Carlos M. Madrid Casado, Siete preguntas capitales sobre Cosmología, Cuántica y Teoría de la Ciencia, El Catoblepas 34:11, 2004 (original) (raw)

El Catoblepas, número 34, diciembre 2004
El Catoblepasnúmero 34 • diciembre 2004 • página 11
Polémica

Carlos M. Madrid Casado

Se diagnostican las estrategias noetológicas que actúan tras los comentarios gnoseológicos de los protagonistas en la polémica «Matemáticas y estructura del Universo» que viene manteniéndose en las páginas de esta revista

«De hecho, a mayor ciencia, mayor misterio.»
Vladimir Nabokov, Opiniones contundentes.

El objetivo de este artículo es sencillo: por un lado, esbozar brevemente las líneas maestras que han marcado y marcan los pensamientos desarrollados por Sigfrido Samet Letichevsky (SSL), José Antonio López Díaz (JALD) y Javier Pérez Jara (JPJ) en lo tocante al debate que nos ocupa; y, por otro lado, matizar ciertos comentarios que Javier Pérez Jara hila sobre mis coordenadas filosóficas en su reciente artículo «La cosmología moderna como fuente de teorías metafísicas, monistas y míticas» (El Catoblepas, nº 32, pág. 18). En ningún caso es mi propósito embarcarme en una polémica que ya zarpó y lleva en alta mar más de diez meses, con los riesgos que eso conlleva. Principalmente, por una razón doble. (I) No creo en el diálogo –al menos, en lo concerniente a la utilidad del mismo para los oradores, otro tema sería si hay tal para los espectadores–. Y (II) lo que tenía que discutir sobre la Gran Explosión ya fue discutido personalmente con JPJ en los IX Encuentros de filosofía en Gijón y, por tanto, sólo procede dar conciso parte por escrito a los lectores. En fin, por decirlo (irónicamente) con Charles Lamb: «Nada me deja tan perplejo como el espacio y el tiempo, pero nunca pienso en ellos, nada me importa menos.»

1ª pregunta: ¿Son filosóficas o científicas las tesis del Materialismo Filosófico? De otro modo, ¿está comprometido científica o filosóficamente?

Hagamos un poco de historia: a lo largo de este debate, han sido cuatro los protagonistas: tres activos –SSL, JALD, JPJ– y uno pasivo, por cuanto sus textos han servido de trasfondo filosófico a la discusión; me refiero, como es natural, a Gustavo Bueno (GB) y su Materialismo Filosófico (MF). Si asumimos el prisma de Pike, distinción emic/etic, podremos investigar en detalle el papel que en la polémica han venido desempeñando los cuatro. Y dicho rol caerá bajo dos amplias clases: clase científica U clase filosófica. Con estas premisas, cabe trazar el siguiente cuadro clasificador –que, a continuación, describiremos:

ETIC
Rol Científico Rol Filosófico
EMIC Rol Científico José Antonio López Díaz Sigfrido Samet Letichevsky
Rol Filosófico Javier Pérez Jara Gustavo Bueno

En efecto, SSL creía emic que estaba haciendo ciencia cuando exponía que la matemática podría ser constitutiva del Universo, pero, etic, estaba haciendo filosofía desde una perspectiva formalista terciogenérica. JPJ pensaba emic que filosofaba cuando criticaba a SSL, pero –como más adelante especificaré– acabó haciendo afirmaciones de contenido científico más que dudoso. Por consiguiente, los únicos que estuvieron en su sitio fueron JALD y GB. El primero por realizar básicamente, emic y etic, precisiones científicas (otra cuestión sería si limitarse a esto es lo óptimo dentro de una revista de corte filosófico como es El Catoblepas). Y el segundo por manifestar, a través de los textos que iba citando JPJ, la profundidad crítica del sistema filosófico conocido como MF.

