Lange, Historia del materialismo, El sensualismo de los sofistas y el materialismo moral de Aristipo (original) (raw)

Primera parte. El materialismo en la antigüedad. Capítulo II:

Federico Alberto Lange, Historia del materialismo, Madrid 1903, tomo 1, páginas 62-76

Federico Alberto Lange, Historia del materialismo, El sensualismo de los sofistas y el materialismo moral de AristipoSensualismo y materialismo. – Los sofistas, particularmente Protágoras. – Aristipo. – Relación entre el materialismo teórico y el materialismo práctico. – Disolución de la civilización helénica bajo la influencia del materialismo y del sensualismo.

El papel que hace la materia en la naturaleza exterior, le hace en la vida interna del hombre por medio de la sensación; cuando se cree que puede existir la conciencia sin la sensación se es víctima de una ilusión tan sutil como engañosa. La actividad de la conciencia puede desplegarse con energía en las cuestiones más elevadas e importantes a la vez que las sensaciones son casi imperceptibles, pero siempre las sensaciones están en juego y sus relaciones armónicas o desacordes determinan la naturaleza y valor de las ideas percibidas por la conciencia, del mismo modo que una catedral está formada por piedras toscas, un complicado dibujo por líneas y perfiles materiales y una flor por materias orgánicas.
Así como contemplando la naturaleza exterior el materialismo explica las formas de los objetos por la naturaleza de sus elementos materiales y hace de estos últimos la base de su concepción del mundo, así el sensualismo deriva de las sensaciones todas las ideas de la conciencia. Por eso, en el fondo, el sensualismo y el materialismo dan la preferencia a la materia sobre la forma. Ahora se trata de saber en qué se diferencian uno de otro. Ciertamente que jamás se ha celebrado un pacto por el cual se pueda ser sensualista en la vida interior y materialista en la vida externa, y, no obstante, este punto de vista existe con frecuencia en la práctica inconsecuente aunque no es filosófico en modo alguno; más bien el materialismo consecuente negará que la sensación exista separada de la materia, y también, en los actos de la conciencia, hallará sólo los efectos de cambios materiales ordinarios y les considerará desde el mismo punto de vista que los restantes hechos materiales de la naturaleza exterior.

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