J�rgen Schuldt: Per�: La inflaci�n tambi�n discrimina (original) (raw)
26 de febrero del 2008
Per�
La inflaci�n tambi�n discrimina
J�rgen Schuldt
La Insignia. Per�, febrero del 2008.
La discriminaci�n es un fen�meno generalizado en el Per�: racial, sexista, laboral, religiosa, de explotaci�n de los ni�os y maltrato a los ancianos. A lo que se a�ade que esos segmentos de la poblaci�n son los que reciben la peor educaci�n, sufren el ultraje del poder judicial (y carcelario) y se someten a los servicios de salud m�s deficientes, si es que reciben alguno. En su gran mayor�a, la exclusi�n recae sobre los m�s pobres de forma brutal y perfectamente transparente, por lo que podr�a evitarse si existieran la voluntad pol�tica (lo que ya es mucho pedir) y las instituciones indispensables (que es un proceso de largo plazo).
Sin embargo, existe una modalidad peculiar de discriminaci�n que acompa�a a las mencionadas pero se procesa de una manera bastante m�s sutil, porque los castiga a trav�s de la aparentemente impersonal inflaci�n. La forma m�s tradicional de plantear el asunto consiste en se�alar que la inflaci�n es da�ina para los pobres porque no tienen c�mo defenderse frente a ella, sea porque no est�n sindicalizados o no tienen trabajo o est�n jubilados o, peor a�n, porque no poseen activos que les permitan sostener sus ingresos reales en procesos de alta inflaci�n.
Esa visi�n es, sin duda, correcta. Pero hay otra forma a�n m�s refinada de discriminaci�n a trav�s del sistema de precios, lo que puede suceder a partir del impacto indirecto de la inflaci�n por su localizaci�n geogr�fica y por su ubicaci�n en la pir�mide de ingresos. Estas �ltimas, derivadas de los aumentos asim�tricos de los precios b�sicos de la econom�a, son las que trataremos a continuaci�n, a fin de demostrar que hasta los precios discriminan a los pobres.
Inflaci�n lime�a, regional y nacional (1)
A principios de a�o, el gobierno nos inform� de que la inflaci�n "del Per�" fue del 3,9% en 2007, lo que sus voceros volvieron a festejar como un triunfo m�s de la actual gesti�n econ�mica. Por m�s que haya rebasado el l�mite superior (3%) de la meta de inflaci�n fijada por el Banco Central para el a�o pasado, trataron de consolarnos aduciendo que era la m�s baja del continente, lo que es bien cierto si exceptuamos los casos de EEUU (2,5%), Ecuador (3,3%) y M�xico (3,8%) (2), aparte de Canad�.
La cuesti�n es que ese guarismo no refleja realmente el aumento de los precios del pa�s, ya que mide exclusivamente la "inflaci�n de Lima-Metropolitana". Pero eso tampoco ser�a problem�tico si esos aumentos ponderados de los precios de la capital equivaliesen aproximadamente al promedio nacional. Sin embargo, si revisamos las cifras de las otras 24 ciudades para las que se dispone de datos sobre el aumento anual del �ndice de Precios al Consumidor (IPC), nos daremos con la sorpresa que la inflaci�n lime�a fue la m�s baja de las principales ciudades. Incluso hay cuatro urbes que sobrepasan el 8% anual y la gran mayor�a se encuentra entre el 5% y el 7%.
Esto resulta extremamente preocupante y podr�a explicar parte importante de las movilizaciones sociales reiteradas que se dan en el 'interior' del pa�s. T�ngase presente que el rubro m�s sensible de la canasta de los consumidores, el de 'Alimentos y bebidas dentro del hogar', aument� en 8,9% a nivel nacional, destacando entre su componentes 'pan y cereales' (19,9%), 'grasas y aceites comestibles' (15,6%), 'leguminosas y derivados' (13,9%), 'frutas' (13,6%), as� como 'leche, quesos y huevos' (13,3%), entre los m�s delicados. Sin duda, parte importante de tales aumentos es atribuible a la inflaci�n importada (que se aceler� de 0,3% en 2006 a 10,5% en 2007), lo que explica gran parte de los sustanciales incrementos de los precios de los insumos, tanto los de los combustibles (petr�leo), como los de aquellos necesarios para producir alimentos (trigo, ma�z, aceite de soya, leche en polvo).
