Eliseo Rabadán Fernández, Martin Luther King, El Catoblepas 28:20, 2004 (original) (raw)
El Catoblepas • número 28 • junio 2004 • página 20
Eliseo Rabadán Fernández
Etología, cultura y política en las luchas de los afroamericanos
en los Estados Unidos del Norte de América
«A partir de la estructura del 'presente anómalo', del solapamiento de las clases por edad, en unas sociedades en las cuales el lenguaje ha llegado a ser el principal instrumento de socialización, podemos intentar construir el concepto de Historia. No ya a partir de un supuesto interés por el 'pasado', sino a partir de la presencia, para cada clase de edad, de las clases de edad más viejas: la presencia sistemática de personas (dotadas de lenguaje) que poseen experiencias (tecnológicas) propias, y que relatan (tradición) a las clases de edad más jóvenes. _Sólo a través de estos relatos podemos concebir como algunos objetos culturales pueden asumir la forma de reliquias._» (Gustavo Bueno, «Reliquias y relatos: construcción del concepto de 'Historia fenoménica'», El Basilisco, 1ª época, nº 1, 1978.
«Reliquias y relatos se presuponen mutuamente, y no podríamos formar el concepto de unas al margen de las otras. Toda la Historia científica se basa, según esto, en la 'tecnología' (lingüística) del relato –del 'mito'–, y del relato mediado precisamente por las reliquias. El pasado histórico es, literalmente, el contenido de ese mito (un contenido mitemático), la prolongación ideal y recurrente de la estructura del presente anómalo, y no una «dimensión globalmente anudada (en virtud de una 'Intuición o sentido histórico') a un presente, también globalmente considerado. El «pasado» es, así, un concepto regresivo a partir, no del presente, sino de unas partes de este presente hacia otras partes del mismo presente. Esta precisión tiene consecuencias muy importantes en orden a la estructuración del concepto de Historia. Principalmente, ésta: la Historia (no mítica) es, de algún modo, la destrucción del presente, su desbordamiento. Mientras el mito es la construcción o progressus del presente a partir de sucesos que in illo tempore ya lo tenían incorporado.» (Gustavo Bueno, Ibidem.)
«Los hechos presentes, las reliquias, son fenómenos en su propia entidad fisicalista. Son fenómenos, precisamente porque han de ir referidos a sujetos operatorios (b-operatorios), para que aparezcan en su forma de tales. Y son fenómenos porque, al propio tiempo que son el único acceso a la misma esencia, nos la ocultan. Y en Historia (así como en algunas otras ciencias etológicas), lo característico es que la ocultación no es sólo pasiva, sino activa, por cuanto los 'fenómenos' han sido, muchas veces, fabricados precisamente con la intención de encubrir, de ocultar, de engañar: en realidad, esta intención, como tal (operatoria) sólo podría atribuirse a las ciencias históricas o humanas. El descubrimiento del engaño, por ello, no equivale automáticamente a una revelación de la 'esencia', sino a la revelación del 'fenómeno verdadero' (b-operatorio).» (Gustavo Bueno, Ibidem.)
«En cualquier caso, nuestra defensa de una Historia fenoménica tiene un sentido asertivo, no exclusivo. No toda la construcción histórica es b-operatoria o procedimiento auxiliar, Historia oblicua, que haya de resolverse en una Historia fenoménica. Hay una Historia meta-fenoménica, no representable, más allá del Espacio-Tiempo estéticos. Pero no porque sea una Historia nouménica (la Historia de la mente divina). Se trata de una Historia no representable estéticamente, sino sólo simbólicamente (por curvas, diagramas); una Historia en la cual las propia razones fenoménicas b-operatorias) son construidas a partir de factores objetivos (ni siquiera siempre conscientes, no prolépticos), es decir, una Historia, a-operatoria. Incluso cuando realizamos matemáticamente una batalla (que sólo tiene sentido escenográfico, fenoménico), los fenómenos quedan rebasados, porque regresamos a factores que no son necesariamente _causas._» (Gustavo Bueno, Ibidem.)
Introducción
La Historia de los Estados Unidos de Norteamérica tiene un vínculo especial con la Historia del esclavismo, lo mismo que toda la Historia de Europa e Iberoamérica. Esta cuestión nos remite a Africa, fuente de relatos históricos y reliquias para la comunidad afroamericana de los Estados Unidos.{1} Vamos a tomar como referente fenoménico de la Historia de los Estados Unidos lo que tiene que ver con una figura central, el pasado 2003 se celebró su cuadragésimo aniversario, la Marcha a Washington por el trabajo y por la libertad (28 de agosto de 1963), durante la cual Martin Luther King pronunció su célebre discurso I have a dream (Tengo un sueño). Luther King es una figura histórica del siglo XX en EEUU, y es un símbolo{2} para las luchas sociales, económicas y políticas de los negros norteamericanos.
