Notas sobre Lope de Vega y Jer�nima de Burgos: un estado de la cuesti�n* (original) (raw)

Notas sobre Lope de Vega y Jer�nima de Burgos: un estado de la cuesti�n*

MIMMA DE SALVO

UNIVERSITAT DE VAL�NCIA

��� ��� 2008 Midesa s.r.l

Para huir de una mujer

no hay tal consejo como tomar

la posta en otra, y, trote o no trote,

huir hasta que diga la voluntad

que ha llegado donde quiere,

y que no quiere lo que quer�a

�Lope de Vega, Epistolario de Lope de Vega Carpio

Jer�nima de Burgos fue una actriz que vivi� entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII y que ha pasado a la historia no tanto por ser la mujer de Pedro de Vald�s, uno de los autores de comedias m�s importantes del Siglo de Oro, sino por ser la amante del m�s prol�fico dramaturgo de aquel siglo: Lope de Vega. A ello contribuy�, esencialmente, la biograf�a novelada que de la actriz elabor� Agust�n Gonz�lez de Amez�a en la Introducci�n a su edici�n del Epistolario de Lope de Vega Carpio[1], y que ha completado m�s recientemente Donald McGrady.

��Cu�l fue el papel que Jer�nima de Burgos interpret� en la vida del F�nix de los Ingenios? Objeto de este trabajo ser� intentar responder a esta pregunta, tratando de perfilar la relaci�n que uni� a Jer�nima de Burgos con Lope de Vega, y poniendo al d�a lo que hoy sabemos sobre �sta.

Aunque muchos de los datos de la vida de Lope hoy se conocen por estar reflejados en su obra literaria y sobre todo en su epistolario, no se puede afirmar lo mismo de Jer�nima de Burgos, cuya vida privada conocemos, de manera parcial, esencialmente gracias a Lope, el cual dej� en sus cartas y en su obra, empujado por los sentimientos del momento, las huellas de esa relaci�n personal y profesional que le uni� con la actriz. Sin embargo, aunque la obra del _F�nix_representa el testimonio m�s importante de esta relaci�n, otros testimonios ayudan tambi�n a documentarla. Aparte de los estudios que hasta ahora se han realizado sobre esta uni�n, se tiene en cuenta tambi�n el trabajo publicado por Alejandro Gadea y por m� misma sobre la trayectoria profesional de Jer�nima de Burgos y de su marido Pedro de Vald�s.[2] Por otra parte, un an�lisis exhaustivo del repertorio de la compa��a del este �ltimo, en la que Jer�nima actu�, nos ha permitido documentar la existencia de una relaci�n profesional entre el dramaturgo, la actriz y su marido que se desarroll� en paralelo al v�nculo �ntimo que los dos primeros mantuvieron. A la luz de esto, y con el fin de definir dicha relaci�n personal tendremos, por tanto, que volver a� leer y a examinar toda la documentaci�n que sobre la vida privada de la actriz se ha conservado, es decir, las cartas de Lope de Vega que el duque de Sessa, mecenas del dramaturgo, recogi� en el trascurso de los a�os y que Amez�a public�[3] y tambi�n todos aquellos testimonios en los que directa o indirectamente se alude a Jer�nima.

La primera noticia que asocia a Jer�nima de Burgos con Lope de Vega ha de situarse en 1607. Gracias a una partida de bautismo, conservada en la parroquia de San Sebasti�n de Madrid, sabemos que el 7 de febrero de ese a�o fue bautizado en ella Lope F�nix (Lopito), hijo de Lope de Vega Carpio y de Micaela de Luj�n, nacido en enero de ese a�o. Seg�n esta partida de bautismo, los padrinos fueron Jer�nima de Burgos y D. Hurtado de Mendoza. Aunque no tengamos pruebas de que Jer�nima y Lope fuesen amantes en estas fechas, Amez�a sit�a los �episodios er�ticos de relaciones amorosas� del F�nix con Jer�nima, entre los a�os 1607 y 1608, al interpretar esta partida de bautismo como una prueba de la estrecha amistad que los un�a.[4] En 1607 Lope estaba casado con do�a Juana de Guardo, y Jer�nima de Burgos conPedro de Vald�s, con quien se hab�a casado desde muy joven, y con el cual, respetando la normativa de la �poca, trabajaba, acompa��ndolo en calidad de mujer y de actriz en las distintas compa��as que los iban contratando o que, en m�s de una ocasi�n, Vald�s ya dirig�a con otros autores.

Si el v�nculo entre Jer�nima y Lope de Vega iba m�s de la relaci�n profesional del poeta con la agrupaci�n de Vald�s y su esposa, es algo que ciertamente los documentos no aclaran. Si la presencia de Micaela de Luj�n, amante tambi�n del F�nix, se difumina, como es sabido, en la vida del dramaturgo despu�s del nacimiento de Lopito, lo mismo se puede decir de Jer�nima, cuya presencia, aunque indirecta, no se vuelve a detectar en la vida del poeta hasta 1611. Corresponde, de hecho, a este a�o la primera alusi�n clara (con la menci�n directa del nombre y del apellido) que se hace de la actriz en el epistolario del F�nix.

