Rosal�a Ciciolli: Paraguay: Los campesinos no creen en las promesas electorales (original) (raw)

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19 de abril del 2008

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Paraguay

Los campesinos no creen en las promesas electorales

Rosal�a Ciciolli

Sirel / La Insignia. Paraguay, abril del 2008.

El sector rural se debate entre la pobreza m�s extrema, el avance descontrolado de la soja transg�nica y la consecuente contaminaci�n con agrot�xicos que trae aparejada. Esta situaci�n se agrava a�o tras a�o. Los campesinos calcula que el �rea sojera llegar� a cubrir 6 millones de hect�reas en dos a�os m�s. Este cultivo origin� un considerable aumento de la emigraci�n rural hacia las ciudades y aument� los bolsones de pobreza urbanos. Frente a ello, los gobiernos colorados de los �ltimos 20 a�os s�lo mostraron una actitud indiferente y represiva. �Cambiar� la situaci�n con el pr�ximo presidente? Los dirigentes campesinos se mostraron poco optimistas al respecto.

La realidad social y rural que deber� enfrentar el pr�ximo titular del Poder Ejecutivo incluye la pobreza extrema, que afecta al 19,4 por ciento de la poblaci�n, y la pobreza que alcanza al 35,6 por ciento de un total de 6 millones de habitantes, seg�n cifras de la Direcci�n General de Estad�sticas y Censo (DGEEG).

El pr�ximo presidente de la Rep�blica tambi�n tendr� que asumir el acelerado incremento, en los �ltimos dos a�os, de la migraci�n de paraguayos a Espa�a y Argentina en busca de trabajo y mejores condiciones de vida. Se estima que unos 500.000 compatriotas viajaron a estos pa�ses -unos 100.000 a la pen�nsula ib�rica, s�lo en los �ltimos dos a�os-. Adem�s, el que ocupe el sill�n del Palacio de los L�pez deber� poner freno a la creciente migraci�n de los productores campesinos a los centros urbanos, quienes se ven obligados a abandonar sus tierras ante el avance indiscriminado y descontrolado de la soja transg�nica, cuyo nivel actual de cultivo se calcula en 3 millones de hect�reas, lo que va en detrimento de la producci�n agr�cola tradicional y, por tanto, de la seguridad y la soberan�a alimentaria del pa�s. Otros aspectos urgentes por resolver tienen que ver con el deficiente acceso de la poblaci�n a la salud y la educaci�n.

La opini�n de los agricultores

Algunas organizaciones que agrupan a los labriegos, como la Federaci�n Nacional Campesina (FNC), mantienen una posici�n dura frente a las pr�ximas elecciones presidenciales, instando a los campesinos al voto castigo (escribiendo reivindicaciones en las papeletas de voto), como una forma de repudio a las deficientes pol�ticas implementadas durante los sucesivos gobiernos de los �ltimos 20 a�os.

Otros sectores campesinos agrupados en la Organizaci�n Nacional Campesina (ONAC) o la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (MCNOC) muestran una postura m�s conciliadora, presentando demandas concretas al pr�ximo gobierno, que contemplan un mayor desarrollo rural, m�s viviendas, mejor h�bitat y equidad de g�nero.

Los lineamientos presentados por estos grupos rurales incluyen la definici�n de pol�ticas que rescaten y fortalezcan el modelo de la finca rural familiar campesina con un enfoque agroecol�gico, la participaci�n de la mujer y el joven como protagonistas del desarrollo, fortaleciendo su liderazgo y participaci�n activa, y la modificaci�n de las leyes consideradas discriminatorias hacia las mujeres.

Otros dirigentes del sector, como Belarmino Balbuena, del Movimiento Campesino Paraguayo (MCP), decidieron que pueden contribuir a la lucha reivindicatoria rural ocupando una banca en el Parlamento, por lo que aspiran a ser elegidos el 20 de abril. Balbuena, candidato a diputado, indic� que su agrupaci�n lleg� a la conclusi�n que los sucesivos gobiernos nacionales siguen manteniendo una deuda hist�rica con el sector rural, sobre todo por la ausencia de una reforma agraria integral. "Ese es el principal factor que profundiza la crisis econ�mica y social por la que atraviesa el pa�s. La propuesta que presentamos es la democratizaci�n del Presupuesto General de Gastos. Vamos a realizar leyes para recuperar tierras mal habidas, que representan m�s de 12 millones de hect�reas de propiedades", manifest� el dirigente campesino a un medio escrito local.

