Rasgos de la misión de Jesús en el evangelio de Juan (original) (raw)

Sobre el prologo del Evangelio de San Juan

En este ejercicio exegético estudiaremos el Prólogo del Evangelio de Juan. La claridad de su delimitación textual (vv. 1-18) hará que no nos detengamos en considerar su justa división. La cuestión de la delimitación textual será más interna que externa, o sea, tendrá que ver con la delimitación de unidades temáticas internas al propio Prólogo. La primera parte de este ejercicio se centrará en la composición del Evangelio de Juan, ofreciéndonos así un marco literario y teológico para nuestro texto de estudio. La segunda parte, explorando en concreto el texto del Prólogo, expondrá una crítica literaria del mismo con relación a fuentes externas al Evangelio de estudio (Antiguo y Nuevo Testamentos, tradición judía, helénica y cristiana) así como internas al proprio Evangelio. Si las fuentes externas nos ayudaran, mediante una óptica sincrónica, a atravesar la camada literaria y a identificar cuáles fueran las corrientes históricas y doctrinales con las que Juan y su comunidad dialogaron, las fuentes internas nos ayudarán a atravesar la camada teológica y a entender cómo se posicionó su comunidad con relación a dichas corrientes. Finalmente nos detendremos en una regla de fe, que emerge del Prólogo joánico, cuya importancia llega a nuestros días.

El Evangelio de Juan como la Experiencia Directa de Jesús

Juan el Presbítero esperó en el Evangelio de Juan no sólo escribir una descripción fiel de Jesús y sus enseñamientos, pero todavía un libro como todo los otros. Él esperó preparar en forma de libro la experiencia directa de Jesús, de tal modo que el lector no es solamente un lector, pero un testigo de Jesús.

Evangelio según San Juan

Es el evangelio más atacado de los cuatro ya que es el único que se diferencia de los demás, cuenta discursos y hechos de la vida de Jesús que no narran los otros. No solo el contenido si no también el orden de los acontecimientos y la personalidad de Jesús difiere. Desde un principio este evangelio fue aceptado y divulgado por su relación al apóstol Juan, pero a medida que el tiempo paso y la diferencia con los demás evangelios fue más evidente se comenzó a suponer que fue obra de un filósofo más contemporáneo, una obra literaria. Esta teoría fue dada de baja ya que se encontraron fragmentos de pergaminos de este evangelio que datan de la época del mismo Jesús. Sin embargo esto no disipa la curiosidad de por qué es tan diferente al resto de los evangelios. Una explicación podría ser que en este evangelio se trata al narrador como al discípulo amado, una persona que no estaba dentro de los doce apóstoles, que habitaba en Jerusalén y no compartía las mismas tradiciones orales, influencias filosóficas y punto de vista de los acontecimientos perpetuados por Jesús que los demás evangelistas.

Las misiones jesuíticas

La labor misional de los jesuitas: las reducciones guaraníes La obra misionera de los jesuitas constituyó uno de los principales signos de identidad de la Compañía. Dibujo de una iglesia jesuita en Maduré (India) Iglesia jesuita de Pekin Esta iniciativa fue importantísima no sólo en virtud del elevado número de colegios creados, sino también por las peculiares características de las fundaciones. En estos establecimientos-tanto en China como en América-, los jesuitas se mostraron partidarios de un declarado sincretismo religioso, esto es, no tuvieron ningún tipo de escrúpulos a la hora de aceptar o adaptar ritos paganos con tal de llevar a los pobladores de dichas tierras la palabra de Cristo. La Compañía decidió respetar los particularismos religiosos con la intención de utilizarlos para el adoctrinamiento cristiano. Por ello, sus miembros recibieron múltiples críticas y acusaciones por parte de las otras órdenes religiosas, recelosas de los éxitos jesuitas.

El Evangelio de Juan y la encarnación del Logos

El Evangelio de Juan es uno de los 27 libros del Nuevo Testamento. Empieza con el famoso Prólogo, en el cual Juan describe la encarnación del Logos en la persona de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, y termina con la muerte de Jesucristo en la cruz, su Resurrección y sus apariciones a sus secuaces. Varias fuentes históricas, además de la tradición, reconocen a Juan el Apóstol, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor, como el autor del cuarto Evangelio, compuesto muy probablemente en el centro helenístico de Éfeso al final del siglo I de la era cristiana. Respecto a la datación del cuarto Evangelio, la mayoría de los estudiosos está de acuerdo con que fue escrito antes del fin del siglo I. El papiro 52, la fuente documental más antigua que poseemos (Rylands Library, Papyrus P52), que fue hallado en Egipto en 1920, se remonta a una época que va del 117 al 138 d.C. (1). Es razonable pensar, por tanto, que si una copia del Evangelio fue escrita alrededor del 125 d.C. en Egipto, el original pudo haber sido escrito aproximadamente 25 años antes en Éfeso, donde se encontraba Juan el Apóstol. Analizando la obra desde un punto de vista sustancial, sobresale el famoso prólogo. Veamos algunos pasajes (1, 1-18):