Ingrid Sacharoff | Universidad Complutense de Madrid (original) (raw)
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Papers by Ingrid Sacharoff
Timeless, 2018
VIVIMOS INMERSOS EN LA CULTURA DEL SIMULACRO. De la misma forma que la imprenta permitió el desar... more VIVIMOS INMERSOS EN LA CULTURA DEL SIMULACRO. De la misma forma que la imprenta permitió el desarrollo y difusión de la cultura, de la palabra; o el cine y la fotografía crearon una civilización de la imagen para las masas; la red ha contribuido a la democratización de la cultura por un lado y a la banalización de la misma por el otro. Como dijo Walter Benjamin 'Jamás se da un documento de cultura sin que lo sea la vez de la barbarie'. Marshall McLuhan auguró que la tecnología es una extensión de nuestros sentidos, pero que de la misma forma que nos amplifica nos amputa. Extendemos nuestra mente a la red y nuestra memoria a la nube como almacén de todo aquello que no nos esforzamos en retener, hemos cambiado la cantidad por la calidad. Vivimos en la era de la 'pantalla global', encapsulados en la pantalla digital, desechando todo lo demás incluso nuestra memoria, la propia y la histórica, obviando el pasado y condenados a repetir sus errores. La memoria y todo lo que vemos hoy en día es efímero. Nada permanece, ni se recuerda, las capas de información parecen solaparse unas sobre otras ocultando las anteriores. La era de la información que nos han brindado los avances como internet se ha convertido en la era de la desinformación, consumimos como drogadictos contenidos electrónicos diseñados para segregar nuestra dopamina. No hay más que hacer la prueba de liberarnos por un día, por ejemplo, saliendo a la naturaleza, y comprobaremos como al principio hay una especie de síndrome de abstinencia, tenemos la necesidad de ese estímulo al que estamos tan acostumbrados. Nuestras prioridades y deseos los determina el materialismo y la aspiración al éxito; y no la estética, la ética o la espiritualidad. La cultura ha perdido el 'aura' benjaminiano. El conocimiento está ligado a modas y corrientes pasajeras, a las apariencias en definitiva. La información ha perdido su deseo de trascender para convertirse en objeto de consumo cuyo valor se agota en el acto de adquisición en la lógica del capitalismo. El aura se simula a través de lo publicitario. Se sustituye el goce estético por el económico, de poder. La cultura corre el riesgo de ser superada rápidamente por algo que ella misma ha provocado: la comercialización, la monetarización, en el sentido literal de la palabra, del bien cultural. En esta banalización de la cultura todo es venal, en su doble acepción: vendible y sobornable; como marca de moda asociada a la felicidad para fomentar el consumo de cultura banal como arma de prestigio social. Decía Joan Fontcuberta que existe una cultura de la creación y otra de consumo, pero la primera no siempre es rentable. Hoy en día domina la cultura orientada al consumo, que privilegia el mercado y la industria, encaminada a vendernos la evasión y la felicidad; una cultura masificada bajo eslóganes como 'animación cultural' o 'entretenimiento' para vendérnosla como producto y satisfacer nuestra dosis de hedonismo.
Timeless, 2018
Este es el título y la pregunta retórica que se planteaba el grupo Guerrilla Girls en el cartel c... more Este es el título y la pregunta retórica que se planteaba el grupo Guerrilla Girls en el cartel colocado frente al Metropolitan Museum, como si de una campaña publicitaria se tratara, añadiendo que menos del 5% de los artistas expuestos en la secciones de arte moderno eran mujeres, mientras que el 85% de los desnudos eran femeninos. En este aspecto se da un gran desequilibrio histórico entre la profusión de la mujer como objeto, ya que han sido ampliamente representadas en manifestaciones artísticas de todos los tiempos-desde la mirada principalmente masculina-,y una minoría, casi invisible, de la mujer como sujeto creador. En la búsqueda de las razones que explican la relación de las mujeres y la creación Virginia Woolf llegó a una sencilla pero revolucionaria conclusión, con la cual se inicia el ensayo 'Una habitación propia': 'que una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas'. Con estas palabras la escritora se refería a las difíciles condiciones materiales que las artistas sufren en su entorno profesional precisamente por el hecho de ser mujeres. Germaine Greer siguió ese hilo en 'La Carrera de obstáculos' explicando las vicisitudes de la carrera artística de las pintoras occidentales desde las primitivas hasta 1950. Desde su creación en 1984, las Guerrilla Girls se apropiaron del lenguaje visual de la publicidad para transmitir sus mensajes de manera rápida y accesible. En uno de sus carteles más irónicos enumeran una serie de 'ventajas' que atribuyen a la condición de ser mujer artista. Entre ellas: Trabajar sin la presión del éxito; tener la oportunidad de escoger entre tu carrera y la maternidad; ver tus ideas reflejadas en el trabajo de otros; estar segura de que cualquier tipo de arte que hagas será catalogado como femenino; ser incluida en versiones revisadas de la Historia del Arte; etc. Durante siglos el rol de la mujer en el arte se limitó a modelo y musa, fuente de inspiración para el ojo del artista masculino. La mujer se configuró como objeto de culto y símbolo de belleza aún en sus más variados estilos estéticos. Pero la figura femenina en el arte está también asociada al comportamiento moral como representación de lo malo, del vicio, del pecado, a través de la iconografía de la femme fatale. Como ya apuntó Linda Nochlin en su obra 'Mujeres, arte y poder': 'Las imágenes de la mujer en el arte reflejan y contribuyen a reproducir ciertos prejuicios compartidos por la sociedad en general, y por los artistas en particular, algunos artistas más que otros, sobre el poder y la superioridad de los hombres sobre las mujeres, unos prejuicios que quedan plasmados tanto en la estructura visual como en el contenido temático de la obra (...) Se trata de prejuicios acerca de la debilidad y pasividad de la mujer; de su disponibilidad sexual; su papel como esposa y madre; su íntima relación con la naturaleza; su incapacidad para participar activamente en la vida política'.