En cambio, el dirigente Odil�n Esp�nola, de la Federaci�n Nacional Campesina (FNC), se muestra m�s radical y afirma con �nfasis ya no creerles a los candidatos presidenciales que siempre realizan las mismas promesas y despu�s nunca las cumplen. Asegur� que las propuestas presentadas por �stos forman parte de un mero discurso electoral que, una vez elegidos, se convierte en letra muerta.

"El eje de la reforma es el latifundio, esa es una de las principales causas de la miseria en que est� sumido el pa�s. Tambi�n rechazamos la sojizaci�n del campo paraguayo, en detrimento de la agricultura tradicional, as� como la agroexportaci�n, profundizada a trav�s de los cultivos extensivos de la soja", se quej� el l�der campesino a un medio informativo local.

La FNC sigue rechazando en forma categ�rica el crecimiento econ�mico nacional basado en el modelo agroexportador de la soja, por no contribuir con el desarrollo del pa�s, al no generar valor agregado manufacturero ni utilizar mano de obra. "Existe una agricultura mecanizada, sin agricultores, lo que implica menos mano de obra agr�cola; menos trabajo para el campesino y m�s migraci�n del campo hacia la ciudad, en busca de oportunidades que nunca se presentan", subray� Esp�nola.

Radiograf�a de la situaci�n agraria

El pr�ximo Presidente de la Rep�blica tendr� que hacer frente a una situaci�n muy poco auspiciosa en el sector rural, sobre todo, teniendo en cuenta que la econom�a nacional se basa, casi con exclusividad, en la producci�n agr�cola y ganadera, por lo que tendr� que lidiar con los m�ltiples conflictos que aquejan al sector campesino en general.

Una radiograf�a de esta situaci�n, elaborada por la Mesa de Desarrollo Sostenible, conformada por organizaciones sociales y campesinas, indica que a casi 20 a�os de transici�n democr�tica en el pa�s los campesinos siguen teniendo un acceso limitado a la propiedad. Este organismo afirma que unos 250.000 peque�os productores controlan el 6 por ciento de la superficie agr�cola (entre 3 y 20 hect�reas). En contrapartida, el 1 por ciento de los grandes propietarios rurales concentra el 77 por ciento de las tierras.

El sector campesino tradicional cuenta con 1.500.000 personas: "Estos labriegos representan un sistema de producci�n, un modo de vida, y por consiguiente una de las facetas m�s importantes de la identidad cultural y social del pa�s", sostiene la Mesa de Desarrollo Sostenible. Ante esto, la lucha por la reforma agraria adquiere hoy igual urgencia y legitimidad que antes, por el avance incontrolable del capitalismo agrario sobre la agricultura tradicional, que trae aparejada mayor migraci�n del campo a la ciudad, "que no es m�s que el traslado de la pobreza campesina a los sectores urbanos, lo que ocasionar� nuevos problemas y agravar� otros, donde el resultado negativo radicar� en el mayor deterioro de la condici�n de vida y la seguridad de la poblaci�n rural. Por consiguiente, la reforma agraria sigue siendo una necesidad hist�rica que beneficiar� no solamente al sector campesino, sino al conjunto de la sociedad paraguaya", indica el informe de la Mesa.

Al avance de la sojizaci�n de la agricultura se suma el nuevo proyecto del agrocombustible, orientado a satisfacer la demanda de los pa�ses del primer mundo, lo que est� convirtiendo a la agricultura en un agronegocio, es decir, en un medio m�s para la acumulaci�n de riqueza sin tener en cuenta los da�os sociales y ambientales que ocasionar� al pa�s, al no existir una pol�tica de Estado que garantice la coexistencia de ambos modelos agr�colas. "De lo contrario, ir� en desmedido aumento la desaparici�n de comunidades campesinas y la invasi�n de tierras ind�genas por empresarios sojeros", asegura el documento social.

La poblaci�n rural en Paraguay en 1982 alcanzaba el 57 por ciento, en 1992 llegaba al 47 por ciento y en 2002 al 43 por ciento. Esta notable disminuci�n trae aparejado el debilitamiento de la cultura campesina, la descomposici�n social y el consiguiente aumento del desempleo y la desigualdad social, critica el informe.