De manera que lo m�s adecuado ser�a aproximarnos a un c�lculo de la tasa de inflaci�n "del Per�" sobre la base de los datos pertinentes que disponemos de las principales ciudades. Con lo que nos acercar�amos bastante m�s a una medida ideal, aunque solo se refiera al Per� urbano (y, m�s espec�ficamente, de las capitales de departamento, m�s Chimbote), lo que excluye a quienes viven en ciudades intermedias, pueblos, aldeas, villorrios, caser�os, comunidades y dem�s. De hecho, el Instituto Nacional de Estad�stica y Censos (INEI) ha realizado el c�lculo referido (lo hace desde 2002), llegando a la conclusi�n que el aumento ponderado del nivel general de precios de las 25 ciudades encuestadas -Lima incluida- fue del 4,9% en 2007. De manera que la inflaci�n 'nacional' rebasa en un punto porcentual a la de la metr�poli y en casi dos puntos porcentuales la frontera superior de la meta inflacionaria fijada por el Banco Central (3).
Precisando cifras y tomando los datos m�s recientes del INEI, referidos a la inflaci�n anual enero-2008/enero-2007 de las principales capitales, nos indican que el proceso de inflaci�n podr�a estar entrando en una espiral ascendente, lo que viene reforzado por el reciente aumento abrupto de las expectativas de inflaci�n (4).
En tal sentido, si nos limitamos a las ciudades que han sufrido las tasas m�s elevadas de inflaci�n, tal como figuran en la tabla siguiente, observaremos que se trata tambi�n de aquellas capitales de los Departamentos que, adem�s de estar entre los m�s pobres del pa�s, gozan de las m�s vastas riquezas naturales. Son las que han logrado el crecimiento econ�mico m�s acelerado de los �ltimos a�os, comenzando con el auge espectacular de los sectores de construcci�n y comercio, pero sobre todo como consecuencia de las actividades mineras de exportaci�n minera que albergan los Andes (marcadas con negrita en la tabla) o por tratarse de zonas coste�as de bonanza agroexportadora (5).
Aunque los trabajadores que est�n directamente involucrados en la miner�a han visto incrementarse sustancialmente sus remuneraciones (y el monto que reciben por su participaci�n en las utilidades de las empresas) m�s all� de la inflaci�n, los dem�s agentes econ�micos que se ubican en su entorno, as� como los trabajadores no calificados que laboran en la actividad agroexportadora, habr�n visto reducidos sus salarios reales. Todo ello es atribu�ble a los precios de su canasta familiar, que aumentaron por encima y hasta en mucho m�s all� del 6% (7). Y es que, si bien en esas zonas ha aumentado el empleo no calificado, no lo han hecho tambi�n sus remuneraciones (la oferta es casi perfectamente el�stica) y los pocos que s� las han visto aumentar, perdieron en t�rminos reales por las altas tasas de inflaci�n que consign�ramos arriba.
Con lo que -cierto que es una atrevida hip�tesis- las relativamente elevadas y crecientes tasas de inflaci�n 'provinciales' se deber�an al aumento de la masa de ingresos acumulada por el aumento del empleo que result� del crecimiento econ�mico, m�s que del alza de las remuneraciones reales por habitante. Porque, dado que la demanda de trabajo ha crecido mucho m�s de lo que han disminuido los salarios reales, los mercados regionales seguramente se han expandido aceleradamente, pero casi exclusivamente por el aumento de la oferta de trabajo (casi) perfectamente el�stica, m�s que por el poder de compra de la remuneraci�n por trabajador. Por lo dem�s, la espectacular expansi�n del cr�dito debe haber contribuido tambi�n a esa coyuntura expansiva.
