Montoya es otro, por favor (original) (raw)

“¡Montoya, por favor!”, grita Sandra Barneda, mientras Montoya corre por la playa, desesperado. Le corroen los celos. La presentadora de La isla de las tentaciones no le puede detener. Quiere que continúe viendo en la pantalla cómo su chica, Anita, se enrolla con otro. Él no lo aguanta y sale disparado en busca de ella. Casualmente, una cámara del programa de Telecinco sigue por la orilla en un travelling muy cinematográfico que precisa horas de ensayo para rodarlo. “Montoya, por favor”. Pero Montoya va a lo suyo, sin atender a la frase que se ha convertido en un fenómeno viral mundial, junto con el tortuoso episodio del reality. Hasta la gran actriz estadounidense Whoopi Goldberg se ha hecho eco en su programa televisivo The view del ataque del pobre Montoya. La intérprete que encarnó a la oscarizada vidente charlatana Oda Mae Brown en la película _Ghost (_ahora recuperada, al igual que su protagonista, Demi Moore)ha llegado a ser tendencia en España en la red social X (antes Twitter).

“Cuando una celebrity que lleva tiempo alejada del foco mediático como Whoopi Goldberg de repente es Trending Topic te temes lo peor (que haya muerto) o lo segundo peor (que haya dicho alguna fascistada). Al final, solo era lo tercero peor (ha comentado La Isla de las Tentaciones)”, escribe un antiguo tuitero (exero de X no suena muy bien y remite demasiado a voxero) en la ristra de comentarios cobijados bajo el nombre de la actriz. “Mira, a mí ya me pueden poné una camioneta de cuernos k si lo comenta en una tertulia Whoopi Goldberg a mí me puede recogé el señó en su bello manto ya si _kiere_”, dice otra tuitera. “Lo de #Montoya irrumpiendo de lleno en la televisión estadounidense de la mano de Whoopi Goldberg puede que sea viral. Pero no negaréis que lo de Montoya, Sandra Barneda y el cámara corriendo tiene un tufo de montaje un pelín too much”, apunta un tercero.

Mira a mi ya me pueden pone una camioneta de cuernos k si lo comenta en una tertulia Whoopi Goldberg ami me puede recoge el seño en su bello manto ya si kiere https://t.co/cvHEqNwFOW

— MAMEN SÁEZ (@MameenLove) February 11, 2025

En esa tertulia del popular programa americano se comenta que el único Montoya que conocían, antes del advenimiento de José Carlos, era el gran Íñigo Montoya, de aquella película de culto, tan naíf como ponderada_, La princesa prometida_, dirigida por Rob Reiner. Un título mítico sobre todo para una generación que se espabiló (o no) en los ochenta, ahora ya talludita, y que cayó rendida ante la impactante presencia de una jovencísima Robin Wright (la princesa, claro, llamada Buttercup, que podría ser algo así como Pastelito), pero también ante el resto de personajes creados por el escritor William Goldman, entre ellos, el del espadachín español que busca venganza y repite esas palabras inmortales: “Hola, me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate para morir”. Por cierto, curiosamente, Whoopi Goldberg fue una de las candidatas a interpretar inicialmente a la princesa.

Un rápido y nada exhaustivo sondeo por la redacción confirma que aquellos, periodistas o no, que han vivido más en el siglo XX que en el XXI (incluido el que dice frisar los cuarenta desde hace una larga década) asocian el nombre de Montoya al personaje de la película e ignoran (o dicen ignorar) al de La isla de las tentaciones. Hay también un grupo más intergeneracional al que el nombre de Montoya le remite a un chiste con múltiples versiones que popularizó Eugenio (otro de los rescatados), como advierte y reproduce otro tuitero: “Whoopi Goldberg flipa con Montoya, pero el gran Eugenio ya nos lo contó: el saben aquell que diu que tres amigos visitan a otro en el hospital, muy grave. Al verlos, dice: Mariano, bésame la mano; Vicente, bésame la frente; Montoya... Montoya, por favor, ¡no te vayas, Montoya!”. Que quede claro: “Montoya, por favor” no es nuevo. Todo se repite, como la chanza que contaba el elegante humorista, que solía sugerir e invocar la gracia a través de su rima consonante sin explicitarla ni caer en la zafiedad de muchos realities.