Colombia: El peor de los mundos (original) (raw)

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16 de marzo del 2008

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Colombia

El peor de los mundos

�lvaro Delgado

Actualidad Colombiana. Colombia, marzo del 2008.

Las marchas del 4 de febrero y el 6 de marzo -caracterizadas por la presencia masiva de la juventud- no han surgido de la nada y escapan al calificativo de meras manipulaciones del sentimiento comunitario. Una y otra tienen antecedentes en la extraordinaria movilizaci�n juvenil de la primera mitad de 2007, cuando la inmensa mayor�a de los huelguistas (el 74%) actu� motivado por pol�ticas econ�micas y sociales del Estado y no por factores reivindicatorios. Las protestas estudiantiles de mayo pasado contra el acto legislativo que ordenaba el recorte de las asignaciones presupuestales de los departamentos constituyeron sucesos que no se ve�an en nuestro medio desde los a�os 60, por su fogosidad, la claridad de sus demandas y la civilidad de su expresi�n. Incluso llegaron a desbordar a la huelga magisterial de duraci�n indefinida convocada por igual motivo y que apenas resisti� una semana larga.

Lo de febrero 4 y marzo 6 es m�s la protesta ciudadana que la protesta de clases, y por eso ha sido -y seguir� siendo- f�cilmente manipulada por el gobierno, los partidos y los medios de comunicaci�n de masas. Ambas movilizaciones han contado con la colaboraci�n noticiosa de Facebook, que para los j�venes organizadores es buz�n informativo globalizado y para la izquierda es una construcci�n fascista. A la primera le salieron padrinos del tipo de Uribe, Uribito, Jos� Obdulio y Jorge 40, y a la segunda se le aparecieron las Farc y la agencia de noticias Anncol. �C�mo tener contentos a todos en un pa�s profundamente polarizado, traspasado por la ira?

Sea como fuere, esa presencia de sectores sociales no propiamente proletarios ni militantes de vanguardias revolucionarias deber�a alegrar a las agrupaciones democr�ticas y no irritarlas, como parece que le ocurre al PDA. Son -como pasa con el grueso de votantes del Polo- muchedumbres m�s ligadas a la exigencia de democracia que a la transformaci�n estructural del pa�s y no portan la inspiraci�n de ning�n paradigma marxista. Todo lo cual no fue obst�culo para que el Polo, que por segunda vez, y con m�s votos que en la primera, gan� la alcald�a de Bogot�, pasara inadvertido en la marcha del 4F. Hizo el rid�culo ante su electorado y el resto de la opini�n p�blica, porque rechaz� ese acto memorable, rectific� despu�s su opini�n y en seguida advirti� a sus organizadores que solo permanecer�a por espacio de 45 minutos en una esquina de la plaza principal de la capital conquistada apenas tres meses atr�s. La primera fuerza pol�tica del Distrito pidiendo permiso para aparecer en p�blico, en un acto que en el fondo del alma le repugnaba. Y el mal cariz que tuvo esa secuencia: la direcci�n ejecutiva de la CUT resolvi�, mediante votaci�n, apoyar la marcha, y lo mismo ocurri� en la Fecode, y las dos entidades obligaron a la direcci�n del Polo a cambiar su err�tica y tr�gica negativa a acompa�ar a los manifestantes.

Una vez m�s se comprueba que nuestra izquierda educa m�s para hacer oposici�n y contestaci�n que para trabajar con la comunidad. M�s para replicar al Estado que para prefigurar el reino de la democracia en la labor comunitaria concreta. Parecer�a que no nos hubi�semos movido de los a�os 60.

Lo criticable no es tanto que el Polo condene o apoye las movilizaciones del pueblo contra la guerra que nos consume, sino que no se ponga a la cabeza de la protesta popular, como es de esperar de un movimiento pol�tico de naturaleza democr�tica. Vivimos en una naci�n profundamente contrapuesta por el conflicto armado y el PDA se ha contagiado de la intolerancia que trasudan el uribismo y la misma ciudadan�a. No aparece como director de una pol�tica democr�tica, inclusiva, sino como dispensador de condenaciones. El Polo no est� a la cabeza de la movilizaci�n popular, como es su deber, y m�s bien hace papel de malvado espectador que se agolpa en las aceras. El desprecio por la gente del com�n es perceptible en la declaraci�n hecha por el director del semanario Voz en el sentido de que de la marcha del 4F nadie se acordar�a al d�a siguiente.

