José María Laso Prieto, El Movimiento sindical, una realidad internacional, El Catoblepas 51:6, 2006 (original) (raw)
El Catoblepas • número 51 • mayo 2006 • página 6
José María Laso Prieto
Conferencia desarrollada ante un grupo de
Cristianos por el Socialismo radicado en Avilés
Orígenes y antecedentes del sindicalismo: Cual sistema de organización laboral defensiva de la clase obrera, el movimiento sindicalista apareció como producto de los procesos de industrialización e iba unido directamente a la gestación del capitalismo. Se ha pretendido establecer la relación entre los modernos sindicatos y los gremios medievales, a los que algunos historiadores consideran como antecedentes de aquellos. Otros historiadores remontan su origen a las asociaciones de beneficios mutuos formadas por los esclavos y libertos de la antigua Roma. Aunque no hay duda de que existe cierta similitud entre los gremios, y otras corporaciones más antiguas y los sindicatos, el movimiento sindical se circunscribe al desarrollo de los sindicatos modernos.
Las primeras luchas obreras: La lucha del proletariado contra la burguesía, comenzó con el nacimiento del proletariado como clase, a medida que se iba desarrollando el proceso de industrialización. Con el fin de asegurarse el máximo beneficio, y lograr producir a bajo coste, los capitalistas explotaban preferentemente a mujeres y niños. Así, en la industria textil británica, millares de niños trabajaban por un bocado de pan, y con frecuencia había niños de seis años a quienes se pegaba para mantenerlos despiertos. En 1865, cerca de 120.000 niños menores de trece años trabajaban en la industria textil de Gran Bretaña e Irlanda. Eran obligados a trabajar de 12 a 14 horas por día, generalmente de pie. En general, las condiciones de vida y trabajo de los obreros eran muy duras, ya que el obrero era considerado como una mera mercancía, que se contrataba o despedía conforme a las exigencias de la producción y de la competencia, y estaba sometido a los actos arbitrarios y a las reglas draconianas de los patronos. Víctimas de una explotación feroz y faltos de los derechos más elementales, los obreros comenzaron a luchar por mejorar su situación económica. Esta resistencia obrera, que se opuso por diferentes vías, violentas o pacíficas, era, hasta mediados del siglo XIX, espontánea, aislada y sin un carácter consciente y organizado.
Los luddistas: Al principio, los obreros pensaban que las máquinas eran la causa de su desgracia y se opusieron, por todos los medios a su alcance, llegando incluso a la destrucción de tales máquinas. Pero la experiencia acabó por convencerles de que tales actos no podían resultar en los fines deseados y que el origen de sus sufrimientos no estaba en las máquinas sino en las relaciones de producción capitalistas, en la clase capitalista que los desangraba.
Nacimiento de los sindicatos: Históricamente, el nacimiento y desarrollo de la clase obrera, según los países y sus condiciones respectivas, se desarrolló en varias etapas. En el curso de un largo y arduo proceso, la clase obrera buscó y puso en práctica, formas de trabajo y, de lucha, y de organización que desembocaron en la creación de sus primeras organizaciones: Cofradías, mutualidades, hermandades, Trade Unions, Cámaras sindicales, &c. Al principio, estas asociaciones obreras nacieron en las diversas ramas de la producción, como consecuencia de los esfuerzos espontáneos de los trabajadores, como necesidad de una lucha colectiva, para unirse y defender sus intereses estrictamente profesionales. Estas reivindicaciones se limitaban a los problemas del momento: salarios, horarios de trabajo, paro, competencia, &c. Progresivamente, estas organizaciones se transformaron, en «centros de organización, en órganos de resistencia» de la clase obrera. Así pues, la primera forma, la forma inferior del movimiento sindical, fue la lucha económica.
Ya desde 1720, los sastres de Londres, se agruparon en una Unión integrada por 7.000 artesanos. Una carta de la Citada «Unión», dirigida a la Cámara de los Comunes, dio a conocer los fines de la Asociación que eran «Aumentar los salarios y dejar el trabajo una hora antes», y añadían «Hemos acumulado grandes sumas de dinero para defendernos en caso de persecución». Se trataba así del origen de las célebres cajas de resistencia.
