José María Laso, Mis diversos viajes por el mundo, El Catoblepas 32:6, 2004 (original) (raw)

El Catoblepas, número 32, octubre 2004
El Catoblepasnúmero 32 • octubre 2004 • página 6
Desde mi atalaya

José María Laso Prieto

Tras largos años como preso político en las cárceles del franquismo
el camarada Laso tuvo ocasión de recorrer el mundo

He finalizado mi primer libro de viajes que se publicará próximamente, a través de la mediación de Tribuna Ciudadana, por una editorial asturiana. Viajar, recorrer países exóticos o desarrollados, contactar con culturas tradicionales o avanzadas se ha convertido en una de las pasiones de mi vida. Creo que tal pasión hunde sus raíces en mi niñez. En buena parte, se debe a mi precoz curiosidad intelectual que siempre me impulsó a conocer el mundo, bien sea a través de lecturas o de viajes concretos. Entre las lecturas preferidas de mi adolescencia, figuraron siempre los libros de viajes. Todavía recuerdo con placer mis lecturas de los viajes de Colón, Magallanes, Elcano, Bougainville, el capitán Cook, Vasco Núñez de Balboa, Hernán Cortés, Cabeza de Vaca, Marco Polo, Livingstone, Stanley, los diversos descubridores de las fuentes del Nilo, &c. Incluso, viajé también con la imaginación siguiendo las campañas militares de Ciro, Jenofonte, Alejandro Magno, Julio Cesar y Napoleón. En el campo de la ficción literaria, fueron, sobre todo, los libros de Julio Verne, los que más exaltaron mi imaginación viajera. En mi adolescencia los leí siempre siguiendo en grandes mapas su recorrido, guiándome también sus coordenadas de longitud y latitud que facilitaba el famoso autor francés. No sólo me impresionaron las obras de ficción de Julio Verne, sino que también me impactó mucho su Historia de los grandes viajes y de los grandes viajeros. El Quijote –una de las obras predilectas de mi adolescencia– me hizo también recorrer España de la mano de Cervantes.

Posteriormente, el recuerdo concreto de algunas de mis lecturas, me hizo emprender algunos viajes concretos. Así, por ejemplo, la lectura de Miguel Strogof, de Julio Verne, me llevó a viajar por Siberia. La lectura de Sinuhe, el egipcio, me llevó a un crucero por el Nilo. La lectura de Las tribulaciones de un chino en china, de Julio Verne, me impulso a realizar cinco viajes a China recorriendo ese vasto país en todas las direcciones. La lectura de El libro de las maravillas, de Marco Polo, me llevó a viajar por todo el Extremo Oriente. La lectura de los relatos de Hernán Cortés me impulsó a viajar a México. La lectura de las novelas Los pescadores de perlas, de Emilio Salgari, me impulsó a viajar a Sri Lanka (Ceilán) y a la India. A ello contribuyó asimismo la lectura de La vuelta al mundo de un novelista, de Vicente Blasco Ibáñez. La lectura de los viajes de Cristóbal Colón, me llevó a viajar a Cuba. La lectura de Las mil y una noches, a viajar a Iraq; la lectura del libro One World, de Wendell L. Wilkie, a visitar el Singkiang (Turquestán chino) y así sucesivamente.

Ahora, además de mis viajes a diversas ciudades de Europa, he visitado todos los países de Asia menos media docena; catorce países latinoamericanos, y sólo tres norteafricanos: Marruecos, Túnez y Egipto. De todos estos viajes trato en mi libro, incluyendo muchas vicisitudes aventureras y anécdotas diversas. Acabo de recibir el prólogo que para tal libro ha realizado el mallorquín José María Palou Colomel que fue mi inseparable compañero de viaje junto con el asturiano Javier Batalla. A veces otros amigos se unieron a nuestros viajes. En su prólogo, el amigo Palou dice, entre otras cosas: �Con satisfacción, y como un gran honor, intentaré prologar el presente libro de mi entrañable amigo José María Laso. Con el que tantas aventuras he pasado en nuestras andanzas por esos mundos de Dios... Constante y empecinado, como buen vasco, aguanta lo que le echen. Puedo afirmarlo y dar fe, porque le he visto esperar impasible y estoicamente lleno de paciencia que finalizaran los conflictos peripecias y contratiempos, sin alterarse lo más mínimo, seguro de que, 'al final si acaba bien, bien acaba'... Aventurero y capaz de echarle riñones al más pintado, sabe enfrentarse con estoicismo y paciencia, sin arredrarse ante los avatares y sinsabores de la vida, sin perder el humor y la serenidad.�

Repasando las que han sido las diferentes razones de mis viajes por todo el mundo, compruebo que me incitó a ello no sólo mi curiosidad intelectual por conocer diversos países, sino también mi tradicional deseo de entrar en contacto con diversas culturas. Siempre me fascinó el contraste entre Oriente y Occidente, en la línea que contaron sus culturas los escritores británicos Kipling y Forster. Con ello se obtiene un cosmopolitismo que le aleja a uno de los nacionalismos estrechos y de los localismos raquíticos. Simultáneamente se hace uno mucho más comprensivo de las diferencias, y mucho más solidario con los pueblos víctimas de la rapiña imperialista. Uno comprende así mejor que como sostenía Wendell Wilkie, en su obra One World todos los humanos vivimos en un solo mundo que será solidario o se perderá. Espero que, cuando próximamente se publique mi libro Viaje por países exóticos y culturas diversas, serán muchos los lectores que compartirán mi opinión. Finalmente, quiero agradecer al profesor Ramón Cotarelo, que me sugiriese la utilización de tan afortunado título.

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