Biografia de Mario Roberto Santucho (1936 (original) (raw)
Mario Roberto Santucho
Redactado: Por el Partido Revolucionario de los Trabajadores, Argentina.
Publicación primera: Pagina de internet del PRT, 2001.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo 2010.
Hijo del procurador judicial Francisco Rosario Santucho de la maestra Manuela del Carmen Ju�rez, naci� en la ciudad Santiago del Estero el 12 de agosto de 1936. Don Francisco tuvo diez hijos, siete de los cuales nacieron de sus primeras nupcias con El. mina Isabel Ju�rez y los tres restantes -el mayor de los cuales era Mario Roberto- del segundo matrimonio con una hermana de la fallecida primera esposa.
Desde muy joven, pr�cticamente en la adolescencia, comenz� a� interesarse por las ideas pol�ticas como consecuencia� permanente debate en el seno de su familia en un momento trascendente de la vida nacional, corno fue la d�cada de los 50.� El conflicto ideol�gico que se generalizaba en al �mbito social ante la evidente caducidad de una forma de producci�n y de vida -la fase premonop�lica del capitalismo- conduc�a al cuestionamiento de valores burgueses, generando contradicciones y la b�squeda de nuevas formas de convivencia.
Los cuestionamientos no s�lo� se refer�an a lo econ�mico y pol�tico, sino que se extend�an a lo ideol�gico. Los cambios que se produc�an en el mundo al concluir la guerra contra el fascismo, expon�an ante los pueblos nuevas y promisoras experiencias al desmoronarse la barrera de ocultamiento y desinformaci�n erigida por el imperialismo.
El enfrentamiento b�lico permiti� conocer la realidad de la construcci�n, del socialismo en la URSS, desenmascarando las patra�as que difund�an los confabulados en la defensa del ya agotado orden burgu�s.
En un hogar profundamente cat�lico con s�lidas ra�ces nacionales, nivel econ�mico y pr�cticas de vida de las capas m�s .populares de la peque�a burgues�a del interior, los nuevos vientos encontraron inmediata receptividad, disipando confusiones, unificando puntos de vista aparentemente opuestos y aportando procesos sintetizadores que, repiti�ndose en muchos otros casos similares, definen una tendencia digna de un an�lisis m�s detenido.
Sus primeras inquietudes de participaci�n se canalizaron a trav�s de su acercamiento al Centro de Estudios e Investigaciones Socio-Econ�micos de la Provincia de Santiago del Estero y a la revista Dimensi�n, donde desempe�aba un papel prominente su hermano Francisco Ren�, quien a�os despu�s� como dirigente del PRT, fuera secuestrado y desaparecido en la ciudad de Tucum�n durante el gobierno de: Isabel Per�n (abril de 1975).� Ya comenzaba a interesarse por el marxismo aunque todav�a desde una posici�n cr�tica, que fue matizando en las relaciones con militantes de izquierda e� intelectuales que participaron en las actividades culturales que se desarrollaron en esos c�rculos.� En esas circunstancias conoci�, entre otros, a Bernardo Canal Feijoo, Rodolfo Khun, H�ctor Agosti, Miguel Angel Asturias, Hern�ndez Arregui y al intelectual polaco anticomunista Witold Gombrowicz, quienes contribuyeron a fortalecer su aspiraci�n de profundizar el conocimiento de la problem�tica social y pol�tica.
Ya estudiante de Ciencias Econ�micas en la Universidad de Tucum�n, interviene activamente� en las luchas universitarias participando en la fundaci�n del MIECE (Movimiento Independiente de Ciencias Econ�micas) que -surge como alternativa entre el Movimiento Reformista -constituido fundamentalmente por corrientes radicales, comunistas y socialistas- y el Humanismo, que expresaba a sectores cat�licos y a la derecha conservadora.� Su bandera de lucha estaba en el cuestionamiento a las vacilaciones y el abandono de las reivindicaciones del estudiantado del Movimiento Reformista que dirig�a el Centro de Estudiantes, absorbido por una est�ril pol�mica� principista� con el Humanismo.� Prioriz� la lucha por las reivindicaciones principales del conjunto, interesados fundamentalmente en encontrar motores condiciones para avanzas en sus estudios , y el apoyo a la Revoluci�n Cubana, a�n no definida como, socialista.
