Espa�a: La Iglesia cat�lica y las familias (original) (raw)

Portada de La Insignia

28 de noviembre del 2007

enviar imprimir Navegaci�n

Espa�a

Injusticia militar

Vicen� Navarro

Noucicle. Espa�a, noviembre del 2007.

Los pa�ses que tienen pol�ticas p�blicas m�s favorables a las familias son aquellos en los que la jerarqu�a de la Iglesia cat�lica tiene menor influencia.

Los dirigentes de la Iglesia cat�lica espa�ola se han presentado siempre como los grandes defensores de la familia. Durante muchos a�os la ret�rica oficial de la jerarqu�a eclesi�stica y la de los partidos pol�ticos y gobiernos de inspiraci�n cat�lica han promovido a la familia como la instituci�n central de nuestras sociedades. Se deducir�a de ello que Espa�a, gobernada en la gran mayor�a de los �ltimos cincuenta a�os por partidos conservadores de ra�ces cat�licas, deber�a tener las pol�ticas p�blicas de apoyo a las familias mas desarrolladas de Europa. Pues bien, un an�lisis de las pol�ticas p�blicas en la Uni�n Europea muestra que, al contrario de lo que se ha dicho durante muchos a�os en aquella ret�rica oficial del pa�s, Espa�a es uno de los pa�ses de la UE-15 (el grupo de pa�ses de la UE-15 de semejante nivel de desarrollo econ�mico que el nuestro) que apoya menos a las familias. El gasto p�blico social en transferencias y servicios p�blicos a las familias es un mis�rrimo 0.5% del PIB, el m�s bajo de la UE-15 (cuyo promedio es 2,2% del PIB). No hay ning�n otro pa�s en la EU-15 cuyas familias est�n m�s abandonadas por el Estado que Espa�a. En los pa�ses n�rdicos escandinavos, sin embargo, donde la influencia de la Iglesia cat�lica es m�nima, las ayudas a las familias representan m�s de un 3% del PIB, los porcentajes mayores de la UE-15. En realidad, los datos muestran que a mayor influencia de la Iglesia cat�lica, menor ayuda del Estado a las familias.

En Espa�a, cuando decimos familia queremos decir mujer. Pues bien, los datos tampoco confirman un apoyo de la jerarqu�a de la Iglesia cat�lica a la mujer. El Estado espa�ol, inspirado, en gran parte, en los principios cat�licos, ha sido durante muchos a�os uno de los pa�ses europeos m�s insensible a las necesidades de la mujer. Los gobiernos conservadores de tradici�n cat�lica siempre pusieron a la mujer en un pedestal para luego crucificarla en el olvido de sus pol�ticas p�blicas. La mujer espa�ola est� enormemente sobrecargada siendo ella la responsable de cubrir las enormes insuficiencias del estado de bienestar espa�ol. Ella cuida de los infantes (de los cuales solo un 7% atienden escuelas p�blicas de infancia de 0 a 2 a�os; el promedio de la UE-15 es del 18%), de los j�venes (que viven en casa como promedio hasta los 32 a�os; el promedio de la UE-15 es de 29), de los esposos o compa�eros, de los ancianos y personas con discapacidades, y un 58% de ellas trabaja tambi�n en el mercado de trabajo. No es de extra�ar, por lo tanto, que la mujer de 35 a 55 a�os en Espa�a sea la persona que tenga mas enfermedades debidas al estr�s, tres veces m�s que el hombre. De nuevo, los pa�ses gobernados por partidos conservadores de ra�z cat�lica son lo que tienen unos servicios de ayuda a las familias (como escuelas de infancia y servicios domiciliaros) menos desarrollados. Esta situaci�n es particularmente dif�cil para la mujer joven que, adem�s de no tener los servicios p�blicos de ayuda a las familias que tienen las j�venes n�rdicas de los pa�ses escandinavos, tienen dificultades en encontrar trabajo fijo que les permita tener una vivienda y establecer una familia. De ah� que la fecundidad (n�mero de nacimientos por mujer f�rtil) en Espa�a sea de las m�s bajas de la UE-15. La fecundidad en los pa�ses n�rdicos, por el contrario, es de las m�s altas.

Las cosas han ido cambiando a partir del establecimiento de la democracia y sobretodo a partir de los gobiernos socialistas. Y a partir del 2004, en algunas �reas de especial importancia simb�lica, como la paridad de g�nero en responsabilidades institucionales, se est� avanzando r�pidamente. Pero en otras -que cuestan dinero- van mucho m�s lentamente. As�, el gobierno socialista acaba de tomar una medida, la de dar 2.500 euros por ni�o, motivado por un deseo de incentivar la fecundidad. La experiencia internacional muestra, sin embargo, que es un paso muy insuficiente para estimular la fecundidad. Aumentar� el porcentaje del PIB a ayudas familiares de un mis�rrimo 0.5% del PIB a un 0.6% del PIB (recuerden que el promedio de la UE es un 2.2%). El coste para una familia de tener un hijo o hija en Espa�a desde el momento de la concepci�n a los 18 a�os es aproximadamente de 82.000 euros. La cantidad nueva aportada por el gobierno es muy menor, aun cuando esta cantidad para una familia joven tampoco es despreciable. Pero en todo caso su valor incentivador de la fecundidad es muy menor. Mucho m�s importante para estimular la fecundidad es la universalizaci�n de las escuelas de infancia (permitiendo a las mujeres combinar su responsabilidad familiar con su proyecto profesional), medida que debiera tener tanta prioridad pol�tica como el desarrollo de los servicios de dependencia. A ello debiera a�adirse una revoluci�n cultural haciendo el hombre copart�cipe en las responsabilidades familiares, situaci�n en la que estamos muy retrasados. Los hombres del sur de Europa - recuerden, donde la cultura cat�lica es dominante -contin�an siendo los que trabajan menos en labores familiares en la UE-15. Espero que el gobierno socialista adem�s de universalizar los servicios de dependencia universalice tambi�n las escuelas de infancia y contribuya a la muy necesaria revoluci�n cultural de nuestro pa�s.