Con el crecimiento del proletariado, y de su conciencia de clase, con su iniciación en las ideas socialistas, los sindicatos, en tanto que organizaciones de la clase obrera, sufrieron cambios cualitativos y cuantitativos. Más tarde, respecto a su contenido y formas, adoptaron un carácter de clase más acentuado, para obtener reivindicaciones políticas y económicas determinadas. Analizando este problema, Carlos Marx precisaba: «Los sindicatos deben convencer al mundo entero de que no luchan por sus intereses personales, sino por la liberación de millones de hombres oprimidos.»
Clandestinidad inicial de los sindicatos: Inicialmente, los Sindicatos eran clandestinos y estaban considerados como un peligro para el orden público. Por ello, el simple acto de afiliarse era sancionado por la ley. Con el fin de destruir al movimiento sindical, la burguesía no vaciló en utilizar la fuerza, la demagogia y la corrupción. La creación de los sindicatos no fue un regalo de la generosidad de la burguesía, sino el resultado de una ardua y tenaz lucha de la clase obrera.
Rasgos y tendencias del movimiento sindical mundial: Los rasgos que revistió el movimiento sindical internacional, fueron determinados por las condiciones históricas particulares de cada país: el desarrollo capitalista desigual, el grado de conciencia de clase del proletariado y la coyuntura política de la época.
Gran Bretaña: A principios del siglo XIX, nacieron en Inglaterra, considerada cuna del sindicalismo moderno Federaciones sindicales profesionales, la más importante era la de Minas que contaba con 1.300.000 miembros.
Con ocasión del Congreso Sindical alemán de Suttgart, los delegados de las centrales sindicales de Europa y de los EEUU, organizaron una conferencia sindical internacional y el mismo año fue creado en Dublín (Irlanda) el Secretariado Internacional de las Centrales Sindicales Nacionales. Esta organización que, en su Congreso de Zurich (1913), adoptó el nombre de Federación Sindical Internacional, no desempeñó un papel relevante, a pesar de que sumaba nueve centrales sindicales nacionales con más de seis millones 200.000 trabajadores. La principal característica de estas organizaciones sindicales era que en ellas predominaba el reformismo y hasta las tendencias chauvinistas. La Revolución Soviética cambió esta panorámica, y fue un factor decisivo para reactivar el movimiento sindical y obrero, elevándolo a un nuevo nivel. Permitió a la clase obrera de los países colonizados despertar y tomar conciencia de su fuerza, consolidarse y luchar enérgicamente contra el capitalismo y el imperialismo. A partir de ese momento –y por la polarización que la Revolución Soviética introdujo en el movimiento obrero– se desarrollaron en los sindicatos internacionales, dos líneas contrapuestas que se concretaron, por una parte en organizaciones oportunistas como la «Federación Sindical Internacional», la «Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos», y por otra, la de la «Internacional Sindical Roja», organización sindical de clase y revolucionaria. Veámoslas con más detalle:
a) Federación Sindical Internacional: Esta organización, creada en 1919, en Ámsterdam, y conocida también como la «Internacional de Ámsterdam» actuaba principalmente en Europa Occidental. Sus dirigentes mantuvieron posturas de conciliación de clases y combatieron a las ideas de la Revolución de Octubre y de los movimientos de Liberación Nacional de los países coloniales.
b) La Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos: Esta organización sindical, creada en la ciudad de La Haya en 1920, basó su actividad en la doctrina cristiana. Según el artículo 2° de sus Estatutos, «La vida económica y social implica la colaboración de todos los hijos del mismo pueblo. Rechaza pues la violencia y la lucha de clases...» Esta organización sindical tuvo una influencia muy limitada en el movimiento obrero, no superando sus afiliados la cifra de dos millones.
c) La Internacional Sindical Roja: La creación de la IIIª Internacional en Moscú, en marzo de 1919, influyó directamente en el movimiento internacional sindical de clase mundial y le dio un nuevo impulso. En 1920, tuvo lugar en Moscú el primer Congreso de Sindicatos revolucionarios, en el cual participaron delegados de 41 países. Allí se creó la Internacional Sindical Roja. Sus puertas estaban abiertas a todas las organizaciones sindicales que aceptaran el principio revolucionario de la lucha de clases, que unía la lucha de los obreros por reivindicaciones económicas a la lucha política, y que luchaban por denunciar al movimiento reformista representado por los dirigentes de la sindical de Ámsterdam. La creación de esta internacional Roja, tuvo un papel importante en la lucha de la clase obreras del movimiento sindical mundial. Su auge se reflejó en un número creciente de afiliados que ascendía, en 1937 a los 20 millones.