El MIECE� triunf� en las elecciones de 1959 ganando� el Centro de Estudiantes y consagrando a Santucho como delegado estudiantil al Consejo Tripartito.� La experiencia se extendi� a otras facultades, con distintas denominaciones, alcanzando en varias de ellas importantes �xitos generando el nacimiento de una tendencia distinta a las tradicionales del estudiantado.
Comenzaban ya a definirse muchos de los atributos que caracterizaron su personalidad en las luchas posteriores.� Su pasi�n por el estudio, muchas veces obstaculizado por las exigencias de una intensa militancia, trataba de ser satisfecha con organizaci�n y constancia,� rob�ndole� horas� al� sue�o y hasta utilizando m�todos de lectura veloz, no siempre acordes con una� necesaria� profundizaci�n.� Una confianza� ilimitada en las masas lo dotaba de optimismo y una din�mica contagiosa, lo que le permiti� enfrentar ambiciosos� objetivos generando energ�as y despertando fuerzas, muchas veces ignoradas, en los que acompa�aban en sus esfuerzos.
A comienzos de 1961, y con la aspiraci�n de llegar a Cuba, viaja en compa��a de su esposa Ana Mar�a Villarreal a trav�s de varios pa�ses de Am�rica latina; esa experiencia resulta determinante para su futuro.
En Per� conoce al l�der aprista Ra�l Haya de la Torre, cuyas ideas influenciaban en el naciente Frente Revolucionario Indoamericano Popular (FRIP). Sale decepcionado de la entrevista. El� propagandizado antimperialismo de Haya de la Torre, en esas circunstancias enmarcado en la "guerra fr�a' de la potencia imperialista contra el campo socialista, se ha transformado en un mero desarrollismo vergonzante que lo desenmascara ante sus visitantes.
Llega a los EE.UU., participa en debates y da conferencias en algunas universidades, conociendo desde adentro el basti�n del capitalismo, palpando las falencias del progresismo de su intelectualidad y las incre�bles limitaciones que manifestaban las individualidades m�s contestatarias al sistema. Hace escala en M�xico donde palpa el descarnado rostro de la inicua explotaci�n a la inmensa mayor�a del pueblo, en una democracia capitalista con estabilidad pol�tica, presentada por la burgues�a como modelo a imitar al resto del continente.
Desembarca en Cuba en un instante decisivo de su Revoluci�n, cuando se proclama el avance hacia el socialismo. El contacto esa realidad, las conversaciones con los l�deres fundamentales y el contraste que advierte con todas las que conociera hasta ese momento -incluso la de la Argentina� peronista- definen sus aspiraciones revolucionarias y su adaptaci�n de la ideolog�a marxista-leninista. Regresa convencido y, con su caracter�stica decisi�n, impulsa los pasos para su plena integraci�n a la lucha por la revoluci�n argentina.
En su ausencia, -el 9 de julio de 1961, se hab�a fundado formalmente el FRIP como materializaci�n de la concepci�n amercanista antimperialista, con reivindicaciones indigenistas que profesaban algunos de los componentes, fundamentalmente Francisco Ren�.
La opci�n que enfrentaba en esas circunstancias Mario Roberto, estaba en incorporarse a alguna de las organizaciones que invocaban, el marxismo o trabajar para construir una nueva organizaci�n con objetivos definidamente revolucionarios. Se decide por la m�s arriesgada, por la �nica que consideraba factible en ese momento a pesar de las enormes dificultades que presentaba.