Todo este lamentable episodio reniega de la historia contempor�nea de la izquierda colombiana, que naci� y se desarroll� siempre en la calle, en las acciones con la gente y no en los recintos de juntas, concejos y comisiones oficiales. As� ocurri� con el Socialismo Revolucionario de los a�os 20 y con el PCC de los a�os 30, que sali� a la plaza de Bol�var a celebrar su fundaci�n y fue agredido por la polic�a desde ese mismo momento. Id�ntica postura fue refrendada por las diversas agrupaciones que aparecieron en los a�os 60, y toda la trayectoria de la Uni�n Nacional de Oposici�n y de su heredera, la Uni�n Patri�tica, estuvo marcada por sus acciones callejeras. Pedir permiso para protestar en un rinc�n de plaza no ha sido la tradici�n de la izquierda colombiana. La historia ha sido la de tomar la calle, acompa�ar y dirigir las protestas populares, no la de jugar al oportunismo.

El oportunismo de la direcci�n del PDA dividi� a sus militantes en todo el pa�s. El Polo solo tiene cabeza para obrar en el terreno de las elecciones, de la conquista de puestos p�blicos y posiciones en juntas administradoras del presupuesto. No se ve su compromiso program�tico con la gente y obra con el criterio de que su autoridad proviene de la suma de votos y no de las ideas que pone en marcha. Su preocupaci�n no es la movilizaci�n popular para educar al pueblo y avanzar con �l. Act�a para ganar poder en el aparato del Estado, no para transformar las costumbres y las energ�as sociales hacia una sociedad m�s libre e incluyente.

Lo que est� pasando es producto de la negativa de la direcci�n del PDA a debatir las formas de lucha que debe impulsar, con el pretexto de que ese asunto central es inoportuno, cosa que explica por qu� para el Polo la eliminaci�n de los diez diputados del Valle por las Farc fue apenas una "tragedia" sin autor comprobado. La organizaci�n est� parada en el mismo nivel de un grueso sector de la ciudadan�a, que no protesta contra las atrocidades de la guerra sino �nicamente contra las que cometen sus enemigos pol�ticos. Pero eso es precisamente lo que paraliza la protesta del pueblo. El 4 de febrero los familiares de los secuestrados no marcharon y optaron por orar en las iglesias, temerosos de que la guerrilla ejecutara nuevas represalias contra los cautivos. Tambi�n los paramilitares, blandiendo el trapo de la muerte, han paralizado la protesta de sus v�ctimas, que hoy se refugian en ciudades y poblados lejanos en procura de que sus victimarios no los reconozcan.

Esos designios perversos se ponen de manifiesto en el debilitamiento e incluso la extinci�n de los movimientos sociales regionales, en el desinter�s de la gente por involucrarse en procesos reivindicativos o luchas pol�ticas, en la definici�n de una agenda m�nima -la conservaci�n de la existencia biol�gica-, en la censura o autocensura de la opini�n y en la adopci�n de la pol�tica de la simetr�a (te pago con lo que me pagas), como lo constata una reciente investigaci�n del Instituto Popular de Capacitaci�n (IPC), de Medell�n.

El PDA est� en el peor de los mundos posibles. Si no hay movilizaci�n contra los paras y sus gestores de las Fuerzas Armadas eso es una desgracia, ahondada por la protecci�n y el silencio c�mplice de las autoridades regionales y nacionales. �Por qu� la izquierda no la organiza, en vez de quejarse? �Por qu� se queja de que se adelanten protestas sectarias contra las Farc si ella no las impulsa de manera correcta, como repudio a toda forma de violencia? Si la izquierda no tiene fuerzas para adelantarlas, �por qu� no se suma francamente a las protestas en vez de condenarlas?