La nostalgia de una vieja fotografía -sus padres bailando-clavada en la pared del estudio debió e... more La nostalgia de una vieja fotografía -sus padres bailando-clavada en la pared del estudio debió evocar los recuerdos del artista. La palabra nostalgia, que etimológicamente hace referencia a regreso y dolor ha sido vista como algo negativo, pero, como utopía natural al ser humano, ¿no es cierto que nos refugiamos en ella? A lo largo de su trayectoria, el artista británico John Davies (Cheshire, 1946) manifiesta una preocupación constante por la condición humana. El tratamiento de temas como la soledad, la angustia y la muerte, le ha emparentado con los neorrealistas. Sin embargo, apunta Lynne Cooke, en su búsqueda de lo real pronto encontró que el mimetismo no era la respuesta, y sus figuras se tornaron menos realistas durante una época de aislamiento que el artista denominó "su período negro".
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la fundación Santander presentan la exposición... more La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la fundación Santander presentan la exposición comisariada por Adolfo Blanco Osborne y Javier Pérez Segura. Formada por 58 retratos, algunos de ellos nunca expuestos al público, nos plantean un recorrido por la vanguardia artística española. Se inicia en 1906, momento en que Eugenio D´Ors sienta las bases del nouecentisme, desde entonces se suceden generaciones realmente interesantes para nuestro arte que se vieron truncadas en 1936 con la guerra.
Timeless, 2018
VIVIMOS INMERSOS EN LA CULTURA DEL SIMULACRO. De la misma forma que la imprenta permitió el desar... more VIVIMOS INMERSOS EN LA CULTURA DEL SIMULACRO. De la misma forma que la imprenta permitió el desarrollo y difusión de la cultura, de la palabra; o el cine y la fotografía crearon una civilización de la imagen para las masas; la red ha contribuido a la democratización de la cultura por un lado y a la banalización de la misma por el otro. Como dijo Walter Benjamin 'Jamás se da un documento de cultura sin que lo sea la vez de la barbarie'. Marshall McLuhan auguró que la tecnología es una extensión de nuestros sentidos, pero que de la misma forma que nos amplifica nos amputa. Extendemos nuestra mente a la red y nuestra memoria a la nube como almacén de todo aquello que no nos esforzamos en retener, hemos cambiado la cantidad por la calidad. Vivimos en la era de la 'pantalla global', encapsulados en la pantalla digital, desechando todo lo demás incluso nuestra memoria, la propia y la histórica, obviando el pasado y condenados a repetir sus errores. La memoria y todo lo que vemos hoy en día es efímero. Nada permanece, ni se recuerda, las capas de información parecen solaparse unas sobre otras ocultando las anteriores. La era de la información que nos han brindado los avances como internet se ha convertido en la era de la desinformación, consumimos como drogadictos contenidos electrónicos diseñados para segregar nuestra dopamina. No hay más que hacer la prueba de liberarnos por un día, por ejemplo, saliendo a la naturaleza, y comprobaremos como al principio hay una especie de síndrome de abstinencia, tenemos la necesidad de ese estímulo al que estamos tan acostumbrados. Nuestras prioridades y deseos los determina el materialismo y la aspiración al éxito; y no la estética, la ética o la espiritualidad. La cultura ha perdido el 'aura' benjaminiano. El conocimiento está ligado a modas y corrientes pasajeras, a las apariencias en definitiva. La información ha perdido su deseo de trascender para convertirse en objeto de consumo cuyo valor se agota en el acto de adquisición en la lógica del capitalismo. El aura se simula a través de lo publicitario. Se sustituye el goce estético por el económico, de poder. La cultura corre el riesgo de ser superada rápidamente por algo que ella misma ha provocado: la comercialización, la monetarización, en el sentido literal de la palabra, del bien cultural. En esta banalización de la cultura todo es venal, en su doble acepción: vendible y sobornable; como marca de moda asociada a la felicidad para fomentar el consumo de cultura banal como arma de prestigio social. Decía Joan Fontcuberta que existe una cultura de la creación y otra de consumo, pero la primera no siempre es rentable. Hoy en día domina la cultura orientada al consumo, que privilegia el mercado y la industria, encaminada a vendernos la evasión y la felicidad; una cultura masificada bajo eslóganes como 'animación cultural' o 'entretenimiento' para vendérnosla como producto y satisfacer nuestra dosis de hedonismo.
