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Papers by Esthefani BR
La arqueoastronomía es una ciencia relativamente nueva que se ocupa de estudiar la astronomía de ... more La arqueoastronomía es una ciencia relativamente nueva que se ocupa de estudiar la astronomía de los pueblos de la antigüedad. Esta ciencia requiere de la precisión de los métodos de la matemática y de la astronomía para determinar la posición de los astros en tiempos remotos y para relacionar la ubicación de los monumentos y de los templos con los fenómenos celestes. Asimismo, esta ciencia debe apoyarse en la antropología, la arqueología y la historia para poder realizar interpretaciones adecuadas de los motivos que llevaron a los antiguos pobladores del planeta a estudiar y predecir el movimiento de los astros. Uno de los objetos de estudio más interesantes para la arqueoastronomía es la arquitectura de los pueblos precolombinos. Las civilizaciones que habitaron Mesoamérica antes de la llegada de la colonización española poseían un vasto conocimiento de la astronomía. Según se verá en este trabajo, algunos de sus principales monumentos se encuentran orientados de tal manera que permiten observar la marcha de los cuerpos celestes, o predecir exactamente el momento de los solsticios y de los equinoccios. En la cosmología de los pueblos antiguos el orden celeste determinaba la organización del universo en su totalidad. Cada actividad humana se encontraba sujeta a este orden. Por ejemplo, la sucesión de los días y de las noches dependía del recorrido solar a través del cielo. La oscuridad era entendida como el dominio de las fuerzas de la muerte y del inframundo. El día se iniciaba en el momento en que el sol emergía del inframundo asomando en el horizonte, y terminaba cuando el sol se ocultaba sumergiéndose nuevamente en el inframundo. Del mismo modo, los ciclos de crecimiento y declinación vegetal se encontraban sujetos a la posición anual del sol en el cielo. Por ejemplo, los momentos de la siembra y de la cosecha eran señalados por los solsticios y por los equinoccios. A su vez estas fechas, de enorme relevancia en el calendario agrícola, eran anunciadas por la presencia cíclica de algunas estrellas en el cielo visible. Para las civilizaciones del pasado los astros y los planetas eran deidades, y los fenómenos celestes eran considerados como manifestaciones de la voluntad divina. Las pirámides y otros edificios monumentales eran emplazamientos dedicados al culto de los dioses. Las observaciones astronómicas que desde ellos se realizaban no obedecían solamente al interés por comprender la naturaleza, sino que implicaban la posibilidad de comunicarse con las divinidades y de entender sus designios. La disposición de los edificios sagrados debía reflejar el orden cósmico. Por esta razón
La arqueoastronomía es una ciencia relativamente nueva que se ocupa de estudiar la astronomía de ... more La arqueoastronomía es una ciencia relativamente nueva que se ocupa de estudiar la astronomía de los pueblos de la antigüedad. Esta ciencia requiere de la precisión de los métodos de la matemática y de la astronomía para determinar la posición de los astros en tiempos remotos y para relacionar la ubicación de los monumentos y de los templos con los fenómenos celestes. Asimismo, esta ciencia debe apoyarse en la antropología, la arqueología y la historia para poder realizar interpretaciones adecuadas de los motivos que llevaron a los antiguos pobladores del planeta a estudiar y predecir el movimiento de los astros. Uno de los objetos de estudio más interesantes para la arqueoastronomía es la arquitectura de los pueblos precolombinos. Las civilizaciones que habitaron Mesoamérica antes de la llegada de la colonización española poseían un vasto conocimiento de la astronomía. Según se verá en este trabajo, algunos de sus principales monumentos se encuentran orientados de tal manera que permiten observar la marcha de los cuerpos celestes, o predecir exactamente el momento de los solsticios y de los equinoccios. En la cosmología de los pueblos antiguos el orden celeste determinaba la organización del universo en su totalidad. Cada actividad humana se encontraba sujeta a este orden. Por ejemplo, la sucesión de los días y de las noches dependía del recorrido solar a través del cielo. La oscuridad era entendida como el dominio de las fuerzas de la muerte y del inframundo. El día se iniciaba en el momento en que el sol emergía del inframundo asomando en el horizonte, y terminaba cuando el sol se ocultaba sumergiéndose nuevamente en el inframundo. Del mismo modo, los ciclos de crecimiento y declinación vegetal se encontraban sujetos a la posición anual del sol en el cielo. Por ejemplo, los momentos de la siembra y de la cosecha eran señalados por los solsticios y por los equinoccios. A su vez estas fechas, de enorme relevancia en el calendario agrícola, eran anunciadas por la presencia cíclica de algunas estrellas en el cielo visible. Para las civilizaciones del pasado los astros y los planetas eran deidades, y los fenómenos celestes eran considerados como manifestaciones de la voluntad divina. Las pirámides y otros edificios monumentales eran emplazamientos dedicados al culto de los dioses. Las observaciones astronómicas que desde ellos se realizaban no obedecían solamente al interés por comprender la naturaleza, sino que implicaban la posibilidad de comunicarse con las divinidades y de entender sus designios. La disposición de los edificios sagrados debía reflejar el orden cósmico. Por esta razón