Espa�a: D�ficit social - La Insignia (original) (raw)
7 de septiembre del 2007
Espa�a
D�ficit social
Rodolfo de Benito (*)
Fundaci�n Sindical de Estudios. Espa�a, septiembre del 2007.
�Por qu� cualquier tipo de iniciativa o de medida de car�cter social es tiltada, de manera sistem�tica, de electoralista? No me estoy refiriendo s�lo a las recientes declaraciones realizadas desde la Junta de Andaluc�a en torno a la vivienda, o las referidas a las pensiones m�s bajas, ya que se ha recurrido al calificativo "electoralista", no s�lo en los �ltimos meses o durante esta legislatura, sino que este latiguillo, reitero, cuando se trata de iniciativas o de medidas de car�cter social, se ha venido utilizando desde hace ya varios a�os, desde distintos sectores, con un tono absolutamente descalificador.
Sin embargo esto no ocurre, o al menos yo no lo recuerdo, cuando se trata de acometer recortes, eso s�, bajo el eufemismo de "ajustes", o el m�s rebuscado todav�a de "optimizaci�n de recursos" referidos a pensiones, mercado de trabajo o prestaciones por desempleo, por poner solo tres ejemplos que, sin duda, pueden ser ampliados a otras materias.
Estamos ante una doble vara de medir. En esta ocasi�n, como en otras, cualquier momento es bueno para acometer recortes sociales y son momentos malos, por "electoralistas", para abordar mejoras de car�cter social.
Por otra parte, �qu� tiene de negativo que las fuerzas pol�ticas planteen abiertamente medidas de car�cter social previas a unas elecciones, o que el Gobierno de turno impulse en su per�odo de mandato iniciativas y medidas de este car�cter? Es m�s, �cu�ndo mejor que un momento como el actual, que no es �nico ni extraordinario, sino que se repite a lo largo del tiempo, para que el debate pol�tico vuelva a estar en la sociedad, recuperando �sta su debido protagonismo en ese debate? Porque cuando hablamos de medidas sociales estamos hablando de pol�tica, de econom�a, de democracia, de prioridades, de agenda social en definitiva.
En nuestro pa�s hoy siguen existiendo importantes d�ficts sociales, que se han de convertir en prioridades pol�ticas; d�ficits sociales que hacen que, a pesar de los avances, todav�a hoy nuestro pa�s se mantenga alejado en t�rminos sociales de los pa�ses centrales de la Uni�n Europea. Y uno de los riesgos que nos podemos encontrar, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, es que el t�rmino "electoralista", como elemento central del debate, termine por desviar la atenci�n sobre las aut�nticas prioridades sociales que tiene este pa�s.
Prioridades que necesitan amplitud de miras y una visi�n a medio y largo plazo y que, por tanto, no pueden verse condicionadas exclusivamente por determinados tiempos pol�ticos, m�s teniendo en cuenta el entramado institucional de nuestro pa�s, que imprime ritmos distintos, ya sea por convocatorias electorales de car�cter general, auton�mico o local.
El sindicalismo no desconoce la centralidad que deben tener las pol�ticas sociales, ya que propuestas y reivindicaciones no satisfechas y muy vinculadas a la realidad, trascienden cualquier plazo y, desde luego, cuando de medidas de car�cter social se trata, la mera coyuntura electoral.
En esta l�nea, las pol�ticas de vivienda, la protecci�n social en su sentido m�s amplio, la sanidad por tanto, la educaci�n, las pol�ticas de I+D+i, el empleo y su calidad, la siniestralidad laboral, los salarios y el poder adquisitivo -que no siempre van de la mano, tal y como est� ocurriendo en estos momentos-, por mencionar algunas de las cuestiones que hay que abordar y que son las que deben marcar, de verdad, la agenda social y pol�tica, para enterrar definitivamente una etapa, la de la crispaci�n pol�tica que ha vivido nuestro pa�s, pr�cticamente desde el momento en que conocimos los resultados electorales del 14 de marzo de 2004, y que ha hecho invisibles estas prioridades.
Madrid, seis de septiembre de 2007.