Con posterioridad adquirieron predominancia en la CGT las corrientes reformista y revolucionarias del marxismo. Tras la Segunda Guerra Mundial, la CGT, de inspiración comunista, era ya ampliamente mayoritaria, mientras que la socialista Force Ouvriere (FO) era muy minoritaria. También se desarrolló, como fuerza sindical minoritaria, el sindicato cristiano CCT.
En Italia: Aunque los trabajadores italianos se habían organizado ya sindicalmente a fines del siglo XIX, no quedó constituida una Federación de sindicatos hasta 1906, con la fundación de la Confederación Nacional del Trabajo de inspiración socialista. En 1913, su ala izquierda se escindió para fundar la «Unión Sindical Italiana, de marcado carácter revolucionario. Con la implantación del fascismo, toda la organización sindical fue proscrita y confiscados sus fondos. Esa situación persistió hasta la Liberación de Italia del fascismo, en que el sindicalismo italiano revivió con más pujanza que nunca. En la actualidad, hay tres grandes centrales sindicales en Italia, que generalmente actúan coordinadas en aplicación de la unidad de acción – la CGIL, de inspiración comunista, la UIL, de inspiración socialista, y la CISL (demócrata cristiana). En el 10 de mayo de 1989, hubo una importante huelga, convocada por las tres centrales sindicales, contra la reforma sanitaria.
En Alemania: Aunque la revolución industrial llegó Alemania casi un siglo después de iniciarse en la Gran Bretaña, el movimiento sindical alemán arrancó de los años 1840-1850 en que comenzaron a formarse sindicatos profesionales de carácter local. Pero no fue hasta 1860 cuando se legalizaron los sindicatos prohibidos hasta entonces. La formación del Partido Socialdemócrata alemán en 1869, por dirigentes del movimiento sindical, y la creciente influencia de los sindicatos, dio lugar a la aprobación de las leyes antisocialistas por las que el Canciller Bismarck proscribió el Partido Socialdemócrata y la mayoría de los sindicatos. Al anularse dichas leyes, en 1890, la mayoría de los sindicatos se desarrollaron sorprendentemente durante la represión, aunque de forma clandestina, y en 1891 se creó el Consejo General de los sindicatos alemanes, que en ese año alcanzó los nueve millones de afiliados. En ese periodo, los sindicatos alemanes concedían más importancia a los problemas administrativos que a la lucha de la clase obrera. Por esta razón se decía, con ironía, que padecían del «mal de piedra» porque disponiendo de abundantes medios económicos, hacían construir palacios suntuosos. En este proceso, los sindicatos se burocratizaron, y a su cabeza se colocaron funcionarios que se aburguesaron progresivamente y desviaron gradualmente a los sindicatos de la lucha de clases. En 1933, con la llegada de los nazis al poder, quedaron los sindicatos prohibidos, al igual que los partidos políticos. Derrotado el nazismo, los sindicatos de la República Federal Alemana volvieron a experimentar un auge sorprendente. En 1957, la Deutscher Gewerkschaftsverband o DGB (Federación Alemana de Sindicatos), instituida en 1948, contaba con cinco millones de afiliados. En la República Democrática Alemana, se desarrollaron también sindicatos, con las características propias de los Estados socialistas.
En Suecia: El sindicalismo sueco nació con la abolición de los gremios medievales, a medidos del siglo XIX, y el tardío advenimiento de la revolución industrial a fines del mismo siglo. En el decenio 1880-1890, comenzaron a surgir los sindicatos locales, en sustitución de la sociedad literaria y transitoria, que surgida entre 1840 y 1880 aparecía dominada por intelectuales de la clase media. La Federación Nacional de Sindicatos quedó establecida en 1898, apenas dos decenios después de configurarse el sindicalismo. Después de una serie de huelgas, saldadas con éxitos y fracasos, la legislación laboral sueca se fue haciendo más progresiva. A la ley de mediación, aprobada en 1906, y reforzada en 1920, siguió en 1928 la implantación de los tribunales laborales. En 1934 el Partido Socialdemócrata accedió al Gobierno y legisló numerosas reformas sociales. Con su millón y medio de afiliados sindicales, Suecia, donde se ha hecho norma el unionismo industrial y los convenios colectivos de amplitud nacional, rivaliza con Australia en la sindicación de todo el personal sindicable.
