Soledad Ramírez Sandoval - Academia.edu (original) (raw)
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Papers by Soledad Ramírez Sandoval
Dirigido a: Jóvenes desde 13 años Duración: 5 sesiones de 120 minutos Introducción A partir de qu... more Dirigido a: Jóvenes desde 13 años Duración: 5 sesiones de 120 minutos Introducción A partir de que el ser humano adquirió el lenguaje, lo utilizó no sólo para comunicarse, sino como un medio de transmitir tradiciones, remedios médicos, leyendas, cuentos, mitos, historia; además de factor fundamental en el desarrollo de los pueblos, ya que a través de la historia de la humanidad, éste ha sido capaz de permitir el avance cultural durante siglos y milenios. El discurso oral (considerado por muchas culturas como un tejido que se trama, o como algo que se cose), reúne a la gente y a los poseedores del don de decir las palabras, llamados " los de labios floridos " en náhuatl, principalmente ancianos en quienes descansa la experiencia y memoria —a veces presencial— de los acontecimientos narrados, práctica que hoy en día se sigue en algunos pueblos de nuestro país. Así, el relato, incluso el que carece de un contenido mítico, se cuenta con cierto ritual, que resulta a menudo una verdadera puesta en escena, rica en gestualidad y movimientos, en vocalizaciones y otros elementos de distinta naturaleza, mismos que la escritura no puede registrar y cuya finalidad es interesar al auditorio para mantenerlo en vilo, en un especial estado emocional. Es decir, que al mensaje verbal o lingüístico hay que añadir, por una parte, un mensaje sonoro (que también nos ofrece un aspecto semántico y estético propios, desde que la poesía es sonoridad), en cuyo contexto también el silencio se vuelve significativo. Y por otra parte, los rasgos semánticos vinculados a la gestualidad y la expresión corporal, al uso del espacio, etcétera. Lo más sugestivo del relato reside con frecuencia en este ritual, que favorece a la palabra, al crearle un marco propicio y evitarle el desgaste que significa tener que describir pobremente cosas que pueden ser mostradas con una alta expresividad. Por tanto, hay en la oralidad un potencial expresivo más allá de las palabras.
Dirigido a: Jóvenes desde 13 años Duración: 5 sesiones de 120 minutos Introducción A partir de qu... more Dirigido a: Jóvenes desde 13 años Duración: 5 sesiones de 120 minutos Introducción A partir de que el ser humano adquirió el lenguaje, lo utilizó no sólo para comunicarse, sino como un medio de transmitir tradiciones, remedios médicos, leyendas, cuentos, mitos, historia; además de factor fundamental en el desarrollo de los pueblos, ya que a través de la historia de la humanidad, éste ha sido capaz de permitir el avance cultural durante siglos y milenios. El discurso oral (considerado por muchas culturas como un tejido que se trama, o como algo que se cose), reúne a la gente y a los poseedores del don de decir las palabras, llamados " los de labios floridos " en náhuatl, principalmente ancianos en quienes descansa la experiencia y memoria —a veces presencial— de los acontecimientos narrados, práctica que hoy en día se sigue en algunos pueblos de nuestro país. Así, el relato, incluso el que carece de un contenido mítico, se cuenta con cierto ritual, que resulta a menudo una verdadera puesta en escena, rica en gestualidad y movimientos, en vocalizaciones y otros elementos de distinta naturaleza, mismos que la escritura no puede registrar y cuya finalidad es interesar al auditorio para mantenerlo en vilo, en un especial estado emocional. Es decir, que al mensaje verbal o lingüístico hay que añadir, por una parte, un mensaje sonoro (que también nos ofrece un aspecto semántico y estético propios, desde que la poesía es sonoridad), en cuyo contexto también el silencio se vuelve significativo. Y por otra parte, los rasgos semánticos vinculados a la gestualidad y la expresión corporal, al uso del espacio, etcétera. Lo más sugestivo del relato reside con frecuencia en este ritual, que favorece a la palabra, al crearle un marco propicio y evitarle el desgaste que significa tener que describir pobremente cosas que pueden ser mostradas con una alta expresividad. Por tanto, hay en la oralidad un potencial expresivo más allá de las palabras.