Nuevos datos sobre algunos escritores de filosofía (original) (raw)

Emeterio Valverde Téllez (1864-1948) · Crítica filosófica o Estudio bibliográfico y crítico de las obras de Filosofía escritas, traducidas o publicadas en México desde el siglo XVI hasta nuestros días (1904)


Capítulo VIII

YA hemos dicho que nuestro fin en esta obra es insistir en el trabajo comenzado hace quince años, y describir, como en un mapa, las diversas corrientes del pensamiento filosófico en México; apenas podremos gloriarnos de haber acumulado, más que ningún otro, datos sobre autores y libros que traten de esta materia. No faltará quien venga después a dar mejor orden y forma a la historia; preparémosle los materiales al venturoso arquitecto que venga a levantar el edificio.

1º Hay en nuestra Biblioteca Nacional un libro que el Catálogo menciona así:

Descartes Renatus, | Discurso sobre la influencia de la filosofía en las costumbres y en la legislación de los pueblos. | Traducción del francés por José María Tornel. | México. | 1832. | Imp. de Galván. | 1 vol. 4º pasta.{70}

El traductor es, a no dudarlo, el Gral. D. José María Tornel y Mendívil, que fue varias veces Ministro de la Guerra desde Enero de 1835, hasta el 11 de Septiembre de 1853. De este señor dice Rivera Cambas: «El Sr. Tornel pasaba entonces, (última época de Santa-Anna), por defensor de [114] los principios federales y por amante de la libertad... el 11 de Septiembre de 1853... murió a las diez de la mañana, en Tacubaya, el Ministro de la Guerra y Marina D. José María Tornel y Mendívil, a consecuencia de un violento ataque de apoplejía, viniendo a dejar en el círculo santanista otro vacío difícil de llenar, pues no solamente era verdadero partidario de Santa-Anna, sino que a su vasta instrucción reunía la influencia de sus numerosas relaciones, y conoció bien a los hombres públicos, porque sin interrupción había estado en la escena política desde los primeros acontecimientos de la lucha por la independencia; había sido gobernador del Distrito, senador, diputado, ministro de Estado, y representante de México en el exterior. Siempre opinó por el establecimiento de numeroso ejército; era elocuente orador y escritor notabilísimo, que con justicia mereció el nombre de literato; entre sus mejores escritos encuéntrase la refutación que hizo de la Historia de México escrita por el Sr. Alamán; y como diplomático, firmó el tratado por el cual México se asoció a otras naciones, en la filantrópica empresa de abolir el tráfico de esclavos; amigo de las ciencias y de las letras, empeñábase cuanto le era posible en generalizar la instrucción en las masas, obrando en consonancia con la compañía Lancasteriana; siendo Director del Colegio de Minería, lo mejoró notablemente, abriendo a la juventud nuevas carreras.»{80}

Frejes Francisco, | Arte de pensar de expresar nuestros pensamientos, | México. | 1839. | Impreso por J. Ojeda. 1 vol. 8º pta. Catálogo de la Biblioteca Nacional.

3º Decíamos en nuestras Apuntaciones, parte III, cap. II, que aún no podíamos precisar quién había sido el autor de los artículos que sobre la Historia de la Filosofía se publicaron en El Católico, (México, año 1845); mas ahora, vemos que el erudito Doctor D. Agustín Rivera, seguramente con [115] fundamento, atribuye tales escritos al Doctor D. Basilio José Arrillaga, Provincial de los jesuitas de México.{81}

Acerca de este grande hombre, se ha dignado facilitarnos el Sr. Canónigo D. Vicente de P. Andrade las notas siguientes: «P. Dr. Basilio Manuel Arrillaga y Balcarcel. –Nació en México en Junio 1º de 1791, ingresó al Seminario Conciliar en 1800 para aprender latinidad, filosofía y derecho civil, como lo consiguió con notabilísimo aprovechamiento, habiendo estudiado en lo particular el canónico; recibió en la Universidad los grados de Bachiller; siendo diácono el de Licenciado en cánones el 10 de Julio de 1813, y el de Doctor el día 18 del mismo mes y año.