Si esta tendencia contin�a, en diez a�os m�s, la poblaci�n rural disminuir� en un 57 por ciento, con lo que en 2022 el 20 por ciento del total de la poblaci�n urbana provendr� del sector rural.

Propuestas electorales para el campo

Los presidenciables mejor posicionados en las encuestas, Blanca Ovelar y el ex obispo Fernando Lugo, tienen muchas coincidencias en las propuestas electorales para el sector agrario. As�, mientras Ovelar plantea facilitar el acceso al t�tulo de propiedad y distribuir nuevas tierras a 20.000 familias campesinas no propietarias en asentamientos con infraestructura b�sica, Lugo asegura que priorizar� la recuperaci�n de las tierras mal habidas y la legalizaci�n de los asentamientos. El candidato opositor tambi�n sostiene que impulsar� la reforma agraria, como eje fundamental para alcanzar el desarrollo agrario y rural integral, con pol�ticas incluyentes, que contemplen planes para la agricultura, ganader�a, acuicultura y la explotaci�n forestal.

Ambos presidenciables tambi�n coinciden con que la reactivaci�n econ�mica del pa�s debe, necesariamente, pasar por la reorientaci�n de la pol�tica agropecuaria paraguaya. Lugo propone la implementaci�n del seguro agr�cola, asociado al cr�dito que el campesino haya obtenido por cualquiera de los organismos existentes, lo que permitir� en circunstancias adversas que cumpliera con sus compromisos financieros. Al mismo tiempo, promete que su administraci�n cubrir� las p�rdidas causadas por fen�menos clim�ticos hasta dos tercios de la deuda.

Mientras que la aspirante colorada propone el Seguro Agr�cola para la Agricultura Familiar Campesina basado en la zonificaci�n de la producci�n, �pocas de siembra adecuadas y la utilizaci�n de semillas certificadas. Lugo pone �nfasis en la reducci�n gradual y la eliminaci�n de los latifundios improductivos, aspecto que cay� bien entre las organizaciones que agrupan a los labriegos.

El ex militar Lino C�sar Oviedo apunta, en tanto, a la ocupaci�n territorial del Chaco paraguayo, que por las condiciones del terreno resulta m�s apta para la producci�n ganadera que agr�cola. Sin embargo, asegura que puede llegar a implementar en este territorio �rido y seco actividades productivas sustentables, estimulando el desarrollo de la producci�n agropecuaria y agroindustrial en la Regi�n Occidental, y promoviendo la ocupaci�n de este territorio, de gran importancia estrat�gica para el pa�s.

Pedro Fadul sostiene que el sector rural requiere una estrategia de desarrollo que incluya algunos aspectos como la mayor participaci�n de la sociedad rural en las definiciones de la pol�tica p�blica, una capacitaci�n efectiva y mayor autogesti�n de los campesinos, cooperaci�n para el fortalecimiento de sus organizaciones (agremiaci�n, cooperativizaci�n), y una cooperaci�n en la b�squeda de alternativas productivas y comerciales m�s rentables y favorables para los peque�os productores.

Frente a estas propuestas pol�ticas se encuentra un sector campesino organizado, pero a�n d�bil para conseguir el cumplimiento de las promesas estatales. Si bien en estos 20 a�os de transici�n democr�tica el sector rural alcanz� un alto grado de organizaci�n, sus propuestas y peticiones siguen siendo ignoradas e incumplidas por los ocupantes de turno del sill�n presidencial. �La nueva administraci�n marcar� la diferencia para los campesinos?. Qui�n sabe... Lo cierto y concreto es que los labriegos tampoco se muestran muy esperanzados de que as� sea, aunque esa desesperanza no implicar� que bajen los brazos, dijeron, y manifiestan que con las marchas campesinas realizadas en forma anual en Asunci�n y las ocupaciones de tierras no explotadas por los latifundistas, seguir�n llamando la atenci�n ciudadana y reclamando sus derechos. S�lo as�, alegan los dirigentes campesinos, evitar�n que impere la tendencia agroexportadora, implantada por las grandes transnacionales en el sector rural, ante la ausencia de una pol�tica de Estado al respecto.