Inflaci�n por deciles de ingreso
Desde otra perspectiva tambi�n es posible detectar la c�lera con la que los precios pueden ensa�arse contra los pobres en determinadas circunstancias. En un estudio reciente, Eduardo Mor�n y Edgar Salgado (8) calculan la inflaci�n de Lima y de las capitales de departamento segmentando la poblaci�n en deciles de gasto, en el que no solo incluyen lo que se gast� en base a su ingreso corriente, sino "cualquier forma de pago (o financiamiento) para el consumo de cada bien; esto es, pago en especie, autoconsumo, transferencias p�blicas o privadas y la categor�a no sabe".
Los datos los han recogido de las Encuestas Nacionales de Hogares (ENAHO), construyendo la canasta de consumo de cada 10% de la poblaci�n en cuesti�n en base al promedio del periodo 2004-2006, diferenciando las que corresponden a las de Lima Metropolitana de las del resto del pa�s. Desde ah� obtienen tambi�n la inflaci�n nacional. Sus resultados se despliegan en la tabla II (9).
Como se puede observar, una vez m�s se presentan diferencias abismales en las tasas de inflaci�n por deciles. Considerando solo los extremos de las distribuciones de gasto, el 10% inferior (el m�s pobre) afronta una inflaci�n que es superior en 30% a la de los de mayores ingresos (10). En Lima la inflaci�n result� ser casi un punto porcentual superior en el estrato bajo (1) que en el m�s alto (10), mientras que en las 'dem�s ciudades' la diferencia llega a alcanzar los dos puntos porcentuales m�s, en promedio. Resultados verdaderamente sorprendentes, tanto que merecieron muy justificadamente la primera plana del diario El Comercio el s�bado pasado.
Conclusi�n
En s�ntesis, se observa que los estratos pobres -espec�ficamente a lo largo del periodo 2006/2007- sufrieron los mayores niveles de inflaci�n, afectados por dos problemas. De un lado, por sus bajos ingresos, que sesgan sus patrones de consumo hacia los bienes esenciales (v.gr. alimentos), que son los que m�s aumentaron de precio en ese bienio. De otra parte, tambi�n se vieron perjudicados por su localizaci�n geogr�fica en ciudades del interior, donde el costo de vida subi� bastante m�s que en Lima, b�sicamente por la reactivaci�n econ�mica de las regiones (por el lado de la demanda) y donde efectivamente aument� el empleo agregado, pero no las remuneraciones reales de cada trabajador.
Y, aunque no lo hemos analizado aqu�, este efecto redistributivo que ejerce la inflaci�n tambi�n se ha dado en el pa�s porque las remuneraciones nominales por trabajador han aumentado menos que los aumentos generales de precios. Por lo que no deber�a sorprendernos que, a partir de este a�o, la puja por aumentos salariales tambi�n contribuya a acelerar la a�n d�bil espiral inflacionaria por el lado de costos.
Usted dir� que la inflaci�n en el Per� es tan baja que no deber�a preocupar demasiado a pesar de estarse acelerando, en parte por las propias expectativas de mayores alzas. Pero, si se considera que los ingresos nominales pr�cticamente no han aumentado, su impacto puede ser sustancial, sobre todo por los elevados niveles de pobreza (oficialmente, m�s del 40%) y de pobreza extrema (extraoficialmente, en torno al 20%) que prevalecen y que, en el mejor de los casos, apenas permiten asegurar un nivel m�nimo de subsistencia.
Lo interesante del asunto es que esos datos y el car�cter innatamente discriminador de la inflaci�n, nos permiten entender hasta cierto punto las recientes movilizaciones sociales en esas regiones, que vienen explotando por motivos aparentemente irrelevantes y que interesadamente, para liberarse de responsabilidades, son atribuidas por el gobierno a elementos 'sediciosos' (11). En nuestra opini�n, buena parte de la insatisfacci�n y la frustraci�n 'provincianas' provienen de las alzas de precios, especialmente las de los alimentos; ciertamente agravadas por el deterioro de los salarios reales, las p�simas condiciones de trabajo (para quienes lo consiguen), las precarias pol�ticas sociales y la distribuci�n extremamente desigual del ingreso y los activos.
