Ismael Carvallo Robledo, Sobre Plaza de Armas, El Catoblepas 112:4, 2011 (original) (raw)

El Catoblepas, número 112, junio 2011
El Catoblepasnúmero 112 • junio 2011 • página 4
Los días terrenales

Ismael Carvallo Robledo

Señalamientos puntuales sobre aspectos y contenidos

del proyecto Plaza de Armas

Plaza de Armas, un canal de televisión desde la Ciudad de México

I

Sin haberme percatado a tiempo, fue hace algunas semanas que el proyecto Plaza de Armas llegó a su programa número 100. En estos momentos contamos ya con 76 programas de Debate y 33 de Evocaciones requeridas (lo que hace un total, en efecto, de 109 programas), aunque tres de éstas son en realidad transmisiones especiales de dos documentales: uno sobre Juan O’Gorman y otro sobre José Revueltas, y dos de los Debates fueron una repetición de los que para Televisión Española se produjeron en torno del libro de Gustavo Bueno El mito de la izquierda (se trata de los muy seguramente ya célebres debates entre el profesor Bueno y Santiago Carrillo e Ignacio Sotelo que, respectivamente, fueron moderados y conducidos por Fernando Sánchez Dragó).

En todo caso, queremos aprovechar, aunque sea de manera un poco tardía, el simbolismo del número 100 para ofrecer algunas consideraciones y puntualizaciones en torno de las coordenadas, los alcances y propósitos fundamentales de este proyecto por tantas razones para mí genial –por los aprendizajes y por los nunca imaginados nuevos horizontes que profesionalmente se han abierto para mí: repárese si no en lo que digo en la presentación del primer programa de Evocaciones requeridas– que, si no mal recuerdo, fue pergeñado en su núcleo y definiciones más generales por ahí de 2008, en algún lugar de Oviedo, en conversación con mi querido amigo Gustavo Bueno Sánchez.

Ordenaré mis consideraciones en torno de cuatro cuestiones fundamentales: propósito, formato, contenido y vicisitudes, teniendo siempre presente que las directrices maestras tanto del programa en general como de las secciones de que consta en particular (Debate y Evocaciones requeridas) están dispuestas como presentación en las páginas correspondientes del sitio de Plaza de Armas.

Sin perjuicio de que, cuando corresponde, no dejo de remitir a la exposición de tales directrices para los efectos procedentes, ha habido ocasiones en que recibo comentarios relativos a alguna de las cuestiones generales a las que hago aquí referencia, circunstancia que hace pertinente que dedique algunas líneas a detalles y matizaciones que acaso no aparezcan ya en la presentación general, pero que son siempre necesarias en atención a la amabilidad de quien, en uno u otro sentido, se toma la molestia de reservar su tiempo para atender y cotejar el resultado de mis empeños.

II

Por cuanto al propósito general de Plaza de Armas, hemos de remarcar en primer lugar que se trata de un proyecto de orden fundamentalmente filosófico, Académico, más que periodístico o de análisis político. Pero no digo filosófico-académico en un sentido gremial o universitario desde el que estuviera Plaza de Armas pensándose exclusivamente como un programa para estudiantes o para especialistas en filosofía o cuestiones de índole similar; se trata más bien de un sentido que se remonta –y recoge– la tradición académica de la filosofía según fue ésta concebida y puesta en ejercicio, ejercitada, en el ámbito del área de difusión griega y helenística, en la vida y obra de filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles, y que recorre y vertebra por entero la historia intelectual y filosófica occidental.

Y subrayamos que nos situamos en una tradición fundamental y constitutivamente occidental, lo que implica a su vez ubicarnos crítica y muy conscientemente en las antípodas de todas las retóricas y las ideologías delirantes, cansinas y acomplejadas del anti-eurocentrismo, defendidas en muchas ocasiones ya fastidiosamente por quienes no pueden ni –al parecer– quieren dejar de «sentirse y pensarse» dominados, oprimidos, ofendidos, colonizados, &c.

Nosotros nos plantamos sin complejos en la tradición del racionalismo filosófico occidental más sólido y consistente, que se erige potentemente sobre los sillares del pensamiento científico y filosófico griego, romano, escolástico y moderno (y decimos moderno en el entendido de que detrás de la filosofía llamada moderna siguen trabajando núcleos filosóficos escolásticos fundamentales), y en el que se destacan como referencias cardinales tanto Platón o Aristóteles como Santo Tomás, Suárez, Espinosa, Feijoo, Hegel, Marx y Gustavo Bueno.

