Mesa de izquierdistas y marxistas mexicanos 2012, El Catoblepas 129:4, 2012 (original) (raw)

El Catoblepas, número 129, noviembre 2012
El Catoblepasnúmero 129 • noviembre 2012 • página 4
Los días terrenales

Convocatoria a unas reflexiones filosóficas, ideológico-políticas y estratégicas de cara al nuevo escenario nacional, que tendrán lugar en el Auditorio Valentín Campa (Monterrey 50, Col. Roma, México DF) los días 28 a 30 noviembre 2012

PRDMovimiento ciudadanoPTMorenaFundación de Investigaciones Materialistas José Revueltas

Mesa de izquierdistas y marxistas mexicanos 2012
Resistencia, oposición o colaboración

Reflexiones filosóficas, ideológico-políticas y cuestiones estratégicas de cara al nuevo escenario nacional.

Miércoles 28, jueves 29 y viernes 30 de noviembre de 2012

Auditorio Valentín Campa del Partido de la Revolución Democrática. Monterrey 50, Col. Roma, Delegación Cuauhtémoc, en México D. F.

Convocatoria

I

En enero de 1947, durante siete días (entre el 13 y el 22), tuvo lugar la que a la postre ha quedado registrada como la Mesa de los marxistas mexicanos, a la que fueron convocados por Vicente Lombardo Toledano las figuras y liderazgos más importantes del espectro entero de la izquierda mexicana de esos momentos, desde Enrique Ramírez y Ramírez hasta Valentín Campa, pasando por David Alfaro Siqueiros, José Revueltas, Dionisio Encinas, Narciso Bassols o, entre muchos otros, Hernán Laborde. El tema en torno del que se desarrollaron las discusiones fue el de los «Objetivos y táctica del proletariado y del sector revolucionario de México en la actual etapa de la evolución histórica del país». Los trabajos de esta Mesa del 47 se llevaron a cabo en la Sala de Conferencias del Palacio de Bellas Artes y en el Salón de Actos del Sindicato Nacional de Telefonistas. Las actas fueron editadas en 1982 por el Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.

La coyuntura que dotaba de sentido a la convocatoria de la Mesa del 47 se enmarcaba en el final de la segunda guerra mundial, con el correspondiente inicio de la guerra fría y con el también correspondiente anticomunismo norteamericano que en México habría de encontrar recepción y articulación orgánica con el entrante presidente de la república, Miguel Alemán, del PRI, en cuyo gobierno es creada la Dirección Federal de Seguridad, copia al calco del FBI norteamericano, para perseguir a los disidentes. Esta era la circunstancia política que había llevado al lanzamiento de la convocatoria y desde una perspectiva marxista leninista que, habiendo triunfado la Unión Soviética en la segunda guerra mundial y vivo todavía un Stalin que comandaba una poderosa máquina industrial, militar y geopolítica como la URSS, con toda solvencia era dable mantener y defender como plataforma de análisis, crítica y discusión. La necesidad fundamental era la de encontrar la mejor manera de evitar la delicuescencia política, ideológica e histórica de la Revolución mexicana (y del nacionalismo revolucionario) en tanto que matriz orgánica del estado mexicano moderno. A resultas de ese coloquio, cobró vida, bajo la dirección de Lombardo Toledano, el Partido Popular, transformado más tarde en Partido Popular Socialista. Pero ni la iniciativa de la Mesa del 47 ni la de la formación del partido evitaron que se mantuvieran las disputas ideológicas internas y que la fragmentación siguiera siendo la constante en el espectro general de la izquierda marxista y socialista. Podría decirse entonces, quizá, que la izquierda comenzó desde entonces a padecer los estragos de vivir en la penumbra de una larga noche.

II

En octubre de 1983, durante dos días (el 26 y el 27), tuvo lugar un seminario de discusión en torno de «La Mesa Redonda de 1947 y la situación de la izquierda hacia la mitad de los años cuarenta», organizada por el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (CEMOS) y en donde fue convocada una nómina conformada tanto por estudiosos como por protagonistas de aquélla Mesa del 47 tales como, entre otros, Roger Bartra, Jorge Alonso, Valentín Campa, Miguel Ángel Velasco o Arnoldo Martínez Verdugo. El propósito fundamental en función del que se coordinaron las discusiones era el de ofrecer, en primer lugar, un panorama histórico del desarrollo de la izquierda en la década de los cuarenta, al tiempo de ofrecer también, en segundo lugar, una ponderación del significado de tal desarrollo para ‘las fuerzas de la democracia y el socialismo en nuestro país’. La iniciativa de esta Mesa no se tradujo en ninguna iniciativa de organización político partidista.

