Mario Roberto Morales: Guatemala: Lo que es y lo que queremos que sea (original) (raw)

Portada de La Insignia

22 de agosto del 2007

enviar imprimir Navegaci�n

Guatemala

Lo que es y lo que queremos que sea

Mario Roberto Morales

La Insignia. Guatemala, agosto del 2007.

Existe un pintoresco lugar donde la cooperaci�n internacional financia a todos los movimientos sociales, de modo que dicta los criterios del feminismo local, de la agenda homosexual, de la lucha de los ind�genas, de lo que deben pensar y sentir las prostitutas, los ni�os de la calle, los enfermos de sida, los sindicalistas, los dirigentes campesinos y la izquierda.

Tambi�n financia a los ministerios de gobierno en una mir�ada de proyectos dispersos, de manera que dicta los criterios del desarrollo nacional, del funcionamiento de los sistemas de justicia, electoral, penitenciario, de salud, democr�tico, educativo, etc., hasta el extremo de que el poder ejecutivo no se mueve sin consultar antes y referirse luego a los jerarcas de la cooperaci�n para justificar cualquiera de las decisiones de gobierno, pues ya no existen m�s planes de desarrollo que los puntuales y coyunturales que deciden los organismos de financiamiento externo.

Lo mismo ocurre con el pensamiento, tanto de izquierda como de derecha, y con los esfuerzos c�vicos encaminados a aliviar las heridas del largo conflicto armado que dej� a miles de personas sumidas en los s�ntomas del estr�s postraum�tico y, en consecuencia, listas para ser absorbidas por la drogadicci�n y la delincuencia, las cuales, en un pa�s en el que la oligarqu�a impide el libre desarrollo capitalista y, por ende, la gobernabilidad democr�tica, se tornan puertas de entrada a la econom�a informal, que incluye no s�lo las formas de trabajo irregulares sino tambi�n las alternativas como el narcotr�fico, el delito organizado, las maras y algunas formas de organizaci�n empresarial dedicadas a la criminalidad monopolista.

En un lugar como este, que se sostiene con remesas y narcod�lares; en el que no existe el Estado ni la sociedad pol�tica tiene autonom�a, y en el que la sociedad civil compite deslealmente por los financiamientos externos y se enfrasca en un activismo centr�fugo, disperso, fragmentario y sin plan estrat�gico, resulta ingenuo, por decir lo menos, hablar de proyectos de naci�n incluyente, de soberan�a popular, de justicia social, de libre mercado, de democracia y de libertad. �C�mo se puede hablar de todo esto en un territorio en el que el poder lo ejercen los intermediarios de la cooperaci�n internacional, los capos criminales, los narcotraficantes, las maras y los empresarios mercantilistas de la oligarqu�a, a ninguno de los cuales le interesa un Estado aut�nomo?

�No cabr�a incluir el delito organizado, a las maras y a los narcos en el pensamiento pol�tico que caracterice a semejante lugar (que no pa�s ni mucho menos naci�n), y reflexionar sobre la legalizaci�n de las drogas y la negociaci�n corporativa con los criminales, quienes tambi�n manejan la seguridad p�blica? Y si esta idea se rechaza por demencial, en nombre de valores como la democracia, la libertad de empresa y la igualdad ante la ley, �c�mo encajar este ideario -que supone la autonom�a y la soberan�a del Estado- en un territorio gobernado por los poderes f�cticos mencionados, que tambi�n financian a los partidos pol�ticos? �Por qu� seguir jugando a ignorar estos hechos innegables? �Por qu� continuar simulando una guerra contra el narcotr�fico si todos sabemos que si esa actividad cesara el sistema financiero colapsar�a?

Hay que pensar este lugar como lo que es, si es que insistimos en convertirlo en lo que queremos que sea.