Esto en lo que concierne a las características de las leyes noetológicas que plasmaban, lógico materialmente, los polemistas; pero vayamos con JPJ en tanto en cuanto su utilización de MF produce ciertas interferencias que lo distorsionan, y que habremos de contrarrestar. JPJ, por usar la distinción escolástica, representa correctamente las Ideas de MF mas, luego, las ejercita con poco rigor. Así, como iré desgranando, compromete a MF con la condena, científicamente hablando (≠ filosóficamente hablando), de la Cosmología (por motivos que tienen que ver con el big bang o el vacío cuántico), de la Mecánica Cuántica (por motivos relacionados con el indeterminismo cuántico), &c. También, por ejemplo, JPJ afirmará que MF sólo se casa con una imagen ondulatoria, no corpuscular, de los objetos cuánticos (¡!). Pero, ¿es que no se da cuenta de que MF trabaja con Ideas y no con conceptos? ¡Es como si quisiera meter con calzador toda la riqueza filosófica de MF dentro de un círculo categorial científico de radio finito! Mi posición al respecto es que MF y, en concreto, su Teoría de la Ciencia (Teoría del cierre categorial), es y debe de ser crítica, pero jamás fundamentalista. En palabras de GB:

«La filosofía de la ciencia no es una superciencia equiparable a un Tribunal supremo o Corte de apelación al que pudieran acudir científicos cuando, por ejemplo, entran en conflictos de lindes jurisdiccionales con otros científicos; ni siquiera añadiendo la condición (que Quine sugiere) de que el fallo de este Tribunal pueda ser revisado y que no tenga carácter irrevocable. Y esto por una simple razón: porque no hay filosofía de la ciencia, sino múltiples. O, si se prefiere, hay varios tribunales, por lo cual, ninguno de ellos, puede arrogarse el título de Tribunal Supremo; y ello es lo que hace tanto más ridícula la figura del epistemólogo profesional.» (TCC, 398.)

Además, no se entiende que JPJ me acuse de:

«A este respecto no entiendo bien a Carlos Madrid cuando reivindica el status científico de la teoría del Big bang (en su interesante artículo sobre el experimento mental de Einstein-Podolsky-Rosen) infiriendo de ello que, por tanto, la filosofía no puede criticar dicha teoría.» (La cosmología moderna..., –énfasis mío–.)

Cuando lo que yo dije no es lo que él dice que dije yo sino que lo que yo dije es, y cito textualmente:

«Denostar globalmente tal par de teorías (científicas) [cuántica y del _big bang_] con motivo de que contengan pinceladas de metafísica (provenientes, respectivamente, de la espontaneidad futurista de algunos físicos atómicos y de la narrativa mítico-creacionista de algunos cosmólogos) es juzgar el todo por la parte y olvidarse de las anchas identidades sintéticas que ambas teorías han sido capaces de anudar. Además, ¿qué clase de autoridad presenta el materialismo gnoseológico para estar en situación de no tolerar tales teorías científicas? No condena quien quiere sino quien puede, y el materialismo gnoseológico no puede porque, entre otras razones, si pudiese, dejaría de ser una filosofía crítica para convertirse en metafísico tribunal inapelable.» (De EPR y otros cuantos.)

En consonancia con lo expresado por Gustavo Bueno más arriba.

2ª pregunta: ¿Bajo qué interpretación se satisface la fórmula «CMMC es materialista filosófico W CMMC cree en el _big bang_»?

En el artículo antedicho, JPJ cree probar que el MF de GB reniega por completo de la teoría del big bang y, por ende, abraza la tesis de que la Cosmología es, en esencia, metafísica. (Más adelante, como ya anuncié, limaré su «prueba» atendiendo a que olvida imperdonablemente la fundamental distinción capa básica/capa metodológica de Teoría del cierre categorial.) Como, por otra parte, defiendo (CMMC) cierta franja de cientificidad para la Cosmología, pues, entonces, la fórmula con 'o' exclusivo de arriba está servida. En palabras de JPJ:

«Dicho rápidamente: si Carlos Madrid cree en el Big bang, no será, en el ejercicio, desde el sistema filosófico conocido como materialismo filosófico.» (La cosmología moderna...)

