Tesis doctoral (original) (raw)

La tesis doctoral se asocia en nuestro presente a los doctores, pero mientras que los doctores tienen una tradición académica de varios siglos (ver la entrada «Doctores» en filosofia.org/lec/doctores.htm) las tesis doctorales, como estudio original que debe realizar y defender el aspirante a ese grado académico, son fruto, con antecedentes, del positivista siglo XIX y su sorprendente progreso capitalista, tecnológico y científico.

En los tres ejemplos siguientes, los primeros que hemos encontrado de utilización de tesis doctoral en lengua española, la referencia son tesis doctorales extranjeras. En el tercero, un comentario publicado por un periódico católico conservador, podría incluso percibirse cierta voluntad calificatoria en ese rótulo al asociarlo al antidemócrata asunto del trabajo berlinés que se menciona.

1835 «…esta teoría debía aplicarse naturalmente a los peces; y esto es lo que ha procurado Apostole Arzaky, médico natural de Epiro, en su tesis doctoral sostenida en Hala en 1813,» (Obras completas de Buffon, aumentadas… por Cuvier, traducidas al castellano por P. A. B. C. L. Suplemento de Cuvier, tomo VI, Barcelona 1835, pág. 96.)

1842 «Segundo procedimiento. (Vacquier y Dupuytren.) Vacquier ha descrito en su tesis doctoral un procedimiento para la estirpación del antebrazo, que es a la inversa del anterior.» (Diccionario de los diccionarios de Medicina publicados en Europa, por una sociedad de médicos dirigida por el Doctor Fabré, traducida y aumentada por varios profesores de la ciencia de curar, bajo la dirección del doctor D. Manuel Jiménez, Imprenta Médica, Madrid 1842, tomo I, pág. 533.)

1850 «Un estudiante de Berlín ha elegido la siguiente tesis doctoral: De morbo democrático, nova insaniae forma (Del mal democrático, nueva forma de locura.)» (El Áncora, Barcelona, 24 marzo 1850, pág. 8.)

El Reglamento de Estudios decretado en España por S. M. en 10 de septiembre de 1852 establece, como novedad, la obligación de imprimir «suficiente número de ejemplares para repartir a los Doctores y catedráticos» del discurso de grado que debía pronunciar el nuevo doctor en la ceremonia correspondiente. Dicho reglamento no denomina tesis doctoral a esos discursos, pero antes de dos meses el diario La España, al glosar los cinco doctorados que ya se han conferido en la Universidad Central de España durante el mes de octubre de acuerdo al nuevo sistema, les dice tesis y tesis doctoral. Como la obligación de imprimir esos dicursos corría a cargo de los graduandos, que debían ajustar la edición con una imprenta y demás, propone ya La España que el rector disponga un formato uniforme, para facilitar la encuadernación conjunta de esos trabajos, &c.

1852 «Doctorados. Cinco se han conferido en esta universidad central durante el mes de octubre próximo pasado: tres en teología, uno en jurisprudencia y uno en medicina. Don Bernardo Rodrigo y López, licenciado en teología, en su brillante tesis doctoral probó que la institución de las órdenes militares marca la más elevada potencia del amor de la religión y de la patria; que en su pasado ofrecen los ejemplos y resultados más gloriosos; y que en su porvenir se encuentra un gran medio de salvación para inminentes calamidades. […] A la vista tenemos un ejemplar de cada una de estas tesis; y prescindiendo de su contenido, que no es nuestro ánimo calificar, nos ha llamado la atención la desigualdad del tamaño. Nosotros creemos que a instancia de lo que se hace en otras universidades y escuelas, el señor rector debiera disponer que todas las tesis doctorales, discursos, &c., tuviesen un tamaño igual, a fin de poderlas encuadernar formando colección. Esto se entiende sin perjuicio de la libertad de los candidatos en punto a la calidad del papel, carácter de letra, &c.» (La España, Madrid, martes 2 noviembre 1852, pág. 4.)

«Cinco doctorados se han conferido en esta universidad central durante el mes de octubre próximo pasado: tres en teología, uno en jurisprudencia y uno en medicina. Don Bernardo Rodrigo y López, licenciado en teología, en su brillante tesis doctoral probó que la institución de las órdenes militares marca la más elevada potencia del amor de la religión y de la patria; que en su pasado ofrecen los ejemplos y resultados más gloriosos; y que en su porvenir se encuentra un gran medio de salvación para inminentes calamidades.» (La Época, Madrid, martes 2 noviembre 1852, pág. 3.)

«Doctorados. Cinco se han conferido en esta universidad central durante el mes de noviembre, dos en jurisprudencia y tres en medicina. Don José Fernández de Castro disertó sobre el consentimiento paterno como requisito indispensable para la celebración del matrimonio. Don Felipe Picón y García, dilucidó la cuestión siguiente: ¿Es realizable el proyecto de una paz general y estable entre las naciones civilizadas? Don Bonifacio Montejo y Robledo, se propuso por tema la importancia de la historia de la medicina. Don Braulio Manuel de Alvarado discurrió sobre el grado de certidumbre de la verdad médica. Don Francisco de Paula Vergara sostuvo la imposibilidad de establecer un sistema médico con los conocimientos que presta la anatomía patológica. Y nosotros sostenemos la imposibilidad de encuadernar las tesis doctorales que se leen en la universidad de Madrid, por cuanto cada candidato adopta el tamaño que mejor le parece. Las cinco que tenemos a la vista son todas desiguales: tres de ellas campean por la escala de tamaños que media entre el 32.º de novena que tiene la tesis del señor Montejo, y el folio de misal que tiene la del señor Alvarado. En ninguna escuela ni universidad de Europa se consiente esta variedad, o llámese anarquía, de tamaños en las tésis, discursos o conclusiones que se dan a la prensa.» (La España, viernes 3 diciembre 1852, pág. 4.)

1856 «Hemos recibido el número 37 de la Revue des Cours publics correspondiente al 20 de diciembre. Esta interesante publicación contiene en dicho número los siguientes artículos: […] 9º. Tesis doctoral, sostenida por Mr. Rigault, por Mr. A. Blanchet.» (La Revista Universitaria, Madrid, 30 diciembre 1856, 2ª época, nº 12, pág. 192.)

