Henry Romero - Academia.edu (original) (raw)
Introducción "El criticismo exige que el sujeto cognoscente verifique las condiciones de conocer ... more Introducción "El criticismo exige que el sujeto cognoscente verifique las condiciones de conocer de que, en principio, es capaz, antes de poder confiar en los conocimientos directamente obtenidos por él mismo." J. Habermas. Como hombres tenemos la capacidad de conocer, pero en tanto conocedores, podemos comprender nuestra propia condición y así mismo saber que dicha capacidad nos es limitada. Si buscamos las razones, encontramos que ante todo somos sujetos históricos y somos hijos de nuestra época, solo vemos lo que esta nos permite, no más allá. Si yo me concibo como hombre, entonces solo podré decir que "Sé lo que sé y lo que no sé", por tanto no lo conocemos todo. Son muchas las razones que motivan una empresa como esta, pero la impotencia sobresale entre muchas, básicamente impotencia frente a los problemas que el hombre tiene y genera. No obstante los límites del saber general, que lo hacen insuficiente para las soluciones o el tratamiento que se les debe dar para su control, los límites de una minúscula parte de ese saber general, se presentan aún más evidentes. Pensar y amar es lo único que podemos hacer libremente, diría Freud, pero ni siquiera esto ya lo podemos realizar. Nuestro pensamiento, o mejor el contenido, es inducido y el amor también; amamos a quien todo el mundo ama. Se forman prototipos, modelos a los cuales todas las personas deben seguir, se busca unidimensionalizar al hombre, como Marcuse nos recordara. En el momento de reconocer esta situación, al igual que en psicoanálisis, llegará la emancipación de una patología que distorsiona el verdadero estado de nuestra consciencia. Este momento solo se presenta si nos atrevemos a indagar por los límites naturales de nuestra capacidad de saber y los límites artificiales que son los que la organización social, o mejor las estructuras sociales, nos imponen. Es la ilustración-como "la salida del hombre de su condición de menor de edad de la cual él mismo es culpable. La minoría de edad es la incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la dirección de otro" (1). Por lo tanto depende de nosotros mismos salir de ella, sirviéndonos de nuestra propia capacidad con independencia; así lo único que podemos decir frente a esta impotencia es "¡ten valor de servirte de tu propio entendimiento! es pues la divisa de la ilustración" (2). Pero esta solo llega con el uso público de la razón que siempre es libre a diferencia del uso privado de la misma, que parece absorbernos en nuestra civilización-, la única que nos puede brindar la satisfacción de liberarnos, de emanciparnos de la dependencia. Esta aparente libertad nos habilita para discernir lo que se pretende emprender. Una cosa es hablar de la contabilidad como objeto; y otra diferente es hablar del objeto de la contabilidad. Se diría entonces que hay una diferencia dentro-fuera, y sobre-de. Ante todo esto es una indagación sobre contabilidad, hablaremos desde fuera y sobre esta como objeto; por lo tanto ni esto es contabilidad, ni pretende serlo. Esbozo filosófico Para tal recorrido la filosofía es obligatoria, en tanto actitud del sujeto que intenta conocer, no solo en este sino en todos los demás; presente, pasado y futuro, aunque muchos lo obvien y muchos no lo sepan y no lo hagan expreso. Siguiendo a Ferrater Mora (3) se han establecido tres formas de hacer filosofía, las cuales no son únicas, ni mucho menos definitivas. Así las cosas, en la actividad filosófica podemos enfocarnos y examinar expresiones usadas y conceptos que son puestos a circular en las ciencias ya sean formales o factuales; igual que en la moral, la política, el arte y, por lo general en toda actividad humana con el propósito de: • Aclaración y dilucidación (analítica) • Crítica (crítica) • Revisión conceptual (revisionaria) Parece ser, que lo que une a estas formas de hacer filosofía, es mayor que lo que las separa; por tal motivo es muy complejo abordar filosóficamente un objeto sin verlo casi de manera simultánea desde estas tres formas, estando casi ligadas las unas con las otras, pero no dependientes en sentido estricto, y mucho menos derivadas lógicamente, aunque sí interactúan. Razón y racionalidad La razón, siendo la facultad del hombre que le permite abordar los objetos, ya sea para intentar conocerlos, para emitir un juicio sobre ellos, o para actuar en relación con ellos, se erige como su característica más importante, la que lo diferencia de los demás animales, donde reside "la fuente del poder humano y la nobleza humana"(4), es la que separa al hombre de otras criaturas y lo acerca a los dioses. La razón es así, la capacidad del hombre en tanto tal, para conocer, actuar y evaluar, sobre él mismo y su entorno. De este modo se puede establecer que la razón le corresponde a todos y cada uno de los hombres, es una estructura innata, pero que simplemente opera sin el sentido semántico, requiere de contenido, pero no lo modifica, este solo le permite manifestarse. Entonces la razón se vincula a lo sintáctico, a lo puramente lógico. Es en los contextos y plexos de sentido que se presenta la diversidad, pero no de la razón, sino de la racionalidad como calidad de lo racional, de lo fundado en la razón. Son la diversidad de significados los que hacen a la racionalidad variable y determinada, primero por la facultad de razón, y segundo por el entorno en el que se encuentra su desarrollo. De esta forma vemos que es la racionalidad y no la razón la que varía, porque la razón no es del tipo que se pueda modificar, el concepto de razón es o no es, nada más. La racionalidad se concibe así como la forma en que los hombres utilizan esa capacidad, que da como resultado el entendimiento y la inteligencia, forma determinada, o mejor condicionada por el aquí y el ahora. En este sentido llegamos a afirmar que la racionalidad no es un concepto que universalmente esté dado, fijo y validado, ya que hay tantas racionalidades como hombres hay, al que todos los hombres deban llegar a coincidir. Así, la racionalidad se asume ya no como natural, obligatoria y perenne, que si es la razón, es vista como "un sistema de reglas, modelos y requisitos asociados a conjuntos de abstracciones y generalidades que, a su turno, son reflejo de normas convencionales que incluyen la obligatoriedad de regularidades, prohibiciones y retos" (5). Es inherente a los juegos lingüísticos, es decir con las particularidades de sentidos y significados en el uso del lenguaje, así, "cuando cambian los juegos de lenguaje cambian los conceptos y, con estos, los significados de las palabras" (6) .