Notas
(1) Sobre este espinoso tema ya hemos llamado la atenci�n hace tres meses (http://schuldtlange.blogspot.com/2007/12/inflacin-2007-acercndose-al-5.html), as� como Humberto Campod�nico (www.larepublica.com.pe/content/view/192716/559/).
(2) Fuente: http://ipsnoticias.net/inflacion.asp
(3) Comprensiblemente el presidente del ente emisor ha cuestionado los datos elaborados por el INEI para 'provincias', cuya metodolog�a ser�a -por decir lo menos- deficiente... con lo que probablemente ha querido dar a entender que procedimientos m�s completos y sofisticados bajar�an la tasa, pero que en la pr�ctica bien podr�a sorprendernos con niveles a�n m�s elevados a los detectados por el INEI. Seg�n Nota Informativa No. 013-2008-BCRP (febrero 5, 2008): "Ante las preguntas de los parlamentarios sobre el uso de la inflaci�n nacional en lugar de la de Lima, detall� (Julio Velarde) que ello se debe a que el indicador de la capital tiene una metodolog�a m�s s�lida respecto al �ndice calculado para las provincias. Se mostr� de acuerdo en apoyar al INEI en la elaboraci�n de la encuesta a los hogares, cuyos resultados pueden servir para mejorar el c�lculo de la inflaci�n nacional, indicador que actualmente es defectuoso". .A pesar del cuestionamiento que se hace de esas cifras, el propio BCR las publica en su "Reporte de Inflaci�n - enero 2008" (www.bcrp.gob.pe/bcr/dmdocuments/PolMon/Archivos/RI\_2008\_01.pdf); p. 30. En honor a la verdad, debe se�alarse, sin embargo, que en ciertos a�os para los que tenemos datos (2002 a 2007), la inflaci�n de Lima ha sido superior a la 'nacional', como en 2002 (1,5% contra 1,1%), 2003 (2,5% vs. 2,4%) y 2005 (1,5% frente a 1,4%). En cambio, la nacional rebas� a la lime�a en 2004 (3,7%/3,5%), 2006 (1,2%/1,1%) y 2007 (4,9%/3,9%). Acumulando todo el sexenio tenemos que la nacional fue del 15,6% y la lime�a del 14,8%; pero, ya que la nacional incluye a la lime�a, la de las capitales de Departamento seguramente ha sido superior a esta �ltima en 2 o tres puntos porcentuales. Estas cifras aparecen en el mencionado 'Reporte de Inflaci�n - Enero 2008' del BCR.
(4) Lo que tambi�n se aplica a los agentes generalmente 'mejor informados' y tal como se desprende de las encuestas que se realizan -desgraciadamente solo en Lima- entre 'analistas econ�micos', representantes de instituciones financieras y los de instituciones no financieras, quienes estiman que -promediando sus percepciones del mes pasado- la inflaci�n de 2008 ser� de 3,2% (en enero del a�o pasado 'pronosticaban' una inflaci�n lime�a del ...%). Ver: BCR, "Reporte de Inflaci�n - enero 2008"; Gr�fico 15, p. 23.
(5) Seg�n Eduardo Mor�n, entre otros factores, este proceso en las ciudades del 'interior' estar�a reflejando "la ausencia de supermercados, los mismos que actuar�an como una suerte de normalizadores de precios al contar con recursos log�sticos que los hacen menos vulnerables a las escaseces y al ofertar a todos los segmentos de la poblaci�n en iguales condiciones, lo que evita la volatilidad de los precios y su dispersi�n". Ver el reportaje de Luis Davelouis Lengua, "La inflaci�n para los m�s pobres habr�a llegado a 8,2%", en El Comecio, febrero 23, 2008 (www.elcomercioperu.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-02-23/la-inflacion-mas-pobres-habria-llegado-82.html).