En un importante artículo, titulado «La democracia como ideología»{3}, en su apartado 5 (visiones ideológicas de la democracia vinculadas a los principios de la Gran Revolución), Gustavo Bueno se refiere a la tesis que afirma que «La democracia es la realización de la igualdad política», en los siguientes términos:
«Por definición, la democracia, en esta alternativa, se concibe como un régimen en el cual la igualdad política de los ciudadanos (que incluye la igualdad ante la ley o isonomía) alcanza un grado indiscutiblemente superior al que pudo lograr en regímenes monárquicos o aristocráticos. Pero ocurre aquí como ocurre con la libertad: la visión ideológica de la democracia comienza cuando se sobreentiende que esa igualdad alcanzada, sin perjuicio de ser entendida, además, como igualdad plena y omnímoda, quedará garantizada por la democracia misma. La igualdad no es propiamente una relación, sino un conjunto de propiedades (simetría, transitividad, reflexividad) que pueden atribuirse conjuntamente a relaciones materiales-k dadas; en nuestro caso, la igualdad política no es una condición originaria, fija, atribuible a las relaciones que se establecen entre elementos de un conjunto de ciudadanos, sino una condición que se adquiere o se pierde según grados no fijados de antemano en un origen mítico ideal ('todos los hombres nacen iguales') en la lucha individual y social. La democracia no garantiza la igualdad política, sino, a lo sumo, las condiciones del terreno en el cual esta igualdad puede ser reivindicada en cada momento.»
La Constitución para el gobierno provisional de los Estados conferederados de América, redactada por los diputados de los Estados soberanos e independientes del Sur, Georgia, Florida, Alabama, Mississippi y Luisiana (8 de febrero de 1861) decía en su artículo 1, sección 7:
«1. La importación de negros africanos de cualquier país extranjero que no sean los Estados esclavistas de los Estados Unidos, está, aquí, prohibida, y se solicita al Congreso que apruebe las leyes para hacerla efectiva. 2. El Congreso tendrá también facultad para prohibir la introducción de esclavos de cualquier Estado que no sea miembro de esta Confederación.»
Y el artículo 4, sección 2, decía lo siguiente:
«3. Un esclavo de un Estado, que escape hacia otro, será entregado, en base a la reclamación de la parte a quien el dicho esclavo pertenece, por la autoridad ejecutiva del Estado en el que este esclavo sea encontrado, y en el caso de lesiones producidas por captura violenta, una completa compensación que incluya el valor del esclavo y todos los gastos, serán cedidos a la parte por el Estado en donde dicha captura ocurrió.»
En junio de 1861 se abolía la esclavitud, pero ello llevó a la llamada Guerra de Secesión, pues los Estados esclavistas del Sur no estaban de acuerdo con la libertad a los negros.{4}
El año 1865, la decimotercera enmienda de la Constitución abolió la esclavitud en todos los estados, como consecuencia de la Guerra de Secesión (1861-1865).
Ilya Ehrenburg expresaba una muy interesante idea respecto de la evolución del racismo en los Estados Unidos:
«Los neoyorquinos gustan recalcar el liberalismo del norte: 'Nuestros abuelos lucharon contra la esclavitud.' En las ciudades del norte y del sur hay monumentos a los soldados caídos en la guerra de 1861 a 1865. Los del sur se proclaman defensores de la libertad, es decir, de la esclavitud, y los del norte vencedores. Si; en el campo de batalla triunfó el norte y los ejércitos de los esclavistas fueron derrotados. Pero viajando por Norteamérica me ha parecido más de una vez que vencieron los vencidos, porque además de conservar todos los hábitos del esclavismo, el sur ha contaminado al norte.»{5}
Algunos textos como reliquias de utilidad para el análisis del presente
A continuación ponemos a la consideración de los lectores los textos que pueden ir ayudando configurar el curso de lo que se ha llamado el sueño de la mítica Babilonia y cómo en los Estados Unidos el proyecto político liderado por Luther King debía necesariamente partir de estos hechos pretéritos que conformaban en su momento el presente desde el cual sus coordenadas se iban construyendo frente a otras alternativas a las que se debían enfrentar sus seguidores. La cuestión, central en este trabajo, es si su muerte violenta fue o no un asesinato de Estado y de ser ello así, cuáles fueron los motivos para matar a este líder carismático (en el sentido de Max Weber):
«Una piedra, un leño, un árbol, un río, un cocodrilo, un objeto despreciable, una serpiente, solo los ídolos de los negros de Guinea. Este culto no tiene relación con la idea de un ser todopoderoso y perfecto, que domine la Naturaleza y los hombres, y gobierne el universo; más bien demuestra un miedo inconsciente a las fuerzas físicas, que parecen terribles o sobrenaturales al hombre ignorante, porque no es capaz de comprender el íntimo y natural encadenamiento de las cosas. Si una sabiduría celeste hubiera impreso efectivamente de una manera indeleble la idea de un ser supremo y personal, sería imposible que esa idea se manifestara con tan poca claridad, tan imperfecta, tan grosera y tan desnaturalizada como se ve en el culto de los animales. El animal es inferior en su naturaleza y no superior al hombre, y un Dios en forma animal no es Dios, sino una caricatura. Algunos viajeros ingleses que han estado en la América del Norte refieren que son muy limitadas las ideas religiosas de los indios del territorio de Oregón. Es muy dudoso que tengan noción alguna de un ser supremo. Al principio tratóse de traducirles la palabra Dios, pero ni los misioneros ni los intérpretes más hábiles pudieron encontrar una palabra conveniente en todos los dialectos del Oregón. Su principal divinidad se llama lobo, y, según lo describen, parece un ser que participa de la divinidad y del animal.» (Luis Büchner, Fuerza y materia (1855), §16. La idea de Dios.)