Visualiza al FRIP como el embri�n a desarrollar hacia el objetivo del partido revolucionario. Fue necesario un intenso debate ideol�gico interno para superar las profundas diferencias existentes entre su proyecto y las convicciones y metas de muchos de sus compa�eros. El poder de convicci�n del ya conocido "Roby", su ya mentada tenacidad y una pr�ctica conjunta con sectores marxistas en Santiago del Estero (PC y PS) en apoyo a la Revoluci�n Cubana, permitieron importantes avances pol�ticos en los principales componentes de la organizaci�n, no sin que se produjeran dolorosas deserciones. Particular importancia reviste, en ese paso, la evoluci�n de Francisco Ren� quien, desde su visi�n filos�fica idealista en un complejo proceso de profundo an�lisis y debate, concluye enrolado en la concepci�n materialista dial�ctica, donde su producci�n no fue lo rica que era de esperar al ser v�ctima, justamente en esa etapa, de la represi�n de la derecha fascista.
Se lanza intensamente a la actividad de construcci�n pol�tica de la organizaci�n. Por ese entonces, el FRIP se extendi� a Tucum�n, volc�ndose Mario Roberto al trabajo entre los obreros azucareros. Participando activamente en las luchas que libraban en defensa de la fuente de trabajo y del nivel salarial, amenazados por el proceso de concentraci�n que impulsaban los grandes ingenios monop�licos de Salta y Jujuy.
En la misma �poca, escribe un an�lisis marxista, estudiando la estructura econ�mica y de las clases sociales del norte del pa�s, el peso en su econom�a de la industria azucarera y el importante rol de los trabajadores del ingenio y del surco por su concentraci�n y experiencias de luchas; en �l se planteaba la necesidad de la alianza del proletariado azucarero con el campesinado pobre y medio y la importancia de neutralizar a otros sectores medios y peque�o burgueses para aislar a la gran burgues�a azucarera. Dicha investigaci�n fue conocida como "Cuatro Tesis sobre el Norte Argentino".
La permanente dedicaci�n al estudio de los cl�sicos fue complementada con una riqu�sima pr�ctica social, en la que fue forj�ndose definitivamente su personalidad, afirm�ndose sus convicciones y el temple revolucionario que lo erigieron en el s�mbolo que hoy es.
Al mismo tiempo, su profundo internacionalismo caracteriz� toda su militancia. Ya vimos con qu� inquietudes conoci� la Cuba revolucionaria; tambi�n fue un incansable estudioso y propagandizador de los procesos de Vietnam y todo el sudeste asi�tico, adem�s de la "Revoluci�n de los claveles" en Portugal que "Roby' miraba con particular esperanza. De la misma manera, fue uno de los principales impulsores de la unidad de los revolucionarios del cono sur de nuestro continente, cristalizada en la Junta de Coordinaci�n Revolucionaria (JCR) que agrup� al MIR de Chile, el MLN Tupamaros del Uruguay, al ELN de Bolivia y a nuestro Partido.
Integra plenamente su militancia y sus luchas con su vida familiar y de relaci�n. No conceb�a la pr�ctica pol�tica aislada y su confianza, seguridad y poder de convicci�n influenciaron a todos los que lo conoc�an. Su compa�era Ana Mar�a fue erigi�ndose en un importante dir�gente, lo que la convirti� en v�ctima de la represi�n, habiendo sido herida de bala en un reparto de alimentos en un barrio obrero y luego detenida dos veces. En la primera fue liberada en la fuga del Buen Pastor en C�rdoba y en la segunda oportunidad, luego de la fuga de Rawson, fue asesinada junto con otros 15 revolucionarios en la base naval de Trelew el 12 de agosto de 1972. Del matrimonio nacieron tres hijas: Ana, Marcela y Gabriela, las que compartieron casi todas las vicisitudes de la vida de sus padres.