Ahora bien, ¿qué es ser materialista filosófico? ¿cómo interpretar tal predicado? De igual manera que no es más español el que, nada más levantarse, profiere a voz en grito veinte arribas a España, sostengo que no es más materialista filosófico el que repite una y otra vez el 100% de sus consignas, y esto suponiendo que renegar de la Cosmología sea una de ellas. De otro modo, la afirmación que hace JPJ de que CMMC –o sea, yo– no soy materialista es emic. ¡Como también es emic mi propia re-afirmación como tal! Lo que importa, en suma, son nuestros hechos materiales, no nuestras –de JPJ y míos– creencias mentales. Es decir, debemos considerar una perspectiva etic. Y, en mi opinión, propongo como criterio etic que materialista filosófico es aquel que, habiendo asimilado el núcleo doctrinal de MF, es capaz de ensanchar las fronteras de realidad triturada por MF, pues es en la praxis del sistema, en su ejercicio más bien que en su representación, en donde se atestigua si uno ha digerido sus categorías filosóficas. Así, aplicando mi propuesta, verificaríamos que Íñigo Ongay de Felipe, José Manuel Rodríguez Pardo o Pedro Insúa, por citar sólo unos pocos, pertenecen a MF porque han roturado nuevas parcelas de mundo desde los principios materialistas (Etología, Historia de España, &c.). De hecho, esto mismo acontece en matemáticas: matemático no es el que sabe de memoria mil teoremas sino el que, conociendo la esencia del cuerpo de doctrina, puede matematizar nuevas regiones inexploradas. Y no me parece oportuno añadir nada más sobre el argumento ad hominem de JPJ acerca de mi materialismo. Por lo que respecta al resto de cuestiones, sólo atañerán a argumentos ad rem.

3ª pregunta: ¿Acepta MF sólo la imagen como ondas de los objetos cuánticos?

Gran sorpresa la mía cuando leí en el artículo La Filosofía como actividad crítico-dialéctica de JPJ lo siguiente, a saber:

«Aun más, me parece completamente grosera e infantil la representación de los electrones, protones, &c., como corpúsculos; esta interpretación sólo puede tener sentido a modo de artificio pedagógico, pero que, tomada literalmente, conduce a las posiciones tradicionales del atomismo clásico. En cambio, desde el ondularismo, los llamados «corpúsculos» del «mundo microscópico», en vez de pequeñísimos cuerpos «flotando» en un imaginario vacío, no serían sino los picos de funciones de onda energéticas incorpóreas, como las electromagnéticas. En otras palabras, desde el ondularismo plenista en el que sin duda se mueve el materialismo filosófico, no sólo es infantil y grosera la interpretación de los electrones, &c., como corpúsculos, sino además confusa y oscura, pues confunde y oscurece las ideas de cuerpo, energía, vacío, &c., tendiendo a cristalizar sus formulaciones en posiciones metafísicas, lindantes, como se ha dicho, con el atomismo clásico.» (La Filosofía como...)

Ciertamente, resulta chocante que MF, según JPJ, renuncie a una interpretación corpuscular –o, cuando menos, complementaria en el sentido de Bohr– de los objetos en que rige el cuanto de acción de Planck y, además, se comprometa científicamente (≠ filosóficamente) con una concepción física –y no probabilitaria– de las ondas que estudia la física cuántica. Muy bien, así JPJ y «su» MF explicarán los patrones de interferencia pero fracasarán estrepitosamente a la hora de dar razón de, por ejemplo, las aplicaciones del postulado de proyección con respecto a pantallas de detección (colapsos de las funciones de onda).