«¿Cómo es posible dejar de ver en este argumento, orientado a justificar el trato ordinario, pero cruel, de los hombres respecto de los animales, un argumento paralelo de justificación del trato de los hombres respecto de otros hombres tenidos por inferiores y muy próximos a los brutos, a quienes tenían que hacer trabajar mediante el látigo o el tormento, como podrían serlo los negros africanos que se vendían como esclavos en la feria de Carmona, o los propios indios caribes de los que había hablado Ginés de Sepúlveda? Es sabido que antes del descubrimiento de América ya se vendían negros traídos de Africa en ferias andaluzas, lo que explicaría, por razones de tradición, que el gran defensor de los indios, el padre Las Casas, no encontrase mayores escrúpulos en sugerir la conveniencia de importar esclavos negros para atender al cultivo de las encomiendas: el trasfondo social y económico de los problemas que Gómez Pereira suscitó, precisamente en Medina del Campo, uno de los mercados más importantes de Europa, demuestran que estas cuestiones no eran meras especulaciones metafísicas o estratosféricas, sino que estaban directamente relacionadas con la dureza obligada del trato a los esclavos, y la necesidad de justificar ese trato por su semejanza con los animales.» (Proyecto Filosofía en español, presentación de Gómez Pereira, 1500-1558?.)
«A pesar del tradicional disimulo con que los jesuitas llevaban a cabo sus operaciones comerciales, fundando, so capa de religión, en las colonias de las naciones católicas, agencias comerciales, y estableciendo plantaciones, en las que sus esclavos negros o indios trabajaban a latigazos, para mayor honra y gloria de Dios, más de una vez tiró el diablo de la manta, y aparecieron ante el mundo tal y como realmente eran, los llamados Compañeros de Cristo.» (Fernando Garrido, Pobres jesuitas (1881), capítulo XVI.)
Lo sagrado y lo profano en las luchas y la estrategia de Luther King
En los textos que conocemos de King, encontramos cómo se ha ido tejiendo (desde las reliquias y relatos, en el sentido de Bueno, en el artículo homónimo citado en la bibliografía) el presente de la comunidad gestada a partir de los esclavos africanos llevados a América del Norte. Pero lo importante puede ser que se maneje esta cuestión desde unas coordenadas no metafísicas, ni meramente sociológicas o incluso psicológicas o políticas. El referente que proponemos es el siguiente: vamos a utilizar el concepto de sacro y de profano en el contexto de los artículos y conferencias de Martin Luther King buscando establecer las relaciones que encontremos en ellos, como relaciones dadas desde el materialismo filosófico.
En la Carta desde la prisión de Birmingham, de fecha 16 de abril de 1963, responde King a críticas que le hicieron líderes religiosos en las comunidades de blancos, puesto que, decían, los métodos de King (movilizaciones, sentadas ante las sedes de los edificios gubernamentales, &c.) para conseguir la justicia y erradicar la segregación a la que se sometía a los negros, resultaban incompatibles con la realidad de las instituciones legales y también con los ideales religiosos de justicia y paz social.
Desde la perspectiva emic de lo sagrado, podemos considerar que se trataba de cuestiones acerca de lo santo, en el eje circular del espacio antropológico y se trataba de un asunto, además, desde la perspectiva etic, que debe ser considerado en la sociedad moderna, concretamente en la sociedad industrial de la Norteamérica de los años sesenta del siglo XX. Esto supone que la dialéctica entre lo sagrado y la religación (dada principalmente, en este contexto, como una religación personal, en el eje circular), desde el materialismo filosófico, no supone que se elimine lo religioso para alentar la impiedad, lo secular, puesto que, como se lee en las propias palabras de King en esta célebre carta, no puede seguir esperando (la comunidad negra sometida desde la época de la esclavitud y ahora por la segregación racial) pues las decepcionantes palabras de los líderes religiosos judíos o cristianos, en las que se insiste en que no son asuntos sagrados sino asuntos que se deben resolver en cuanto temas sociológicos, desde cauces sociales, políticamente ordenados, &c.
Dice en este sentido lo siguiente:
«'Se trata de asuntos sociales con los cuales realmente el Evangelio no tiene realmente relación', y he observado muchas iglesias implicadas con una religión completamente distinta [de la que defiende King] que hace una extraña distinción entre alma y cuerpo, entre lo sagrado y lo secular.» [_«'Those are social issues with wich the Gospel has no real concern', and I have watched so many churches commit themselves to a completely other, worldly religion wich made a strange distinction between body and soul, the sacred and the secular.»_]{6}
Los escritos de King como material antropológico. La historia fenoménica y la construcción del presente político
En la Carta desde la prisión de Birmingham, de fecha 16 de abril de 1963, King se refería a los líderes religiosos cristiano y judíos como incapaces de entender las razones por las cuales la comunidad negra no podía seguir esperando más. La espera era ya insoportable, porque los cauces legales estaban al parecer jugando el papel de coartada para criticar las manifestaciones y movilizaciones contra el segregacionismo que operaba de facto en el Sur de Estados Unidos. No sois portadores de la misma idea de justicia que nosotros, porque esa separación entre lo sagrado y lo secular a que hacéis referencia, es insoportable y si siguieran las cosas así, los que ahora defendemos luchas políticas por la justicia con métodos no violentos, serán minoría en relación con aquellos seguidores del líder de la Nación del Islam dirigidos por Ellijah Mohammed. No se puede aceptar que la religión y lo social se vean como algo separado. La dialéctica entre los aspectos emic de lo sagrado (númenes, fetiches y santos, en relación con los ejes angular, radial y circular del espacio antropológico) y componentes de lo sagrado a través de la religación en sus tres modos de manifestarse, (de los cuales en este caso de la Carta desde la prisión de Birmingham, está claramente encuadrada en la religación personal), puestos en práctica para establecer la crítica de los materiales (textos, en tanto son reliquias para la construcción del presente histórico, &c.) emic en cuanto a la distribución de los valores de lo que es sagrado. Para los líderes religiosos eso sagrado debe estar al margen de lo social, a lo cual responde King que lo social y lo sagrado no están separados, en todo caso, la lucha por la justicia ha de materializarse y para ello deben hacerse esos movimientos que al fin buscan (en cuanto finis operantis) la posibilidad de formar parte del cuerpo político por parte de la segregada comunidad negra en los Estados Unidos de estos años fundamentales para los millones de negros que hoy a partir de tales luchas, son de facto parte de las tres capas del cuerpo político y no meras partes ajenas a dicho cuerpo como lo eran en tiempos de King, en que simplemente se los consideraba y así se ejercitaba, como componentes radiales respecto de la sociedad blanca.