«En su Seminario fue bibliotecario, así como de la Catedral; fue Prefecto de estudios; enseñó latín durante cuatro años; se opuso a varias cátedras; recibió las órdenes sagradas; y vistió la sotana de jesuita en 28 de Julio de 1816. En 1821 fue electo diputado a Cortes, a las cuales no concurrió por haberse consumado nuestra independencia; el Emperador Iturbide lo nombró Ayo de sus hijos; Cura coadjutor de San Marcos en Puebla, fue allí Rector del Carolino, donde enseñó ambos derechos; fue Censor eclesiástico, Examinador Sinodal; primer Capellán de las Religiosas Brígidas de México.

«Recibió el nombramiento de Provincial en 14 de Junio de 1855.

«En la Universidad fue catedrático; fue Vicerrector en 1823, de 1844 a 1849, en 1857, 1858 y 1861 hasta la extinción de dicho establecimiento.

«Fue varias veces Diputado al Congreso general, e individuo de los Notables en 1863.

«También fue propuesto para obispo de Michoacán.

«Murió en México a 20 de Julio de 1867.

«Escribió docta y gratuitamente en El Defensor de la [116] Religión, periódico de Guadalajara; –para la Academia Moral de Puebla; –Zurribanda política; –Patronato nacional; –Observaciones críticas a la obra del Dr. D. Joaquín Lorenzo Villanueva; –Apología de las Misas de San Gregorio; –Observaciones a la Memoria del Ministerio de Justicia, 1835; –Cartas al Dr. Mora, 1839; –Apología de la V. Madre Agreda, 1844; –Historia de la Filosofía, 1846 y 1847; –Apología del Josafat, 1849; –Sobre el Dictamen contra el Nuncio Monseñor Clementi, 1852; –Correcciones y notas al Catecismo del P. Ripalda, 1852; –Gracias por el restablecimiento de la Compañía, 1853; –Exposición sobre el derecho de propiedad de los jesuitas al Colegio de San Gregorio, 1855; –Notas al Concilio III Provincial Mexicano, 1859; –Refutación al Abate Testory, 1865; –Apéndice a la obra del P. Franco, 1867.

«Dejó un Compendio de Derecho Municipal de Indias que comprende 300 artículos; –Adiciones al Ferraris; –73 observaciones sobre la inteligencia de la Sagrada Escritura; –616 artículos de miscelánea eclesiástica. (Relacion de méritos, 1842. Dávila II - 193, 194, 223, 255, 258, 259, 279, 305, 320, 322).»{82}

El nunca bien llorado Señor Deán de la Iglesia Metropolitana de México, Dr. D. José Joaquín Uría, que conoció y trató íntimamente al Sr. Arrillaga, nos decía, que este sabio para aprovechar como es debido la continua lectura, sin fiarse sólo del talento y la memoria, había formado un índice manuscrito, Pico de la Mirándola le hubiera puesto de omni scibile, en el cual iba anotando cuanto de nuevo encontraba en los libros; cuando se le preguntaba o consultaba, o bien cuando quería tratar algún punto, hacíalo de tal modo, o respondía, o dictaminaba acumulando autoridades y [117] formando contundentes raciocinios, que parecía agotar la materia. ¡Qué método tan útil!, ¡cuánto tiempo hemos perdido el lecturas ligeras que casi en el mismo momento se evaporan! Era por tanto eruditísimo, lo prueba cualquier artículo suyo. Hemos oído narrar una anécdota; el Sr. Arrillaga y el General Tornel eran rivales en ideas, y se rebatían mutuamente en la tribuna del Congreso; en cierta ocasión habló el General de asuntos de milicia, seguro de que el jesuita no habría de saltar a la palestra; pero, ¡cuál sería su sorpresa al ver que el Padre toma la palabra, discurre con aplomo, y hasta emplea con suma propiedad el tecnicismo de la ciencia de las armas! No pudo menos que exclamar: este padre huele más a pólvora que a incienso.

