José María Laso Prieto, Gran congreso de filosofía en Sevilla, El Catoblepas 15:6, 2003 (original) (raw)

El Catoblepas, número 15, mayo 2003
El Catoblepasnúmero 15 • mayo 2003 • página 6
Desde mi atalaya

José María Laso Prieto

Breve crónica del 40 Congreso de Filósofos Jóvenes,
celebrado en Sevilla, del 22 al 25 de abril de 2003

40 Congreso de Filósofos JóvenesDel 22 al 25 de abril de 2003 se ha celebrado en Sevilla un gran congreso de filosofía que, tanto cuantitativa como cualitativamente, ha constituido un hito en la historia de las actividades filosóficas en España. Su denominación oficial ha sido la de XL Congreso de Filósofos Jóvenes. Tales congresos se han venido realizando anualmente desde 1963. Su denominación nada tiene que ver con la edad fisiológica de sus congresistas. En realidad, se deriva de cuál era la situación de la filosofía en España en 1963. La filosofía entonces imperante –a consecuencia de los condicionantes que imponía el franquismo y el denominado nacional-catolicismo– era una filosofía vieja y anquilosada totalmente al margen de los problemas filosóficos y políticos de la época. Frente a tal filosofía anacrónica surgió –a partir de 1963 pero potenciándose cada vez más– una joven filosofía renovadora. El XL Congreso de Filósofos Jóvenes ha constituido en ese sentido un verdadero hito tanto cuantitativa como cualitativamente. Cuantitativamente, debido a que en él han participado más de 550 filósofos o profesores y estudiantes de filosofía. Ya con anterioridad, en la realización de tales congresos habían participado los más relevantes filósofos españoles y algunos internacionales. En el Congreso de Sevilla intervinieron el prestigioso antropólogo francés Jean Clottes, los filósofos españoles Gustavo Bueno Martínez, Gonzalo Puente Ojea y José Antonio Marina, así como muy numerosos comunicantes. Sin restar ningún mérito a los demás participantes, la actuación del profesor Gustavo Bueno destacó tan extraordinariamente que le hizo el principal protagonista del Congreso y en torno a su Filosofía de la Religión se desarrollaron buena parte de los debates.

El autor de esta reseña tuvo también una relevante participación en el Congreso de Sevilla, como consecuencia de haber sido nombrado presidente honorífico del mismo. Tal nombramiento constituyó el primer acto del Congreso y en él se entregó a José María Laso Prieto una placa de plata en la que se deja constancia de tal nombramiento. Tal honor se debió al hecho de que durante años fui quien realizaba las reseñas de tales Congresos en las revistas Sistema y El Basilisco y, actualmente, estoy escribiendo un libro que va a abarcar la historia completa de tales congresos. El nombramiento citado tuvo un buen eco en la prensa sevillana, por lo que reproducimos el siguiente texto publicado –con el título de «Cuarenta años de pensamiento»– en el diario El Mundo del 23 de abril por Eva Díaz Pérez. En tal texto se decía:

«Ya son muchos encuentros, muchas generaciones que se han citado a lo largo de cuatro décadas para dedicarse a algo que no parece de moda en estos tiempos: pensar. Quien ha estudiado con detalle y fruición estos cuarenta años para una borrachera del conocimiento ha sido el filósofo José María Laso Prieto que, precisamente, ayer fue nombrado presidente honorífico de este congreso. Laso Prieto prepara un libro que recogerá la historia de estos encuentros que este año organiza la Asociación Cultural Corchea 69, con sede en Sevilla. Se remonta el origen de estos encuentros a la primavera de 1963. El 20 de abril de 1963 se cumplía la sentencia de muerte contra el dirigente comunista Julián Grimau y unos jóvenes filósofos se reunían en el Colegio Universitario Antonio de Nebrija en torno al catedrático de Metafísica Ángel González Pérez. Allí estaban pensadores como Sabino Alonso Fueyo, Jesús Arellano Catalán y Sergio Rábade. Recuerda muchos momentos especiales de profunda reflexión diálogo y estudio. Además los encuentros siempre han estado unidos a la actualidad. En ese sentido, ya ha habido un Congreso dedicado a la Religión –el actual ha tenido por título 'Religión mitos e ídolos'–, como el que tuvo lugar en Oviedo en 1989 con el tema de 'Dios y la Filosofía'.»

Y Eva Díaz Pérez prosigue así su reseña:

«Laso Prieto es un venerable sabio que guarda en su Memoria todos los arcanos. Y, sobre todo, la mayor virtud de la inteligencia: la capacidad de asociación. Por eso, después de cada conferencia, recuerda y recuerda. Recuerda un libro, una frase, una cita, un pensamiento, una anécdota. Después de la comunicación de Montserrat Abad Ortiz, sobre la cultura enteógena y la ingestión de alucinógenos como base para las culturas mágicas, Laso Prieto recordó a Huxley y el supuesto origen alucinógeno de Un mundo feliz, o repasa, como una biblioteca andante, todas las claves intelectuales relacionadas con cualquier tema expuesto» (El Mundo, Sevilla, 23 de abril de 2003, página A10.)