Fortalecido el FRIP, Santucho se preocupa por establecer relaciones y acercamientos con otras organizaciones marxistas, en la b�squeda de un di�logo que permitiera acercar posiciones y t�cticas diferentes. Son conocidos los permanentes esfuerzos que impuls� para generar un debate fecundo con el PCA a quien, pese a las vitales diferencias que manten�a, calificaba como el aliado estrat�gico en vista a la formaci�n del partido del proletariado.
Los primeros intentos comenzaron antes del nacimiento del PRT, en Santiago del Estero, pero se frustraron por la negativa de los dirigentes comunistas locales a mantener relaciones con trotskistas. Con posterioridad -y sobre todo a partir del desprendimiento de los grupos que segu�an a Nahuel Moreno- se produjeron avances, aunque con pol�micas poco constructivas por su antagonizaci�n. No obstante ello, en base a las relaciones que fue estableciendo Mario Roberto en la c�rcel, se logr� un buen nivel de discusi�n, materializado no s�lo dentro del penal sino tambi�n en la atenci�n desde el exterior, a cargo del responsable pol�tico del PC de Trelew, compa�ero Bel, que luego fuera secuestrado y desaparecido durante el golpe de 1976.
Esas relaciones prosiguieron siempre pol�micas, pero con pasos constructivos (como la conmemoraci�n conjunta del primer aniversario de la Masacre de Trelew en agosto de 1973 ) hasta cortarse con la acci�n militar en el Comando de Sanidad, el 6 de septiembre de 1973.
En el camino del acercamiento a otras corrientes marxistas, participando en las luchas de los trabajadores tucumanos, comienza a establecerse v�nculos con militantes de Palabra Obrera, organizaci�n de tendencia trotskista que desarrollaba el "entrismo" en el peronismo obrero tucumano. Esas vinculaciones a niveles de base fueron facilitando el acercamiento de ambas organizaciones en la regi�n, donde incluso se participa conjuntamente en una experiencia electoral que permite incorporar a dirigentes obreros a la legislatura de la provincia en 1964. En ese proceso y a pesar de las profundas diferencias que advierte Santucho entre las posiciones de ambas organizaciones �mpulsa la unificaci�n en la Fundaci�n del PRT (25 de mayo de 1965) alentado por las grandes coincidencias que encuentra en la vinculaci�n con la base de P.O.
En la lucha interna que inmeediatamente se desata en el PRT, Santucho desempe�a un rol prominente en el enfrentamiento a las fundamentales posiciones del trotskismo. Su papel en el III, IIV y V Congreso son vitales en las decisiones que se adoptan, rechazando la pol�tica del "entrismo", definiendo el tipo de partido como marxista-leninista e impulsando en la pr�ctica la lucha en apoyo a la resistencia de los trabajadores azucareros ante la violencia de la dictadura militar de Ongan�a.
Durante ese per�odo, Mario Roberto es detenido en dos oportunidades. Primeramente en Tucum�n donde es trasladado permanentemente en diversas comisar�as del interior para prevenir intentos de fuga o de liberaci�n por parte de sus compa�eros. Finalmente es alojado en la Penitenciar�a de la ciudad de Tucum�n, junto con todos los presos pertenecientes al PRT. Mediante un ardid para lo cual, con la ingesti�n de un medicamento, se provoca los s�ntomas de un ataque de hepatitis, logra su traslado al Hospital Provincial; all� logra fugarse aprovechando un descuido de la guardia, en un cambio de turno. Viaja inmediatamente a Buenos Aires para participar en el V Congreso que estaba en preparaci�n.
Posteriormente, en agosto de 1971, es nuevamente detenido en la ciudad de C�rdoba cuando se aprestaba a viajar junto con otros militantes para apoyar la fuga de sus compa�eros de la Penitenciar�a de Villa Urquiza de Tucum�n, donde estuvo alojado. Inmediatamente trasladado a la prisi�n de Villa Devoto en Buenos Aires, es mantenido bajo un riguroso control. Poco tiempo� despu�s es detenida en Tucum�n su compa�era Ana Mar�a, quedando sus tres hijas bajo la atenci�n de sus abuelos.
