Primer Congreso Interiberoamericano de Educación (original) (raw)
Madrid, 16 al 25 de octubre de 1949
El Instituto de Cultura Hispánica (nombre que adopta por ley de 31 de diciembre de 1945 –BOE 2 enero 1946– el Consejo de la Hispanidad, creado por ley de 2 de noviembre de 1940), dirigido desde 1948 por Alfredo Sánchez Bella –sucesor en ese cargo de Joaquín Ruiz-Giménez, quien había presidido en 1946 el XIX Congreso Mundial de Pax Romana–, auspicia en 1949 el magno Primer Congreso Interiberoamericano de Educación, cuya organización asume su Seminario de Problemas Hispanoamericanos, dirigido por Manuel Fraga Iribarne. Este Primer Congreso reúne del 16 al 25 de octubre de 1949 en Madrid (celebrándose también sesiones plenarias en Toledo), a más de doscientos congresistas de más de veinte naciones iberoamericanas, y en él se adoptaron importantes conclusiones ideológicas, resoluciones y acuerdos políticos. Las tres conclusiones:
1.ª El I Congreso Interiberoamericano de Educación sostiene el concepto cristiano de la vida; reconoce que la educación debe ser integral, y que por razones de índole filosófica y cultural, así como por la Historia y el destino universal de nuestros pueblos, es indispensable la formación religiosa de la juventud. En consecuencia, el Congreso postula que se garanticen de manera legal y efectiva los derechos educativos, inalienables, de la familia y de la Iglesia Católica, en perfecta armonía con los derechos del Estado.
2.ª El Congreso reconoce la existencia de un modo de pensar y de ser iberoamericano, resultante de la fusión de elementos espirituales hispanolusitanos con otros que son propios de los pueblos de América y Filipinas. Este sentido iberoamericano se caracteriza por el respeto a la dignidad humana, a los valores indigenistas mantenidos y defendidos por España y Portugal, y a la libertad de los pueblos; por la interpretación religiosa y militar de la vida al servicio de un destino providencial de rectoría y salvación. Proclama, por tanto, la urgencia perenne de dar a la juventud iberoamericana una educación que salvaguarde y aquilate sus características positivas y la forme para la participación, con voz preeminente, en las tareas universales del espíritu.
3.ª El I Congreso Interiberoamericano de Educación, convocado para responder a una exigencia hondamente sentida y reiteradamente manifestada por los educadores de América, España y Portugal, reconoce al hombre como portador de valores eternos, capaz de perfección mediante el desarrollo de sus posibilidades internas. La educación, como hecho humano, está subordinada a todas las consideraciones de índole personal, social, histórica y religiosa que la Filosofía manifiesta.
El principal acuerdo de este Primer Congreso consistió en crear una “Oficina Central de Educación Iberoamericana” (O. C. D. E. I.), con sede en Madrid, luego dicha “Oficina de Educación Iberoamericana” (O. E. I.), cuando por acuerdo de 16 de junio de 1951 comienza a operar como entidad adherida al Instituto de Cultura Hispánica, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores. El Segundo Congreso Interiberoamericano de Educación (Quito 1954) –segundo congreso que no se celebra en Brasil, como se había aconsejado en 1949, y en el que se decide renombrar la institución como _Congreso Iberoamericano de Educación_– había de revestir a la O. E. I. de carácter intergubernamental, con su Secretaría General en Madrid, adoptando el Ministerio de Asuntos Exteriores de España sus nuevos estatutos por decreto de 18 de marzo de 1955, dejando señalado al final del año siguiente el estatuto jurídico de la Oficina de Educación Iberoamericana en España (BOE 30.XI.1956, pág. 7573). Treinta años después, en la 61ª reunión de su Consejo Directivo (Panamá, 2-4 diciembre 1985), se mantienen las siglas O. E. I. pero se reajusta el nombre de la institución: la “Oficina de Educación Iberoamericana” se transforma en “Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura”.
En octubre de 1999 la “Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura” –gusta decirse “Organización de Estados Iberoamericanos”, sin más– conmemora el 50 aniversario de su fundación en el I Congreso Interiberoamericano de Educación.