4ª pregunta: ¿Acepta MF sólo la imagen determinista de la teoría cuántica?

Antes de nada, resulta curioso constatar cómo, en poco tiempo (un verano), JPJ ha pasado, de calificar como metafísica a la Teoría Cuántica, a reconocer que existen verdades como identidades sintéticas en tal cuerpo científico:

«A la polémica ontológica sobre las matemáticas y el universo mantenida en las páginas de esta revista, ahora se suman las importantes e interesantes aportaciones de José Antonio López Díaz, que asume, en esta polémica filosófica, el papel de defensor junto con Letichevsky, de la teoría del Big bang, la realidad del vacío físico, el «indeterminismo microscópico» de que nos habla la mecánica cuántica, &c. Teorías que considero, desde el materialismo, no ya meta-científicas, sino metafísicas (y por tanto falsas).» (Disputas ontológicas sobre temas cosmológicos –énfasis mío–, junio de 2004.)

«En cuanto al género literario conocido como «teoría cuántica», desde la teoría del cierre categorial, obvio es decirlo, cabe reconocer multitud de verdades científicas en su seno; pero no debemos olvidar que bajo el mismo rótulo («teoría cuántica») se reúnen también todo tipo de delirios metafísicos, como los mundos paralelos de Everett, el vacío cuántico, la hipostatización del mundo microscópico, la teoría del caos indeterminista de Bohr, las supercuerdas, las teorías del TOE, y un largo etcétera.» (La cosmología moderna..., –énfasis mío–, octubre de 2004.)

De lo cual, no obstante, me alegro, ya que, de lo contrario, le hubiera comentado que empezaría a tomar en serio a la Mecánica Cuántica el día en que le estallase cerca una bomba atómica... Y es que, como escribió Lenin, la praxis demuestra la verdad de la física, sin olvidar que Bueno radicaliza este aserto hasta obtener que la praxis es la verdad de la física (sugerencia que me fue hecha por, y agradezco a, Íñigo Ongay en nuestro otoñal encuentro matritense). Además, nótese el razonable parecido entre los dos textos de JPJ presentados y el tercer capítulo de Contra el método de Feyerabend.

Obviando preguntar a JPJ qué es el caos indeterminista de Bohr –¡el concepto científico de caos es, siempre, determinista, como justifica la Teoría del Caos, y sólo se caracteriza por (i) la dependencia sensitiva a condiciones iniciales y (ii) los mecanismos topológicos de mezcla!– o por qué mete la TOE o las supercuerdas en el campo categorial de la Cuántica, ataquemos el problema del indeterminismo cuántico, concisamente y como ya señaló JALD: si JPJ se obstina en defender el determinismo cuántico (≠ filosófico –sin perjuicio de sus entrelazamientos–) deberá indicar qué teoría de variables ocultas acepta. Sin olvidar que sólo son exitosas aquéllas no locales, con lo que su fijación determinista también se derrumba. Mas, ¡la Mecánica Cuántica en nada contradice la codeterminación y la conformación filosóficas que sostiene MF, pues éstas se nos manifiestan materialmente en el registro científico (pongamos por caso, trayectoria de gotitas condensadas de vapor en una cámara de niebla) que recoge los resultados de las manipulaciones de los sujetos operatorios (cf. TCC, 548-549)! Y me dejaba en el tintero preguntar a JPJ dónde encuentra la hipostatización del mundo microscópico en las actuales teorías cuánticas de la decoherencia.

5ª pregunta: ¿Reniega MF del concepto científico (≠ Idea filosófica) de singularidad cósmica o de vacío cuántico?