En la c�rcel, Santucho impulsa el estudio la formaci�n pol�tica de los varios centenares de militantes de la organizaci�n, al mismo tiempo que se esfuerza por mejorar las relaciones pol�ticas conlos prisioneros de otras organizaciones populares, especialmente PC, Montoneros, FAR y FAP. Se destacan sus esfuerzo para unificar posiciones -a veces notablemente enfrentadas- entre las diversas tendencias pol�ticas, sobre todo entre el PC y las organizaciones peronistas que desarrollaban la lucha armada. Asimismo, establece s�lidos v�nculos con destacados militantes pol�ticos y sindicales como Raimundo Ongaro, Armando Jaime, Pujadas y sobre todo Agust�n Tosco, con quien mantuvo una fecunda vinculaci�n hasta el final de sus vidas.
Trasladado a Rawson, penal de m�xima seguridad, prepara minuciosamente el plan de la fuga que se efectiviza el 15 de agosto de 1972. En su elaboraci�n, prevee al m�ximo los diversos detalles de la operaci�n, vi�ndose precisado a insistir y argumentar reiteradamente, con las dificultades naturales de su prisi�n, ante la indecisi�n y la falta de confianza de los que ocupan transitoriamente la Direcci�n del Partido.
La operaci�n en el penal se consum� a la perfecci�n, logr�ndose el pleno control interno. Pero la falta de fe y las debilidades de los que comandaban las fuerzas de apoyo exterior gener� un serio problema. Al intentar el grupo de vanguardia dominar la �ltima guardia externa, se produjo un breve intercambio de disparos que ocasion�, en la jefatara de operaciones externas, la decisi�n de retirarse con los veh�culos para el traslado de los liberados ante la visi�n de que habr�a fracasado el intento interno. Consecuencia de tan nefasto error fue la tard�a llegada del segundo contingente de liberados al aeropuerto de Trelew (donde estaba copado y retenido el avi�n regular de Austral), su obligada rendici�n y el ulterior asesinato por fuerzas de la Marina de 16 de los 19 revolucionarios all� encerrados.
Los seis dirigentes principales de las organizaciones participantes -ERP y FAR en la planificaci�n e implementaci�n y Montoneros solamente en la fuga de sus presos- lograron llegar en el avi�n secuestrado a Chile, donde obtuvieron asilo del gobierno la Unidad Popular de Allende para ser trasladados posteriormente a La Habana. Dichos dirigentes fueron nuestros compa�eros Santucho, Domingo Mena y A. Gorriar�n Merlo, adem�s de Marcos Osatinsky y Roberto Quieto por FAR y Fernando Vaca Narvaja por Montoneros.
Casi inmediatamente, en noviembre de 1971, retorn� al pa�s, poni�ndose al frente de la organizaci�n que pasaba por una situaci�n cr�tica a causa de la notable reducci�n cuantitativa de sus integrantes (gran cantidad de militantes estaban en prisi�n) y por la debilidad pol�tica de la Direcci�n transitoria. Se impulsa a partir de entonces un proceso de incesante desarrollo y crecimiento de la organizaci�n. La situaci�n era sumamente compleja: el abandono por el peronismo de su pol�tica nacionalista burguesa y las manifiestas divergencias de las propuestas de las fuerzas populares, no obstante la combativa resistencia de los trabajadores y distintos sectores del pueblo a la pol�tica de concentraci�n, van creando las condiciones para el golpe fascista favorecido por la divisi�n de las fuerzas pol�ticas y el repliegue de las masas, sin conducci�n, frente a la agresi�n del terrorismo de estado.
