Roc�o Silva Santisteban: Lomas de Carabayllo (original) (raw)

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17 de agosto del 2007

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Terremoto en Per�

Roc�o Silva Santisteban

La Insignia. Per�, 16-17 de agosto del 2007.

Ayer a las 6.40 de la tarde se produjeron dos sismos de 7,5 y 7,0 grados en la escala de Richter en el Per�. El epicentro estaba en el mar, a pocos kil�metros bajo la superficie, frente al puerto de Pisco, que es la ciudad m�s afectada. Hasta el momento se han contabilizado 500 muertos. Gran parte de los fallecidos eran personas que asist�an a una misa, en la Iglesia San Clemente. La localidad ciudad de Pisco, de donde es oriundo el destilado de uva que ahora caracteriza al Per�, ha quedado pr�cticamente destrozada. Los hospitales est�n colapsados y los cad�veres se encuentran regados en las pistas, a la intemperie, porque la morgue est� saturada. Se teme que, si no se toman las medidas de inmediato, se produzcan epidemias.

Las zonas aleda�as -Ca�ete, San Andr�s, Cerro Azul, y la misma ciudad de Ica- tambi�n han sufrido graves da�os. Hay personas que siguen vivas bajo los escombros, y que se han comunicado por celulares. Los pobladores reclaman mayor ayuda del Estado; sobre todo, alimentos, agua, cobijo y atenci�n m�dica. El presidente Alan Garc�a ha viajado a Pisco para ver los efectos in situ.

En Lima el sismo se sinti� con menos fuerza, pero produjo da�os en casas de adobe o de quincha, y en los distritos de Barranco, Chorrillos, Barrios Altos, cuyos suelos son de arena y tienden a moverse mucho m�s. Muchas casas de zonas pobres de la ciudad se han derrumbado, y se han producido heridos graves. Varios distritos de Lima se encuentran en este momento sin luz ni agua.

La tierra sigue temblando mientras escribo estas l�neas. La pantalla de la computadora se mueve en el quinto piso de mi casa. Las r�plicas se cuentan por centenares y se sienten con nerviosa intensidad.

Cuando se produjo el terremoto, acababa de empezar mi clase en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Tengo pocos alumnos, porque se trata de un post-grado, y al principio hice el comentario clasico que se nos escapa a los lime�os durante un temblor, "tranquilos, ya va a pasar"; pero uno de mis alumnos coment�: " est� muy larguito, as� que mejor bajamos". Todos los salones estaban llenos. La gente baj� los tres pisos con mucha calma, salimos todos hacia el patio y luego hacia el jard�n de la universidad. Y la tierra segu�a temblando, en ondas, horizontalmente. Quienes nos encontr�bamos en Pueblo Libre vimos en el cielo un resplandor; al parecer se trata de un extra�o fen�meno que se produce cuando las placas tect�nicas liberan tanta energ�a.

En ese instante s�lo pens� en mi hija, de 17 a�os, que se encontraba sola en mi departamento de un quinto piso lleno de vidrios. Y entonces todos empezamos a utilizar los celulares. In�tilmente, porque dejaron de funcionar no durante minutos, sino durante horas (aunque el m�o, de la compa��a Movistar, sigue sin cobertura 14 horas del terremoto).

En medio de la zozobra y la conmoci�n s�lo quer�a ir a casa. Pude hacer una llamada pero nadie contestaba. Llam� al padre de mi hija para que fuera a verla, pero la comunicaci�n se cort�. Como tomar un taxi era casi imposible, nos juntamos entre dos para ir hacia Miraflores. Los 45 minutos de camino se hicieron exasperantes por la intensidad del tr�fico.

Cuando llegu� encontr� docenas de libros en el suelo. La televisi�n estaba prendida, los zapatos de Sol en el suelo, y la computadora en stand by. Pero mi hija no estaba por ning�n lugar. Son� el timbre y pregunt� casi desesperada: "�qui�n?" "Soy tu pap�, abre la puerta", respondieron. Y entonces me puse m�s nerviosa porque hab�a supuesto que mi hija que estaba con �l. Al final se encontraba con unas vecinas del segundo piso, quienes le hab�an prestado una manta porque sali� de la casa asustada, sin zapatos, sin llaves.

Ese peque�o acto de solidaridad, que agradec� much�simo, es lo que se requiere en estos momentos, pero a otros niveles. Solidaridad con las personas del sur, que necesitan con urgencia de todo, incluso ata�des. Porque ni los muertos tienen lugar donde descansar.