En una carta al de Sessa, que Amez�a data en Madrid, en verano de ese a�o, Lope se refiere a una representaci�n por parte de las damas de Palacio, compar�ndolas con Jer�nima en tono burlesco: �Yo vengo aora, Se�or excm�., de dar la comedia que acab� para las Geronimas de Burgos de Pala�io�. Aunque no se pueda asegurar que Jer�nima permaneciera en Madrid durante el verano, s� sabemos que se encontraba en esta ciudad en febrero, trabajando junto con Vald�s, en la compa��a de Baltasar de Pinedo, en que ambos ya trabajaban desde el a�o anterior. En 1613 Pedro de Vald�s, ya autor de comedias nombrado por Su Majestad, y eximido de sus compromisos anteriores con Baltasar de Pinedo, firmaba varias escrituras para representar con su nueva agrupaci�n.

Suponemos que Jer�nima de Burgos acompa�� a su marido en esa nueva etapa profesional. As� sabemos de su presencia, en septiembre de ese mismo a�o, en Segovia con ocasi�n de las fiestas por el traslado de la imagen de Nuestra Se�ora de Fuencisla a las que acudi� el pr�ncipe Felipe III, cuya jornada comprend�a tambi�n la visita de Lerma y Ventosilla, en donde presenci� varias representaciones. A Lope le encargaron una de ellas, que hab�a de ser ejecutada por las propias damas de Palacio, y cuyos ensayos, seg�n Amez�a, se hicieron en Madrid probablemente bajo la direcci�n del mismo Lope y Vald�s, contratado tambi�n con toda su compa��a para los regocijos segovianos. Ratifica la estancia de Jer�nima en el mes de septiembre en Segovia, tambi�n una carta de Lope, el cual se hallaba en la ciudad por la misma fecha, con motivo de la mencionada representaci�n. Desde Segovia, el 23 de septiembre de ese a�o, en una carta al duque de Sessa, el dramaturgo recordaba que hab�a sido hu�sped de Jer�nima: �Yo, Se�or, lo he passado bien con mi huespeda Geronima; aqui he visto los se�ores rondar mi cassa; galanes vienen, pero con menos dinero del que hauiamos menester, sacando al de Cantillana�.[5] A�adiendo al final de la carta: �Geronima estaua presente al escriuir a Vex.� y me manda le enbie muchos bessamanos: por ser de dama, y tan seruidora de Vex.�, los enbio�.[6] Amez�a llega a insinuar que Lope pudo regalar entonces a Jer�nima, en pago por el hospedaje, el aut�grafo de su comedia La dama boba, cuyo �ltimo acto est� datado en Madrid, el 28 de abril de 1613, o que dicha comedia pudo ser la obra ensayada por las damas de Palacio para representar en Ventosilla, entre las que Jer�nima se encargar�a del papel de Nise. Pero no existe prueba concluyente de ese supuesto regalo; por otro lado es imposible que La dama boba fuera la obra de �aparato� que, seg�n alusi�n del propio Lope, se preparaba en Ventosilla.

Por las cartas del dramaturgo, sabemos que el 23 de septiembre se desplaz� de Segovia a Lerma y que la estancia en la ciudad se prolong� casi un mes, desde el 24 � 25 de septiembre hasta el 19 de octubre, transcurrido casi todo en ensayos y preparativos para su comedia que ten�a que representarse al aire libre, en el jard�n de Ventosilla.[7] El 19 de octubre la Corte se desplaz� a Ventosilla, y por otra carta de Lope fechada en dicha ciudad, el 21-22 del mismo mes, sabemos que Jer�nima segu�a estando con el dramaturgo. Escrib�a �ste al de Sessa: �Perdone Vex.� la dila�ion desta respuesta; que me hall� Gonzalo [lacayo del duque de Sessa] cassi a la messa de la se�ora Geronima, y me atreui, por parezer galan, a un Prin�ipe, y no a una dama, de quien he ohido de�ir a Vex.� mucho bien�.[8]

No sabemos si la comedia al final se represent� el mi�rcoles 23 de octubre, como anunciaba Lope al duque, o lo impidi� el temporal de lluvia que sobrevino, como comentaba Lope en una carta a su se�or en la que le advert�a tambi�n de su regreso a Madrid por la misma fecha. Amez�a cree que Jer�nima dej� Lerma junto con Lope y entre los dem�s criados de Palacio que regresaban junto a �l, pero de nuevo se trata de una suposici�n. Lope regresaba resuelto al sacerdocio y Jer�nima y su c�nyuge prestos a cumplir los compromisos pendientes de aquella temporada teatral y a preparar la venidera.

No podemos afirmar con seguridad, pues, que Jer�nima regresara junto con el_F�nix_ a Madrid, pero s� podemos sostener que la actriz se encontraba en octubre de ese a�o en la ciudad y all� debi� de permanecer, junto con la agrupaci�n de Vald�s, durante todo el mes. Es lo que atestigua la licencia que figura en el manuscrito de La dama boba, concedida en Madrid el 30 de octubre de 1613. En el mismo manuscrito consta un reparto, escrito por Lope, que deja testimonio de los actores que estrenaron la comedia y que formaban parte de la compa��a de Pedro de Vald�s, entre ellos Jer�nima de Burgos que representar�a el papel de Nise.