Al desbordar los límites de los intereses periodísticos o político coyunturales (lo que no implica ni mucho menos despegarse un milímetro de la realidad y de nuestro tiempo), ampliamos los márgenes de Plaza de Armas para que en él puedan tratarse temas que sólo desde una perspectiva inmediata pueden acaso carecer de interés, pero que, vistos desde un horizontes más dilatado, nos ofrecen otros relieves y perfiles a través de los que cobran una atracción intelectual, histórica y filosófica de mayor calado y alcance. No todo lo coyuntural es importante, y muchas cosas definidas a otra escala de gravitación y ritmo tienen un peso que, aunque inadvertido por muchos, termina siendo fundamental en los momentos clave de decantación ideológica o histórica. Nuestra óptica en este sentido quiere ser, más que la de un mariscal de campo, la de un general de división.

Habiendo definido ya la escala de la cuestión, diremos también, y en segundo lugar, que el propósito de Plaza de Armas es el de construir una plataforma crítico-filosófica materialista desde la cual encarar (filosófica, pero también políticamente, es decir, prácticamente) la realidad contemporánea en sus planos de organización ideológica, en el entendido de que el sometimiento tanto de la ideología como de la ciencia y de la religión a la crítica, no es una tarea de la ciencia: es una tarea exclusiva de la filosofía. No se trata por tanto del pretendido antagonismo entre la ciencia (la verdad y la racionalidad) y la ideología (la falsa consciencia y la irracionalidad: religiosa, metafísica, partidista), cuanto del contraste entre las perspectivas ofrecidas por una plataforma filosófica u otra para interpretar tanto a la ciencia como a la ideología en sí mismas y en sus relaciones de coordinación o confrontación. La plataforma en la que nosotros nos situamos es la del materialismo filosófico.

Y aquí vale la pena una puntualización más. Se trata de la selección de fotografías que aparecen tanto en la cortinilla de inicio del programa como en el set mismo de grabación. En la cortinilla aparecen Marx, Lenin, Ernesto Guevara, José Vasconcelos, José Revueltas y Gustavo Bueno. En el set de grabación aparecen tanto Vasconcelos como Marx y Guevara nuevamente (Vasconcelos lo hace en dos fotografías), en compañía de Alfonso Reyes, Antonio Gramsci, y, en una sola foto, André Malraux, Boris Pasternak y Vsévolod Meyerhold. Un par de fotos más dedicadas a figuras anónimas de la revolución mexicana (un joven miliciano carrancista y dos guerrilleras de la Revolución) completan la selección. El sentido del conjunto quiere ofrecerse como compendio dialéctico e integral de variables fundamentales de la Plaza de Armas: la filosofía, la política, la historia, Hispanoamérica, el problema americano, la revolución, México, la tradición clásica filtrada por la inteligencia hispánica de un Alfonso Reyes, el materialismo filosófico de Gustavo Bueno.

III

Por cuanto al formato haremos solamente un señalamiento o aclaración. Partiendo siempre del reconocimiento de que del carácter del presentador se proyecta siempre un estilo determinado que en ocasiones debe moderarse o encontrar puntos de equilibrio, hay una cuestión de formato que sí consideramos pertinente precisar, a saber: en los programas de Debate el protagonista es el tema en cuestión, mientras que en los programas de Evocaciones el protagonista es, o el entrevistado cuyas evocaciones se comparten, o el personaje evocado por la tertulia que para los efectos se convoca. Esto hace que las intervenciones del presentador sean acaso más incisivas en los programas de Debate, y más reservadas en los programas de Evocaciones.

La razón es que, como hemos indicado ya, Plaza de Armas no es un programa periodístico en el que el presentador funge tan sólo como moderador de un diálogo o discusión entre «especialistas», sino que, sobre todo en la sección de Debate, el presentador tiene tanto interés como el invitado en configurar dialécticamente la plataforma y los criterios desde los que se ofrece el cuadro crítico del tema en cuestión, al grado de que, en el límite, el presentador puede estar situado en una postura crítica respecto de los supuestos desde lo que el especialista quiere hacer descansar su «especialización». El presentador no habla, porque nadie en realidad puede hacerlo, desde un nivel de premisas cero, sino desde una posición concreta.

Pero no debe entenderse esto como un abuso del presentador, sino como una asunción de fidelidad al propósito general del proyecto, que es el de ofrecer no una mesa de «especialistas» cuyas posiciones son coordinadas (moderadas) por un tercero neutral, sino una plataforma crítico-filosófica construida dialécticamente entre todos los que en cada Debate intervienen activamente. ¿Qué sentido tendría, por lo demás, ofrecer una de las tantas mesas ya existentes de analistas o especialistas?