Prosiguiendo con el desarrollo del XL Congreso, conviene precisar que la ausencia justificada de la profesora Manuela Cantón Delgado, en la mesa redonda sobre «Explicación sobre el origen de la religión» fue suplida por el profesor Gustavo Bueno Martínez. Previamente David Pastor, presidente efectivo del XL Congreso, explicó que el tema y el lugar estaban totalmente intencionados:

«Este congreso se decidió en la pasada edición que tuvo lugar en Gijón. El tema de la religión en Sevilla es fundamental, de ahí la elección, además acaba de terminar la Semana Santa. Claro que aquí no hablaremos de tipismo ni de tradición, sino analizaremos la religión desde un punto de vista riguroso.»

Respecto a la Mesa Redonda citada, lo mejor es citar de nuevo a la reseña de Eva Díaz Pérez:

«En la Mesa Redonda de la tarde, Bueno, Piñero y Gómez Marín compusieron una extraña trilogía. Al comenzar a hablar el tiempo no existe: la cuestión implica hundirse en la arqueología del pensamiento, en las brumas casi de lo legendario. Gustavo Bueno arrancó incluso aplausos emocionados de los congresistas. Domina el discurso y, sobre todo, es crítico. La clave: no tener la certeza de nada para seguir preguntándose siempre. 'Las religiones tienen sus fases. Cuando planteamos el origen de la religión, hay que saber a qué religión nos referimos'. 'Por lo tanto –prosiguió Gustavo Bueno– no tiene sentido la pregunta. Me niego a responderla'. Y así cuestionándolo todo, como debe hacer un filósofo, se rebeló contra las modas universitarias heideggerianas: 'Pero si en los años cuarenta nosotros ya leíamos a Heidegger.' Y contra los supuestos problemas resueltos: 'Lo dimos por supuesto y nada puede explicarse. Y esto no tiene nada de científico, porque hablamos de teorías científicas.» Antonio Piñero Sanz repasó a los autores que han indagado en el misterio de los orígenes, desde Frazer y su Rama dorada, a Freud con su Tótem y Tabú y Gómez Marín, columnista de El Mundo, se adentraba en las claves del libro sagrado: 'Ese libro tan viejo de nuestra cultura, para analizar la terrible mirada de Dios, la espalda huidiza de Dios, los silencios de Dios.' Antes, Gustavo Bueno declaraba a Pablo de Tarso como el enemigo de los filósofos: 'El científico no puede aceptar la revelación. Ese Pablo decía 'Libraros de necias filosofías'. Claro que de él se reían en Atenas'. Durante esta Mesa Redonda, se produjo una intervención de Gonzalo Puente Ojea que, al aferrarse a la teoría del animismo, objetaba algunas tesis del libro El animal divino de Gustavo Bueno. Como consecuencia, acabó predominando la tesis de las religiones de Gustavo Bueno.»

La conferencia de Gustavo Bueno Martínez sobre «La idea de lo sagrado» fue uno de los momentos culminantes del XL Congreso pues impresionó profundamente a los congresistas. Otro de los hitos del Congreso fue la Mesa Redonda, grabada para el programa de televisión Negro sobre Blanco, de Fernando Sánchez Dragó. En ella Gustavo Bueno se definió contundentemente sobre el tema de la aplicación de la ética a la política. Así, sobre la aplicación de la ética a la guerra de Irak sostuvo que tal guerra era condenable éticamente pero que políticamente había que considerarla natural. Una concepción del Imperio actual que hubiese comprendido Lenin. Se trataba de asegurar el petróleo necesario para el mantenimiento del sistema capitalista y del «Estado de Bienestar». Además, el Imperio actual programa su estrategia para cincuenta años. En esta perspectiva, las guerras de Afganistán e Irak tienen por objetivo al futuro gran adversario de los Estados Unidos, es decir, a China. Todo ello se enmascara con la tesis de Huntington sobre los supuestos conflictos de civilizaciones. Esta mesa redonda alcanzó niveles fuertemente polémicos debido a que Gustavo Bueno logró demostrar que sus interlocutores –Fraijo Nieto y José Antonio Marina– no habían sabido definirse. Para mí, en tan apasionado debate ganó totalmente Gustavo Bueno, no por puntos sino por K.O. técnico.

En su conjunto, hay que felicitar a los organizadores del XL Congreso por su calidad organizativa y por el elevado nivel filosófico que alcanzaron sus debates. Únicamente se les puede reprochar que designasen moderador de algunas de sus sesiones a un joven irresponsable que tuvo la insolencia de insultar groseramente al profesor Gustavo Bueno, sin cuya valiosa contribución al XL Congreso no habría alcanzado el gran nivel de calidad que obtuvo. Ello enrareció un poco su sesión final, aunque confiamos que ello servirá de experiencia para el 41 Congreso, que se celebrará en Barcelona el año 2004.

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