Aunque todas las biograf�as de Lope de Vega, y las ediciones cr�ticas de La dama boba, al hablar de la comedia, asumen como un hecho la idea de que el dramaturgo escribi� esta obra para Jer�nima de Burgos, afirmaci�n que se ha fundamentando en la relaci�n que los dos mantuvieron durante muchos a�os, y que ha llevado a deducir que Lope demostraba su afecto a la actriz asign�ndole el papel de la intelectual Nise, en realidad no hay prueba de esto y creo m�s probable que se le asignara dicho papel por motivos m�s de aptitudes profesionales que de car�cter personal.[9]

Entre final de Cuaresma de 1614 y el Corpus, la agrupaci�n de Vald�s de la que formaba parte Jer�nima, represent� en el Mes�n de la Fruta de Toledo. Lope tambi�n, antes de la Cuaresma, lleg� a la ciudad imperial. Desde su regreso de Ventosilla a Madrid hab�a estado prepar�ndose para su pr�xima ordenaci�n sacerdotal; pero como �l pertenec�a a la di�cesis de Toledo y en su obispado hab�a de hacerse la colaci�n de los grados can�nicos que esperaba, una vez que se orden� de menores a principios de marzo, march� a Toledo hacia el 12 � 13 de marzo. Por las cartas que conservamos del dramaturgo, parece que �ste fue hu�sped de Jer�nima de Burgos. Desde Toledo, el 15 de marzo, escrib�a a su mecenas: �Aqui me ha reciuido y apossentado la se�ora Gerarda con muchas carizias; est� mucho menos entretenida y m�s hermosa. Besa los pies de Vex.�, y me manda le escriua mil recados; tengalos Vex.�, Se�or, por re�iuidos; que a lo menos al nombre se debe alta venera�ion, en respeto del qual hago yo este cap�tulo con mucho gusto�.[10]

Cuatro d�as despu�s, desde Toledo, Lope segu�a refiriendo al duque: ��esta persona [Jer�nima de Burgos] me ha honrado con su natural condicion, que ya he dicho a Vex.� muchas vezes qu�n generosa la tiene: tanto, que estos dias ha hecho buscar una anguilla que presentar al Almirante de Napoles en agradecimiento del apretador [�]; en queriendo Tajo, la tendra Vex.��.

Y el Tajo servir�, pasados cuatro d�as, el deseado pez, que el dramaturgo se apresura a enviar a su se�or en nombre de Jer�nima con estas palabras: �Ella [Jer�nima de Burgos] est� tan agradezida a la mer�ed que Vex.� la haze, que, viendome con cuidado de enviarle una anguilla, me la tom� del pensamiento, y con alguna solicitud hall� la que lleba esse criado suyo, en que ay tres cossas: enbiarla yo con el desseo, ella con las obras y los dos con satisfa�ion��.

De todas las cartas escritas en Toledo, se desprende el afecto de Lope en su trato hacia Jer�nima o Gerarda, como acostumbrar�a a llamarla el dramaturgo durante esa estancia, afecto que Amez�a ha interpretado como un cambio en la relaci�n amorosa entre los dos, ya que �el inter�s, el hechizo� que la caracterizaba, �ha pasado ya�.

Que Jer�nima hab�a cuidado de Lope aliviando su �nimo de la melancol�a que lo apretaba, lo confirma el mismo dramaturgo, en la carta de Toledo del 23 de marzo:

Mi vida es �sta, y los pasos, de la possada a la yglesia, rezar dos oras, que ya me obligan, y a la noche, hablar vn rato, mientras llega la del sue�o, con alg�n amigo; y porque quien lo niega todo lo confiessa, tanbien me divierto de mis tristezas con la amiga del buen nombre, que ya tiene esto de gusto para Vex.�, porque no ay cosa que suene a los ohidos de quien ama como el nombre de lo que quiere, aunque sea en sujeto ageno.

Aquella �amiga del buen nombre� era Jer�nima de Burgos. El dramaturgo la considera una amiga en sus tristezas toledanas. La llama la �del buen nombre� quiz�, seg�n sugiere Amez�a, porque alguna de las amigas del duque se llamaba Gerarda. As�, al apodar a su amiga Gerarda, Lope halagaba a la vez a su se�or, ya que �sta ten�a para el duque esto de bueno, el nombre, que le recordar�a al de su amada aunque perteneciese a �sujeto ageno�, hecho por el cual, como ya hab�a explicado en otra ep�stola, se le deb�a alta veneraci�n.[11]

Sin embargo, de las cartas toledanas no s�lo se desprende la amistad entre Jer�nima y Lope, sino tambi�n el alcahueteo que el poeta ejerc�a entre su mecenas y la actriz, la cual parece mostrarse pesarosa de su pasado desd�n hacia el pr�ncipe. As� lo cuenta el dramaturgo al duque en una carta fechada por Amez�a en la primera quincena de abril de 1614, aunque, seg�n creo, ser�a un poco posterior, de finales de abril o principios de mayo:[12] �Hallaronme las de Vex.�, Se�or, indispuesto de vn gran catarro, [�] aunque me consolaron y me dieron salud [�]. Lehi a Gerarda el capitulo, que le �elebr� como cosa escrita de tal yngenio, gra�ia y gusto, y dixome finalmente que le pessaua de haber sido yngrata en Valladolid con Principe de tan notables meritos�.[13]

Lope no s�lo facilit� el intercambio de cortes�as y obsequios [la anguilla y el apretador] entre la actriz y el duque, sino que tambi�n pens� en la pareja como padrinos en el bautismo de su hija Feliciana, cuyo nacimiento, un a�o antes, hab�a costado la vida de la madre, Juana de Guardo. A tal fin el 21 de marzo de 1614, el poeta escrib�a una carta a su mecenas expresando con sus palabras el deseo de Jer�nima de participar, junto con el duque, al bautismo: �Esta se�ora hu�speda [�] dessea a Vex.� todo bien, seg�n me ha significado, desseando ser compadre suyo [del duque] despu�s del Corpus�.[14] Quiz� Lope trataba de utilizar el bautismo como instrumento para agasajar a su mecenas, reuni�ndolo en la ceremonia con Jer�nima, por la que el de Sessa mostraba tan vivo inter�s.