Cierto es que GB, con buen criterio, sospecha de la carencia de referencial para la entidad teórica singularidad cósmica originaria (cf. TCC, 540 n.p. y 1195), pero esto mismo es compartido por la mayoría de físicos –como trató de explicar JALD– debido a que el paso al límite, cuando hacemos t → 0 (t ≡ tiempo), en los modelos cosmológicos es detenido por anástasis para evitar contradicciones con los modelos cuánticos –el que los divulgadores de la ciencia (a veces, propios científicos) no cuenten esto es problema del público, que despabile e investigue qué es lo que, en realidad, hacen los físicos–. Idéntico problema se presenta con los agujeros negros (cf. TCC, 1195) pero también muchos físicos-filósofos del new experimentalism concuerdan con GB (verbigracia, Hacking –posiblemente un circularista indeterminado–). Ergo MF no renuncia al concepto científico singularidad cósmica porque éste ni siquiera está consolidado entre los propios cosmólogos, no es más que un contenido nematológico perteneciente a la ideología espontánea de los divulgadores y de algunos científicos. En lo que respecta al concepto de vacío cuántico, GB lo analiza para hacer ver que no puede confundirse con la Idea metafísica de Nada (cf. TCC, 534), pues el vacío cuántico es sede de una intensa proliferación de partículas virtuales –de acuerdo a las relaciones de Heisenberg– y cita, en este preciso sentido, a Prigogine; de nuevo, si JPJ se obstina en condenarlo, deberá aportar una explicación alternativa de los bien comprobados efectos Casimir y Lamb. Y es que, como ironiza Gustavo Bueno refiriéndose a la Teoría de Conjuntos y al Infinito, podríamos decir que si uno no conoce bien la Mecánica Cuántica, funciona con una Idea de vacío próxima a la de un limpiabotas.

6ª pregunta: ¿Se puede demarcar, de modo gnoseológico especial, la Teoría de la Relatividad (Especial y General) de los actuales modelos big bang de Universo de Friedmann-Lemaître?

Si se analiza con detenimiento, y con gafas de teórico de la ciencia, cómo se llegan a obtener tales modelos a partir de la Teoría de la Relatividad General (cf. Principles of Cosmology and Gravitation de M. Berry, Modern Stellar Astrophysics de D. A. Ostlie & B. W. Carroll, y Spacetime Physics de E. F. Taylor & J. A. Wheeler) se observa, efectivamente, que la teoría del big bang es un modelo hipotético que consta de numerosas hipótesis complejas (como, por ejemplo, despreciar ciertos términos de curvatura en su construcción proposicional), pero, como remacha Bueno, «(e)sto no llevará necesariamente a una ciencia a transformarse en ciencia ficción» (TCC, 939 –y, de facto, lo escribe refiriéndose a la Cosmología–). Que la franja de verdad de la Cosmología es más estrecha que la de la Mecánica Clásica, la Mecánica Relativista o la Mecánica Cuántica –por cierto, el género literario (sic JPJ) más exitoso predictiva, confirmativa, explicativa y tecnológicamente de que haya dispuesto nunca la especie humana–, estamos plenamente de acuerdo, y sobre ello hablaré en el siguiente parágrafo-pregunta. Pero de ahí concluir que ésta es nula media un abismo. La Cosmología, por cuanto se construye en continuidad con la Teoría de la Relatividad, presenta en su haber un número interesante de teoremas en el sentido de la Teoría del cierre categorial (ya sea porque los predice o los explica). La tabla siguiente se hace eco de algunos de ellos:

Algunos hitos de la Cosmología del siglo XX
1916 Einstein: Teoría General de la Relatividad (corroborada por el avance del perihelio de Mercurio, desviación de la luz por el Sol, pruebas de Shapiro y del pulsar PSR1913+16, &c.).
1917 Einstein: Modelo estático de Universo fundado en su constante cosmológica y en el principio cosmológico.
1912-1922 Slipher: Medición, vía efecto Doppler, de la velocidad de fuga de 42 galaxias (apoyo a la hipótesis de la expansión).
1922-1924 Friedmann: Modelos dinámicos de Universo en expansión uniforme (eliminación de la constante cosmológica).
1927 Lemaître: Hipótesis big bang (el Universo deviene de la explosión de un conglomerado de V<< y d>>).
1929 Hubble: Ley de Hubble (velocidad de fuga es directamente proporcional a la distancia intergaláctica).
1931 Einstein: Rectificación de la constante cosmológica Λ.
1935 Robertson & Walker: Métrica de Robertson-Walker.
1948 Gamow: Hipótesis del Universo caliente y, consiguiente, predicción de cierta radiación de fondo (CMB).
1948 Bondi & Hoyle: Predicción, también, de CMB, desde su especial modelo estacionario de Universo.
1964 Penzias & Wilson: Descubrimiento de CMB.
1968 Hawking & Penrose: Modelo estándar de Universo inflacionario surgido a partir de V<<, d>> y T>>.
1977 Telescopio Hubble: Corroboración de la expansión acelerada por el corrimiento al rojo de la supernova 1977ff.
1989 Satélite COBE: Corroboración de las características isotrópicas predichas para CMB.
2000 Telescopio BOOMERANG: Obtención de imágenes del Universo primitivo que apoyan al big bang y, además, apuntan a que no se autocolapsará (big crunch).

Por consiguiente, si JPJ prosigue considerando que la Cosmología es metafísica, entonces también deberá concluir que la Teoría de la Relatividad General lo es –¡contradicción!–, puesto que hasta un físico ruso tan poco sospechoso como Chudinov escribe (¡en 1983!) que Cosmología y Relatividad General, desde la cancelación de Λ, están plenamente intrincadas:

«Friedmann obtuvo en 1922 resultados fundamentales pertinentes, no sólo al modelo de Einstein, sino también a las ecuaciones de la relatividad general. Esencialmente, probó la compatibilidad de estas ecuaciones con la idea del carácter no-estático del espacio. Friedmann mostró que las ecuaciones eran satisfechas por estructuras espaciales no estáticas, y que, además, lo eran de una manera más natural, puesto que ningún cambio en las ecuaciones de la relatividad general era requerido, ninguna introducción del término cosmológico Λ.» (Einstein and the Problem of the Infinity of the Universe, Moscú 1983 –traducción mía–.)

Id est, la cosmología relativista ofrece una explicación plausible de la expansión del Universo. Luego, JPJ sólo tiene dos opciones: o bien tira también por la borda la Teoría de la Relatividad o bien, admitiendo la distinción capa básica/capa metodológica de GB en MF, centra sus diatribas antimetafísicas en la capa metodológica de la Cosmología y salva de la quema su capa básica, en donde se contienen tanto la Teoría de la Relatividad como la Física Clásica puesto que, desde el materialismo gnoseológico, toda rama científica surge en continuidad con las antecesoras (cf. TCC, 224 y 895-896).

7ª pregunta: ¿Se puede analizar gnoseológicamente la Cosmología sin distinguir, como sí hace la Teoría del cierre categorial, entre capa básica y capa metodológica?

GB introduce entre las páginas 892 y 898, y, 672 y 680 de Teoría del cierre categorial una de las distinciones más fértiles, a mi modo de ver, de la Teoría de la Ciencia del MF, porque sirve, entre otros fines, para neutralizar el relativismo epistemológico de Kuhn o Rorty, y afianzar la imagen procesual de las ciencias: la ciencia revolucionaria se edifica sobre los tejidos de las depuestas –algo sobre lo que también ha llamado la atención Cartwright–:

«De la capa básica del cuerpo de una ciencia forman parte, principalmente, los fenómenos ya estructurados o entretejidos operatoriamente según un curso cerrado (por identidades sintéticas) de concatenación. En las ciencias físicas este entretejimiento tiene lugar por medio de las matemáticas.» (TCC, 894.)

Así, en Cosmología, nos encontraríamos con las ecuaciones de la relatividad general, las ecuaciones de Friedmann-Lemaître, la métrica de Robertson-Walker, los modelos teóricos de Universo, &c.

