debería ser mi hermano Alarcos el que lo estudie– y no muy habitual.
—¿Sólo se parecen en el gentilicio?
—También en el componente eclesiástico que las dos tienen. Ambas ciudades tienen catedral, son sede episcopal, parte del Camino de Santiago, y tienen condiciones similares. Recuerdo además que, cuando ocupamos el edificio de la plaza Feijóo, los pocos directores de departamento que éramos entonces, pudimos elegir despacho y yo cogí uno desde el que se veían unos balcones que me recordaban a los de mi casa natal.
—¿No se sentiría muy extraño entonces cuando llegó a Oviedo, procedente de Salamanca?
—No. Fue como volver a mi casa. 0 mejor, como regresar a casa de mis abuelos. Mi padre había sido médico en México y pasabamos los veranos en Llanes. Todavía recuerdo que le paraba gente por la calle y le recordaba que había sido paciente suyo en México.
—¿Tiene algún reconocimiento en su ciudad natal, parecido al que le otorga Oviedo?
—No. Pero soy Medalla de Oro de La Rioja. Me la impusieron en un acto solemne en San Millán de la Cogolla... Volviendo a las relaciones entre Oviedo y Santo Domingo, hace algunos siglos era muy común que los organistas de la Catedral de Santo Domingo vinieran a Oviedo, a modo de ascenso. Se conservan algunas partituras de aquellos organistas que son magníficas. La música siempre ha sido muy importante para Oviedo y quizá de aquellos momentos venga la afición tan grande por la música.
—¿Ese componente eclesiástico ha sido entonces determinante para las dos ciudades?
—Evidentemente. Había libros, bibliotecas, seminaristas, gentes con las que conversar de temas muy diversos...
Las frases | |
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«Venir aquí fue como volver a mi casa. 0 mejor, como regresar a la casa de mis abuelos»«La música siempre ha sido importante para esta ciudad» «Nunca entendí cuando algunos me llamaban 'Foriatu' porque no era de aquí» | «Creo que Damborenea dice la verdad. No ha dicho nada nuevo pero ha aportado datos muy precisos» «En Oviedo se refuerzan las características propias de capital del Principado de Asturias, junto con los símbolos que eso conlleva» |
—Pero, todo esto ha cambiado mucho...
—Ha cambiado, pero quedan residuos. El más importante es la Catedral, pero también la influencia del Camino de Santiago, iglesias, una población muy abierta a influjos exteriores, muy cosmopolita. No olvidemos que Oviedo tiene una calle, Gascona, dedicada a los franceses. Por eso nunca entendí cuando algunos me llamaban foriatu para molestarme porque no era de aquí. Ahora ya no me lo pueden llamar.
—Cuando se habla de cambios en una ciudad siempre se suele referir uno al trazado urbano pero, en la forma de ser de la gente, ¿ha cambiado Oviedo desde el año 1960?
—Ha cambiado mucho el modo de vida. El nivel de vida. Ahora, por ejemplo, la ciudad queda vacía los fines de semana. Además las características propias de capital del Principado se refuerza, junto con los símbolos que eso conlleva. Por más que algunos se empeñen en cambiar el nombre en los letreros por el de Uvieu.
—Entiendo que no le gusta mucho esa denominación...
—Ovetense es un gentilicio de prestigio. Ser ovetense es distinto de ser soriano. Lleva consigo un prestigio, un nivel cultural y el peso de la historia. Es ridículo intentar imponer una terminología aldeana y doméstica. Yo reto a los que defienden esa terminología a que me digan cuál sería el gentilicio de Uvieu. Pretender imponer esto es una broma y quienes lo intentan hacen el ridículo.
—Durante algunos años, para algunos estamentos usted era poco menos que el diablo...
—Y también ahora. Hace poco iba por la calle, y me crucé con tres monjas. Una de ellas me reconoció –acababa de salir en un programa de televisión– y según me vió se santiguó. Algo de esto ha cambiado gracias a gestos como el del alcalde que me propuso para hijo adoptivo. Es un ejemplo de liberalidad.
—Cambiando de tema. ¿Quién cree que dice la verdad Felipe González o Damborenea?
—Damborenea, con toda seguridad. Aunque no ha dicho nada nuevo sí ha aportado datos más precisos. Poner en duda su declaración por pequeños detalles es oligofrénico.