En las cartas posteriores de primeros y mediados de mayo del mismo a�o, se segu�a tratando del bautismo, y el F�nix informaba al duque de la voluntad rendida de Jer�nima de someterse, para dicha ocasi�n, en todo a la de aqu�l: �Hubo lugar de tratar con Gerarda el tal bautismo, y hallandose tan indigna, se remitio toda en todo a Vex.��.

A principios de mayo, Jer�nima hab�a tenido ocasi�n de agradecer al duque, a trav�s de Lope, el vestido que aqu�l, a trav�s de su secretario, hab�a prometido enviarle:

Tanbien entra Gerarda en este capitulo, con grandes agrade�imientos del vestido: dexa a Vex.� ese gusto, porque dize que estimar� m�s del que Vex.� tiene que toda la seda y oro de Milan y del mundo; que pues Vex.� le da por su voluntad y generosa condicion, que d� lo m�s, que es onrrarla de sus colores y de las de Ja�inta: que ella [Jer�nima] adivina que no estar� sin dama Vex.� en esos a�os, con ese talle y tal entendimiento y gusto. Todas esas cosas apruebo yo, sino es el gusto; que �se pudiera probar ella con la salba del� nombre.[15]

Sin embargo, el bautismo de Feliciana, previsto para despu�s del Corpus, fue retrasado m�s veces, y no s�lo por los numerosos viajes de Lope y por su estancia en Toledo. La raz�n principal por la cual se retras�, y que claramente se desprende de sus cartas, era el deseo del F�nix de que volviera a Madrid Jer�nima,[16] para que tuviese en la pila a Feliciana, como ya hab�a hecho en 1607 con su otro hijo. Sin embargo, esto no ocurri�: Lope no hab�a contado con los compromisos teatrales que la actriz y la compa��a de su c�nyuge ten�an contra�dos para finales de aquel mes y primera quincena del siguiente. Por lo tanto el F�nix, que en junio hab�a abandonado Toledo para trasladarse a Madrid, acord�, junto con su mecenas y prescindiendo de Jer�nima, celebrar el bautismo de Feliciana el 16 de junio, en la iglesia de San Sebasti�n, siendo padrinos el duque de Sessa y Mar�a de Guardo, t�a de Feliciana. Probablemente Lope comunic� dicha decisi�n a Jer�nima ya que �sta le escribi� una carta, fechada en Madrid, entre el 9 y el 14 de junio, cuyos t�rminos trasladaba aqu�l a su se�or: �Oy he tenido una epistola de la se�ora Gerarda, muestra sentimiento del bautismo; ya ver� Vex.� el cap�tulo. No se puede ya passar del lunes: para esse dia est� Vex.� aduertido�.

Volvemos a tener noticia de Jer�nima, en la vida de Lope, en 1615. En Madrid, el 15 de julio de ese a�o, Lope se quejaba de que su mecenas: �se meta con Valdes [Pedro de Vald�s] sobre escritos mios, y que do�a Pandorga sea tan ingrata a los diamantes, tan mal dados por mi causa; Dios me lo perdone, que bien s� que merezco por ello hazer penitencia en la Pe�a�.

A partir de esa carta, y en todas las de ese a�o, Lope alud�a a Jer�nima con el apodo de do�a Pandorga[17]. Lo que en ella se testimonia es ante todo el hecho de que Lope segu�a manteniendo una relaci�n tanto personal como profesional con Jer�nima de Burgos y su c�nyuge. De hecho, creo que cuando Lope afirma: �Pessame que Vex.� se meta con Vald�s sobre escritos m�os�, no s�lo se refer�a a las comedias que escrib�a o ten�a que escribir para la compa��a de Pedro de Vald�s, sino que de las mismas palabras se desprende un primer indicio de la ruptura laboral entre el dramaturgo, el autor de comedias y su esposa, que ser� definitiva en verano del mismo a�o, y se ver� reflejada tambi�n en la definitiva ruptura de relaciones personales entre Lope y Jer�nima. No era �sta la primera vez que Jer�nima y Vald�s, actuando �ste como su emisario, recurr�an a �pr�ncipes� para intentar solucionar problemas que afectaban a la buena marcha de su compa��a.[18] Y quiz� �ste hab�a sido el motivo por el que Vald�s se hab�a dirigido al duque para tratar de �los escritos� del dramaturgo. Amez�a al interpretar esta ep�stola, afirma que aunque lo que se refiere a los diamantes es otro misterio indescifrado de la vida amorosa del dramaturgo, confirmar�a, sin embargo, las pecadoras relaciones entre este �ltimo y la actriz. Pero lo cierto es que el pasaje se presenta tan herm�tico a la interpretaci�n que resulta dif�cil sacar conclusiones, m�s all� de la tensi�n de la relaci�n entre el poeta y el matrimonio Vald�s, que afectaba a la relaci�n profesional (�los escritos� de Lope).