Quedan, como veremos, y ello a pesar de vivir de lleno en la sociedad industrial, algunos factores que podemos considerar como valores sagrados fetichistas (en el sentido en que Bueno lo ha expuesto), a saber: los lugares sagrados, en este caso Africa considerada como la Babilonia para la comunidad negra de EEUU. Esta Babilonia que no puede ser ya, desde la acción propuesta por King, Africa, sino que hay que luchar por lograr que Babilonia esté en la tierra americana. Hay una alianza –como Bueno expone– entre los valores de lo santo (dados en el eje circular), con los valores fetichistas (dados en el eje radial).
En las sociedades industriales las iglesias subrayarán sus componentes sociales, y la sociabilidad prevalecerá sobre cualquier otro tipo de interés por lo sagrado.{7}
En el discurso durante la Marcha a Washington por Trabajo y por la Libertad, que es conocido como «Tengo un sueño», del 28 de agosto de 1963, habla King de los negros como seres que viven en una isla solitaria en medio de un océano de prosperidad, y se lamenta de que el Negro... todavía se encuentra [tras los cien años desde la Proclamación de la Emancipación] desterrado en su propia tierra.
Esto es importante para el aspecto político, que, considerado desde las tesis filosófico materialistas, implica que los negros, es el sentido de «Tengo un sueño», no son sino meras partes de un todo o cuerpo social, esto es, son partes útiles para el cuerpo político (los Estados Unidos de Norteamérica) pero partes que sólo se toman en cuenta para las labores de trabajo, y aun mal retribuido. La segregación implica que no tienen los negros acceso a las capas políticas donde los miembros de tal cuerpo son también gestores y defensores de intereses (capas cortical y estructural) frente a otros Estados. Incluso, desde la Idea de Espacio Antropológico serían meros animales en el sentido de que no pertenecerían siquiera al eje circular propiamente, sino que algunos blancos los seguirían viendo como si de bestias se tratase.
La Constitución y la Declaración de la Independencia suponen, en el planteamiento de Luther King de lo que es el sueño de los negros, que había en esos documentos un pagaré para todos los norteamericanos, por medio del cual gozarían de los derechos inalienables a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Es obvio –decía ante los que le escuchaban en esta fecha crucial para el presente político y social de los negros de Norteamérica– hoy día que América ha incumplido este pagaré en lo que se refiere a sus ciudadanos de color. En lugar de honrar esta sagrada obligación, América ha dado a la gente Negra un cheque malo; un cheque que ha sido devuelto con el sello «fondos insuficientes».
Una vez más tenemos aquí, ejercido y no representado, lo que el materialismo filosófico propone como uno de los componentes emic de la Idea de lo sagrado. Lo sagrado que es un asunto de interés social para la comunidad segregada y relegada a ser exclusivamente un componente no perteneciente al cuerpo político, un componente de mera utilidad como material de trabajo. Se es exclusivamente parte de la capa basal, del sector productivo, pero sin tener las opciones de poder acceder a ser miembros desde la capa conjuntiva o cortical, lo que es claramente una exclusión política insostenible, emic, como se ejerce en este discurso de King. Por otra parte, el mismo King se refiere a este sagrado lugar, el lugar donde se daba ese cheque de libertad y seguridad, al que ahora se venía a pedir que efectivamente se diera curso sin lugar a más dilaciones. El lugar (Washington y la Casa Blanca concretamente) es sagrado, pero ese fetiche se relaciona con el componente de religación personal, en cuanto que los negros son también legítimos miembros de ese cuerpo político del que se han visto excluidos hasta ese momento. El componente circular es entonces fundamental aquí, como vemos.
No es, como algunos, equivocadamente, piensan, un mero «desahogo psicológico», la urgencia es tal que si no se toman las medidas para que los Negros sean de una vez parte de la democracia, habrá graves enfrentamientos en el futuro.
Conviene aquí introducir la otra alternativa, que se enfrentaba a la del movimiento de la no violencia (King) como vía de superar la postración social de los negros. La figura de King implica una posición de integración en los valores políticos de los blancos, pero la alternativa de la Nación del Islam y su más radical transformación en el llamado Black Power y el Partido de las Panteras Negras, cuyo líder, Stokely Carmichael, rechaza la integración y lucha por la separación, por la secesión de los negros. La Historia muestra que la posición de King era mucho más realista (políticamente hablando). Lo que sí interesa es el hecho de que dos grupos, que buscan el mismo objetivo, sin embargo se enfrentan debido a sus irreconciliables diferencias en gran parte derivadas de sus principios religiosos. Una vez más tenemos ante nosotros la compleja relación dialéctica entre lo que hemos definido como modelo etic y modelo emic de los valores religiosos de lo sacro y la religación y los componentes laicos que podemos encontrar en ambas posiciones.
