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Papers by Valeria Moriconi

Research paper thumbnail of Fundación aladina: un giro más al cáncer pediatrico

Psicooncología, 2014

Cualquier enfermedad determina en la persona una condición de profunda crisis y sufrimiento. El s... more Cualquier enfermedad determina en la persona una condición de profunda crisis y sufrimiento. El sufrimiento físico, la experiencia de límite y la realidad de ser "diferente" interrumpen el desarrollo existencial normal, poniendo a prueba la relación con uno mismo, con el cuerpo y con el entorno. La hospitalización es un ejemplo directo de cómo la condición de enfermo es algo complejo, no solo el paciente se tiene que alejar de su casa, también de sus afectos, amigos, intereses, alterando el sentido del tiempo, que ahora se modifica para seguir las reglas y los ritmos de otra realidad (1) . Este cambio tiene significados emotivos intensos con posibles consecuencias que pueden perdurar en el tiempo también cuando se vuelve a casa . Cuando el niño enferma y requiere ser hospitalizado, surge el difícil problema que supone extraerlo de su entorno habitual y de sus mecanismos de seguridad, como son su casa y su familia, para introducirlo en un medio totalmente desconocido para él, agresivo y hostil. La hospitalización es conocida como una experiencia traumática tanto para el niño como para su familia, y mucho más si se trata de una enfermedad oncológica, donde los procedimientos para combatirla forman un conjunto de actuaciones que el niño puede vivir como extrañas y amenazantes (3) . Se rompe el equilibrio tanto para el adulto como para el niño. Los niños y adolescentes pasan por las mismas etapas que los adultos frente a una enfermedad: rabia, negación, regateo, depresión y aceptación. La mayor dificultad está en escucharlos y comprenderlos, ya que se sienten solos y necesitan calor humano (4) .

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Psicooncología, 2014

Cualquier enfermedad determina en la persona una condición de profunda crisis y sufrimiento. El s... more Cualquier enfermedad determina en la persona una condición de profunda crisis y sufrimiento. El sufrimiento físico, la experiencia de límite y la realidad de ser "diferente" interrumpen el desarrollo existencial normal, poniendo a prueba la relación con uno mismo, con el cuerpo y con el entorno. La hospitalización es un ejemplo directo de cómo la condición de enfermo es algo complejo, no solo el paciente se tiene que alejar de su casa, también de sus afectos, amigos, intereses, alterando el sentido del tiempo, que ahora se modifica para seguir las reglas y los ritmos de otra realidad (1) . Este cambio tiene significados emotivos intensos con posibles consecuencias que pueden perdurar en el tiempo también cuando se vuelve a casa . Cuando el niño enferma y requiere ser hospitalizado, surge el difícil problema que supone extraerlo de su entorno habitual y de sus mecanismos de seguridad, como son su casa y su familia, para introducirlo en un medio totalmente desconocido para él, agresivo y hostil. La hospitalización es conocida como una experiencia traumática tanto para el niño como para su familia, y mucho más si se trata de una enfermedad oncológica, donde los procedimientos para combatirla forman un conjunto de actuaciones que el niño puede vivir como extrañas y amenazantes (3) . Se rompe el equilibrio tanto para el adulto como para el niño. Los niños y adolescentes pasan por las mismas etapas que los adultos frente a una enfermedad: rabia, negación, regateo, depresión y aceptación. La mayor dificultad está en escucharlos y comprenderlos, ya que se sienten solos y necesitan calor humano (4) .