Puede percibirse la búsqueda de cierto prestigio al denominar en estos años tesis doctoral al discurso leído por el graduando en el solemne acto de su investidura como doctor. La Revista de Instrucción Pública, Literatura y Ciencias al glosar el discurso de Jesús Varela de Montes le dice tesis doctoral en 1858, y el católico conservador Alejandrino Menéndez de Luarca, al glosar en 1860 el discurso leído el año anterior por su amigo el también católico conservador Narciso Muñiz M. de Tejada, Doctor en Administración (discurso que en su versión impresa tampoco se sirve en ningún momento de tal rótulo; Imprenta Española de los señores Nieto y compañía, Madrid 1859, 38 págs.), le dice dos veces tesis doctoral en su artículo «Sobre un discurso académico», publicado en la misma revista, cuya Redacción, por cierto, también le dice tesis doctoral, aunque fuera para advertir que «La Revista se encuentra en la presente ocasión en completa discordancia con el juicio formado por su apreciable colaborador, y lo está también con los de la tesis doctoral que examina…», &c.

1858 «El domingo 12 del corriente recibió la investidura de doctor en la facultad de Medicina el joven oficial de sanidad de la Armada, Sr. D. Jesús Varela de Montes y Recaman, habiendo sido presentado al claustro por el Excmo. Sr. D. Juan Drument. La tesis doctoral fue sobre el Juramento de Hipócrates. Sentimos no poder entrar hoy a analizar este bello e interesante discurso. El señor Varela ha ganado por oposición en este año la plaza que hoy desempeña.» (Revista de Instrucción Pública, Literatura y Ciencias, Madrid, 18 diciembre 1858, año IV, nº 12, pág. 192.)

1859 «Grados académicos. Grado de doctor en derecho. “¿Pueden los gobiernos disponer de los bienes de la Iglesia, sustituyendo otros medios de sustentación del culto y sus ministros?” –He aquí la cuestión elegida por el licenciado en derecho Sr. Araujo y Fernández (don Magín) entre los temas propuestos por la Facultad para las tesis doctorales. No diremos nosotros si es muy oportuno incluir un tema semejante en el cuestionario de Reglamento, ni tampoco si está ahí formulada una tésis, o si la pregunta puede dar lugar a una respuesta categórica sin temor de que el sustentante se vea acometido bruscamente, no ya en el terreno de la ciencia, terreno firme y despejado, sino en la ardiente y movediza arena de la política. Pero la corporación académica que lo ha redactado y que tan competente es en el asunto, no nos deja lugar a duda sobre la oportunidad ni sobre los demás reparos que se nos ofrecían a primera vista. Por otra parte, el discurso del Sr. Araujo bastaría por sí solo para convencernos de que la pregunta con que encabezamos estas líneas da lugar a una tésis, sin mas alteración que cambiar la forma interrogativa por la positiva. Así lo hace el nuevo doctor, habiendo llegado a concluir en éste sentido con el mútuo apoyo de la historia y de la ciencia, del hecho que puede reformarse y del derecho que está basado en la razón.» (Revista de Instrucción Pública, Literatura y Ciencias, Madrid, 14 julio 1859, año IV, nº 40, pág. 634.)

1860 «La Revista se encuentra en la presente ocasión en completa discordancia con el juicio formado por su apreciable colaborador, y lo está también con los de la tesis doctoral que examina, por mas que no falten en ella ni la belleza de las formas ni una selecta erudición.» «Era el candidato enteramente lo contrario de lo que parecía exigir el severo razonamiento de la tesis doctoral que ofrecía a los laureados, como muestra de suficiencia.» «La tesis doctoral, que tan rápidamente venimos examinando, se hace por fin cargo de ese tercer período de armonía y felicidad que los filósofos anuncian, período realizable solo con el triunfo del Catolicismo, bien a pesar acaso de los autores de aquella predicción…» (Alejandrino Menéndez de Luarca, «Sobre un discurso académico», Revista de Instrucción Pública, literatura y ciencias, Madrid, 12 abril 1860, año V, nº 28, págs. 442-444.)

1861 «Variedades. La sátira en la Edad Media. La sátira provenzal, por D. José Coll y Vehí. La satire au moyen age, par C. Lenient. 1861. Artículo I. Existe en nuestras universidades una diminuta facultad de filosofía y letras, en la cual, si bien no se estudian literaturas extranjeras ni siquiera las de los pueblos latinos, hermanas de la nuestra, ni se trata de filología comparada, en cambio solo hay una cátedra de filosofía y ninguna de literatura española; y en esa facultad diminuta y que mueve a risa a los extranjeros, al ver el mezquino cuadro de las enseñanzas, y cuenta que es la única en las universidades de España, en esa facultad, decíamos, se ha introducido la costumbre de que las tésis doctorales no sean unas cuantas páginas ligera y desaliñadamente escritas, sino que sean libros que revelen el entendimiento de los nuevos doctores, y que demuestren sus estudios. Una de esas tésis-libros es la obra que hoy anunciamos.» (El Contemporáneo, Madrid, miércoles 28 agosto 1861, pág. 4.)

«La domesticación de los animales y condiciones para conseguirla: discurso leido por D. Ramón Llorente y Lázaro en el acto de recibir la investidura de doctor en la facultad de Ciencias. Imprenta de D. Luis Palacios. Madrid, 1861. “Todos los ramos en que el humano saber se divide, son digna ocupación del hombre científico”; así dice el Sr. Llorente al comenzar su discurso, y a la verdad, que en él probó en su extensión la certeza de este principio, pues sólo así se comprende se lea con tanto placer como aplauso, una tesis doctoral, que a primera vista no presenta importancia alguna, y que parece como arrojada fuera del puro y elevado terreno de la ciencia.» (Revista Ibérica, Madrid, 15 noviembre 1861, tomo I, nº 3, págs. 219-220.)