En Australia: En 1830-1840, aparecieron con carácter local los primeros sindicatos profesionales y en 1865 era una realidad la jornada de ocho horas en el ramo de la construcción de Sydney y Melbourne. En 1880-1890 se formó la Australian Workers Union (AWU), que amalgamó diversos sindicatos de trabajadores rurales y ejerció una influencia conservadora en el sindicalismo australiano. Hasta 1927 no se formó la Australian Confederation of Trade Unions (ACTU) y principal organización obrera del país que representaba al 95% del personal sindicado.
En España: El sindicalismo español tiene sus antecedentes en el Congreso Obrero que se celebró en 1870 con asistencia de numerosos representantes del mundo del trabajo. De su segundo Congreso nació la Asociación Nacional del Trabajo que, combatida por anarquistas y patronos, dio paso, en 1887, a la Unión General de Trabajadores (UGT) que es trazó como puntos fundamentales de su programa, la unificación de las de las sociedades de resistencia y el contacto con el movimiento obrero internacional. En 1910, se creó la Confederación Nacional del Trabajo (CNT.), de orientación anarco sindicalista y opuesta a toda acción política. Durante la segunda República se desarrolló también el sindicato católico –de tendencia «amarillista»– y el sindicato nacionalista vasco «Solidaridad de Trabajadores Vascos (STV)». El movimiento sindical fue duramente perseguido por las dictaduras del general Primo de Rivera y franquista. De la lucha contra el franquismo surgió el sindicato Comisiones Obreras (CC.OO.) como organización sindical de clase. Esta temática puede ampliarse considerablemente, al tratar específicamente del sindicalismo nacional, la siguiente conferencia del ciclo.
En Rusia: Como consecuencia del desarrollo del movimiento revolucionario, las primeras organizaciones obreras rusas acabaron fundiéndose con diversos círculos de estudios marxistas para fundar el Partido Socialdemócrata Obrero Ruso (PSDOR) del cual, por escisión, el Partido Bolchevique (comunista). A diferencia de los otros países capitalistas, en Rusia fue el Partido bolchevique el que creó, organizó y dirigió el movimiento sindical revolucionario. Lenin, analizando las experiencias derivadas de la lucha de clases, elaboró científicamente un extenso programa político y organizativo sobre los sindicatos, tanto para la etapa capitalista como para la etapa de la edificación socialista. Durante el capitalismo, Lenin consideraba a los sindicatos como organizaciones necesarias para la clase obrera, donde formar y desarrollar su conciencia de clase y de luchas activamente contra la explotación capitalista. Rechazando las tesis revisionistas de la «neutralidad» de los sindicatos respecto a los partidos políticos.
Lenin sostenía que en los sindicatos debía estar presente la vinculación política e ideológica correspondiente a la clase que representaban. Así los sindicatos, en tanto que organizaciones de la clase obrera, debían ser guiados por la ideología proletaria. «El trabajo de los sindicatos –añadía– no debe ser efectuado con el espíritu de la neutralidad, sino en el establecimiento de unos vínculos cada vez más estrechos entre los sindicatos y el Partido Socialdemócrata.» Lenin consideraba a los sindicatos como importantes eslabones y palancas que ligan al Partido con las amplias masas trabajadoras.