En cuanto a la Idea de libertad y de igualdad en el discurso de la Marcha de Washington, es desde luego un modo muy idealista de considerar la ética y la moral, y sin embargo han de ser tenidos como fundamentos trascendentales de la Constitución política a que apela el discurso de King. A pesar de ello, lo que se muestra precisamente in medias res, mediante los trabajos de sociólogos que siguen viendo que los negros son todavía, en gran parte, discriminados, es que la igualdad de oportunidades es un referente utópico, pero no se vive de utopías. La moral que tiene como fundamento trascendente el mantenimiento del propio cuerpo mediante la firmeza, la fortaleza y la generosidad, es desde luego mucho más efectiva en cuanto a lograr los objetivos que son soñados por todo americano, sea negro a blanco, judío o cristiano. Los referentes a la libertad que, por fin, como se canta en el espiritual negro, se va a lograr, «gracias a Dios Omnipotente», en los cuales se hará realidad el sueño de que todos los hermanos en Dios se abracen, &c., son contenidos metafísicos, pero que sin duda resultaron de utilidad práctica y fueron los que llevaron a mover a toda esa gente para exigir sus derechos civiles y salir de ese derrotismo conformista que tantas veces se achacaba a los negros como causa de sus infortunios en esta vida. Cabe sin duda, también, recordar los componentes no tan metafísicos, sino muy materiales, ejercidos como refuerzos condicionantes de las conductas de los negros, cuando se quemaba, se colgaba, se linchaba y apaleaba a los negros por casi cualquier motivo sobre todo en el Sur, en años bastante posteriores al final de la Guerra de Secesión o Guerra Civil de los Estados Unidos. Existen abundantes «reliquias» históricas en este sentido, como fotografías que pueden verse en internet.
Las posiciones políticas de Luther King iban de alguna manera desbordando el ámbito de la lucha por los derechos civiles de los negros, tal como se puede ver en un artículo publicado en la revista The Nation el 15 de marzo de 1965, titulado Let the Justice roll down, «Dejemos que fluya la justicia», en el cual King hace referencia al endurecimiento del rechazo a los negros en Alabama [y otros lugares del Sur], a pesar de la movilización y manifestaciones de más de un millón de negros desde 1963. Los muros permanecen erigidos y reforzados, afirma King.
En 1964 el Civil Rights Act supuso para los negros una ayuda efectiva a través de dinero federal para viviendas. Se había logrado un avance, sin duda. Sin embargo, a pesar de que la estrategia de King de colaborar con los blancos que apoyaban sus reivindicaciones, hay que reconocer que si los líderes políticos blancos del Partido Demócrata apoyaban por estrategias internas, algunos de sus más influyentes miembros (hoy por cierto, al parecer, en el bando republicano y en una posición de poder muy elevada en cuanto a su capacidad de influir sobre el propio presidente actual de EEUU), no apoyaban tan abiertamente esa colaboración que se concretaba en ayudas económicas a los negros. Cito un texto para que se vea el alcance de lo que es la biocenosis, es decir, una lucha por imponer la propia fuerza a otros grupos con los cuales competimos por sobrevivir en el espacio materialmente dado. Sin embargo, las prolepsis son parte de la estrategia, en este caso que citamos.
El texto que proponemos a continuación hace referencia a Podhoretz, y a la manera que la estrategia de los negros por conseguir el apoyo de los líderes del Partido Demócrata, en tanto que liberales, era tan sólo una estrategia utópica en lo referente a la lucha de los negros norteamericanos para ser no sólo parte de la capa basal, sino tener posibilidades de pertenecer de pleno derecho al cuerpo político, al lograr tener acceso, hasta entonces vetado por la moral racista del grupo dominante, de los blancos.
«Rustin's coalitionism required yet another leap of faith: that the Democratic Party would serve as the venue for a progressive politics. In "From Protest to Politics," Rustin claimed that "the Johnson landslide proved the 'white backlash' to be a myth." We now know that this was a profound miscalculation, that Nixon would soon be swept into office on a white backlash that reached deep within the ranks of organized labor, and that the Democratic Party would renounce its own liberal traditions and gravitate fatally toward the political center. This we know with the benefit of hindsight. However, in his 1966 critique of coalitionism, Jacobson prophetically denounced the idea that Rustin's liberal coalition could ever reshape the Democratic Party into "a truly progressive people's party." To quote Jacobson: It is a utopian scheme. No such coalition is going to capture the Democratic Party. The Democratic Party has its own coalition: a network of hardened political machines which is not going to permit itself to be taken over by Freedom Budget visionaries or permit the Party to be torn apart, with its consequent loss of political power, prestige, patronage, &c. Rustin's faith in religious groups (read: Jews) also turned out to be misguided. One month after Commentary published Rustin's article forswearing "protest," its editor, Norman Podhoretz, presided at a symposium at New York's Town Hall on "Liberalism and the Negro." In his opening remarks Podhoretz alluded to "a widening split between the Negro movement and the white liberal community." The problem was that "over the past two or three years a new school of liberal (or perhaps it should be called radical) thought has been developing... [that] insists that radical measures are now needed to overcome the Negro's inherited disabilities." These "radical measures" included proposals for "a domestic Marshall Plan" and other "crash programs" to address the inequalities between white and black America. What most disturbed Podhoretz, however, was the specter of "preferential treatment for Negroes" to compensate for patterns of entrenched racism in hiring, housing, and other institutions. Podhoretz's message was clear: as far as "traditional liberals" were concerned, their support for the liberation struggle ended with the dismantling of the legal structure of segregation.»