1862 «Más clínica en Francia. Por decreto imperial de 18 de junio de este año se aumenta el tiempo de clínica práctica, o de servicio en un hospital (que desde 1842 era solo de un año) para todos los que aspiren al grado de Doctor en medicina, o al de officier de santé. A esta medida importante se agrega otra que no lo es menos. Establécese en el reciente decreto que “los aspirantes al doctorado en Medicina deberán, a menos de causas graves, que solamente el Ministro podrá apreciar, sufrir los exámenes para el grado (son cinco) y sostener la tesis doctoral, ante la misma Facultad donde hayan tomado las dos últimas inscripciones (matrículas), y donde, por lo tanto, habrán cumplido el tiempo de su servicio práctico hospitalario.” Las inscripciones o matrículas necesarias para aspirar al grado de doctor en Medicina son diez y seis y trimestrales.» (El Monitor de la Salud, Madrid, 15 julio 1862, año V, nº 14, pág. 168.)

1863 «Ahora bien: si la memoria no nos engaña, la doctrina fisiológica y patológica de El Pabellón Médico, sometida una vez en forma de tesis doctoral a la censura de la Universidad, fue rechazada, viéndose obligado el graduando a escribir otra tesis de un color fisiólogo-patológico más conforme con las ideas escolásticas. Este graduando es o ha sido colaborador de El Pabellón Médico; y tanto el distinguido profesor que le presentó al claustro como nuestro colega en la prensa, reprobaron justamente la arbitrariedad e intolerancia de la censura.» («La medicina ortodoxa y el Congreso Médico», El criterio médico, órgano oficial de la Sociedad Hahnemanniana Matritense, tomo IV, Madrid 1863, pág. 560.)

«La ley de los semejantes. Juicio crítico de la tesis doctoral de D. J. Álvarez de Peralta, exposición y examen crítico de la doctrina homeopática; por D. A. G. L. 498.» [el rótulo tesis doctoral aparece en el índice del tomo, pero no en el artículo citado:] «La ley de los semejantes. Hemos tenido el gusto de leer la Memoria publicada por nuestro querido amigo e ilustrado colaborador de El Criterio Médico, el Doctor D. José Álvarez de Peralta, en la cual hace la exposición y examen crítico de la doctrina homeopática, cuya tesis sostuvo ante la Facultad de medicina de Caracas para obtener el título de doctor en aquella república.» (El criterio médico, órgano oficial de la Sociedad Hahnemanniana Matritense, tomo IV, Madrid 1863, página 3 del Índice, y pág. 498.)

Tesis Doctoral tema numero 18Tesis Doctoral tema numero 29

En 1863 se incorpora en España de hecho el rótulo «Tesis Doctoral» en ediciones impresas de discursos leídos en el acto solemne de recibir la investidura de doctor…, como en estos dos ejemplos, ambos de doctores en Medicina y Cirugía: Melitino López Nieto (Imprenta de la Revista de Legislación, Madrid 1863, 29 págs.): «Tesis doctoral. Tema número 18. Del método filosófico que debe presidir a la investigación, comprobación y demostración de las verdades en Medicina. Aplicaciones prácticas de dicho método», y Paz Álvarez González (Establecimiento Tipográfico de Vicente y Lavajos, Madrid 1863, 23 págs.): «Tesis doctoral. Tema número 29. Influencia de la Gimnástica en el desarrollo y vigor de la organización del hombre en sus primeras edades».

En 1866 y 1868 será en la revista La Enseñanza, dirigida por el filokrausista extremeño Juan Uña, donde encontremos ejemplos de rebautismo ensalzatorio como tesis doctoral de discursos de doctorado de dos autores progresistas que, en sus versiones impresas, nunca utilizaron tal rótulo: así en los «anuncios bibliográficos» por los que, años después de ser pronunciados y publicados, se ofrecían ejemplares impresos en venta (a cuatro reales para los suscriptores en la administración de la revista) del discurso de Nicolás Salmerón Alonso (La Historia Universal tiende, desde la edad antigua a la edad media y la moderna, a restablecer al hombre en la entera posesión de su naturaleza, y en el libre y justo ejercicio de sus fuerzas y relaciones para el cumplimiento del destino providencial de la Humanidad, Imprenta de F. Martínez García, Madrid 1864, 69 págs.) y del discurso de Facundo de los Ríos Portilla (Historia de la Filosofía. Juan Luis Vives, en sus tres libros 'De prima philosophia', combina las doctrinas de Platón y de Aristóteles con la de los Padres de la Iglesia, Imprenta de F. Martínez García, Madrid 1864, 64 págs.).

1866 «Anuncios bibliográficos. Discurso, Tesis doctoral, que es un breve ensayo de Filosofía de la Historia, por Nicolás Salmerón. Madrid, 1864; lib. de Durán; 70 p. en 8.º: 8 rs.» (La Enseñanza, Madrid, 10 marzo 1866, año II, nº 11, pág. 176.)

«Anuncios bibliográficos. Discurso, tesis doctoral, que es un breve ensayo de Filosofía de la Historia, por Nicolás Salmerón. Madrid, 1864; 70 pág. en 8.º. Librería de Durán y Administración de La Enseñanza. 4 rs.» (La Enseñanza, Madrid, 25 marzo 1866, año II, nº 12, pág. 192.)

«Anuncios bibliográficos. Discurso, tesis doctoral, que es un breve ensayo de Filosofía de la Historia, por Nicolás Salmerón. Madrid, 1864; 70 pág. en 8.º. Librería de Durán y Administración de La Enseñanza. 4 reales.» (La Enseñanza, Madrid, 25 abril 1866, año II, nº 14, pág. 224.)

«Discurso, tesis doctoral, de Rios, por J. Uña.» [el rótulo tesis doctoral aparece en el sumario del número, pero no en el artículo citado:] «Juan Luis Vives, en sus tres libros 'De Prima Philosophia', combina las doctrinas de Platón y de Aristóteles con la de los Padres de la Iglesia. Discurso leido ante el Claustro de la Universidad Central, por D. Facundo de los Ríos Portilla, en el solemne acto de recibir la investidura de Doctor en la Facultad de Filosofía y Letras. Madrid, imp. de F. Martínez García, 1864, 8º, 64 p.» (La Enseñanza, Madrid, 25 agosto 1866, año II, nº 22, pág. 387 y 341.)