IV

Dos palabras respecto del contenido. Hemos indicado que el propósito es el de perfilar una plataforma crítico-filosófica materialista que, desde México, nos permita analizar y cribar la realidad contemporánea en sus planos de organización ideológica.

Para la consecución de ello, nos servimos de dos vías fundamentales para la selección tanto de los temas como de los invitados y contertulios: por un lado, procuramos inclinarnos lo más posible por privilegiar a la historia y la filosofía como disciplinas de aproximación a los temas en cuestión, y, por el otro, buscamos privilegiar también la perspectiva del realismo político a la hora de analizar cuestiones de índole política, ideológica o histórica, lo que implica tomar con firmeza toda la distancia posible del idealismo histórico, del humanismo metafísico o del fundamentalismo democrático.

A estas alturas –del programa 100– acaso pueda considerarse evidente el hecho de que, en el momento de abordar cuestiones políticas, se procura contar con la presencia de invitados y contertulios de amplia experiencia en el ejercicio del poder político efectivo, con conocimiento dialéctico de los problemas del Estado y con consciencia plena de lo que el Estado es en tanto que figura fundamental de la política y de la historia.

Ni qué decir tiene que mucho de lo escrito, expuesto y discutido en los ámbitos de la Escuela de Filosofía de Oviedo y de Nódulo Materialista juega un papel fundamental en los momentos de elegir temas, problemáticas y criterios para la organización de Plaza de Armas. En el ángulo político ideológico, reciben siempre un interés especial las cuestiones relativas al problema americano y al problema de España, al socialismo como idea filosófica y como formación histórico política efectiva, y a la idea de revolución.

V

Vicisitudes. Al margen de la ordenación de estos 100 primeros programas en tres temporadas (2009, 2010 y 2011), hay tres fases o momentos definitorios de Plaza de Armas.

En un primer momento, correspondiente con los dos primeros programas (Evocaciones de Porfirio Muñoz Ledo y un Debate en torno de la reforma energética en México, con Manuel Bartlett y Fluvio Ruiz), podrá observarse que la producción fue realizada de manera independiente, habiendo sido definitiva y crucial la amable ayuda de mi querido amigo Rodrigo Enciso, quien estuvo dispuesto a ayudarme con su cámara y a pulmón siempre y en todo momento. Aprovecho esta ocasión para agradecerle sinceramente por esas dos producciones literalmente iniciáticas.

No habiendo encontrado apoyos institucionales en otra escala para la producción sistemática del programa, me acerqué a la oficina de Héctor Cervera, director del Sistema de Radio y Televisión del Gobierno del Distrito Federal, es decir, de Capital21. Luego de haber visto los dos programas previamente grabados y disponibles ya en el sitio de Plaza de Armas, Héctor me ofreció no ya nada más la producción sistemática del programa, sino que me ofreció también incluirlo dentro de la programación misma del canal y con garantía de plena libertad por cuanto al formato y contenidos. Al día de hoy ha cumplido su palabra punto por punto.

Desde entonces, tengo el privilegio de formar parte del equipo de Capital21, y de trabajar, también desde entonces, con Laura Patricia Figueroa, joven talentosa y querida amiga a cuyo cargo está la producción y edición de Plaza de Armas.

Aprovecho aquí también la ocasión para agradecerles a Héctor Cervera por todo el apoyo que de él he recibido, y al equipo entero de Capital21 que, contra viento y marea, han logrado poner en marcha un proyecto de televisión y radio públicas de primer nivel.

Como está indicado en la presentación general de nuestro sitio, muy pronto estará Capital21 transmitiendo en tv abierta, circunstancia que ofrecerá sin duda un horizonte nuevo dentro del que, esperamos sinceramente, pueda seguirse presentando semanalmente y como hasta ahora este singular proyecto de Plaza de Armas.

Mientras eso sucede, mantendremos intacto nuestro sincero agradecimiento para todos quienes nos continúen siguiendo a través de internet.

el debate

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mar 06 2 Fin de la historia y derechos humanos
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las evocaciones requeridas

2011 tercera temporada
jun 26 33 Eduardo García Máynez
jun 13 32 Homenaje a José Revueltas II
jun 13 31 Homenaje a José Revueltas I
may 15 30 Manuel Toussaint
abr 30 29 Juan O'Gorman II
mar 07 28 Justo Sierra Casasús
mar 03 27 Juan O'Gorman
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feb 13 25 Enrique Ramírez y Ramírez
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dic 10 23 Vicente Lombardo Toledano
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jun 26 3 Luis Cabrera
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feb 16 1 Porfirio Muñoz Ledo

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