(6) Este parecer�a ser el Departamento que m�s ha crecido econ�micamente el a�o pasado, ya que se trata del que m�s ha incrementado su pago de impuestos a la SUNAT en 115,7%, frente al 12,3% de Lima.
(7) El a�o pasado el salario m�nimo vital solo se increment� en octubre, pasando de 500 a 530 soles (6%), suma que 'oficialmente' perciben 700.000 trabajadores. Desde el primer d�a de este a�o el SMV ha aumentado a 550 soles mensuales.
(8) Fuente: Eduardo Mor�n y Edgar Salgado, "Estimaci�n de la Inflaci�n seg�n percentiles del gasto". Lima: Centro de Investigaci�n de la Universidad del Pac�fico, febrero 2008 (http://docs.google.com/View?docid=dgcq4j9g\_1csbp7khh).
(9) No hemos incluido las series que elaboraron -siguiendo el mismo procedimiento- para 2005 y 2006, ya que en esos casos las diferencias no son muy notorias entre los deciles extremos (1 y 10). Pero s� vale la pena se�alar que, tanto la inflaci�n en Lima fue superior en los estratos altos en 0,2 de punto porcentual respecto al decil m�s bajo en 2005 y lo contrario en 2006 (por 0,3), como en el 'resto nacional' en 0,45 de p.p. a favor del decil 1 en 2005 y, al rev�s, en 0,29 de p.p. para el decil 10 en 2006.
(10) Algo parecido sucedi� en 2006 y lo contrario en 2005 (en que los estratos de altos ingresos soportaron aumentos mayores en el nivel general de precios), datos que no se presentan aqu� y que se figuran en el estudio mencionado. De paso, es pertinente se�alar que las ENAHO no recogen adecuadamente los ingresos y gastos del grupo de ingreso m�s alto, que generalmente se niega a responder las encuestas o lo hace minimizando o devalu�ndolos. Otra deficiencia, ya m�s de fondo, del c�lculo del IPC ha sido se�alada por Kurt Burneo: El �ndice se construye hoy tomando como referencia los precios del 2001 y utilizando la f�rmula de Laspeyres, que expresa un promedio ponderado de variaciones de precios usando ponderaciones fijas. �Por qu� no evaluar la posibilidad de uso de la f�rmula de Paasche para el c�lculo del IPC, la cual utiliza ponderaciones variables actualizadas seg�n el per�odo de estimaci�n del �ndice dado que hoy es muy com�n el reemplazo de productos y servicios como reacci�n ante cambios en precios en los niveles socioecon�micos bajos? El procedimiento es m�s costoso que el actual, pero este mayor gasto y esfuerzo permitir�an contar con un indicador de variaci�n de precios m�s realista, con periodicidad mensual y estratificado. Seguir como se est� es seguir en el sal�n de los espejos" ("Inflaci�n: �Igual para Todos?", en El Comercio, febrero 23, 2008).
(11) Para lo que lo invito a leer un texto 'pol�ticamente correcto' (s�, se�ores, sobre todo si lo ha escrito el editorialista estrella de nuestro principal diario), de acuerdo al cual "las explicaciones sociol�gicas y estructuralistas de la violencia social no tienen sentido cuando hoy el extremismo no oculta sus planes". De acuerdo a esa l�gica bastar�a, "adem�s de fortalecer a la polic�a y a los �rganos de inteligencia, el Ejecutivo deber�a advertir a Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua, que no se permitir� una injerencia en nuestros asuntos internos; dejando en claro que si aqu� se producen incidentes terroristas, la comunidad internacional ya est� notificada (sic) de quienes son los principales sospechosos de vinculaci�n". Si no me cree, vea el editorial por su propia cuenta, riesgo y susto: Hugo Guerra, "Dej�monos de eufemismos", El Comercio, febrero 23, 2008 (www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-02-23/dejemonos-eufemismos.html).