«Anuncios bibliográficos. Juan Luis Vives en sus tres libros de Prima Philosophia combina las doctrinas de Platón y de Aristóteles con la de los PP. de la Iglesia. Discurso. Tesis doctoral, por Facundo de los Ríos Portilla: Madrid, imp. de F. Martínez García, 1864. Un volumen en 8º de 64 ps. Administración de La Enseñanza, 4 rs. para los suscritores a la Revista, 6 para los demás.» (La Enseñanza, Madrid, 10 septiembre 1866, año II, nº 23, pág. 358.)

1867 «Tesis Doctoral. Tema núm. 7. Reglas que conviene adoptar para trasladarse de un clima a otro opuesto. Aclimatación», en Alejandro Peis Parreño, Discurso leído en la Universidad Central por el licenciado en Medicina y Cirugía… en el acto solemne de recibir la investidura de doctor en dicha facultad, Imprenta de R. Labajos, Madrid 1867, 27 págs.

«Colegio Médico Homeopático de Missouri. El 28 de Febrero último se confirió por la facultad de este colegio el grado de doctor a los alumnos que habían concluido sus estudios académicos, y cuyas tesis doctorales fueron aprobadas, en virtud de los exámenes sufridos.» (El criterio médico, Madrid, 10 julio 1867, pág. 310.)

1868 «…pero como era natural, el discurso que más particularmente llamó la atencion pública fue el del Cardenal de Bonnechosse, Arzobispo de Rouen. En él trató de demostrar que las doctrinas de la escuela de medicina de París eran completamente materialistas, aduciendo en apoyo de sus asertos varios textos sacados del Diccionario de las Ciencias Médicas redactado primitivamente por M. Nysten, pero corregido y aumentado repetidas veces por los Sres. Robin y Litré, puede considerarse como obra exclusiva de estos segun lo ha declarado un fallo de los Tribunales de justicia. De esos textos deducía el Emmo. Cardenal que eran enteramente materialistas las doctrinas de sus autores, y como uno de ellos, M. Robin, es profesor de la facultad de París, infería que el materialismo dominaría en su enseñanza. A más de esta prueba adujo su eminencia otras fundadas en lo que había llegado a su noticia respecto a las explicaciones de los Sres. Sée y Vulpian, aduciendo por último en apoyo de sus acusaciones las teorías sustentadas en algunas tesis doctorales, que vienen a ser discursos extensos escritos por los que reciben el grado de doctor y que son requisito indispensable para obtenerlo. Antes que Monseñor de Rouen hubiera pronunciado su discurso, el ilustre y sabio Senador M. de Saint-Beuve había combatido con profundidad y elocuencia las pretensiones de los peticionarios, abogando por la absoluta independencia científica, pero los que se encargaron de contestar directamente a las acusaciones de Monseñor de Bonnechosse, fueron el Ministro de Instrucción pública M. Duruy y el Secretario general de este Ministerio M. Ch. Robert, nombrado Comisario del Gobierno para esta discusión. Ambos oradores brillaron por su elocuencia y por su habilidad dialéctica, habiendo estado M. Duruy a la altura de su reputación, y sorprendiendo M. Robert por las dotes y cualidades que reveló para las discusiones parlamentarias. El Ministro se manifestó decidido y resuelto a no consentir que los Catedráticos propagasen doctrinas perniciosas, haciendo valer como prueba de su energía la severidad con que había procedido en algunos casos. […] Por lo que se refería a las tesis doctorales, el Ministro no negó que, entre las muchas que se han escrito en estos últimos años, hubiera dos o tres en que se sostuviesen opiniones disolventes y de teorías exageradas, propias unas y otras de la edad de los candidatos; pero la facultad de Medicina había declarado, hace mucho tiempo, que no aceptaba las doctrinas de los graduandos, ni se hacía responsable de ellas, y por consiguiente, no era posible inferir de los discursos del Doctorado las teorías ni las opiniones de los profesores.» (Antonio María Fabié, «Revista política exterior», Revista de España, Madrid 1868, Primer año, tomo II, nº 8, págs. 521-522.)

«Anuncios bibliográficos. Tesis doctoral: Ensayo de Filosofía de la Historia, por Nicolás Salmerón. Madrid, 1864. Un folleto de 70 páginas en 8.º. 4 rs. para los suscritores a La Enseñanza.» (La Enseñanza, Madrid, 25 abril 1868, año IV, nº 62, pág. 222.)

«Colegio médico de Hahnemann de Philadelphia. Este colegio confirió los grados de doctor, el 4 de Marzo pasado, a 26 alumnos, cuyas tesis doctorales fueron aprobadas. El profesor O. B. Gause pronunció el discurso de despedida. A pesar de ser el último curso el primero de este naciente colegio, tuvo matriculados 61 alumnos.» (El criterio médico, Madrid, 10 mayo 1868, pág. 231.)

«Anuncios bibliográficos. Tesis doctoral: Ensayo de Filosofía de la Historia, por Nicolás Salmerón. Madrid, 1864. Un folleto de 70 páginas en 8.º. 4 rs. para los suscritores a La Enseñanza.» (La Enseñanza, Madrid, 25 mayo 1868, año IV, nº 64, pág. 254.)

«Hay en nuestra literatura moderna una rama fecunda en frutos filosóficos, no todos, como es de suponer, igualmente sanos y hermosos, casi enteramente arrinconada por el Sr. Vidart: tal es la de Discursos académicos, en que entran los inaugurales de las Academias y Universidades, los de recepción en unos y otros cuerpos, las tésis doctorales y los habidos en las sesiones del Ateneo, de los Congresos de médicos y jurisconsultos, de la Sociedad libre de economía política, del Círculo filosófico y literario de Madrid, de La Armonía, de La Emulación, de Barcelona, y de otras reuniones y sociedades por el estilo.» (Gumersindo Laverde Ruiz, Ensayos críticos sobre filosofía, literatura e instrucción pública españolas, Lugo 1868, pág. 387.)