En la etapa de la edificación socialista, Lenin llevó a cabo una encarnizada lucha contra la desviación sindicalista y anarquista en las filas del Partido comunista de Rusia, representado por el grupo denominado «Oposición Obrera», que consideraba a los sindicatos, y no al partido de la clase obrera, como la forma de organización superior de la clase obrera. Según la «Oposición Obrera», la gestión de toda la economía nacional debía ser considerada como el Congreso ruso de los productores agrupados en sindicatos. Tras la Revolución Soviética, Lenin elaboró y demostró teóricamente, por primera vez, la necesidad histórica de los sindicatos en las condiciones de la edificación del socialismo; definió su papel, sus funciones y sus tareas, como amplias organizaciones de la clase obrera en la edificación de la sociedad socialista. Así, por ejemplo, sus funciones en Rusia habían cambiado radicalmente después de la toma del poder por el proletariado y habían asumido otras. Se transformaron en órganos de resistencia a los capitalistas y al Estado burgués, en órganos y colaboradores indispensables, convirtiéndose en una reserva del poder del Estado en manos de la clase obrera. En la actualidad, los sindicatos de la URSS tienen por misión velar por los intereses de los trabajadores, así como por las condiciones de su trabajo y vida; asimismo ejercen control de la observancia de la legislación laboral, de las normas de protección del trabajo y de las técnicas de seguridad, administran el seguro social, organizan el tratamiento médico y el descanso de los trabajadores en sanatorios y balnearios &c. Los sindicatos de la URSS poseen el derecho de iniciativa legislativa. Han sido iniciadores y participantes activos de la preparación y aprobación de importantes leyes y disposiciones del Comité Central del PCUS y del Gobierno soviético sobre el mejoramiento de las condiciones de trabajo, vida, descanso y servicios médicos a los trabajadores y sobre la protección del medio ambiente. Las funciones y actividad de los sindicatos en la URSS se pueden generalizar a otros países socialistas, pues están basadas en la misma concepción.
Sindicalismo Internacional: Dejando al margen el desarrollo de las internacionales obreras –pues agrupaban no sólo a los sindicatos sino también a los partidos políticos de la clase obrera– se fueron desarrollando también organizaciones sindicales de ámbito internacional. Sin embargo, la organización del movimiento sindical a escala internacional, requería un trabajo arduo. Los primeros esfuerzos se hicieron en sectores de la producción tales como el del tabaco, cerámica, tipografía, &c. El papel de estos sindicatos estaba limitado por el estrecho marco de una categoría profesional y tenían como tarea intercambiarse las plataformas reivindicativas, así como apoyarse económicamente. En 1871 fue creada la Federación Profesional Internacional de los Obreros del Tabaco. Más tarde, las organizaciones sindicales internacionales se multiplicaron hasta el punto de que, en vísperas de la Primera Guerra Mundial, se podían enumerar 32 millones. La Internacional Sindical Roja se extinguió en 1943 al extinguirse la III Internacional (Komintern), a la que estaba vinculada.
La Federación Sindical Mundial: En el seno de la coalición antihitleriana, nació la Federación Sindical Mundial (FSM), como amplia organización democrática representativa del movimiento sindical mundial. Los primeros esfuerzos para el establecimiento de lazos regulares y de colaboración sindical mundial, en el marco del conflicto antifascista, se concretó en la creación del comité sindical anglo soviético en diciembre de 1941, que debía después tomar la iniciativa de crear el Comité preparatorio, compuesto de representantes de los sindicatos soviéticos y británicos, así como del Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) de los EEUU Ese Comité preparó y convocó la Primera Conferencia Sindical Mundial. Ésta tuvo lugar en Londres del 6 al 17 de febrero de 1945, con la participación de 40 centrales nacionales y de 15 organizaciones internacionales que representaban 50 millones de trabajadores. La Conferencia definió las tareas del movimiento sindical para el periodo de guerra y posguerra. Y elaboró el programa de reivindicaciones fundamentales de los trabajadores. Una de sus decisiones más importantes fue la convocatoria del Congreso constituyente que debía de crear la organización sindical mundial.
Así, en presencia de 215 delegados de 56 países, tuvo lugar en Paris, del 25 de septiembre de 1945 al 8 de octubre de 1945, la Conferencia Sindical Mundial que fundó la Federación Sindical Mundial (FSM). El Congreso aprobó los Estatutos de la FSM, donde se definían los objetivos, los métodos y el Programa y la Plataforma, con respecto a los grandes problemas internacionales del momento, tales como la extirpación del fascismo, la cuestión de la paz, las reivindicaciones de los sindicatos en cuanto a la mejoría de las condiciones de vida y trabajo, la unidad sindical, &c. La Conferencia de Londres, el Congreso de Paris y la creación de la FSM, constituyeron de por sí solos un éxito para las fuerzas sindicales de clase y democráticas, pues por primera vez en la historia del movimiento sindical, se realizaron reuniones con tan gran número de representantes de todos los continentes.