Un año antes de esta Mesa del 83, Miguel de la Madrid Hurtado, del PRI, era electo presidente de México para dirigir el rumbo del Estado de 1982 a 1988. Cuando su antecesor, también del PRI, José López Portillo, le entregaba la banda presidencial, le entregaba también la bomba de tiempo política derivada de la nacionalización de la banca que aquél había decretado tres meses antes de dejar el poder como último coletazo del nacionalismo revolucionario. Al entrar de la Madrid, había en el país una inflación que crecía al 100% al año en promedio y un incremento del 20% en el empleo informal, todo esto acompañado de drásticas caídas en los niveles de producción nacional. Este es el contexto interno en el que se dio inicio a la aplicación ortodoxa de las políticas económicas neoclásicas que desde de la Madrid hasta el día de hoy, en 2012, han marcado el rumbo político y económico nacional, habiendo habido ya dos sexenios en los que el Partido Acción Nacional está a la cabeza del régimen (de 2000 a 2012), y que llega al poder instrumentalizando el dispositivo ideológico de la transición democrática.

Seis años después de la Mesa del 83, la plataforma de realización efectiva del socialismo, la URSS, colapsaba. A la escala de la dialéctica geopolítica internacional, caído el enemigo comunista quedaba solamente el enemigo del nacionalismo en el continente hispanoamericano como dique de contención de las estructuras y procesos de reproducción del capitalismo globalizado. En México, quien vino a cumplir la tarea de desnacionalización económico-política e ideológica (mediante los discursos de la modernización, la democracia, la ciudadanía y los derechos humanos como variables fundamentales de lucha y antagonismo políticos dispuestos contra el populismo y el nacionalismo burocrático) fue Carlos Salinas de Gortari, del PRI, quien en 1988 se impuso políticamente en la presidencia de la República para afianzar al bloque neoliberal-tecnocrático-democrático en el poder del Estado.

De la convergencia de esa doble dialéctica (externa: colapso del socialismo real; interna: afianzamiento en el poder del bloque neoliberal y antinacionalista) habría de surgir la cuarta generación de la izquierda mexicana, la de la revolución democrática (la primera fue la de la revolución liberal del siglo XIX –Constitución de 1857–, la segunda la de la revolución social y nacionalista de la Revolución mexicana –Constitución de 1917–, la tercera la de la revolución socialista y comunista), dejando de lado, y acaso ya para siempre, a la razón socialista que había sido el motor de discusión ideológica y política tanto de la Mesa del 47 como, en algún sentido también todavía, de la Mesa del 83, cuyas actas fueron editadas en 1985 por el CEMOS y Ediciones de Cultura Popular.

III

A lo largo de la década de los 90 y en lo que va de la primera década del siglo XXI, el régimen político mexicano se ha mantenido dentro del mismo diseño histórico pergeñado desde el interior de la estructura estatal priísta a partir de 1982 tanto por lo que atañe a su contenido económico-político como por lo que atañe a su tegumento ideológico (neoliberalismo democrático anti-nacionalista y anti-populista). Desde 1988 han pasado cinco procesos electorales (1988, 1994, 2000, 2006, 2012) en los que el bloque de la izquierda (una síntesis histórica de varias corrientes) no logra llegar al poder del Estado, habiendo estado tres de ellos (1988, 2006 y 2012) forzados políticamente para consumar tal impedimento, terminando por ofrecérsenos como referentes históricos de ilegitimidad institucional del sistema político en su conjunto, sin que esto implique que las estructuras y los bloques funcionales de poder (económico, financiero, mediático, sindical –petroleros, maestros, trabajadores del estado–) sigan prácticamente intactos (los no funcionales, como el sindicato de electricistas, SME, han sido desaparecidos).

En este sentido, y trazando una curva histórica de continuidad política, podríamos afirmar que, desde la Mesa del 47 al día de hoy, las distintas corrientes de la izquierda mexicana desplegadas durante la segunda mitad del siglo XX no han logrado consumar la tarea maestra de toda acción política estatal y realista (al margen de cualquier consideración ética, crítica, autonomista o de insurgencia social –EZLN– o legitimista, y al margen también de los avances parciales en ámbitos parlamentarios o de gobiernos locales, sin dejar de reconocerlos), que es la de alcanzar en términos efectivos y materiales el núcleo del poder del Estado (y las «cimas del poder económico», para decirlo con Lenin) organizado en función de la presidencia de la República en tanto que instancia fundamental de poder estratégico y de dirección histórica de la nación, y en tanto que dispositivo cardinal de articulación y coordinación de las capas del cuerpo de una sociedad política.

Por cuanto a los problemas ideológico políticos en torno de cuya discusión se organizaron respectivamente las Mesas del 47 y del 83, a saber: impedir que se pierda el rumbo de la Revolución mexicana y del nacionalismo revolucionario, en el caso de la del 47, y la democracia y el socialismo, en el de la del 83, podemos apreciar el completo abandono de uno de ellos (el socialismo), el paulatino desdibujamiento o debilitamiento de otro (el nacionalismo revolucionario, que, por ejemplo, es considerado hoy como un mito por uno de los participantes en la Mesa del 83: Roger Bartra), quedando vivo aún, en un evidente proceso de vaciamiento y extravío ideológicos, el problema de la democracia como variable de configuración y lucha políticas. ¿Y qué hacer entonces con las otras dos variables en un contexto como el presente?

