Jos� Luis L�pez Bulla: Espa�a: Que Bertinotti intervenga en Izquierda Unida (original) (raw)

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3 de octubre del 2007

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Espa�a

Que Bertinotti intervenga en Izquierda Unida

Jos� Luis L�pez Bulla

Metiendo Bulla / La Insignia. Espa�a, octubre del 2007.

Izquierda Unida vuelve a estar en una situaci�n complicad�sima. No tanto por los movimientos en torno a qui�n liderar� esta formaci�n -si Llamazares o el candidato alternativo- como por el car�cter de tales se�smos. El problema (o uno de los problemas) es la violencia de las discusiones internas, los mensajes que se env�an a la opini�n p�blica y los ataques a la actual direcci�n. Tengo para m� que tales discusiones, mensajes y ataques se orientan a considerar como enemigos a quienes comparten militancia en la misma formaci�n pol�tica. Algunos de ellos est�n formulados con la invectiva de traici�n y del arsenal de improperios que suministraba aquella radio Tirana, afortunadamente fenecida. De seguir en esa tesitura, IU corre el peligro de desaparecer definitivamente del mapa.

No escondo que tengo esta opini�n: establezco como hip�tesis que la posibilidad de que IU remonte su situaci�n est� en Llamazares; como certeza, mantengo que si el actual grupo dirigente es desbancado, se entra en la fase de la absoluta desarboladura de dicha organizaci�n. No hace falta que recuerde la diferencia entre hip�tesis y certeza.

Me interesa decir que mi inter�s por la IU de Llamazares estriba en la necesidad de que haya m�s izquierda en Espa�a. Y con este dirigente existe esa posibilidad. As� pues, no estoy hablando en mi caso de una adscripci�n org�nica (que no la hay) con IU, sino en inter�s de la globalidad de las izquierdas pol�ticas espa�olas.

No parece que quienes han calificado repetidamente de traidores a Llamazares y su equipo dirigente, en el caso de que ganen la trifulca interna, se dispongan a tender posteriormente la mano tendida a los derrotados, si es que lo son. Y, en el caso contrario, sospecho que puede suceder tres cuartos de lo mismo, porque Llamazares podr�a arg�ir que el consumo de sapos tiene un l�mite para cualquier aparato digestivo. De manera que -venza quien venza- los derrotados ser�an pasto de una hecatombe.

En estas condiciones, todo intento de hacer ver a las diversas barriadas de IU de la necesidad de reformular su pol�tica es un in�til esfuerzo. Y, seg�n parece, toda invocaci�n al sensato acuerdo interno no deja de ser m�s que un deseo piadoso en las mejores tradiciones del kumbay� tradicional. De modo que, a la desesperada, se me viene a las mientas una propuesta: una mediaci�n por alguien que tenga auctoritas -o que parezca que la tenga- sobre la Liga �tico-d�lfica y sobre la del Peloponeso. Para simplificar: sobre los atenienses y los lacedemonios.

�Qui�n podr�a ser? Mi intuici�n me lleva a Fausto Bertinotti. Y si el maestro Pietro Ingrao se encuentra en condiciones, dada su avanzad�sima edad, podr�a echar tambi�n una mano. De todas maneras, Bertinotti se basta y se sobra para mediar entre unos y otros. Naturalmente se trata de un hueso duro de roer, pero -hasta donde yo me s�- Fausto no se arredra ante estas situaciones tan soliviantadas. Es m�s, Bertinotti debe intervenir por la parte que le toca: est� empe�ado en una alternativa de izquierda antagonista europea y sin la aportaci�n espa�ola, ese proyecto ser�a m�s d�bil.

�Se trata de una propuesta alocada? Quien hable as� corre el riesgo de que le conteste: m�s locos est�is vosotros, pues habiendo pasado la cincuentena (y algunos la sesentena) segu�s comport�ndoos como peligrosas viejas c�coras armadas hasta las u�as. De ah� que Fausto Bertinotti deber�a empezar el razonamiento m�s o menos as�: "Queridos amigos, lo primero es que todos depong�is las navajas de Albacete para poder pasar al estadio del razonamiento pol�tico. Por una vez, y sin que sirva de precedente, me saco de la manga un argumento del viejo Plat�n: el objetivo de la medicina no son los m�dicos sino la gente de carne y hueso. O sea, el objetivo de IU no sois vosotros, sino la gente de carne y hueso..."

Ll�mese intervenci�n o mediaci�n o arbitraje. Es lo de menos. La cuesti�n es hacer algo tan realista como evitar la hecatombe.