Sinfónico 19 (original) (raw)
La muerte de su hija de cuatro años, su dimisión forzada como director de la Ópera de Viena y el diagnóstico de una enfermedad cardíaca incurable explican –según el testimonio de Alma Mahler– los tres violentos golpes de martillo que jalonan el Finale de la sexta sinfonía del compositor. Así, la «más personal» de sus sinfonías habría incurrido en la violencia bruta para expresar los meandros más profundos de la existencia humana, reconociendo acaso su tozuda materialidad.
De acuerdo con el director de orquesta Bruno Walter, «la obra concluye en la desesperación y la noche del alma», en la que «el más allá no se vislumbra ni por un momento». Herbert von Karajan y Klaus Tennstedt llegaron más lejos, al señalar a Mahler como «profeta» de las atrocidades que estaban por venir (guerra, Holocausto). Estos veredictos contribuyeron a engrandecer el mito Mahler; hipertrofiándolo acaso con sus excesos hermenéuticos, pero sin merma alguna de la incuestionable autenticidad y la conmovedora contundencia de esta música.