Citando al profeta Amós plantea que se debe dejar fluir a la justicia como las aguas de una poderosa corriente. Y Luther King critica el concepto de consenso manejado por el presidente de EEUU, por ser un asunto que sólo sirve para tratar de frenar la fuerza del movimiento político negro en esos momentos. Lo que buscaba el presidente al hacer referencia a lo que es el consenso como búsqueda de soluciones, lo que estaba haciendo realmente era tratar de diluir la acción para el cambio revolucionario. No es buen momento, dice King en este artículo poco conocido, bajar el ritmo de la marcha en las luchas políticas de los negros.
Lo que hace falta es seguir con ese espíritu combativo de los dos años cruciales, 1963-1964. Utiliza una expresión de Napoleón en el sentido de que siempre se debe estar preparados para la lucha, para la guerra, si se quiere ser una gran nación. No se trata de conquistar, se trata de lograr el éxito en las luchas políticas internas. Para tener buenos soldados hay que estar siempre en guerra.
Stokely Carmichael. La moral relativista y los referentes materiales frente a ética relativista y etología
El movimiento no violento de King era definido por los líderes del Black Panther Party, cuando menos, como mera ideología que favorecía el status quo, porque la filosofía (ideología) que seguían Carmichael{8} y otros de sus colaboradores, como Newton, a partir de las tesis de Malcom X y de Franz Fanon, Che Guevara o Mao, pretendía ser de un modo casi mítico, la única solución a la segregación miseria de las comunidades de negros en los guetos de las grandes ciudades norteamericanas. Carmichael se dirigía a un público que cada vez se mostraba más decidido a que el Gobierno de Johnson se fuera de una vez por todas de Vietnam, cuando hablaba del Black Power, del Poder Negro, en la Universidad de Berkeley (por cierto, donde Marcuse desarrollara sus célebres escritos sobre la sociedad tecnológicamente avanzada y su utópica hipóstasis de Marx y Freud). La propia universidad era definida por Carmichael como el gueto intelectual blanco del Occidente. En la charla se refirió a la cuestión planteada por Camus y Sartre sobre si un hombre puede condenarse a sí mismo. Los nazis, decía, justificaron el asesinato de judíos por el hecho de que no eran hombres, así que algo similar, según el planteamiento de Carmichael, sucedía en los EEUU en cuanto a los negros. La América blanca no puede condenarse a sí misma por los actos criminales cometidos contra la América negra. Las instituciones racistas no pueden condenar a un sherif que en complicidad con otros catorce blancos asesinaron a tres negros, puesto que ello implicaría que se condenarían a sí mismos.
Los negros que hablan con los blancos sobre integración están manejando la integración como una pastilla calmante, un analgésico. Por lo tanto, la lucha que el Black Panther Party propugna y mantiene no es una lucha por la integración sino contra la supremacía blanca. Desde las coordenadas del materialismo filosófico, se trata de una cuestión con un importante componente de carácter etológico, sin duda. Y al referirse a EEUU como un Dios, y afirmar que no es un Dios, porque no puede ni siquiera hacer que la democracia funcione en el interior de EEUU, ni tampoco en Vietnam, Sudáfrica, Puerto Rico, Filipinas, &c.
Precisamente en esta conferencia de Berkeley dice textualmente Carmichael: no estamos en una guerra psicológica. Se refiere a que hay que decir no, en el sentido de Camus, y la lucha de los negros se debe entender como una lucha contra el colonialismo blanco ejercido en los guetos. El soldado negro que mata vietnamitas es sólo un mercenario que en EEUU ni siquiera puede votar. No se puede conseguir gran cosa, en esta lucha etológica por la sobrevivencia, si sólo hacemos una actividad moral desde el amor y esas ideas de los no violentos. Nos tenemos que organizar políticamente. Cuando los Cuáqueros del Norte nos piden que dejemos de ser violentos, nos queda claro que nos están tratando de destruir como movimiento político.
Independientemente de los componentes ideológicos, de las luchas por los derechos civiles de los negros, hay un asunto que consideramos de interés, a saber: la transformación de las ciudades a lo largo de los últimos cincuenta años desde la perspectiva social, política y desde las coordenadas etológicas como referentes materiales de la moral y la ética en la reticulación con la política, precisamente. Antes, sin embargo, unas brevísimas referencias a la interpretación ideológica del Islam en este contexto. La revista Alianza Islámica publica en internet un artículo firmado por Abdul Mailk Mujahid, con el título «Malcom X = Malik Shabazz». Se dice que el mensaje de Malcom es el Islam. Cuando peregrinó a La Meca, Malcom «celebrando la fraternidad humana y la unidad de Dios (...) renunció a su propio racismo y declaró, como musulmán verdadero, la unidad del género humano que solamente se puede conseguir a través de la sumisión al poder de Dios.» «Malcom abandonó el racismo por el Islam.» Sin embargo, se citan también textos del propio Malcom donde se refiere a asuntos tales como que no hay nada en el Corán que nos enseñe a sufrir tranquilamente... «Nuestra religión nos enseña a vivir tranquilos, con cortesía, obedeciendo la ley y respetando a todos, pero si alguien pone su mano sobre usted, envíe a esa persona al cementerio. Esa es una religión buena. Ojo por ojo, diente por diente, cabeza por cabeza. Nadie rechaza esa religión, excepto un lobo que trata de hacer de usted su alimento.»
Las ciudades como biocenosis (en el sentido que se plantea en España frente a Europa, de Gustavo Bueno), lo que constatamos, en el caso de Oakland, dentro del área de la Bahía de San Francisco, en California, son el lugar donde se ejercita el concepto de espacio antropológico y donde las normas que se imponen luchan, in medias res, frente a normas que llegan a ser victorias tras la lucha.