Pero el rótulo tesis doctoral sigue siendo poco utilizado en el español escrito, y en todo caso para dar cuenta de noticias extranjeras o de ejemplares de tesis doctorales que reciben la Universidad de Madrid y otras instituciones desde Prusia, Francia, Portugal… (mientras, los doctorandos españoles siguen redactando e imprimiendo sus repetitivos discursos sobre unos temas previamente propuestos por las Facultades):

1869 «La tercera Sección estará consagrada: Primero. A la exposición y juicio crítico de las obras de mérito superior que se publiquen dentro y fuera de España. Segundo. A dar noticia de las de algún mérito que aparezcan en la Península Ibérica, sobre todo si se refieren a la enseñanza. En esta sección entrará el examen de las tesis doctorales que lo merezcan.» («Prospecto», Boletín-Revista de la Universidad de Madrid, año I, nº 1, 10 enero 1869, pág. 4.)

«Colegio médico homeopático de Cleveland para mujeres. El 3 de Marzo confirió la facultad de este Colegio el grado de Doctor a las señoras que habían terminado sus estudios médicos y cuyas tesis doctorales fueron aprobadas. Un numeroso público, compuesto especialmente por el sexo femenino, llenaba por completo el Salón de Grados, atestiguando de este modo el gran interés que tienen por la prosperidad de este Colegio las señoras de Cleveland. El reverendo C. E. Felton, pastor de una iglesia protestante, pronunció un discurso en favor del adelantamiento social de la mujer. Felicitó a las directoras y protectores del nuevo y próspero Colegio, y por sus deseos en pro de un brillante porvenir para el mismo. Dijo que eran revolucionarias en sus tendencias, puesto que aspiraban a colocar a la mujer a la misma altura que el hombre, haciéndola perder la posición inferior que ocupaba en la sociedad. Después de un breve discurso del Dr. C. S. Verdi, se adjudicaron los diplomas y se confirió el grado de Doctor a cuatro alumnas, por la profesora Myrak Merrick. Las nuevas doctoras eran de mediana edad y de un talento extraordinario, según dice el periódico americano de donde tomamos estos datos. El discurso de despedida fué pronunciado por la graduanda Cutler. El extracto del discurso de esta doctora se reduce a lo siguiente: “Que se había dicho por algunos que la naturaleza débil de la mujer inhabilita a ésta para el cumplimiento de los críticos deberes de la profesión médica. Los que así arguyen, saben muy poco de la naturaleza de la mujer. El valor en los sufrimientos la ha sido reconocido por los poetas y sabios. Para aquéllos, ¿no endulza ella lo que no se puede soportar? No están sus simpatías limitadas a su familia y parientes. Por su ternura excita la dulce simpatía de su propia raza. Ella sabe mejor que nadie lo que sufre una madre y el peligro en que está su vida en el momento del parto. Decir que Dios no ha dado a la mujer valor para sufrir y para sostener y consolar a los que sufren, es lo mismo que llamar ignorante al que es fuente de sabiduría.” Nuestros lectores comprenderán que no quedaría descontento el auditorio femenino del discurso de la nueva doctora, y que el entusiasmo no tuvo límites.» (El criterio médico, Madrid, 25 mayo 1869, pág. 239.)

«Hemos recibido y leído con sumo gusto un interesante folleto titulado: Du Massage, son aplication à la Therapeutique de quelques affections internes; tesis doctoral, presentada y sostenida ante la Facultad de Medicina de París, por el Dr. Henri Perrussel, hijo del antiguo e ilustrado médico homeópata francés, el Dr. Perrussel, de quien varias veces se ha ocupado _El criterio médico._» (El criterio médico, Madrid, 25 diciembre 1869, pág. 576.)

1870 «Sociedad Hahnemanniana Matritense. Sesión literaria del 22 de diciembre de 1869. […] Se recibieron con aprecio, y se acordó pasaran a la biblioteca, dos ejemplares de una tesis doctoral con el título de: Du Massage, son application à la thérapeutique de quelques affections internes, que remitía su autor el doctor Henri Perrussel, de París.» (El criterio médico, 25 febrero 1870, pág. 73.)

«Indice de las publicaciones remitidas a la Universidad de Madrid por las Universidades extranjeras hasta el 30 de Octubre de 1869. […] O. Franc de Liechtenstein, Ueber Chondrome der Lunge (Sobre la degeneración cartilaginosa de los pulmones), Tésis doctoral (1868) Gotinga. […] C. Bock, Ueber einen Fall con intraocularen Medullarcarcinom (Sobre un caso de Carnomatosis intra-ocular medular), Tésis doctoral (1868) Gotinga. […] J. J. Lopez Praça, Ensaio sobre o Padroado portuguez (Ensayo sobre el Patronato portugués), Tésis doctoral (1868) Coimbra. […] C. Barwes, Quaestionum Tullianarum specimen primum ad Caelianam orationem spectans (Primer modelo de la jurispericis de Tulio, tomado de su discurso Pro Caelio), Tésis doctoral (1868) Gotinga. […] O. Rebling, Observationes criticae in L. Annaeum Senecam patrem (Observaciones críticas contra L. Anneo Séneca, padre), Tésis doctoral (1868) Gotinga. […] J. Jessen, Quaestiones lucretianae (Cuestiones sobre Lucrecio), Tésis doctoral (1868) Gotinga. […] W. von Bippen, Kritische Untersuchung über die Versus de vita Vicelino und den sog. Bericht des Propst Sido von Neumünster. (Examen crítico del Versus de Vita Vicelini y el informe de Sido), Tésis doctoral (1868) Gotinga. […] L. Geiger, Ueber Melanthons Oratio continens historiam Capnionis (Sobre el Discurso de Melanthon que contiene la historia de Capnio), Tésis doctoral (1868) Gotinga. […] H. Breymann, Introduction aux Deux Livres des Machabées; trad. française du XIII siècle, Tésis doctoral (1868) Gotinga. […] T. von Hagen, Kritische Beiträge zu Gottfrieds von Strassburg Tristan (Observaciones críticas sobre el Tristán de Godofredo de Strasburgo), Tésis doctoral (1868) Gotinga. […] J. Jaenisch, De Graecoru, aylis (De los lugares sacros entre los griegos), Tésis doctoral (1868) Gotinga. […] A. Stern, Ueber die zwölf Artikel der Bauern aus dem Jahre 1525 (Sobre los 12 artículos de los Labradores de 1525), Tésis doctoral (1868) Gotinga.» (Boletín-Revista de la Universidad de Madrid, año II, nº 14, 25 abril, págs. 938 y 939; nº 23, 10 septiembre, págs. 1650 y 1651; nº 24, 25 septiembre 1870, págs. 1719, 1720, 1721, 1722 y 1723.)