Escisión de la FSM: Cuando las tendencias oportunistas, en el plano sindical, se convencieron de que no podían convertir a la FSM en su propio instrumento, se dedicaron a romper la FSM la unidad sindical en su seno. Con esta finalidad, agruparon fuerzas para destruirla. El pretexto les fue facilitado por el plan Marshall. En la reunión del Comité Ejecutivo de la FSM, de noviembre de 1947, la delegación del CIO exigió que dicho plan fuese sometido a discusión aunque tal tema no figuraba en el orden del día. La propuesta fue rechazada por mayoría. El 28 de enero de 1948, el Consejo General de las TUC, que adoptaron las posiciones de la CIO, dirigió a la FSM un ultimátum exigiéndole la adhesión al Plan Marshall, bajo la amenaza de escisión. La escisión se consumó y como consecuencia, una nueva organización sindical fue creada en Londres el 28 de noviembre de 1949: la Confederación Internacional de Sindicatos Libres (CSL).
La colaboración de clases, el apoyo activo a la OTAN, así como la lucha activa contra los comunistas y otras fuerzas progresivas se convirtieron en los objetivos fundamentales de la CISL. Tras su creación se dio una amplia campaña de escisión por los EEUU (y por la CIA). La creación de la Central Sindical de la República Federal Alemana (DGB), de la DGT-Force Ouvriere en Francia, y más tarde, de la Confederación italiana de Sindicatos de Trabajadores Libres (CSIL), fue el fruto de tal escisión: Así lo admitió George Meany, presidente de la American Federation of Labour, quien en 1951 declaró: «Cuando creció el peligro comunista en Francia e Italia, en los años de la posguerra, los sindicatos de tendencias libres fueron ayudados por sus colegas americanos agregados a las embajadas, que les proporcionaron la ayuda material para constituir sindicatos anticomunistas».
A pesar de la retirada de las TUC británicas, del CIO y de otras centrales sindicales reformistas, la Federación Sindical Mundial (FSM) no se debilitó. Por el contrario, adquirió nuevo empuje, y todas las acciones concretas que emprendió para la defensa de los intereses vitales de los trabajadores, no hicieron más que realzar su autoridad y prestigio ante las masas.
El nuevo ascenso del Movimiento sindical: A fines de la década del 60, tuvo lugar un nuevo ascenso del movimiento sindical que se relacionaba con el proceso de distensión internacional, propiciadora también de la distensión sindical. En el movimiento sindical, se acentuaron también las tendencias positivas, se operó un viraje a la izquierda, comenzaron a contactar y acercarse, en ciertos asuntos, centrales sindicales de distinta orientación política. Lo evidenciaron palmariamente, las conferencias sindicales internacionales que en 1975, 1977, 1979 y 1991, que congregaron a representantes de las tres centrales sindicales internacionales: Federación Sindical Mundial, Confederación Sindical de organizaciones sindicales libres (CIOSL) y Confederación Mundial del Trabajo (CMT).
La Federación Sindical Mundial: Es la mayor y más influyente organización sindical internacional y reúne a 90 centrales nacionales de más de 80 países socialistas, capitalistas y países en desarrollo, con más de 214 millones de afiliados. Fundada en 1945, su papel rector en el movimiento sindical mundial, se debe a su consecuente posición clasista, respecto a los más importantes y vitales intereses de los trabajadores, a su lucha contra el imperialismo, el colonialismo y toda manifestación de racismo y fascismo, a favor de la paz, la democracia y las transformaciones sociales cardinales.
La CIOSL: Se formó en 1949, después que los sindicatos reformistas de los países capitalistas abandonaron la FSM. Agrupa a 144 organizaciones sindicales reformistas de 99 países con más de 82 millones de afiliados.
La CMT: Es una agrupación sindical reformista en la que participan 84 organizaciones sindicales.
Hasta este punto desarrollé mi conferencia sobre la problemática sindical mundial ante un grupo de Cristianos por el Socialismo de Avilés.