En otra carta, fechada en Madrid, entre 25 y 26 de julio, el dramaturgo atacaba a Jer�nima por haberle calumniado en una conversaci�n con el duque:�

�Bien quisiera que no huuiera o�do Vex.� tan larga informa�i�n de disparates a esta ramera [�], que bien s� qu�n tenpladamente dispusiera su ynbencion [de Jer�nima], dirigida a ganar el desseo de Vex.� para su estilo de hurtar con que viue. Mientras Vex.� estaua hablando con ella, Salbador [de Ochoa] estaua dando vozes, llamandola los nombres que la ennoble�ieron desde que pregonaua bizcochos en Valladolid: perdia el tal onbre el juizio de �elos, porque hauia aberiguado que se echaua con [Juan de] San Martin, y prometia no yr con ella a Lisboa; con tantos donayres, vozes y desatinos, que le llegaua m�s auditorio que ahora tienen [la compa��a de Pedro de Vald�s] con Don Gil de las calzas verdes, desatinada comedia del Mer�enario [Tirso de Molina].

Del contexto de la carta, base de este episodio er�tico, se desprende que Sessa fue en busca de la actriz, y ella, por lo que refiere el mismo Lope, irrumpi� en una larga informaci�n, �enga�os, disparates, insolen�ias, agenas ymaginaciones� sobre �l. Y cuando el duque, apart�ndose de la actriz escribi� a Lope mostrando �el disgusto� y la indignaci�n por lo que hab�a o�do en aquella charla,[19] el poeta irritado contra quien le atacaba tan en lo vivo y, tomando su pluma, profer�a contra ella insultos atroces:

Y juntamente el saber que no pod�a merezer vna tal vil muger cr�dito alguno en tribunal donde las ynfamias de su vida y la su�iedad de sus costumbres hauia de ser abominable a los ojos y cansada a los ohidos de vn prin�ipe, cuya pruden�ia pasaria como el sol por el lodo de sus enga�os y palabras, mayormente concurriendo tres cosas que hazian seguro este jui�io: la vileza del fiscal de la causa, la prudencia del juez, y la verdad del acusado; y aqui, no sin correrme mucho, escriuo a Vex.� estas satisffa�iones, porque quien supiese que yo las doy de tal acusador y a tal juez, no ay duda sino que pondria ynfinita culpa, assi de gastar el tiempo en abonarme como en cansar el claro entendimiento de Vex.�.

Y Lope, deseoso de atraer al duque a su causa, habr� de recordarle, en la misma ep�stola, los tiempos en que �l, Sessa, pretendi� tambi�n a la actriz, atribuyendo la repulsa de �sta a la astucia y habilidades femeninas, como un ardid para encenderle m�s:

La [calzas] que ella tiene no las ha negado a Vex.� m�s que para que se le a�ercase, fiando de su oratoria y labia, que le costarian lo que a otros que con las velillas de los pa�itos ha enloquezido; pero assi Dios guarde muchos a�os a Vex.�, y por vida del Conde mi Se�or, que no las quiera tan apasionadamente, pues ellos, como ya se conoze de esse papel, vendran atadas las manos a seruirle.

Y se apresuraba a advertirle de que tal mujer hab�a de tratar de sujetarle a su voluntad con hechicer�as y conjuros, lo mismo que, seg�n dec�a Lope, hab�a tratado de hacer con muchos y con �l:

Con todo esto, me diga Vex.� si fue prebenido de reliquias para hablarla, y si la oy� de�ir entre dientes algunas palabras luego que la vio mirarla, que es con lo que dizen que encanta los que la miran; que bien ymagino que, ydo Vex.�, se conjuraria el pellejo del mono que tiene entre sus vestidos para estas ocasiones, y se rebolberian los pucheros de Heredia con que andauamos al rededor como arcaduzes de noria �iertos amantes a vn tiempo; pues hauiendo yo dormido con ella; entr� don Tomasillo al amanezer y estuvo asta las ocho: y desde esta ora asta las onze, el Regidor Hurtado; y antes de comer remat� la danza vn representante: luxuria que no se cuenta de Juana de Villalba�. �

Al difamar en claras letras a esta mujer, amante a un tiempo de muchos, el_F�nix_ dejaba por primera vez constancia de su relaci�n �ntima con la actriz: tambi�n �l hab�a sido uno de sus muchos amantes. �En qu� momento hab�a tenido lugar esa relaci�n? Lope no lo explica aunque de sus palabras se desprende que era ya agua pasada. Agua que, sin embargo, continuaba moviendo molino, pues el poeta, tocado en lo m�s profundo, al haber sido atacado ante su mismo mecenas, se defend�a de las acusaciones de su antigua amiga, present�ndola a los ojos del duque como un monstruo de lujuria. Lo cierto es que Lope era poco fiable en cuanto a la imparcialidad de sus confesiones y achaques amorosos, sobre todo cuando las cartas en las que se defend�a estaban dirigidas a un poderoso mecenas a quien hab�a que aplacar.

Sus posteriores ep�stolas seguir�n reflejando su ruptura con Jer�nima. As� en la escrita al de Sessa en Madrid a finales de julio, afirmaba lo siguiente:

Los papeles escriuir� esta tarde porque mi partida [para Avila] no ser� hasta que cayga bastantemente el sol. En mi ausencia, s�lo suplico a Vex.� tienple y modere la furia con�ebida contra essa gente, aunque con tanta razon; porque si bien las ynsolentes palabras de anoche yn�itan el �nimo de Vex.�, considerando el vino que a tales oras tiene en la bodega de aquella panza do�a Pandorga, no ser� conforme a su grandeza hazer mayor demostra�ion que tomarlo como de gente que profesan plazer, alias bufoneria y luxuria, salvo conducto con que passan por el mundo el baxo na�imiento y la infamia.�

Una vez m�s Lope se ensa�abaen la descripci�n de la pareja histri�nica: Jer�nima gorda, borracha y pesada, do�a Pandorga[20]; Vald�s, buf�n y chocarrero. De nuevo recordar�a divertido el desafortunado episodio de julio, al enviar en verano a su se�or, la copla en que Luis V�lez de Guevara satirizaba el suceso:

Esta copla de Luis [V�lez de Guevara] a Geronima de Burgos y San Martin su galan me ha dado gusto, y ass�, la env�o a Vex.�, como melon bueno, y ruego a Dios me le guarde �ien mil a�os: �Geronima no se escapa / De caduco vuestro humor, / Pues dexais un Salbador / Por un san Martin sin capa, / Mas para saber, en fin, / Si soys puerca, echad vn �erco, / Y sabreis que a cada puerco / Le viene su san Martin.