«Colegio médico homeopático de Cleveland. El 16 de Febrero último se confirieron los grados de doctor en este Colegio, ante un numeroso y escogido público. Los reverendos pastores Felton y Nobles dieron principio al acto con la plegaria y discurso de costumbre. Acto continuo el presidente de la Facultad, Dr. A. O. Blair, confirió los grados de doctor a treinta y seis alumnos que habían concluido sus estudios, y cuyas tesis doctorales fueron aprobadas en claustro pleno, encontrándose, entre ellos, dos señoras.» (El criterio médico, 10 mayo 1870, pág. 235.)

1872 «Sociedad Hahnemanniana Matritense. Sesión literaria del 11 de diciembre de 1871. […] Se recibieron con aprecio, y se acordó pasaran a la biblioteca: […] 2.º Considerations sur les plaies par armes à feu, tesis doctoral del Dr. M. Vincent P. Leon Simon, Ayudante mayor de Sanidad militar francesa en la última guerra franco-alemana, y remitida por el mismo.» (El criterio médico, 25 enero 1872, pág. 26.)

«Relación del Cristianismo con el perfeccionamiento del arte, tesis doctoral para el acto de recibir su investidura en Filosofía y Letras, que tenía intención de poseer, y que indudablemente su lectura hubiese llamado la atención de los inteligentes y aun de los profanos a aquella materia.» (Cosme Blasco, «Estudios biográficos aragoneses. El bibliotecario D. Eugenio Borao y sus obras», La Idea, revista semanal de instrucción pública, Madrid, lunes 20 mayo 1872, 2ª época, año V, nº 21, pág. 162.)

1875 «En resumen, y para poner punto a la tarea que nos hemos impuesto, diremos, siguiendo a un distinguido letrado en una tesis doctoral, y que ha estudiado profundamente este Código¹: […] ¹_Examen y juicio crítico del Ordenamiento de Alcalá,_ discurso doctoral, por D. Pedro Pastor y Huerta.» (Enrique Ucelay, «Estudios históricos», La América, Madrid 28 marzo 1875, nº 434, pág. 11.)

Ya ha quedado advertido como al menos dos de los discursos leídos en el acto solemne de recibir la investidura de doctor, incorporan en 1863 el rótulo tesis doctoral a su versión impresa, pero no en la cubierta o en la portada, sino tímidamente en una página interior, donde se hacía figurar el tema, y su número, que el graduando había escogido de entre los propuestos por cada Facultad. También se ha podido ir siguiendo más arriba cómo el rótulo tesis doctoral, hasta el verano de 1875, se vino utilizando en español principalmente para tratar de obras extranjeras o cuando, retrospectivamente, algunos autores, católicos conservadores o liberales, decidieron rebautizar con ese rótulo de prestigio creciente las versiones impresas de sus discursos de investidura.

Marcelino Menéndez Pelayo, La novela entre los latinos, Tesis Doctoral, Santander 1875Fue un joven de dieciocho años, Marcelino Menéndez Pelayo, quien primero abandonó el rótulo discurso y llamó tesis doctoral a su estudio, La novela entre los latinos, cuando dispuso su impresión en Santander durante los meses de julio y agosto de 1875, tesis que había dejado leída en Madrid durante el mes de junio, tras cursar las tres asignaturas del doctorado: Estética (Francisco Fernández González), Historia crítica de la literatura española (José Amador de los Ríos) e Historia de la Filosofía (Francisco de Paula Canalejas).

«En estas vacaciones de Semana Santa, a parte de varios artículos de la Biblioteca de Traductores, y tal cual traducción propia, he escrito por entero mi tésis doctoral, cuyo asunto es “La Novela entre los latinos - El Satyricon de Petronio - El asno de oro de Apuleyo”. Es trabajo extenso, y que, a mi entender, contiene algunas noticias curiosas», le escribe a Gumersindo Laverde desde Madrid, el 5 de abril de 1875, recién vuelto de sus vacaciones en Santander (MPEP 1-193). «He leído a don Leopoldo [Augusto de Cueto] mi discurso de doctorado. Le ha parecido bien, y me ha dicho que, tanto por la novedad de la materia, como por la extensión con que está tratada, conviene darle más publicidad de la que comunmente alcanzan las tésis doctorales. Para esto le parece bien publicarle en la Revista de España, antes o después de hecha la edición suelta» (a Laverde, 26 abril 1875, MPEP 1-198). «El lunes de la semana pasada tuve el ejercicio de doctorado. Me dieron Sobresaliente. Ahora que estoy aquí con toda tranquilidad, voy a hacer una tirada corta de la tésis. Así que esté impresa, se la remitiré a vd. Calculo que llenará unas sesenta páginas de impresión» (a Laverde, Santander, 1º julio 1875, MPEP 1-212). «Ya está en la imprenta mi tésis doctoral, y ya estoy yo armado de la indispensable paciencia. Tiraré unos trescientos ejemplares» (a Laverde, 7 julio 1875, MPEP 1-215). «Van ya impresos dos pliegos de mi Tésis Doctoral, con bastante correccion y esmero tipográfico, para lo que aquí puede hacerse» (a Laverde, 27 julio 1875, MPEP 1-219). «P. S. En la próxima semana quedará terminada la impresión de la tésis» (a Laverde, 12 agosto 1875, MPEP 1-224). «Pensé darles la tésis doctoral, pero como me dijeron que marcharían el lunes próximo y para ese día, si bien estará acabada la impresión, no así el corte y encuadernación de los ejemplares, portadas &c. he tenido que desistir de tal idea, y se lo mandaré a vd. por el correo el miércoles o jueves próximamente. Hoy corrijo las últimas pruebas. El primer ejemplar que venga a mis manos será para vd.» (a Laverde, 20 agosto 1875, MPEP 1-226). «Anteayer envié a vd. un ejemplar de la Tésis Doctoral. Dígame si la ha recibido, y qué tal le parece. Notará vd. algunas erratas (no graves) especialmente en la parte de puntuación; pero los descuidos tipográficos son inevitables, (sobre todo cuando se tienen cajistas no muy ejercitados) por mucho cuidado que se ponga. Como eran tantos y tan graves los lapsus de otro género que tuve que corregir en pruebas, apenas reparé en algunas comas harto mal colocadas. En general no he quedado descontento de la parte tipográfica. ¡Quiera Dios que a los lectores eruditos les suceda lo mismo con la literaria!» (a Laverde, 28 agosto 1875, MPEP 1-228).