«[La capa metodológica sería] una capa conjuntiva intercalar del cuerpo científico –denominada de este modo porque ella estaría destinada propiamente a englobar o componer los tejidos básicos heterogéneos, evitando sus disrupciones–.» (TCC, 897.)

Así, en Cosmología, las especulaciones sobre el nacimiento del espacio-tiempo en sus singularidades –en cierto modo, podríamos hasta considerarlas como refluencias de las llevadas a cabo sobre el estatuto, incluso teológico, del espacio-tiempo newtoniano– o sobre la creación continua de materia de Bondi-Hoyle –citada expresamente por GB, y que JPJ se anima a defender pese a que contradice el habitual principio de symplokè utilizado en física para construir sistemas aislados que respeten sus principia media de conservación–.

A continuación, GB observa perspicazmente lo que sigue:

«[T]ambién hay que reconocer que esta capa conjuntiva [capa metodológica], precisamente por el amplio radio que su tarea de globalización suele alcanzar, tiende a hipostasiarse y a erigirse en una suerte de capa sustantiva autónoma, tratada a veces como una ontología –o como una metafísica– previa a los fenómenos, en lugar de ser tratada como una metodología que debiera considerarse vuelta hacia los tejidos básicos primarios.» (TCC, 897.)

Pista, desatendida por JPJ, que es la clave para resolver el rompecabezas que nos traemos entre manos y nos permitirá interpretar correctamente las críticas de MF a la Cosmología, a saber:

«Desde la perspectiva de la idea de ciencia propia de la teoría del cierre categorial hay que decir, sin embargo, que el esquema de la ciencia como «teoría hipotético-deductiva-predictiva» (esquema parcialmente asociado al popperismo) distorsiona y falsea el significado gnoseológico de las teorías de la ciencia natural. Tomemos, por ejemplo, la teoría (cosmológica) del big-bang. [...] Lo que aquí nos importa es denunciar la explicación (gnoseológica) estándar que de [su] hegemonía suelen ofrecer muchos físicos que se mueven en la perspectiva de la idea de ciencia hipotético-deductiva-predictiva. [...] No puede decirse, por ejemplo, que la teoría haya predicho la «radiación de fondo» y que Penzias y Wilson hubieran verificado en 1978 tal predicción. Penzias y Wilson observaron una radiación uniforme que fue interpretada en el contexto de la teoría del big-bang, cuando ésta estaba, a la sazón, en ascenso; pero que podía haber sido interpretada también en el contexto de otras teorías. [...] En cualquier caso, la coherencia con los fenómenos de la teoría del big-bang no es suficiente para reconocerla como científica, en su sentido fuerte. [...] Pues la teoría del big-bang se mantiene en el ámbito de esquemas cosmológicos míticos (ligados a concepciones sociales características) demasiado cercanos como para podernos olvidar de ellos. [...] [P]or consiguiente, la teoría del big-bang no puede ponerse en el mismo plano gnoseológico en el que ponemos la teoría de la gravitación; la teoría del big-bang es una teoría circuncientífica, mientras que la teoría de la gravitación es una teoría científica (cerrada), en gran medida porque pone entre paréntesis la cuestión evolutiva [Mito de la Creación].» (TCC, 249-251 –subrayado mío–.)