La presencia en la carta del nombre propio de la actriz, as� como la de sus supuestos amantes (Salvador de Ochoa y Juan de San Mart�n) es una prueba m�s de que la mujer lujuriosa a la que Lope se refer�a en la carta de 25-26 de julio, y en general en las de 1615, es Jer�nima de Burgos.

Aunque la relaci�n entre la actriz y Lope se rompe de manera evidente y definitiva en 1615, tal como demuestran claramente las cartas de ese a�o, sin embargo, ya hacia octubre de 1614 la relaci�n entre los dos hab�a empezado a enfriarse,as� lo evidencia una carta del F�nix, fechada por aquel entonces: �Suc�dame lo que a los muy deuotos, que quando m�s priuados en las merzedes de Dios, piensan en su baxeza y pecados para no ensoberbezerse; en mi humildad bien podr� pensar yo; en mis pecados contra Vex.�, eso no, aunque do�a Gerarda diga que s�, porque mi lealtad est� confirmada en gracia y no puede errar�.[21]

En esta carta se pone en evidencia la preocupaci�n de Lope por los problemas que pudiera acarrearle la amistad de su mecenas con Vald�s y Jer�nima.

Como ya observ� McGrady, el enfriamiento de Lope con Jer�nima probablemente hab�a tenido que ver con otra mujer, la actriz Lucia de Salcedo, la Loca, futura amante del poeta. El F�nix empez� a proporcionar sus obras al autor Hern�n S�nchez de Vargas ya desde abril de 1615, y es probable que por aquella fecha la Loca se encontrara en la compa��a de dicho director, y quiz� fueran ya amantes, lo que llevar�a a Jer�nima a tomar venganza contra Lope en los meses de mayo y junio del mismo a�o. Corresponden de hecho a abril de 1615, seg�n McGrady, la escritura y la venta de comedias (como El gal�n de la Membrilla o El perro del hortelano) en las que Lope ridiculizaba a Jer�nima en sus defectos: su origen jud�o, ysu obesidad �con m�s carne que un antruejo�, seg�n afirmar�a el propio Tirso de Molina en los Cigarrales de Toledo.

La ruptura de relaciones amistosas entre Jer�nima y Lope conllev�, por tanto, una paralela ruptura en la relaci�n profesional entre el dramaturgo y Pedro de Vald�s. Tambi�n esta vez (al igual que en 1610 cuando Lope escribe comedias para Vald�s en detrimento de Riquelme) Lope comienza a escribir para Hern�n S�nchez en perjuicio de la compa��a de Vald�s, cuyo dramaturgo oficial pasar�a a ser Tirso. Probablemente �ste fue el motivo fundamental por el que Jer�nima hab�a decidido tomar venganza, ya en octubre de 1614, difamando a Lope ante su mecenas: Lope destinaba a otro autor sus obras, circunstancia tanto m�s seria cuando se considera que Vald�s en 1614 era uno de los autores de comedias m�s afamados de la �poca y que poco despu�s (en abril de 1615) ver�a reconocida la calidad de su trabajo al ser nombrado _autor de t�tulo_por decreto real.

La poca disponibilidad del F�nix para seguir escribiendo para Vald�s, evidente en la carta de 15 de julio de 1615, creo que ya era patente en otra carta del dramaturgo de fines de abril o primeros de mayo de 1614 cuando �ste, refiri�ndose a Vald�s (y a su agrupaci�n), y casi haciendo un pron�stico de su futuro profesional afirmaba: �coman y hartense, que se ha de seguir terrible quaresma�.

En Toledo, el 9 de junio de 1615, Lope escrib�a al duque:

Yo, Se�or excm.�, lleg� aqui huyendo de las ocassiones en que la lengua de vna muger fabore�ida infame puede poner vn ombre de mi h�uito; y respondiendo tambien a la obje�ion ta�ita de que no se huye bien del peligro a�ercandose a �l [�] digo que, siendo como fue testimonio, no le puede correr mi con�ien�ia, aunque no quede libre mi reputa�i�n [�]. No hay m�s causa a mis ausenzias que huir la persecu�ion de una mugercilla, que escriue aqui me persigan, como lo han hecho, dandome bayas de noche en quadrillas judios desta ciudad con que ella tiene conozimiento [�]; y en materia de tal muger no ynporta que Vex.� haga con�eto de alguna mozedad, pues siendo seglar no fue prodigio, aunque para m� s� lo es que haya en el mundo quien apetezca vna muger, dexando la profesion, tan desatinadamente fea, que en su cara se han vaziado fariseos para las pro�esiones, y en su alma ne�edades para matar entendimientos.