Menéndez Pelayo dedica la tesis doctoral a su tutor en Barcelona: «_Al señor D. José Ramón de Luanco, doctor en ciencias, catedrático de química general en la Universidad de Barcelona… en testimonio de acendrado cariño y respetuosa gratitud_». No deja de ser curioso que Luanco, catedrático desde 1855, no se sirva del rótulo tesis doctoral cuando se lo agradece: «Querido Marcelino: sin humor ni gusto para nada, cojo la pluma hoy, porque ya es tiempo de agradecerte tu cariñosa dedicatoria puesta al frente del erudito discurso que escribiste para recibir el grado de doctor en Filosofía y Letras» (Castropol, 7 septiembre 1875, MPEP 1-231). Tampoco Manuel Milá Fontanals, catedrático desde 1845, llama tesis doctoral a lo que ha recibido: «Estimado amigo: Recibí su discurso doctoral, y escribo para darle la enhorabuena. Mucho me ha gustado tanto por la parte literaria como por la moral» (Barcelona, 16 septiembre 1875, MPEP 1-238); ni José María Fernández Sánchez, catedrático de Historia en Santiago: «Mi muy querido amigo: hace días recibí su discurso sobre la Novela entre los Antiguos, pronunciado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid» (Santiago, 28 septiembre 1875, MPEP 1-241); ni Cayetano Vidal Valenciano, catedrático de Geografía histórica en Barcelona: «Mi querido Marcelino: aun cuando el ejemplar de la tesis de Doctorado parece escrita por un hombre encanecido sobre los libros…» (Barcelona, 1 octubre 1875, MPEP 1-245); ni Adolfo de Castro: «Me ha agradado muchísimo su opúsculo acerca de la novela entre los latinos» (Cádiz, 3 noviembre 1875, MPEP 1-260). En cambio Jacinto Díaz, catedrático de literatura clásica griega y latina, sí que le dice: «Mi querido amigo y discípulo. Agradezco infinitamente el haberme mandado V. su Tesis Doctoral, en la que se trata de un asunto que no puede menos de llamar preferentemente mi atención por ser de una asignatura que he debido estudiar por tantos años» (Barcelona, 17 septiembre 1875, MPEP 1-239).

Don Marcelino no sólo se cuidó de enviar ejemplares de su tesis doctoral a profesores y amigos, también a periódicos, revistas e instituciones. De hecho, en el lustro siguiente, casi todos los usos que encontramos en español de tesis doctoral tienen que ver con Menéndez Pelayo, incluidos sus comentarios de 1876 sugiriendo que las tesis doctorales dejasen de ser breves disertaciones para convertirse en monografías más amplias.

«Libros presentados en esta redacción por autores o editores. […] La novela entre los latinos, tesis doctoral leída en la Facultad de Filosofía y letras de la Universidad de Madrid, por D. Marcelino Menéndez y Pelayo. Erudita disertación que consta de 72 págs. en 8º mayor, y en la cual analiza el autor el Satyricon de Petronio y las Metamórfosis y el Asno de oro de Apuleyo. Aparece impresa en Santander, establecimiento de D. Telesforo Martínez (Blanca, 40).» (La ilustración española y americana, Madrid 8 septiembre 1875, pág. 152.)

«En el número, que acabo de recibir, de la Revista Europea, viene una noticia muy lisongera, si justa, de su tesis doctoral.» (Carta de Laverde a MMP, Nueva, 9 septiembre 1875, MPEP 1-232.)

«Bibliografía. Hemos recibido últimamente los libros siguientes: […] Núm. 142. La novela entre los latinos, tésis doctoral, por D. Marcelino Fernández [sic] y Pelayo. Santander, 1875.» (El Imparcial, diario liberal, Madrid, lunes 20 septiembre 1875, pág. 4.)

«La novela entre los latinos. Tesis doctoral, leída en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, por D. Marcelino Menéndez y Pelayo. Un folleto en 4º. Santander, 1875. En forma modesta y aun descuidada en demasía, por lo que a la parte tipográfica se refiere, ha publicado el Sr. Menéndez Pelayo un trabajo, que si en un hombre ya encanecido en los estudios y especulaciones intelectuales fuera muy estimable, es, dada su corta edad, maravilloso. La novela entre los latinos, asunto del folleto en cuestión, ofrecía el inconveniente, nada baladí por cierto, de ser tema nunca tratado extensamente en nuestro país y apenas estudiado en los extraños. Por lo menos no tiene conocimiento el autor de ninguna monografía o tratado importante sobre la materia. […]» (L. A. [Jose Luis Albareda], «Boletín bibliográfico. Libros españoles», Revista de España, Madrid, 1º noviembre 1875, tomo XLVII, nº 185, pág. 143.)

1876 «El autor añade una nota, de que no queremos privar a nuestros lectores, porque se trata de cosas de nuestros días, y porque habla en ella un sabio purpurado, el Cardenal Pitra: “En ultrajar la majestad de los Santos con las bajezas de una grosera literatura nos precedieron algunos franceses. Hace algún tiempo que profesores del colegio de Francia, bibliotecarios de nuestro Instituto, laureados universitarios en sus tésis doctorales, los aristarcos de nuestras revistas, de nuestros Diccionarios y enciclopedias en boga, hacían de Santa Teresa una Sibila, una Saffo, o nos describían la monomanía melancólica, mostraban la fibra de sus éxtasis, el centro nervioso de sus visiones, y la entregaban a las ignominias del magnetismo animal. (Dom Pitra, Etudes sur les Bollandistes, pág. 158)”.» (José Cossa, «Conclusión del artículo publicado en la Scuola Cattolica acerca del libro San Juan de la Cruz del Sr. Muñoz García», El Siglo Futuro, Madrid, 8 febrero 1876, año I, nº 31, pág. 4.)