Timeless, 2018
Este es el título y la pregunta retórica que se planteaba el grupo Guerrilla Girls en el cartel c... more Este es el título y la pregunta retórica que se planteaba el grupo Guerrilla Girls en el cartel colocado frente al Metropolitan Museum, como si de una campaña publicitaria se tratara, añadiendo que menos del 5% de los artistas expuestos en la secciones de arte moderno eran mujeres, mientras que el 85% de los desnudos eran femeninos. En este aspecto se da un gran desequilibrio histórico entre la profusión de la mujer como objeto, ya que han sido ampliamente representadas en manifestaciones artísticas de todos los tiempos-desde la mirada principalmente masculina-,y una minoría, casi invisible, de la mujer como sujeto creador. En la búsqueda de las razones que explican la relación de las mujeres y la creación Virginia Woolf llegó a una sencilla pero revolucionaria conclusión, con la cual se inicia el ensayo 'Una habitación propia': 'que una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas'. Con estas palabras la escritora se refería a las difíciles condiciones materiales que las artistas sufren en su entorno profesional precisamente por el hecho de ser mujeres. Germaine Greer siguió ese hilo en 'La Carrera de obstáculos' explicando las vicisitudes de la carrera artística de las pintoras occidentales desde las primitivas hasta 1950. Desde su creación en 1984, las Guerrilla Girls se apropiaron del lenguaje visual de la publicidad para transmitir sus mensajes de manera rápida y accesible. En uno de sus carteles más irónicos enumeran una serie de 'ventajas' que atribuyen a la condición de ser mujer artista. Entre ellas: Trabajar sin la presión del éxito; tener la oportunidad de escoger entre tu carrera y la maternidad; ver tus ideas reflejadas en el trabajo de otros; estar segura de que cualquier tipo de arte que hagas será catalogado como femenino; ser incluida en versiones revisadas de la Historia del Arte; etc. Durante siglos el rol de la mujer en el arte se limitó a modelo y musa, fuente de inspiración para el ojo del artista masculino. La mujer se configuró como objeto de culto y símbolo de belleza aún en sus más variados estilos estéticos. Pero la figura femenina en el arte está también asociada al comportamiento moral como representación de lo malo, del vicio, del pecado, a través de la iconografía de la femme fatale. Como ya apuntó Linda Nochlin en su obra 'Mujeres, arte y poder': 'Las imágenes de la mujer en el arte reflejan y contribuyen a reproducir ciertos prejuicios compartidos por la sociedad en general, y por los artistas en particular, algunos artistas más que otros, sobre el poder y la superioridad de los hombres sobre las mujeres, unos prejuicios que quedan plasmados tanto en la estructura visual como en el contenido temático de la obra (...) Se trata de prejuicios acerca de la debilidad y pasividad de la mujer; de su disponibilidad sexual; su papel como esposa y madre; su íntima relación con la naturaleza; su incapacidad para participar activamente en la vida política'.
La nostalgia de una vieja fotografía -sus padres bailando-clavada en la pared del estudio debió e... more La nostalgia de una vieja fotografía -sus padres bailando-clavada en la pared del estudio debió evocar los recuerdos del artista. La palabra nostalgia, que etimológicamente hace referencia a regreso y dolor ha sido vista como algo negativo, pero, como utopía natural al ser humano, ¿no es cierto que nos refugiamos en ella? A lo largo de su trayectoria, el artista británico John Davies (Cheshire, 1946) manifiesta una preocupación constante por la condición humana. El tratamiento de temas como la soledad, la angustia y la muerte, le ha emparentado con los neorrealistas. Sin embargo, apunta Lynne Cooke, en su búsqueda de lo real pronto encontró que el mimetismo no era la respuesta, y sus figuras se tornaron menos realistas durante una época de aislamiento que el artista denominó "su período negro".
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la fundación Santander presentan la exposición... more La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la fundación Santander presentan la exposición comisariada por Adolfo Blanco Osborne y Javier Pérez Segura. Formada por 58 retratos, algunos de ellos nunca expuestos al público, nos plantean un recorrido por la vanguardia artística española. Se inicia en 1906, momento en que Eugenio D´Ors sienta las bases del nouecentisme, desde entonces se suceden generaciones realmente interesantes para nuestro arte que se vieron truncadas en 1936 con la guerra.