Tiene interés señalar la influencia –tanto ideológica como facilitadora de contactos y colaboradores– en los momentos de puesta en marcha del Instituto de Cultura Hispánica, de otra institución constituida seis meses después en una solemne reunión celebrada nada menos que en la gran cámara de Felipe II, en el Real Monasterio de El Escorial, el 4 de julio de 1946 (día de celebración en los Estados Unidos del Norte de América del 170 aniversario de la declaración de su independencia, en el que, precisamente, se clausuraba en El Escorial el XIX Congreso Mundial de Pax Romana): el Instituto Cultural Iberoamericano, presidido por Pablo Antonio Cuadra, que, de hecho, pronto habría de disolverse en el seno del Instituto de Cultura Hispánica, como ya fue observado por los cronistas del momento:
«El Instituto de Cultura Hispánica ocupa un primer plano en la preocupación política española, porque en pocos años ha logrado penetrar y conquistarse para España los más interesantes y multiformes aspectos de la vida americana. Casi la totalidad de relaciones con América pesa actualmente sobre este organismo joven y amplio, rápido y eficaz. En los meses de julio y agosto de 1946 los diversos grupos universitarios de las distintas nacionalidades hispanoamericanas, reunidos en Madrid con ocasión del XIX Congreso Internacional de “Pax Romana”, se reunieron espontáneamente en sesiones íntimas y redactaron el Acta fundacional de la Asociación Cultural Iberoamericana. Los términos de este Acta y el espíritu de aquellas reuniones han sido los que han informado la acción del Instituto de Cultura Hispánica, creado por el Estado español por ley de 11 de diciembre de 1945.» (“Instituto de Cultura Hispánica”, dentro del epígrafe “Ministerio de Asuntos Exteriores” de la entrada “España” del Suplemento 1949-1952, Madrid 1955, páginas 766-768, de la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana.)
Joaquín Ruiz-Giménez Cortés (1913-2009) había sido nombrado Presidente Internacional de “Pax Romana” en su XVII Congreso, celebrado en Washington en septiembre de 1939 (por los días en los que la invasión alemana de Polonia auguraba otra gran guerra), para que organizase el siguiente congreso de esa organización católica precisamente en la devastada España, que iniciaba entonces su reconstrucción nacional, recién culminada la cruzada anticomunista de su guerra civil. La Segunda Guerra Mundial retrasó, como no podía ser de otra manera, la celebración del Congreso de Pax Romana en España, pero Ruiz-Giménez presidió, en efecto, el XIX Congreso Mundial de Pax Romana (Salamanca, 21 de junio / El Escorial, 4 de julio de 1946). También presidió entre 1946 y 1948 el Instituto de Cultura Hispánica, y ya ejerciendo como Ministro de Educación Nacional (1951-1956), estuvo al frente de la delegación española al Segundo Congreso Interiberoamericano de Educación (Quito 1954) –que allí había de redenominarse _Congreso Iberoamericano de Educación_–.
Conviene también recordar la propuesta que Rafael Gil Serrano (autor de Nueva visión de la hispanidad, Madrid 1947, 270 páginas), realizó en el marco de la “Comisión presidencial” del Primer Congreso Interiberoamericano de Educación, recogida así en su propia crónica:
«Don Rafael Gil Serrano presentó una comunicación sobre “La educación hispanocéntrica”, y además, como Director Central de la Hermandad de Campeadores Hispánicos, propuso que los futuros Congresos se denominen “Interhispánicos” o simplemente “Hispánicos”, y no “Interiberoamericanos”.» (Rafael Gil Serrano, “El I Congreso Interiberoamericano de Educación”.)
Para poder abordar un análisis fino de los matices nada ingenuos que irisan conónimos como “Interiberoamericano”, “Interhispánico”, “Hispánico”, “Hispanoamericano”, “Iberoamericano” (contradistintos todos obviamente de “Interamericano”, “Panamericano” o “Latinoamericano”), convendrá advertir un hecho que no deja de ser significativo: la crónica de este Primer Congreso Interiberoamericano de Educación es titulada, por la Revista Nacional de Educación, publicada por el Ministerio de Educación Nacional, “El Congreso Hispanoamericano de Educación”:
«En el salón de actos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas se clausuró el día 25 de octubre el primer Congreso Hispanoamericano de Educación. En dicho acto el presidente del Congreso, Sr. Losada y Puga, dio lectura a un discurso, en el que dirigió un saludo de despedida a los congresistas, que han dado fin a las misiones que se les había encomendado. Discurso del Ministro de Educación…» (“El Congreso Hispanoamericano de Educación”.)
aunque ese mismo número de Revista Nacional de Educación menciona de forma canónica a este congreso en su “Editorial”:
«Ha concluido dentro, como se esperaba, de fecundas realidades y de aún más prometedoras perspectivas, en un solemne acto que presidió el Ministro de Educación Nacional, Sr. Ibáñez Martín, la ingente tarea ordenadora del primer Congreso Interiberoamericano de Educación, desarrollado en la capital de España. Actos de esta naturaleza no son infrecuentes en la misión del Gobierno de Franco. Ya este mismo verano, en San Sebastián, se llevó a cabo otro análogo en sus fundamentos. O sea, procurar y encender el fruto y la intención de una política cultural que, rebasando el ámbito de nuestra geografía, proyecte su eficacia espiritual en todos los rumbos de nuestro sentimiento, tanto como de nuestra historia. De ahí la innegable importancia de estos Certámenes internacionales.» (“Editorial”.)
★ Sobre el Primer Congreso Interiberoamericano de Educación
1949 “Editorial”, Revista Nacional de Educación, año IX, nº 89, págs. 5-8.
“El Congreso Hispanoamericano de Educación”, Revista Nacional de Educación, año IX, nº 89, págs. 87-92.
Rafael Gil Serrano, “El I Congreso Interiberoamericano de Educación”, Revista Española de Pedagogía, nº 28, págs. 669-679.