José María Laso Prieto, Una gran decepción, El Catoblepas 56:6, 2006 (original) (raw)

El Catoblepas, número 56, octubre 2006
El Catoblepasnúmero 56 • octubre 2006 • página 6
Desde mi atalaya

José María Laso Prieto

¿Qué derecho tiene el Estado de Israel a destruir las infraestructuras civiles de un Estado soberano como es el Líbano?

Desde siempre he sido un gran admirador de los judíos. Entre ellos se da un alto porcentaje de personalidades, de las más relevantes que se conocen en campos tan diversos como la literatura, la música, la filosofía, las matemáticas, la física, la astrofísica, la medicina y otras muchas actividades humanas. Entre mis grandes hombres a los que admiro, figuran el filósofo Espinosa, Carlos Marx, Einstein, Freud, Eisenstein, Benjamín Disraelí y otras grandes figuras de procedencia judía.

La actitud de Adolfo Hitler y otros dirigentes nazis contra los judíos siempre me produjo una gran indignación. En su conjunto, el genocidio que desembocó en el terrible Holocausto, siempre me pareció un baldón en la historia de la Humanidad. Siempre fui partidario de que se constituyese el Estado de Israel, aunque vulneraba las promesas que Lawrence de Arabia había hecho a los árabes. De hecho, los responsables de esa vulneración habían sido los colonialistas británicos y franceses, que se repartieron el Oriente Medio siguiendo los acuerdos Sykes-Picot.

Respecto al problema de Palestina, siempre he sido partidario del mutuo reconocimiento de ambos Estados que ponga fin a la actual contienda. Cuando surgió el Estado de Israel, que fue reconocido primero por la URSS, antes de cualquier otro Estado, me congratulé mucho y puse grandes esperanzas en su futuro democrático.

Asimismo, en su día leí el libro Éxodo de León Uris, y me gustó mucho. Posteriormente vi la película que se basa en el libro y de la que el protagonista era Paul Newman, y también me interesó mucho. Sobre todo debido a que en ella los inmigrantes judíos acaban estableciendo buenas relaciones con la población árabe. Algunas referencias interesantes sobre León Uris son las de que nació en Baltimore en 1922. Pronto se sintió impulsado a participar en las campañas militares más importantes del Pacífico. Contaba entonces con 17 años. Cuando acabó la guerra, Uris entró a trabajar en el Departamento de distribución de un periódico de San Francisco, y ya en 1950 empezó a escribir una novela en la que habla de los «marines», Batle cry, que obtuvo un gran éxito. En 1956, León Uris realizó un viaje por Dinamarca, Italia, Chipre e Irán y recorrió veinte mil kilómetros dentro de Israel. Al comenzar la campaña del Sinaí se trasladó a Suez, y participó en la contienda como corresponsal de guerra. Con la experiencia recogida escribió Éxodo, novela en la que narra la epopeya del nuevo Israel y que se convirtió en un «best-seller» mundial. Antes que Éxodo había escrito otra novela Conspiración en Atenas, y después escribió Milla 18 y Armageddon.

El nacimiento del Estado de Israel, como primer Estado democrático del Oriente Medio, suscitó grandes esperanzas. Ahora esas esperanzas han sido sustituidas por una gran decepción. ¿Cómo es posible que después del horror del Holocausto nazi, los israelitas se comporten con la población palestina como los nazis lo hicieron en su día con ellos? De hecho ha sido el Estado de Israel el que más veces ha violado las resoluciones de la ONU en su contra, y los diversos acuerdos y tratados internacionales que le atañían.

Su última actuación, con motivo del secuestro de dos soldados israelitas por la organización Hezbolá ha sido abrumadoramente desproporcionada. ¿Cómo se puede entender que un secuestro de dos soldados, que serían los propios miembros de Hezbolá los más interesados en preservar su vida, para lograr el canje al que aspiraban, el estado de Israel haya masacrado a cerca de un millar de victimas inocentes de Palestina y el Líbano? ¿Qué derecho tiene el Estado de Israel a destruir las infraestructuras civiles de un Estado soberano como es el Líbano?

El Gobierno israelita trata de justificar su actuación, con el pretexto de que lucha contra el terrorismo palestino. En realidad fueron las organizaciones sionistas «Stern», «Haganah» y «Zwai-Leai-Leumi» las primeras que practicaron el terrorismo contra las fuerzas británicas que actuaban en Palestina en aplicación del mandato de la Sociedad de Naciones. El futuro primer ministro de Israel, Menagen Begin fue también terrorista y participó en la voladura del Hotel Rey David, causando un centenar de victimas mortales. Por otra parte, de hecho, el Estado de Israel se ha convertido en la cabeza de puente de EEUU en el Oriente Medio y como tal actúa contra todo intento de debilitar la hegemonía que allí ejercen las organizaciones norteamericanas, como el Pentágono y la CIA. A su vez, la actual desmesurada potencia bélica del Estado de Israel sólo es concebible por la ayuda norteamericana en sofisticado armamento bélico y por su asesoría militar.

Después de más de quince años de intentos de solucionar los problemas del Oriente Medio, no se ha obtenido ningún resultado tangible. Ello requeriría que el Estado de Israel se retirase definitivamente de Cisjordania, la franja de Gaza y el sector árabe de la ciudad de Jerusalem y de que el Estado palestino que de ello resultaría adquiriese su plena soberanía y fuese tratado con el mismo respeto por todos los países de la región. Ello tendría asimismo como consecuencia que el Estado de Israel fuese reconocido por todas las partes implicadas en el actual conflicto. Sin ello, el problema actual se prolongaría indefinidamente.

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