En esa carta Lope explicaba como la raz�n de su huida precipitada hacia Toledo, era la difamaci�n de �una mugercilla infame� que McGrady ha identificado con Jer�nima de Burgos,[22] quienpara vengarse del desv�o, profesional y personal del poeta tomaba venganza, en mayo y junio, infam�ndole para que perdiera el favor de su protector.[23] Aunque Lope, en la segunda mitad de abril, se refugiaba en Toledo para defenderse de las infamias de Jer�nima, la actriz continu� persigui�ndole; sirvi�ndose de la relaci�n que ten�a con unos jud�os de la ciudad, la actriz escrib�a para que de noche �stos dieran al poeta �vayas� en cuadrillas, al pie mismo de la casa en que el _F�nix_se hospedaba. En esa carta, m�s larga de lo ordinario, Lope defend�a su reputaci�n puesta en peligro, ya que por su contenido se desprende que alguien hab�a dicho al duque que �l ten�a una relaci�n sentimental y por tanto una conducta poco conveniente a su estado eclesi�stico. Es lo que evidenciar�an, seg�n McGrady, las alusiones que, en la misma ep�stola, Lope hac�a a �la mali�ia de aquel buen ombre� (probablemente Pedro de Vald�s) y a �la objeci�n t�cita de que no se huye bien del peligro [el amor] acerc�ndose a �l�, alusiones claras del falso testimonio y de la preocupaci�n del poeta acerca de su reputaci�n.[24]

Si Lope en junio a�n segu�a defendi�ndose en sus cartas ante su mecenas, y en ellas describ�a despectivamente a Jer�nima, sin embargo, en abril de ese a�o ya hab�a compuesto El gal�n de la Membrilla, en donde su venganza hacia la actriz estallaba con m�s fuerza. Como ya not� Diego Mar�n, en su edici�n a esta obra, y ha profundizado McGrady, lo que llev� a Lope a escribir esta comedia fue seguramente el asunto amoroso de la dama inc�gnita (Jer�nima) de quien el poeta hablaba en la carta del 9 de junio antes citada. Si lleva raz�n McGrady al interpretar el sentido oculto de algunas alusiones contenidas en ella, lo que Jer�nima y Vald�s recib�an de Lope a partir de abril de 1615, por tanto, ya no eran comedias para llevar a la escena, sino alusiones sat�ricas en obras vendidas por el F�nix a sus competidores.

No menos hirientes que las alusiones de Lope en la comedia, ser�an las burlas de G�ngora quien, en uno de sus sonetos sat�ricos, hac�a un cuadro despectivo de Jer�nima (Jeroma) y de su marido, en t�rminos similares a los empleados por Lope en una carta de 1628.

Aunque el soneto de G�ngora, �A Vald�s auctor de farsa y a su mujer�, no lleva fecha en los manuscritos en donde se conserva, McGrady lo fecha a mediados de 1615.[25] Lo interesante, para nosotros, es que se trata de un testimonio m�s que atribuye no s�lo la decadencia profesional de Jer�nima a su decadencia f�sica,[26] de la cual G�ngora se burla, sino que �ste relaciona la decadencia f�sica de la actriz y de la compa��a de su marido, con la ruptura de relaciones profesionales con Lope. Si, seg�n G�ngora, el estado de prosperidad de Vald�s y de su mujer hab�a sido posible gracias a la �paciencia� consentidora de Vald�s, el principal causante de la ca�da de dicho bienestar era Lope: �Danos gatazos Lope con su sciencia�, parece aludir a las comedias en que el F�nix hac�a alusiones sat�ricas del matrimonio. Sin embargo, hay que subrayar que si G�ngora nombraba directamente a Lope como destructor del bienestar del matrimonio, no alud�a a su condici�n de amante de Jer�nima. Se refer�a s�lo de una manera an�nima a los hombres que acudieron a la �paciencia� de Vald�s enriqueciendo al matrimonio, y entre estos supuestos amantes, Lope no figuraba.

�Despu�s de aquel tormentoso 1615, la presencia de Jer�nima de Burgos en las cartas del F�nix disminuye dr�sticamente, hasta la �ltima menci�n que encontramos de ella en 1628. Sin embargo, en 1617 hay en su epistolario una menci�n a la actriz, aunque espor�dica y circunstancial. En ese a�o Lope, decidido a publicar sus obras, iba reuniendo con su mecenas los manuscritos aut�grafos a fin de ofrecerlos como texto impreso en la que m�s tarde ser�a la Parte IX, y daba cuenta en una carta al de Sessa, de finales de junio, de que el original de La dama boba estaba en posesi�n de Jer�nima: �En razon de las comedias nunca Vex.� tubo La dama boba, porque �sta es de Geronima de Burgos, y yo la ymprimi por una copia, firmandola de mi nombre�. Seg�n Amez�a, Lope ni siquiera se preocupaba de hacerse con el aut�grafo, prueba de que la enemistad entre los dos perduraba.

A partir de ese momento, Jer�nima desaparece por completo, salvo la �ltima menci�n en marzo de 1628, del epistolario del F�nix. Desaparece de las cartas y probablemente de la vida de Lope. Desaparece Jer�nima, La se�ora Gerarda, la amiga del buen nombre, do�a Pandorga, como queramos llamarla o como quiso llamarla Lope durante muchos a�os, con aquella habitual y personal obsesi�n de definir con anagramas y apodos, o celando detr�s de oportunos nombres po�ticos, a las mujeres de su vida. Los nombres que Lope dio a Jer�nima son nombres llenos de significado, de aquel significado que el dramaturgo quiso darle a lo largo de los a�os. Aquellos apelativos reflejaban las distintas significaciones que, en momentos distintos, tuvo la mujer en la vida del poeta. La se�ora Gerarda hab�a acompa�ado a Lope por los regocijos segovianos, la amiga del buen nombre, lo hab�a acogido como tal durante el per�odo toledano, y finalmente do�a Pandorga de quien Lope se hab�a alejado durante la estancia madrile�a.No volver� a aparecer m�s ni la actriz, ni la mujer. Tambi�n en 1628, cuando el tiempo deber�a de haber atenuado los viejos rencores y los antiguos resentimientos, Lope, con su car�cter extremado, y apasionado en sus amores como en sus odios, no podr� evitar recordar a la actriz en estos t�rminos:

