La situación lingüística en Grecia: Problemas y perspectivas (original) (raw)

El proceso de una integración económica, política y cultural europea, derivado del actual grado de desarrollo de la CEE, está permitiendo que asistamos a un redescubrimiento de la gran complejidad que se esconde tras el fácil, e inexacto, cliché de la supuesta "homogeneidad" eurooccidental. En primer lugar, conviene ya relegar el concepto de "occidental" para lo que realmente denota, una mera distribución geográfica. Su extensión a otros terrenos no deja de ser una manipulación semántica, más o menos interesada. Si por algo se caracteriza Europa es por ser un mosaico lingüístico, surgido y moldeado históricamente por tres culturas diferenciadas-latina, germánica y eslava-pero procedentes de una cepa común: el mundo grecorromano. Este pasado esencial de lo que podríamos llamar civilización europea es, ya en su misma raíz, doble. El carácter dual del Imperio Romano obedecía, entre otras razones, a una división lingüística: uso del latín en la pars Occidentis y del griego en la pars Orientis, división que se ahondaría desde la Alta Edad Media cuando definitivamente Roma y Bizancio se conviertan en focos opuestos de irradiación cultural. La función civilizadora de la lengua griega (v. mapa 1) condicionó decisivamente, a través de Bizancio, a los pueblos eslavos, pero de manera muy distinta a como actuó el latín en Occidente. El resultado más evidente lo tenemos en la fragmentación románica, mientras que el griego no llegó a ese proceso y permaneció como área lingüísitica unitaria. Dentro del ámbito lingüístico indoeuropeo-e n Europa-el griego, como el aibanés, no han dado, pues, lugar a nuevas lenguas. Precisamente por esta peculiaridad, el griego, que ofrece internamente una situación * Ponencia presentada a las MI1 Jornadas Internacionales del Centro Internacional para las Minorías Etnicas y Nacionales, celebrado en Cuixh mancia), del 16 al 23 de Agosto de 1988.