El Dr. Arrillaga escribió las muchas e instructivas notas que ilustran el Concilio III Provincial Mexicano, publicado en latín y castellano por D. Mariano Galván Rivera en 1859; más, creemos ser de justicia que la Historia recoja el nombre del traductor del referido Concilio: lo fue el Presb. Lic. en Teología I). Miguel Velázquez de León, último Secretario de la extinguida Universidad mexicana, a la que poco sobrevivió.{83}

4.º Tratándose del Lic. D. Antonio María Vizcayno, en nuestras Apuntaciones históricas, lib. III, cap. V, nada pudimos decir acerca de su vida; ahora sí tenemos algunas noticias que comunicar a nuestros lectores. ¿Fue el D. Antonio Vizcayno, que cursó filosofía en Guadalajara con «Don Juan Gutiérrez, después Arcediano de San Luis Potosí y Escritor público?»{84}

Es probable. En El Tiempo, periódico de esta capital, a 13 de Junio de 1900, bajo una raya de luto y su respectiva cruz, se leía: «El Sr. Lic. Don Antonio María Vizcayno. – El Sábado 9 del presente falleció en esta ciudad, después de [118] una larga y penosa enfermedad el Sr. Lic. D. Antonio María Vizcayno, hijo del general del mismo apellido, y persona que desempeñó importantes cargos públicos.

«Era el decano de los profesores del antiguo y extinguido Colegio de San Gregorio; en su juventud desempeñó varios empleos en el ramo judicial en Sinaloa.

«También tuvo el carácter de Secretario de Gobierno en el Departamento de Sonora en 1854, siendo Gobernador el General D. José María Yáñez, a cuyo lado estuvo en la época en que aquel Departamento fue invadido por las tropas filibusteras del Roussett de Boulbon, y ayudó con sus consejos a acabar con la invasión.

«Fue, asimismo, juez de primera instancia en el Estado de México, y Subsecretario de Estado y del Despacho de Gobernación durante la época del Imperio.

«Ya en la edad madura, fue bastante tiempo Magistrado del Tribunal Superior de Tlaxcala, Presidente del mismo y, alguna ocasión, Gobernador interino de aquel Estado. Sus años y achaques hicieron que fuera jubilado.

«Como todo hombre honrado ha muerto pobre, a pesar de los empleos que ocupó, y deja por único patrimonio a su desolada familia un nombre inmaculado.

«Falleció con todos los auxilios que nuestra Santa Madre la Iglesia imparte a todos sus hijos creyentes, que se ven en el terrible trance de comparecer ante la presencia de Dios».{85}

5º. En el Seminario de Guadalajara, durante el curso de 1852, siendo maestro de Filosofía D. Cristóbal López, después Cura de Arandas, se contaba entre los discípulos Don José María Híjar y Haro, de quien nos ocuparemos adelante.{86}

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{79} Catálogo de 1889.

{80} Los Gobernantes de México. 1873. vol. II, pág. 444.

{81} La Filosofía en la Nueva España, pág. 134.

{82} El Sr. Andrade publicó estos datos en La Tribuna 13, 14 y 16 de Septiembre de 1901. Nos hemos atrevido a dar mayor claridad a algunas frases y a poner en orden cronológico los escritos.

{83} Lo que sabemos de esa traducción nos lo aseguró el Sr. Dean Uría.

{84} El Dr. Rivera, Los Hijos de Jalisco, 2ª edición, pág. 33.

{85} El Tiempo, año XVII, núm. 5014.

{86} Dr. Rivera, Los Hijos de Jalisco, 2ª edición.