José María Laso Prieto, Bardem en mi recuerdo, El Catoblepas 10:6, 2002 (original) (raw)

El Catoblepas
El Catoblepasnúmero 10 • diciembre 2002 • página 6
Desde mi atalaya

José María Laso Prieto

Ante el fallecimiento de gran director de cine español
Juan Antonio Bardem Muñoz (1922-2002)

Juan Antonio Bardem Muñoz, Madrid 2 de junio de 1922 - Madrid 30 de octubre de 2002Juan Antonio Bardem, Muerte de un ciclista, 1955Juan Antonio Bardem Muñoz, Madrid 2 de junio de 1922 - Madrid 30 de octubre de 2002

La noche del 30 al 31 de octubre, me costó mucho conciliar el sueño. Estaba bajo la dolorosa impresión que me produjo el fallecimiento de Juan Antonio Bardem, que comunicó la última edición del día de Radio Nacional de España. Y no se trataba sólo de la pérdida de un gran director cinematográfico y guionista, sino también de un extraordinario intelectual comprometido que había mantenido plenamente su coherencia ideológica a todo lo largo de su dilatada vida. En la duermevela descrita, me brotaban constantemente recuerdos, tanto de su gran obra cinematográfica como de nuestros contactos personales. El primer recuerdo de Bardem que he retenido, fue el de la película Esa pareja feliz, que realizó conjuntamente con Luis García Berlanga, del que había sido condiscípulo en la primera promoción del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas. Como consecuencia de la amistad que así nació entre ambos futuros grandes directores, Bardem fue coguionista del extraordinario «film» Bienvenido Mister Marshall, que ha sido considerada como película clave del cine español, en la conmemoración de su cincuentenario que ahora se celebra.

No obstante, para mí, su impacto cinematográfico mayor se produjo con motivo del estreno de Muerte de un ciclista. En esta obra, el protagonista masculino –Alberto Closas– logró reflejar la toma de conciencia de un profesor universitario, de procedencia burguesa, que, por el azar de un accidente, logra contactar con el movimiento estudiantil de oposición. Bardem introdujo también en este memorable «film» a la actriz Lucia Bosé que, al parecer, había militado en las juventudes comunistas de su país. En Muerte de un ciclista, a través de la anécdota de un caso de adulterio entre miembros de la burguesía, logró plantear los problemas fundamentales de la España de la década del 50. A partir de entonces, arremetieron contra él los medios de comunicación franquistas, aunque les frenó el hecho de que Muerte de un ciclista fue premiada en el Festival de Cannes. Todavía aprovecharon el estreno en Lisboa, de tal «film», para reproducir en la prensa española los ataques que le lanzó Pedro Correia Marqués, un visceral salazarista.

Vino después el gran éxito de Calle Mayor, versión cinematográfica del sainete de Arniches La señorita de Trévelez. Su Premio de la Crítica, en el Festival de Venecia, consagró internacionalmente a Bardem. Calle Mayor constituía un buen reflejo de la monótona vida cotidiana de una ciudad de provincias. Durante su rodaje, en Palencia, se produjo la eclosión, en 1956, del movimiento de oposición universitaria. Como consecuencia Bardem fue detenido, y pasó a engrosar el grupo de encarcelados formado por Tierno Galván, Enrique Múgica, Ruiz Gallardón, Ramón Tamames, Julián Marcos, Gabriel Elorriaga y otros, a los que se consideraba promotores intelectuales del movimiento universitario democrático. Es de destacar la solidaridad con Bardem de la actriz norteamericana Betsy Blair, que se negó a seguir rodando Calle Mayor hasta que Bardem fue puesto en libertad. Después siguieron muchos otros «films», con altibajos derivados de las dificultades de financiación que, por su condición explícita de comunista, tuvo Bardem. En una reseña de agencia, con motivo de su óbito, se sintetiza muy bien su trayectoria: «Bardem es el director que dio personalidad al cine español de los años 50 del siglo XX, junto a Luis García Berlanga, cuando en medio del más profundo franquismo buscaron nuevas temáticas y formas de expresión y lograron el interés tanto del público como de los intelectuales. También incorporaron intérpretes extranjeros, hasta entonces ausentes del cine español, como Lucía Bosé, María Félix, Betsy Blair y Raff Vallone.»

Me enorgullezco de que, durante mi reclusión en el Penal de Burgos, lograse que se proyectasen en el cine del Penal las obras de Bardem que llegaban hasta La Venganza, canto de la reconciliación nacional. Puede ahora sorprender que un recluso antifranquista lograse ese resultado. Lo explico en mis Memorias, de próxima publicación. Para comprenderlo, hay que recordar que al franquismo le era aplicable la frase de Trotsky, que definía al zarismo como «Una tiranía atenuada por la ignorancia, la incuria y la vagancia de sus funcionarios.»

Años después conocí personalmente a Bardem, en las reuniones del Comité Federal del Partido Comunista de España, del que ambos formábamos parte. Después le traté más, cuando logré desarrollase una conferencia en Tribuna Ciudadana de Oviedo. A la rueda de prensa de Bardem asistió mi buen amigo José Manuel Nebot, del cual entonces estaba distanciado por conflictos políticos. Después comimos ambos con Bardem, lo que sirvió para reconciliarnos. Era la época, a raíz del XIII Congreso del PCE, en la que algunos cuadros comunistas pretendían disolver al PCE en Izquierda Unida. Recuerdo de aquella comida una anécdota significativa. Nebot preguntó a Bardem: «¿Qué harás si los liquidacionistas logran disolver al PCE?» Rápidamente Bardem respondió: «En tal caso, Laso y yo fundaremos un nuevo partido comunista.»

Hace unos meses, la concejalía de cultura del Ayuntamiento de Mieres me pidió que solicitase de Bardem que participase de jurado en un certamen cinematográfico que se iba a celebrar en la localidad. Le llamé por teléfono y rápidamente accedió. Al informarle que estaba escribiendo mis Memorias, me comunicó que él también lo estaba haciendo. Ya están publicadas, con el título de Y todavía sigue. Respecto a su trayectoria comunista, en la citada reseña de agencia se dice: «Bardem nació en Madrid, el 2 de Junio de 1922 en una familia de conocidos actores. Con fuertes convicciones comunistas, el director mostró, en sus películas y en su vida su vinculación política. Con nueve años presenció con su padre la proclamación de la II República. Durante el franquismo no dejaría de luchar por las libertades con una intensa actividad dentro del PCE.»

Otro gran «film» de Bardem fue Siete días de enero, sobre el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha por la extrema derecha. Es significativo que su óbito se produjo el mismo día que obtuvo un premio la obra Los días de plomo, de Radio Nacional, sobre el tema, y en el que se premió también a mi buen amigo Vidal de Nicolás, presidente del Foro de Ermua –y entrañable compañero de cautiverio en el Penal de Burgos– con un premio que tiene por título el del crimen de Atocha.

Recientemente Bardem recibió un «Goya» honorífico, en reconocimiento a su larga carrera, y recibió el homenaje del PCE en su Fiesta anual de la Casa de Campo de Madrid. Al acto asistieron, también, los actores Pilar Bardem y Agustín González, los escritores Francisco Umbral y Eduardo Haro Tecglen, y la dirección del Partido Comunista de España. Francisco Frutos, su Secretario General, le obsequió con una litografía de Saura y una edición especial de El Quijote. Todo ello ante muy numerosos militantes comunistas.

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