La instalaci�n del gobierno constitucional de C�mpora inicia una compleja coyuntura en la pol�tica del Pa�s, en la que la agudeza que adquiere el enfrentamiento social y el acelerado desarrollo del PRT y del ERP imponen un ritmo absorvente a la actividad. La vida de Santucho se liga cada vez m�s indisolublemente a la lucha partidaria, resultando casi imposible remarcar hechos personales separados de la pol�tica del PRT, de sus an�lisis y de sus propuestas. Participa en todas y cada una de las decisiones fundamentales, correspondi�ndole la fundamental cuota en los errores y en la trascendente presencia que manifiesta en la decisiva fase de la vida nacional que transcurre entre 1973 a 1976.
Constituye pareja con Liliana Delfino, integrante del CC de la organizaci�n y responsable de Propaganda Nacional, que lo acompa�a hasta su muerte, circunstancia en la cual es secuestrada y desapareciera por las fuerzas militares que asaltaron su vivienda de Villa Martelli. De esa uni�n naci� Mario Antonio.
El PRT caracteriza correctamente las posibilidades del gobierno de Per�n desde el punto de vista de los intereses de clase que representaba y del objetivo de contener la lucha de masas, para lo cual se ver�a precisado a seguir el rumbo antipopular. La justeza de ese an�lisis y la activa presencia del Partido y del Ej�rcito en la lucha de clases concita la confianza de las capas m�s politizadas -que comienzan a participar en su lucha- y el respeto del conjunto de las masas.
Al mismo tiempo, desarrolla esfuerzos para el acercamiento con otras organizaciones populares en procura de acuerdos unitarios que permitan coordinar actividades conjuntas. Los pasos en ese sentido resultan poco fruct�feros, no solamente por las diferencias de propuestas pol�ticas sino por los profundos desacuerdos en el an�lisis de la situaci�n, lo que exacerba el tradicional sectarismo en la izquierda argentina.
Adem�s de ello, la incomprensi�n de la etapa democr�tica la subsistencia le la visi�n en el PRT, determina la implementaci�n de la t�ctica de grandes operaciones militares para fortalecer el enfrentamiento a los avances de la derecha fascista, despu�s de la renuncia de C�mpora.
Las falencias de esa pol�tica comienzan a advertirse al poco tiempo y ello induce a Santucho a profundizar el an�lisis de las propuestas que permitieran la participaci�n de las grandes masas -que comenzaban a desencantarse de las posibilidades del gobierno luego de la muerte de Per�n- en el ya generalizado enfrentamiento de las clases. "Poder Burgu�s y Poder Revolucionario" constituye el producto de esa reflexi�n y es aprobado en el Comite Central "Antonio del Carmen Fern�ndez" de septiembre de 1974.
Pero ya resulta irreversible la inercia del proceso, no solamente por las dificultades, sino tambi�n por la din�mica de cada una de las organizaciones, que limitaba las posibilidades de una modificaci�n t�ctica. Sin embargo Santucho persisti� en sus objetivos de unificaci�n con las fuerzas afines, a�n reduciendo la amplitud de las alianzas. Hasta sus �ltimos momentos, breg� incansablemente por concretar un acuerdo con Montoneros, Organizaci�n Comunista Poder Obrero (OCPO) y Partico Comunista Marxista Leninista (La Plata), con el proyecto de la Organizaci�n para la L�beraci�n de Argentina (OLA).
En ese esfuerzo fue sorprendido por el ataque militar a su vivienda, donde en esa circunstancia se encontraba junto a Liliaria Delfino, Domingo Mena, su compa�era Ana Mar�a Lancillotto de Mena y Benito Urteaga. Fiel a sus convicciones y manteniendo la conducta de toda su vida, no obstante la inferioridad num�rica y de armamento, junto con Urteaga enfrent� el ataque militar. Domingo Mena, Liliana Delfino y Ana Maria Lancillotto fueron secuestrados.
Era el d�a 19 de julio de 1976.