1876 «Fuera de esas tentativas generales […] hay relativas a filósofos peninsulares las monografías siguientes: […] Luis Vives en sus tres libros De prima philosophia combina las doctrinas de Platón y Aristóteles con las de los Padres de la Iglesia. Tésis doctoral de D. Facundo de los Rios Portilla (1864). […] Doña Oliva Sabuco de Nantes; su vida, sus obras, su valor filosófico, su mérito literario. Tésis doctoral de D. Julián Sánchez Ruano (Salamanca, 1869). […] Llegamos, por fin, al terreno propiamente literario, que ha sido mejor cultivado. A continuación va el índice de los estudios de esta especie que ofrecen más carácter monográfico: Lucano: su vida, su genio, sus obras. Tésis doctoral de D. Emilio Castelar (Madrid, 1857).»
«También sería medio muy conducente para obtener buenas monografías del género indicado, el exigir que las tésis doctorales, en vez de reducirse, cual vemos comunmente, a breves disertaciones, sean escritos de mayor extensión, verdaderos libros, como en otras naciones acontece, y que éstos versen precisamente sobre puntos de la historia científica o literaria de nuestra patria. Lo que hoy se pide para el caso a los graduandos es tan poco y de tan poco momento y utilidad, que bien podría suprimirse sin inconveniente alguno, más aún que por las exiguas proporciones de los discursos, por la facilidad de hallar en libros modernos y sin la menor fatiga las especies necesarias para componerlos. ¿No es un dolor el ver cuál nuestros aspirantes a doctores hacen alarde de una erudición postiza ante el claustro de la Universidad Central, disertando ostentosamente sobre el Budismo, y Sócrates, y el Petrarca, y Descartes, y Kant, y el Darwinismo y otras materias tan poco trilladas como estas, mientras dejan en despreciativo olvido las obras y las doctrinas de nuestros antepasados, sobre las cuales tanto bueno y verdaderamente nuevo pudieran decirnos? _Qui potest capere capiat._» (Marcelino Menéndez Pelayo, «Monografías expositivo-críticas. Al señor D. Gumersindo Laverde Ruiz», Revista Europea, Madrid, 27 de agosto de 1876, nº 131, págs. 264-266 y 272.)

«Resúmen: yo comprendía que se construyese ciencia (Krausista) sin libros ni otras zarandajas, porque para decir perogrulladas no es menester gran erudición; mas ya veo con asombro que para juzgar las doctrinas de un autor tampoco es necesario leerle ni hojearle siquiera, y basta con cuatro especies cazadas al vuelo en alguna tésis doctoral o en tal cual discurso académico. Con esto y el tono de oráculo y la severidad estoica y algo de aquella fama que autoriza a un hombre para echarse a dormir, basta y sobra para decidir ex cathedra de cuanto Dios crió, y mirar con desdén a los pobres mortales que no han llegado a semejante pináculo de sabiduría y buena andanza. Pero tanto, tanto… en verdad, que no lo consienten mis tragaderas. ¿Qué menos puede exigirse de un filósofo, si no español, nacido en España, que el que conozca, siquiera por el forro, la Filosofía Española?» (Marcelino Menéndez Pelayo, «Prosíguese el pensamiento de las cartas anteriores. Al señor D. Gumersindo Laverde Ruiz», Revista Europea, Madrid, 3 septiembre 1876, nº 132, pág. 301.)

1877 «Menéndez y Pelayo (D. Marcelino). La novela entre los latinos. Tesis doctoral leída en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid. Santander, T. Martínez, 1875. 8º mca. R. por el Autor.» («Lista de las obras regaladas… Año 1875. Obras impresas», Memoria de la Biblioteca Nacional en los años 1875 y 1876, Madrid 1877, pág. 43.)

1878 «Exterior. Todas las versiones que circulan acerca del asesino Nobiling [torpe anarquista que disparó al emperador Guillermo I en Berlín, el 2 de junio, pero sólo le hirió] convienen en que es de buena familia. […] Según el autor de esta carta, Nobiling, durante su estancia en Dresde, no profesaba las ideas socialistas demagógicas, siendo únicamente partidario del socialismo científico expuesto en el Anuario agrícola [_Landwirthschaftliche Jahrbücher_] de los consejeros Nathusius [Dr. Hermann von Nathusius] y Thiel [Dr. Hugo Thiel], para cuya publicación preparaba su famoso ensayo, que no es, por otra parte, mas que una refundición de su tesis doctoral.» (El Globo, Madrid, 8 junio 1878, pág. 3.)

1879 «Estudio crítico-bibliográfico sobre Anacreonte y la colección anacreóntica, y su influencia en la literatura antigua y moderna. Tésis doctoral leída el 9 de Noviembre de 1878 en la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Madrid por D. Antonio Rubió y Lluch. No's pot llegir cap catálech de llibrería estrangera que no s'hi troven anunciadas una porció d'obras de totas menas, escritas como á tèsis doctorals per los alumnes de las diversas facultats universitarias. […] Rara es aquí la tèsis doctoral que s'imprimeix o per lo menos, que's dona al públich.» (La Renaixensa, Barcelona, 31 juliol 1879, any IX, tomo II, nº 2, pág. 98.)

«Participa de esta opinión Mr. Guibal en su eruditísima tesis doctoral titulada Le poëme de la croisade contre les Albigois, ou l'Épopée nationale de la France du Sud au treizième siècle, Tolosa 1863.» (Revista Contemporánea, Madrid, 15 septiembre 1879, pág. 41.)

«Actualmente, un amigo nuestro muy querido, el Sr. Larra y Cerezo, aboga, con la elocuencia persuasiva propia de la verdad, por el establecimiento de dichos asilos¹ para adultos. […] ¹ De la convalecencia (Tésis doctoral inédita).» (Manuel Tolosa Latour, «Bases científicas para la educación física, intelectual y sentimental de los niños», Revista Europea, Madrid, 7 diciembre 1879, año VI, nº 302, págs. 712-713.)

GBS