José María Laso Prieto, Encuentros filosóficos de Gijón, El Catoblepas 68:6, 2007 (original) (raw)

El Catoblepas, número 68, octubre 2007
El Catoblepasnúmero 68 • octubre 2007 • página 6
Desde mi atalaya

José María Laso Prieto

Una crónica indirecta de los encuentros de 2007

Desde hace ya una década se vienen desarrollando anualmente, en la Colegiata del Palacio Revillagigedo de Gijón, unos encuentros filosóficos, organizados por la Fundación Gustavo Bueno. Yo he asistido a todas ellas, salvo las de este año a causa de las dificultades de desplazamiento que sufro. No obstante, a través de uno de sus ponentes, el profesor Tomás García López, he tenido información acerca de su desarrollo. Según este buen amigo, este año también cumplieron con su finalidad de ser foro de debate acerca de los problemas filosóficos más actuales.

El primer ponente destacado fue don Francisco Rodríguez, fundador y director de la empresa Reny Picot. Así se abrieron estas Jornadas dedicadas a la filosofía de las organizaciones empresariales, de las que fue coordinadora, como otros años, Sharon Calderón. La presentación de don Francisco Rodríguez la realizó el profesor Gustavo Bueno Sánchez, al que alabó no sólo como empresario sino como escritor con una prosa límpida, y el cual inició su intervención anunciando que sus palabras iban a ser polémicas. Su disertación versó sobre la percepción del empresario y la empresa en la sociedad actual. En el inicio de la conferencia, y a lo largo de la misma, citó a varios representantes políticos, culturales y sociales franceses: Laurent Fabius, Nicolás Sarkozy y otros grandes de la economía, la sociología y la teología universal, como Calvino y Adam Smith. El profesor Gustavo Bueno Martínez asentía con interés y continuamente a lo que manifestaba don Francisco Rodríguez.

Según la reseñadora del acto en La Voz de Asturias, doña Regina Buitrago, «entre el público ferviente, selecto y entregado, se encontraban los jóvenes filósofos y ponentes Iñigo Ongay, Lino Camprubí Bueno y José Andrés Fernández Leóst, los profesores de filosofía Tomás García López, Silverio Sánchez Corredera, Miguel Angel Navarro, Marcelino Suárez Ardura...». Francisco Rodríguez defendió la figura del empresario que, según Fabius «es una figura que hay que conservar». Otra de sus afirmaciones sorprendentes fueron acerca de la globalización: «No creo en ella», dijo y parafraseando a los anglosajones, manifestó que la globalización no interesa, porque los pobres no son negocio. «Tras su alocución, el profesor Gustavo Bueno Martínez, replicó tratando de establecer la distancia material entre el botellín de Fuensanta y la copa. También argumentó el finis operis del empresario: la codicia, y definió el monismo. En fin, conceptos filosóficos totalmente aplicables a la empresa».

Don Francisco Rodríguez, en su disertación enumeró los tres modelos clásicos de la sociedad, atendiendo a la economía, estatalizada, libre y mixta. De la primera dijo, que respetaba a quienes piensan que es la mejor para el desarrollo de la sociedad, aunque señaló que su talón de Aquiles es que «antepone al ser social al ser humano, es decir el socialismo. Según Francisco Rodríguez, el socialismo idealiza al hombre, sin tener en cuenta al ser humano que lo hace imperfecto». En cuanto a la economía mixta, el presidente de Reny Picot, opinó que consiste en la intervención directa del Estado en el mercado, asumiendo el papel de empresario, lo que no garantiza la libre competencia, dado que toda empresa supone un riesgo y el Estado juega con el dinero de los contribuyentes «Y ahí entró de lleno en la defensa del libre mercado, utilizando para ello, una cita del economista y filósofo Adam Smith, recogida en La riqueza de las naciones su obra más destacada, en la que postula que el desarrollo de los países y, por tanto el bienestar, no se basan en las buenas intenciones sino en la codicia y el intercambio de trabajo. En cuanto a la economía mixta, don Francisco Rodríguez opinó que consiste en la intervención directa del Estado, asumiendo el papel de empresario, lo que no garantiza la libre competencia ya que toda empresa supone un riesgo y el Estado juega con el dinero de los contribuyentes».

De hecho, el presidente de Reny Picot insistió en el riesgo personal de los empresarios, para diferenciar el sistema de economía libre de los otros enunciados. «Más del 80% de las empresas de Occidente, son pequeñas y medianas», afirmó. «Los tres sistemas pueden ser válidos, pero con una diferencia clave. El Estado no sabe de la codicia. Eso explicaría, por ejemplo, que la empresa privada gane dinero, mientras que la TVE estatal lo pierda, y las dos cadenas tienen publicidad. Pasó luego a criticar a quienes utilizan «la condena moral» para tratar de solucionar la pobreza, cuando con la pobreza sólo se acaba con el trabajo, o sea con un intercambio de trabajo, que también necesita complementariedad y competencia».

En el debate con el público, don Francisco Rodríguez consideró, primero, que el déficit de la balanza comercial española en el exterior, es un gravísimo problema y puso como ejemplo la compra de vivienda: una familia adquiere una vivienda mediante un crédito bancario, con ese dinero paga al constructor que luego realiza otros pagos a quienes intervienen en la construcción y, finalmente éstos adquieren otros artículos que nosotros no producimos. La segunda opinión tiene que ver con la Unión Europea y el mercado único, que el conferenciante tachó «de falso mercado» ya que está completamente intervenido, y de hecho consideró que para el mercado agrario español, no fue beneficiosa la entrada en el Mercado Común. De Madrid hacia el sur antes ya se vendía el aceite y los productos agrios (cítricos), mientras que de la capital de España hacia el norte, lo único destacable, dijo, fue el aumento de la renta de los campesinos, gracias a las subvenciones, mientras que existen paradojas tales como la producción de leche, limitada por la Europa Comunitaria, lo que implica que en Asturias haya que importar la mitad de lo que se consume.

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