Y por cuanto a las plataformas y coordenadas de discusión, análisis y práctica política, lo que observamos es que mientras que en la Mesa del 47 el marxismo mantenía plena vigencia y prestigio teórico y conceptual dentro de los ámbitos más generales tanto de la izquierda nacionalista revolucionaria (Narciso Bassols, Ramírez y Ramírez, Lombardo Toledano mismo) como, no se diga, de la izquierda comunista o socialista, en la Mesa del 83 se comenzaba ya a insinuar y perfilar la duda crítica y anti-dogmática (Bartra, por ejemplo) en torno de la pertinencia de una plataforma de análisis marxista que, con el definitivo colapso de la Unión Soviética, ha terminado por desvanecerse por completo en la órbita de las dos grandes corrientes ideológico políticas en torno de las que se aglutinan las bases históricas (dirigencia y militantes) de la izquierda mexicana hoy en día: la socialdemócrata (PRD, Movimiento Progresista) y la nacional popular (MORENA).

Este es el contexto en el que el Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Trabajo, el Partido Movimiento Ciudadano, el Movimiento Regeneración Nacional y la Fundación de Investigaciones Materialistas José Revueltas deciden convocar a todos los liderazgos políticos, intelectuales, sindicales y ciudadanos de todas las corrientes que se han desplegado durante el siglo XX (marxistas, trotskistas, socialdemócratas, maoístas, nacionalistas revolucionarios, liberales) a una Mesa de izquierdistas y marxistas Mexicanos 2012 para realizar un ejercicio de balance histórico de lo ocurrido en la trayectoria de las izquierdas mexicanas a lo largo –particular aunque no exclusivamente– de la segunda mitad del siglo XX, y desde una escala con la suficiente potencia y radio de alcance crítico tanto para, primero, ponderar el significado filosófico y filosófico político del materialismo histórico marxista en tanto que sistema dialéctico y materialista de racionalidad enfrentado críticamente a otras formas de irracionalidad (espiritualista, idealista, metafísico), como para, después, ponderar también el significado que comporta el hecho de haberlo abandonado por muchos como plataforma de racionalidad política a la luz de la tesis fundamental de Marx según la cual toda crítica de la sociedad, del Estado y de la economía política están incardinadas en –y por lo tanto sostenidas por– la estructura de una potente crítica de la filosofía: desmantelada esa estructura ¿con qué nos quedamos? En el intento de encontrar una respuesta habrán de aparecérsenos también, y en consecuencia, las rutas alternativas que a ese escala de interpretación y problematicidad filosófico-estructural se tienen a la vista.

Por otro lado, y a la luz de las conclusiones y consideraciones filosóficas precedentes, será propósito fundamental de esta Mesa de izquierdistas y marxistas Mexicanos 2012 el someter a riguroso examen las necesidades de orden ideológico-político y estratégico en el horizonte inmediato del país y de cara a las grandes tareas históricas y a los grandes peligros y amenazas que México tiene para el futuro como nación republicana, racionalista e independiente en función de la coyuntura actual, marcada preponderantemente por el retorno del PRI a la presidencia de la República para el próximo mandato constitucional 2012-2018 y que abre un abanico de preguntas fundamentales como las siguientes: ¿qué sigue para la izquierda en México? ¿Tiene futuro? ¿Cómo analizar y evaluar estratégicamente las alianzas tácticas con fuerzas antagónicas y aún con sus enemigos históricos? ¿Siguen teniéndose en todo caso los mismos enemigos de siempre? ¿Cuáles son los nuevos enemigos en caso de que los haya? ¿Qué hacer con la socialdemocracia y con las visiones centro-progresistas? ¿Qué hacer con el nacionalismo y el nacionalismo revolucionario? ¿Es dable la unidad a toda costa entre las fuerzas de izquierda? La respuesta a estas preguntas, y el debate en torno de ellas suscitado, habrán de ofrecernos las claves de la agenda de la lucha política, ideológica y social del siglo XXI mexicano.

Estructura básica de la Mesa 2012

Miércoles, 28 de noviembre de 2012

Cuestiones filosóficas

¿Está rebasado el marxismo?

De la Lucha de Clases al Fin de la Historia

El miedo al socialismo

¿Es la Socialdemocracia la Vía?

¿Hay varias izquierdas?

Jueves, 29 de noviembre de 2012

Cuestiones ideológico-políticas e históricas

¿Moderación o Radicalismo?

El reto de la Globalización y la lucha contra el neoliberalismo

La izquierda latinoamericana y la revolución bolivariana

El papel de la izquierda mexicana en el siglo XX

¿El nacionalismo revolucionaria como la vía mexicana al socialismo?

Viernes, 30 de noviembre de 2012

Cuestiones estratégicas y Conclusiones de las Mesas

¿Solos o acompañados?

Del Frente Popular a las Alianzas con el PAN

La Izquierda frente al regreso del PRI

¿Hay una izquierda mexicana posible?

¿Qué es izquierda en México en 2012?

¿Qué proponen los socialdemócratas? ¿Qué proponen los nacionalistas revolucionarios? ¿Qué proponen los liberalsocialistas?

Mesa de izquierdistas y marxistas mexicanos 2012

El Catoblepas
© 2012 nodulo.org