Espa�a: El pacto por la vivienda: �pacto con qui�n? (original) (raw)
7 de septiembre del 2007
Espa�a
El pacto por la vivienda: �pacto con qui�n?
Lluis Casas
Metiendo Bulla / La Insignia. Espa�a, septiembre del 2007.
Retomo el teclado inform�tico despu�s de unos d�as de playa con lo que considero el asunto estrella de la d�cada pol�tica y econ�mica, la vivienda. El verano agoste�o ha sido desprendido en noticias, de las que les recuerdo algunas, por si acaso no han mirado el recibo de la hipoteca o la siesta se ha prolongado excesivamente:
La esperada crisis de las hipotecas basura norteamericanas explot� por fin. Y con ello se ponen en evidencia la falta de controles reales sobre ciertas oscuridades del sector financiero, entre ellas el mal funcionamiento de las agencias privadas de control y el penoso pensamiento d�bil de los responsables econ�micos que sab�an lo que tenia que suceder, pero esperaban que no llegara nunca.
La reacci�n p�blica, estadounidense y europea, hecha de miles de millones de euros y d�lares en beneficio de un sector torpe y ego�sta. Pregunta ret�rica e ingenua: �Pod�an los mencionados millones haber llegado antes y en beneficio del acceso digno a la vivienda? No dude nadie de mi benepl�cito a reducir los costes de la crisis; simplemente contemplo la posibilidad de haber reducido antes sus efectos.
Los tipos de inter�s siguen la empinada senda que produce agon�a en la econom�a familiar. Los pol�ticos y los ec�nomos se ponen de los nervios y empiezan a emitir las se�ales de su fracaso (�?) en forma de posibles desgravaciones y otras hiervas de mal gusto. Todo por no hacer los deberes debidos: oferta p�blica de vivienda y regulaci�n urban�stica.
La alarma fiscal se desata, la reducci�n paulatina del "mercado" inmobiliario afecta a las administraciones regionales y locales, que ven como sus ingresos provenientes de un mercado inflacionario disminuyen significativamente. Todo el mundo sab�a que si el negocio inmobiliario se reduc�a, el negocio fiscal tambi�n y que iba a pasar de inmediato. Pues bien, a algunos les ha cogido por sorpresa.
Si ustedes tienen la paciencia de repasar hemerotecas o simplemente este diario digital, comprobaran que todo lo sucedido estaba previsto. Nada ha ocurrido que no se supiera y que no dispusiera de posibles medidas correctoras eficientes. Mientras tanto en casa hemos cambiado de ministra del ramo, una operaci�n de cirug�a a un muerto, que l�gicamente no lograr� que resucite oportunamente. El ejemplo de las malas pr�cticas contin�a en nuestra otra casa. En Catalu�a la ley de la vivienda, propuesta en noviembre del 2005 sigue por caminos extra�os, pendiente de acuerdos gubernamentales, parlamentarios y de un esperp�ntico pacto de la vivienda con los promotores inmobiliarios. �Se dan cuenta de que unos adultos todav�a creen en los reyes magos? �O es que simplemente no creen en nada?
El pacto de la vivienda es un estropicio pol�tico que significa reducir los objetivos de la pol�tica de vivienda p�blica en beneficio de los promotores habituales. Estos consideran que son los due�os del rancho y que la pol�tica p�blica debe servir para asegurarles la actividad en tiempos de c�lera, es decir: mercado reducido, tipos de inter�s altos, alarma familiar, etc. No para ofrecer a los ciudadanos una vivienda accesible econ�micamente y poco supeditada a los vaivenes del ciclo econ�mico, sino dirigida a satisfacer la demanda demogr�fica.
La realidad del poder econ�mico y la debilidad pol�tica frente a retos claros como la pol�tica de vivienda es en nuestro caso transparente y alarmante. El ciclo inmobiliario ha durado lo suficiente para que a nadie extra�e el resultado. Todo se ha visto venir, lenta e implacablemente. Los ciudadanos han visto desaparecer las rentas del trabajo hacia el pozo sin fondo de una vivienda ultra valorada por el precio del suelo (precio absolutamente especulativo o pol�tico, puesto que no se desgata, ni desaparece con el uso), y ahora podr�an ver venir una reducci�n significativa del valor pagado. Ello ha comportado un notable disfunci�n en el posible ahorro y en la diversificaci�n del gasto familiar. La vivienda lo absorbe todo y no deja nada para otros: cultura, ahorro, equipamiento familiar. La expresi�n "dejar� a mis hijos como herencia un piso y una hipoteca" no es un simple chiste, sino una realidad social. La calidad de vida entre espa�oles y europeos tiene un diferencial permanente a causa de ello.
Durante alg�n tiempo pens� que el sector inmobiliario era susceptible de nuevas pol�ticas p�blicas que beneficiasen a la comunidad. Los m�rgenes de beneficio eran tan altos que permit�an ajustes significativos y que incluso el sector m�s digno empresarialmente pod�a entender que no era bueno para nadie participar en carreras con un caballo desbocado. Alguien terminar�a con los huesos rotos. Pues bien, en beneficio de la historia, debo reconocer que no disponemos en Espa�a de valor pol�tico y democr�tico para favorecer a la mayor�a reduciendo lo que se lleva la minor�a. La lista de pol�ticos y de partidos de d�bil car�cter es muy larga y afecta a todas las esferas de la derecha y la izquierda. Bien es verdad que con intensidad desigual. Lo que en un art�culo anterior llam� el gran fracaso de la democracia espa�ola: la renuncia a una pol�tica p�blica de vivienda estable y consistente, se ha hecho este verano m�s que patente.
Por lo que doy por acabadas mis reflexiones acerca de ello y me hecho a llorar.
(Lluis Casas en plena depresi�n pos vacacional.)