Esto es, las denuncias que GB realiza no tienen por meta dañar globalmente a la Cosmología, sino que, separando sus tejidos en capa básica (que contiene tanto a la teoría de la gravitación como al sistema coherente de hipótesis físico-matemáticas que salvan fenómenos tales como la expansión del Universo, la existencia de CMB o la proporción idónea de elementos químicos) y capa metodológica (que contiene la nebulosa ideológica ligada al todavía común creacionismo), señalan que ésta presenta un grado bastante menos fuerte de cientificidad del que nos quiere hacer creer el método hipotético-deductivo asociado al teoreticismo secundario (¡cuestión que, por cierto, ya se remarcó al comienzo del anterior parágrafo-pregunta cuando se comparó la Cosmología con la Física Clásica, Relativista y Cuántica!); método que anida en su capa, valga la redundancia, metodológica y que ha sufrido una hipóstasis –afección que, ya señalaba GB, es habitual entre contenidos de tal capa– debida, posiblemente, a la filosofía espontánea de los cosmólogos de raigambre analítica. Sin embargo, en ningún momento, GB defenestra radicalmente la moderna Cosmología; de hecho, su calificación de circuncientífica puede perfectamente entenderse, partiendo del conocido símil del círculo –en verdad, campo– del conocimiento científico de Quine en From a logical point of view, como que a ésta, a la Cosmología, le corresponde una región areolar limitante con la frontera (circunferencia) y, por tanto, adyacente con la periferia del saber científico, próxima a lo incierto de la experiencia. Con otras palabras, GB está haciendo hincapié en que la capa metodológica de la Cosmología se ve seriamente afectada por las Tesis quineanas de la Infradeterminación Empírica («la misma evidencia empírica puede interpretarse de modos lógicamente incompatibles») y de la Supradeterminación Matemática («disponemos de más matemáticas de las que somos capaces de interpretar semánticamente»), sin olvidar la contaminación envolvente generada por el manido Mito de la Creación. En suma, se pone de relieve que las diatribas anticosmológicas de JPJ sólo pueden y deben apuntar a su capa metodológica, jamás a su capa básica, pues, entonces, errarían el blanco.

A modo de resumen: Un diálogo galileano

«Supongamos que JPJ hubiera sido un gran inquisidor en la época de Kepler y hubiera tenido que velar por el progreso científico siguiendo su propia interpretación de MF. Supongamos que Kepler hubiera sido sometido a proceso e imaginemos el siguiente diálogo:
JPJ: ¿Puedes tú mostrarnos una verdad, en sentido circularista, que supere a la de las teorías de tus predecesores?
Kepler: Puedo mostrar algo de ello, pero Ptolomeo y Aristóteles me superan en mucho en este aspecto.
JPJ: ¿Puedes tú construir alguna identidad sintética nueva?
Kepler: Sí, si tú compartes mis razones para ciertos presupuestos y, además, reconoces los presupuestos que tienen que hacerse para su conformación.
JPJ: ¿Qué presupuestos has hecho?
Kepler: Muy dudosos, al menos por lo que respecta a los exclusivamente astronómicos.
JPJ: ¡Anatema!
Kepler: Permíteme, por favor, una última palabra. He hecho dos presupuestos que considero decisivos y en los que creo de todo corazón: el primero es que Copérnico tiene que tener razón porque su descripción del mundo es esencialmente mucho más sencilla que todas las demás y, por consecuencia, es más adecuada al espíritu humano y a la justicia divina. La segunda es que es contradictorio considerar a la Tierra como el centro del universo y, al mismo tiempo, como el lugar del pecado. Por esta razón yo creo que el Sol es la estrella alrededor de la cual se mueven todas las demás. Y al suponer esto, todo lo demás, por más dudoso que pueda ser, adquiere un sentido racional y científico.
JPJ: Todo esto no es más que metafísica, monismo y mito. Por lo tanto, una vez más: anatema.
Así pues, el pobre Kepler hubiera tenido que rechazar su propia teoría si hubiese seguido la regla de JPJ.» (Paráfrasis de un texto de Crítica de la razón científica del circularista, según Alberto Hidalgo, Kurt Hübner, y que intenta reducir al absurdo la posición de Javier Pérez Jara por cuanto no distingue, con Gustavo Bueno, entre capa básica y capa metodológica.)

No va más: esto es todo lo que deseaba añadir y añadiré, salvo causa de fuerza mayor, sobre el particular.

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