Genética en el Diccionario soviético de filosofía (original) (raw)
Genética
(gr. genetikos: relativo al origen): ciencia sobre las leyes de la herencia y mutabilidad de los organismos. La genética ocupa uno de los lugares centrales en el conjunto de las disciplinas biológicas; su objeto es el genotipo, que cumple la función de dirección de los sistemas vivos. El surgimiento de la genética como ciencia está asociado al descubrimiento por Mendel de las leyes de la herencia (1866); en 1900 estas leyes fueron “redescubiertas” por H. de Vries, K. Correns y E. Tschermak. Más tarde se formularon la teoría cromosómica de la herencia y la concepción materialista del gen (T. Morgan y otros). Al comienzo de su desarrollo, la genética se separó de la teoría evolucionista de Darwin, pero esta separación fue superada gracias al surgimiento de la genética de las poblaciones, cuyas bases fueron sentadas por S. Chetverikov (1926). Un fenómeno progresista en la genética fue su ruptura con el carácter mecanicista de algunas tesis de la teoría cromosómica de la herencia, que se expresaba en la exageración de la estabilidad del gen, la negación de sus complicados nexos con otros componentes de la célula del organismo y en la subestimación de los factores externos, de la integridad del genotipo y fenotipo y su conexión en la mutabilidad individual e histórica. Contribuyó a ello en gran medida el descubrimiento de la acción mutágena de los rayos X (G. Filíppov, H. Muller) y los trabajos en la esfera de la mutagénesis química (V. Sájarov, M. Lobashov, I. Rapoport y otros). La ligazón con la selección práctica permitió a N. Vavílov descubrir las posibilidades cuantitativas y cualitativas del proceso de mutación en condiciones naturales. I. Michurin desarrolló en sus obras los principios de la transformación activa de la naturaleza viva, valiéndose de los métodos de hibridación a distancia. Resultaron fecundos los intentos de revelar la estructura interior del gen. A. Serebrovski y N. Dubinin formularon la teoría céntrica del gen (1928-29), que mostró la divisibilidad del gen en partes aisladas distribuidas en orden lineal. Numerosos experimentos posteriores hicieron ver que precisamente el ácido desoxirribonucleico (ADN), localizado en los cromosomas, constituye la base química de la especificidad del gen, que precisamente aquí “está escrita” la información hereditaria (genética), de acuerdo con la cual se realiza la síntesis molecular y, en última instancia, la autorreproducción de la célula y de la naturaleza viva en su conjunto. En el estudio de la estructura molecular de las bases materiales de la herencia desempeñaron un gran papel las investigaciones de N. Koltsov (1927), el descubrimiento por J. Watson y F. Crick del modelo estructural del ADN, que tiene forma de espiral doble (1953), &c. En los últimos decenios se desarrolla cada vez más una fructífera relación de la genética con todas las esferas del conocimiento biológico, con la agricultura práctica, con la medicina, la microbiología y la biología cósmica. La búsqueda científica en la genética transcurría en el contexto de una enconada lucha filosófica entre el materialismo y el idealismo, entre la dialéctica y la metafísica. Pero el materialismo siempre constituía la base teórico-metodológica del progreso de la genética, pues el estudio de las propiedades objetivas de la herencia generaba entre los genetistas concepciones materialistas espontáneas. El impetuoso desarrollo de la genética va acompañado de la superación de la estrechez mecanicista y del crecimiento de la necesidad de la metodología dialéctica, a medida que maduran las condiciones necesarias para resolver el problema de la parte y el todo (relación del gen con el genotipo) y del determinismo (relación del gen con el rasgo, del genotipo con el fenotipo y del proceso de mutación con el de evolución) y para tomar conciencia del carácter sistémico de los métodos científicos particulares del análisis genético. La genética se desarrolla aumentando su contenido humanitario y socio-moral progresista. Lo último es de particular importancia para la genética del hombre, la genética médica y la ingeniería genética, en las cuales el hombre no es sólo sujeto, sino, también, el objeto principal del conocimiento. La eficacia del enfoque marxista de la genética estriba en que permite descubrir la endeblez científica de las especulaciones ideológicas burguesas sobre el conocimiento científico natural del hombre (racismo, neoeugenesia, &c.). Los principios dialéctico-materialistas de la reproducción teórica del proceso de formación del hombre integral constituyen la base ideológica y metodológica de las investigaciones sistemáticas del hombre en la unidad de sus aspectos sociales y biológicos (en particular, genéticos).
Diccionario de filosofía · 1984:193-194