Prólogo, a Memorias de la Sabana (original) (raw)

responde a una vocación literaria asumida fervorosamente por Roberto Urdaneta Gómez. Ha sido un acto de humildad y de voluntad artística el hecho de que el autor resolviera, en los últimos años, a una edad adulta, sentarse en los bancos universitarios, para rescatar la inteligencia compartida que es una de las formas más intensas y más altas de la juventud. En mi condición de amigo y profesor, entiendo esa paciente entrega al pizarrón y a los libros, como un acto de inconformidad, como una prolongación de la milenaria lucha que ha emprendido el hombre, entre las tinieblas de la ceguera y la luz del conocimiento y de una noble sensibilización hacia el mundo. Entiendo, la escritura de este libro como una prolongación de aquel fervor universitario y al mismo tiempo, el volumen, como ese pizarrón íntimo, privado, en que el estudiante, Roberto, le cuenta al papel, como al interlocutor más leal, el balance de sus memorias, la lectura de su nerviosidad más secreta, el patrimonio de sus nostalgias y el dibujo de sus acontecimientos pasados, una memoria de reconstruir las ruinas y los monumentos particulares de ayer. Negar críticamente el pasado es una manera de redimensionar el presente con utensilios de una nueva visión, afecta al cambio y a la renovación. Por semejante camino el estudiante, Roberto, se convierte en maestro de sí mismo, no sin auxilio de lecturas vehementes y de paradigmas literarios inevitables. Escribir es el arte de aprovechar las influencias, de saquear sabiamente a los modelos. La originalidad es entonces el arte de copiar, como los amanuenses antiguos que mientras transcribían pergaminos, con frecuencia, mejoraba a sus maestros.