El h�uito de la bendita Geronima no es exemplo de la Fortuna, sino de la comedia; y la zeniza que ahora trahe, del oro quemado de sus vestidos; pensando estoy lo que pareciera aquella nariz sobre picote y aquella panza con escapulario. Vi una vez dos locos, que el uno texia vna estera, y el otro se la yba desaziendo. Ass� fueron Geronima y su marido, pues cuanto ella adquiria con los prin�ipes, perdia �l con los tahures. Consolarse debe con que le ha quedado sana la campanilla, despu�s de tantos badaxos; que con menos golpes se les ha caydo a otras hasta la torre en�ima. El dia del jui�io dizen que seremos todos de treynta y tres a�os. Dios nos los dexe con salud, para que siquiera nos acordemos de lo que fuimos�.

Con esta ep�stola Lope cerraba definitivamente la relaci�n epistolar que sobre Jer�nima ten�a con el duque de Sessa, y lo hac�a, una vez m�s, con un comentario sarc�stico. Recordaba a la actriz en franca decadencia respecto a su pasado marcado por el lujo �adquirido con los pr�ncipes� y la belleza. De aquel pasado, destrozado por los cambios de la Fortuna, no quedaba m�s que el recuerdo, la �zeniza�, testimonio de lo que fue. A Jer�nima ya no la caracterizaba su belleza, medio para garantizar a Vald�s la posibilidad de �perderse en los tahures�. Jer�nima de Burgos vest�a ahora vestidos de �picote�[27]y Lope se mofaba pensando en lo rid�cula que pod�a parecer la mujer, sobre todo ahora que a su antigua belleza sustitu�a una incomoda �panza con escapulario�.

�Por qu� pasados m�s de diez a�os de la �ltima menci�n de Jer�nima en sus cartas, Lope se refer�a a ella con tanta crueldad? �Pod�a una mujer que s�lo hab�a sido amiga convertirse en tan terrible enemiga?

En realidad, la crueldad de Lope har�a pensar que detr�s de este sentimiento se escond�a, ahora con signo negativo, una antigua pasi�n: cuanto m�s la hab�a amado tanto ahora la aborrec�a o, lo que es m�s probable, cuanto m�s ella lo hab�a difamado en aquellos a�os, tanto m�s persist�a la venganza del poeta con los a�os. Eso explicar�a tambi�n porque al cabo de tanto tiempo, el _F�nix_volvi� a recordarla, en t�rminos negativos, tambi�n en su producci�n literaria, espacio privilegiado para volcar y celar detr�s de los versos y los nombres de los personajes de sus comedias, los sentimientos de su �nimo y los personajes femeninos que lo hab�an agitado. As�, en 1632, cuando escribi� la �ltima versi�n de La Dorotea, introdujo en ella el personaje de Gerarda que, como justamente observ� Edwin Morby, no guarda con Jer�nima de Burgos (o _Gerarda_o Se�ora Gerarda) una simple coincidencia de nombre. Otras alusiones que en la obra pueden referirse a Jer�nima de Burgos, avalan la posibilidad de que haya una identificaci�n intencional entre Jer�nima y el personaje de Gerarda, que de la primera representar�a un retrato caricaturesco.

As�, seg�n Morby, en la escena VI del acto II, a trav�s del recuerdo nost�lgico que Gerarda hace de su pasado, Lope volv�a a dibujar, al igual que en la carta de 1628, de manera firme y detallada los vicios pasados de la actriz, as� como la paciencia consentidora de su c�nyuge. Una vez m�s Lope, en pocos compases, trazaba magistralmente la trayectoria de la mujer y de la actriz, aunque �el planctus de Gerarda� no pareci� generar en �l ninguna catarsis.��

Si por el contenido de las cartas de Lope se puede detectar, por lo tanto, la relaci�n personal que el F�nix mantuvo con la actriz, de las mismas no se puede determinar, con certeza, el grado, la duraci�n, o la intensidad de la misma. El hecho de que Lope quisiera que la actriz apadrinara a sus dos hijos es significativo, que la difamara y se vengara de ella, despu�s de tantos a�os, tambi�n. Aunque Lope afirm� claramente en las cartas e indirectamente en su obra haber sido su amante, sin embargo, siempre hay que considerar las circunstancias en que escribi� dichas afirmaciones y los sentimientos que le empujaron a la hora de escribir, circunstancias y sentimientos que relativizan mucho sus afirmaciones.

Si en alg�n momento Jer�nima lleg� a ser amante de Lope, creo que tan s�lo fue �una amante pasajera�, que visti� m�s veces los pa�os de la amiga y que se sirvi� de la relaci�n personal con el F�nix, para contribuir con ella a levantar y mantener el negocio art�stico del que su marido era titular. Cuando el dramaturgo empez� a destinar a otra sus obras y sus sentimientos, la relaci�n entre los dos cambi�: y la antigua amiga, no pudo m�s que vestir, en el reparto personal y profesional del F�nix, los pa�os de la enemiga.

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