Darlyn Alvarez | Universidad Nacional de Educación "Enrique Guzmán y Valle (original) (raw)
Papers by Darlyn Alvarez
Si en la ciudad de Roma alguien no conoce el arte de amar, que lea mis páginas y ame ilustrado po... more Si en la ciudad de Roma alguien no conoce el arte de amar, que lea mis páginas y ame ilustrado por mis versos. El arte im-pele con las velas y el remo las rápidas naves, el arte conduce a los veloces carros, y el amor se debe regir por el arte. Autome-donte era un experto en conducir carros y en el manejo de las flexibles riendas: Tifis fue un gran maestro en gobernar la nave de los argonautas. Venus me ha elegido como maestro de su tierno hijo, y creo que se me llamará el Automedonte del Amor. El amor es despiadado y a menudo recibí su disgusto, pero es un niño de poca edad, fácil de conducir. Quirón, con su có-lera, educó al joven Aquiles, domando su carácter feroz con la dulzura de la música; y él, que tantas veces intimidó a sus compañeros y aterró a los enemigos, dícese que temblaba en presencia de un viejo cargado de años, y ofrecía sumiso al cas-tigo del maestro aquellas manos que habían de ser tan funestas a Héctor. Quirón fue el maestro de Aquiles, yo lo seré del amor; los dos niños terribles y los dos hijos de una diosa. No obstan-te el toro dobla la cerviz al yugo del arado, y el potro, generoso, tiene que tascar el freno; yo me someteré al amor, aunque me destroce el pecho con sus saetas y sacuda sobre mí sus antor-chas encendidas. Cuanto más riguroso me flecha y abrasa con sin par violencia, tanto más brío me infunde el anhelo de vengar mis heridas. Yo no fingiré, Apolo, que he recibido de ti estas lecciones ni que me las enseñaron los cantos de las aves, ni que se presentó
Si en la ciudad de Roma alguien no conoce el arte de amar, que lea mis páginas y ame ilustrado po... more Si en la ciudad de Roma alguien no conoce el arte de amar, que lea mis páginas y ame ilustrado por mis versos. El arte im-pele con las velas y el remo las rápidas naves, el arte conduce a los veloces carros, y el amor se debe regir por el arte. Autome-donte era un experto en conducir carros y en el manejo de las flexibles riendas: Tifis fue un gran maestro en gobernar la nave de los argonautas. Venus me ha elegido como maestro de su tierno hijo, y creo que se me llamará el Automedonte del Amor. El amor es despiadado y a menudo recibí su disgusto, pero es un niño de poca edad, fácil de conducir. Quirón, con su có-lera, educó al joven Aquiles, domando su carácter feroz con la dulzura de la música; y él, que tantas veces intimidó a sus compañeros y aterró a los enemigos, dícese que temblaba en presencia de un viejo cargado de años, y ofrecía sumiso al cas-tigo del maestro aquellas manos que habían de ser tan funestas a Héctor. Quirón fue el maestro de Aquiles, yo lo seré del amor; los dos niños terribles y los dos hijos de una diosa. No obstan-te el toro dobla la cerviz al yugo del arado, y el potro, generoso, tiene que tascar el freno; yo me someteré al amor, aunque me destroce el pecho con sus saetas y sacuda sobre mí sus antor-chas encendidas. Cuanto más riguroso me flecha y abrasa con sin par violencia, tanto más brío me infunde el anhelo de vengar mis heridas. Yo no fingiré, Apolo, que he recibido de ti estas lecciones ni que me las enseñaron los cantos de las aves, ni que se presentó