Las ayudas federales, que suponen cantidades muy elevadas, logradas por las luchas y marchas, como la de Washington, donde King pronunciaba su célebre «Tengo un sueño», fueron encauzadas a través de los dirigentes vinculados a los Black Panthers y otros grupos de la ciudad, y ello, después de los años, ya en la década de los setenta y hasta los primeros años ochenta del siglo XX, para tratar de tener mayor cota de poder político, que se materializaría en lo que es hoy el Black Caucus. Lo que queremos, para terminar, plantear es lo siguiente: en toda sociedad política, el núcleo desde el que se tejen o entretejen las diversas capas –productora y gestora de lo que se define como la «Economía»: capa basal; los gestores de las estructuras políticas, como capa estructural del cuerpo político (la capa cortical, por cierto, uno de los centros de gravedad en la ciudad de Oakland era precisamente una base naval de los EEUU donde se dio oportunidad de trabajar a muchos desempleados negros, con cierto nivel de salario para poder ser parte de ese «sueño americano», y poder disfrutar del Estado de Bienestar, &c.)– es imprescindiblemente conjugado con la eutaxia de los diversos grupos sociales (distributivamente considerados) en su relación con el Estado. Las ayudas federales a las comunidades marginadas de los guetos, no tienen un componente de tipo ético y moral, únicamente, sino que lo primordial es que las ayudas sirvan para evitar situaciones distáxicas que pongan en riesgo la sobrevivencia y la duración del Estado. Si las ideologías políticas tanto de King como de Malcom X, o Carmichael, &c., son útiles para mantener la eutaxia, serán asimiladas al proceso, al curso de la sociedad política de referencia, y ello independientemente de que las partes en lucha, a nivel de grupos enfrentados en el seno de la sociedad política, dentro del Estado, se pongan o no de acuerdo en cuanto a la integración en barrios determinados. Por la desagregación a la eutaxia o por la segregación de hecho, también manteniendo la eutaxia, no se elimina, como se observa en los procesos de transformación de las ciudades y los suburbios, la lucha etológica por lograr las mayores ventajas que ofrece el Estado de Bienestar, cada vez más difícil de mantener tras la transformación de los modelos de producción fordistas en el seno de la llamada globalización.
La metáfora de Babilonia, en las ideologías afroamericanas, es tan sólo algo similar a la idea de Dios que se planteaba ya en los tiempos del Imperio por medio de San Agustín y la Ciudad de Dios. No hay un Estados Unidos del mal y otro del bien, esa visión maniquea no se corresponde con los hechos. Los fenómenos que constituyen el presente, sin embargo, siguen determinados en parte por las reliquias y los relatos de estos hombres y mujeres que ya son muertos, pero su presencia sigue a través de los relatos. El artículo de Pedro Insua en esta línea de investigación, donde se expone magistralmente la Idea de «basura historiográfica» es fundamental.{9}
Bibliografía
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Varios en: www.thenation.com | http://pup.princeton.edu/chapters/i7684.html
Notas
{1} Queremos recomendar un artículo del profesor argentino Daniel Omar de Lucía, «Sociedades de retorno en Africa Occidental (siglos XVIII-XX)», publicado en la revista El Catoblepas, nº 14, abril de 2003.
{2} Para el significado del concepto símbolo, disponemos de un artículo clave, a mi juicio, de Gustavo Bueno titulado precisamente «Imagen, símbolo, realidad», publicado en la revista El Basilisco, 1ª época, nº 19, 1980.
{3} Publicado en la revista Ábaco, nº 12-13; 1997, disponible en http://www.filosofia.org/aut/gbm/1997dem.htm
{4} Algunas ideas de Abraham Lincoln al respecto de la esclavitud, en sus debates con Stephen Douglas:
«Esclavitud es una manifestación de egoísmo, opuesta al natural amor de justicia. Cuando estos dos principios entran en conflicto siguen inevitablemente choques y convulsiones...» «Casa dividida debe perecer, dice el Evangelio. Yo creo que esta nación no puede continuar la mitad esclava y la mitad libre. No temo que caiga la casa, pero sería aún peor que acabara dividida. O debe ser toda ella esclava o será toda ella libre...» «Cuando los esclavistas me recuerdan los derechos constitucionales de los estados, tengo que reconocer que están en lo justo; llegaría hasta a conceder que hay que satisfacerles con una ley para reclamar los esclavos fugitivos... Y, sin embargo, a pesar de mis concesiones, siento que no hay más excusa para permitir la esclavitud que para consentir la trata de negros africanos que ya nadie defiende.»
