Jorge Herrero - Academia.edu (original) (raw)
Papers by Jorge Herrero
Las siguientes notas no se dirigen simplemente contra los sindicatos, sino contra el sindicalismo... more Las siguientes notas no se dirigen simplemente contra los sindicatos, sino contra el sindicalismo, entendiendo este como una ideología y una práctica —la actividad sindical o parasindical— del proletariado, que le condena a seguir siendo una mercancía en un mundo ansioso por absorber trabajo vivo. La actividad sindical no es lo mismo que la lucha del proletariado en un espacio laboral. Puesto que el capitalismo será destruido por el antagonismo en que se basa, el de la comunidad humana contra el trabajo-capital, y que desencadena una permanente lucha de clases entre quienes encarnan esa comunidad —el proletariado, esa «clase que no es una clase»— y quienes encarnan los intereses del capital —capitalistas— y del trabajo dentro del capital —socialdemocracia—, por todo esto, es obvio que la lucha contra el capitalismo tiene su lugar privilegiado en la producción, en el espacio laboral, que es donde esa contradicción se expresa con mayor fuerza y claridad. Cuando una persona lucha en su centro de trabajo, no lo hace por conservar su empleo ni por unas mejores condiciones laborales, sino por lo que ello significa: la lucha por su dignidad, por su humanidad, y contra la humillación constante que supone alquilar su vida para sobrevivir. Si se tiene un mal salario o si el curro es una verdadera mierda, lo normal es que se intente buscar otro curro. Si se va a ser despedido en un ERE, lo normal es que uno vaya apuntándose al paro en espera del siguiente empleo. Cuando el proletariado lucha, sin embargo, es porque esa lucha significa algo más que un empleo o un mejor salario, aunque se exprese a través de estos intereses inmediatos: ese algo más es la pulsión, la necesidad que tenemos como proletariado de negarnos como clase oprimida, de construir definitivamente la comunidad humana acabando con esa prostitución universal de la vida que es el trabajo asalariado. El sindicalismo es la práctica y la ideología que oculta la unión indivisible entre los intereses inmediatos —intentar sobrevivir en esta sociedad— y los intereses históricos del proletariado —destruirla—, traduciendo toda lucha en el espacio laboral al lenguaje del capital, al lenguaje de la reforma. La irracionalidad es el carácter fundamental de la revolución. Todo aquello que es racional para el orden establecido es abarcable, recuperable. El sindicalismo consiste en hacer racional, convirtiéndola en reforma y aislando así el interés inmediato del histórico, toda lucha del proletariado por negarse como mercancía, una lucha que es esencialmente irracional para el capital.
Las siguientes notas no se dirigen simplemente contra los sindicatos, sino contra el sindicalismo... more Las siguientes notas no se dirigen simplemente contra los sindicatos, sino contra el sindicalismo, entendiendo este como una ideología y una práctica —la actividad sindical o parasindical— del proletariado, que le condena a seguir siendo una mercancía en un mundo ansioso por absorber trabajo vivo. La actividad sindical no es lo mismo que la lucha del proletariado en un espacio laboral. Puesto que el capitalismo será destruido por el antagonismo en que se basa, el de la comunidad humana contra el trabajo-capital, y que desencadena una permanente lucha de clases entre quienes encarnan esa comunidad —el proletariado, esa «clase que no es una clase»— y quienes encarnan los intereses del capital —capitalistas— y del trabajo dentro del capital —socialdemocracia—, por todo esto, es obvio que la lucha contra el capitalismo tiene su lugar privilegiado en la producción, en el espacio laboral, que es donde esa contradicción se expresa con mayor fuerza y claridad. Cuando una persona lucha en su centro de trabajo, no lo hace por conservar su empleo ni por unas mejores condiciones laborales, sino por lo que ello significa: la lucha por su dignidad, por su humanidad, y contra la humillación constante que supone alquilar su vida para sobrevivir. Si se tiene un mal salario o si el curro es una verdadera mierda, lo normal es que se intente buscar otro curro. Si se va a ser despedido en un ERE, lo normal es que uno vaya apuntándose al paro en espera del siguiente empleo. Cuando el proletariado lucha, sin embargo, es porque esa lucha significa algo más que un empleo o un mejor salario, aunque se exprese a través de estos intereses inmediatos: ese algo más es la pulsión, la necesidad que tenemos como proletariado de negarnos como clase oprimida, de construir definitivamente la comunidad humana acabando con esa prostitución universal de la vida que es el trabajo asalariado. El sindicalismo es la práctica y la ideología que oculta la unión indivisible entre los intereses inmediatos —intentar sobrevivir en esta sociedad— y los intereses históricos del proletariado —destruirla—, traduciendo toda lucha en el espacio laboral al lenguaje del capital, al lenguaje de la reforma. La irracionalidad es el carácter fundamental de la revolución. Todo aquello que es racional para el orden establecido es abarcable, recuperable. El sindicalismo consiste en hacer racional, convirtiéndola en reforma y aislando así el interés inmediato del histórico, toda lucha del proletariado por negarse como mercancía, una lucha que es esencialmente irracional para el capital.