Un interesante texto, escrito por Carlos Marx, felicitando a Abraham Lincoln en 1864 (publicado en 1865):
«A Abraham Lincoln, Presidente de los Estados Unidos de Anmérica. Muy señor mío: Saludamos al pueblo americano con motivo de la reelección de Ud. por una gran mayoría. Si bien la consigna moderada de su primera elección era la resistencia frente al poderío de los esclavistas, el triunfante grito de guerra de su reelección es: ¡muera el esclavismo! Desde el comienzo de la titánica batalla en América, los obreros de Europa han sentido instintivamente que los destinos de su clase estaban ligados a la bandera estrellada. ¿Acaso la lucha por los territorios que dio comienzo a esta dura epopeya no debía decidir si el suelo virgen de los infinitos espacios sería ofrecido al trabajo del colono o deshonrado por el paso del capataz de esclavos? Cuando la oligarquía de 300.000 esclavistas se abrevió por vez primera en los anales del mundo a escribir la palabara «esclavitud» en la bandera de una rebelión armada, cuando en los mismos lugares en que había nacido por primera vez, hace cerca de cien años, la idea de una gran República Democrática, en que había sido proclamada la primera Declaración de los Derechos del Hombre y se había dado el primer impulso a la revolución europea del siglo XVIII, cuando, en esos mismos lugares, la contrarrevolución se vanagloriaba con invariable perseverancia de haber acabado con las «ideas reinantes en los tiempos de la creación de la constitución precedente», declarando que «la esclavitud era una institución caritativa, la única solución, en realidad, del gran problema de las relaciones entre el capital y el trabajo», y proclamaba cínicamente el derecho de propiedad sobre el hombre «piedra angular del nuevo edificio», la clase trabajadora de Europa comprendió de golpe, ya antes de que la intercesión fanática de las clases superiores en favor de los aristócratas confederados le sirviese de siniestra advertencia, que la rebelión de los esclavistas sonaría como rebato para la cruzada general de la propiedad contra el trabajo y que los destinos de los trabajadores, sus esperanzas en el porvenir e incluso sus conquistas pasadas se ponían en tela de juicio en esa grandiosa guerra del otro lado del Atlántico. Por eso la clase obrera soportó por doquier pacientemente las privaciones a que le había condenado la crisis del algodón, se opuso con entusiasmo a la intervención en favor del esclavismo que reclamaban enérgicamente los potentados, y en la mayoría de los píses de Europa derramó su parte de sangre por la causa justa. Mientras los trabajadores, la auténtica fuerza palítica del Norte, permitían a la esclavitud denigrar su propia república, mientras ante el negro, al que compraban y vendían, sin preguntar su asenso, se pavoneaban del alto privilegio que tenía el obrero blanco de poder venderse a sí mismo y de elegirse el amo, no estaban en condiciones de lograr la verdadera libertad del trabajo ni de prestar apoyo a sus hermanos europeos en la lucha por la emancipación; pero ese obstáculo en el camino del progreso ha sido barrido por la marea sangrienta de la guerra civil. Los obreros de Europa tienen la firme convicción de que, del mismo modo que la guerra de la Independencia en América ha dado comienzo a una nueva era de la dominación de la burguesía, la guerra americana contra el esclavismo inaugurará la era de la dominación de la clase obrera. Ellos ven el presagio de esa época venidera en que a Abraham Lincoln, hijo honrado de la clase obrera, le ha tocado la misión de llevar a su país a través de los combates sin precedente por la liberación de una raza esclavizada y la transformación del régimen social.» (escrito por Carlos Marx entre el 22 y el 29 de noviembre de 1864, publicado en The Bee-Hive Newspaper, nº 169, del 7 de enero de 1865.)
{5} Se puede leer el artículo «Los racistas norteamericanos», de Ehrenburg, en el sitio del Proyecto de Filosofía en español. El artículo se publicó en la revista La Hora, semanario de los estudiantes españoles, Madrid, 5 de noviembre de 1948, II época, nº 1.
{6} El curso de estas luchas ha sido en ocasiones un curso que, para más de un analista, no ha resultado tan efectivo. Acaso la moralidad se ha impuesto de manera tozuda a la ética, es decir, los grupos humanos se enfrentan de tal manera que es inevitable reconocer un componente etológico en los aspectos políticos, religiosos, laborales. Veamos el texto que hemos tomado de un excelente trabajo sobre el hecho de la segregación en el presente de los Estados Unidos en la región de Boston. Veremos más adelante el estudio titulado precisamente American Babylon, un libro que muestra las tesis del materialsimo filosófico aun cuando lo hace a modo de ejercicio, lo cual a nuestro juicio, constata la potencia de esta teoría de la ciencia. (Ver la Teoría del Cierre Categorial, y el Diccionario Filosófico de Pelayo García.)
«Nearly 30 years after a court ordered Boston's city schools to desegregate (1974), school segregation continues to be a major obstacle to equal opportunity for minority children in the Boston metropolis. The issues are national in scope, but in Boston we see especially clearly how limited are the impacts of policies that are only implemented within city boundaries. Blacks and Hispanics are unusually concentrated in the City of Boston and a handful of older outlying towns and cities, while residential suburbs where most whites live hardly share in the growing ethnic and racial diversity of the region.» (John R. Logan, Deirdre Oakley, Jacob Stowell: Segregation in Neighborhoods and Schools: Impacts on Minority Children in the Boston Region, Lewis Mumford Center for Comparative Urban and Regional Research, University at Albany, September 1, 2003.)
«Casi 30 años después de que una corte [juzgado] ordenara la desegregación de las escuelas de la ciudad de Boston (en 1974), la segregación escolar continúa siendo un importante obstáculo para los niños de las minorías en la metrópolis de Boston. La problemática es nacional en cuanto a su alcance, pero es en Boston donde vemos con especial claridad lo limitados que son los impactos de políticas que son implementadas sólo en los límtes de la ciudad. Los Negros y los Hispanos están usualmente concentrados en la ciudad de Boston y un grupo de viejas ciudades y villas, mientras que los suburbios residenciales donde viven la mayoría de los blancos casi para nada comparten la diversidad en el crecimiento étnico y racial de la región.» (traducción de E. R.)
{7} Ver el artículo de Gustavo Bueno citado «Los valores de los sagrado...»
{8} Para los conceptos de relativismo ético y moral y de idealismo ético y moral, remito a las entradas correspondientes de Diccionario Filosófico, de Pelayo García.
{9} Ver la revista El Basilisco, nº 33, septiembre del 2003.