José Romero Fernández de Landa: primer ingeniero de la Marina (original) (raw)

Revista De Historia Naval, 1995

Abstract

El siglo XVIII comienza con la Guerra de Sucesión que introdujo en España un cambio dinástico y un alineamiento político con Francia, la gran potencia emergente, que con ligeras oscilaciones se mantuvo a lo largo de todo el siglo. Una de las consecuencias de la Paz de Utrech fue la pérdida de influencia de España en el escenario europeo y el mantenimiento prácticamente intacto de las colonias de Ultramar. La política exterior española se desplazó hacia el eje atlántico y la Marina adquirió un protagonismo de primer orden, bajo la inspiración de los modelos organizativos franceses. En este contexto, la construcción naval inicia un pro­ceso renovador de gran dinamismo, con directrices claras que fueron formula­das por Patiño y Ensenada en la primera mitad del siglo. Este proceso comienza con la decisión de construir tres grandes arsenales, bases navales, continúa con el proceso de búsqueda de prototipos de buques homologables a los franceses e ingleses de mayor éxito y termina con la crea­ción de un cuerpo facultativo dedicado expresamente a la tarea constructiva, el Cuerpo de Ingenieros de Marina, y la estructuración de un entorno organizati­vo formado por las Ordenanzas Generales, de Montes, Ingenieros, Pertrechos y Arsenales. En el aspecto técnico y organizativo de la construcción naval mili­tar, aparecerán a lo largo del siglo las figuras de Antonio Gaztañeta lturribalzaga, Cipriano Autrán, Jorge Juan, Francisco Gautier, José Romero Fernández de Landa y Julián Martín de Retamosa. La figura de José Romero Fernández de Landa ha quedado desvaída, cuan­do no distorsionada, en el contexto de la Marina española de la segunda mitad del siglo debido a la influencia de dos circunstancias que enmarcaron su vida profesional. Mientras que por una parte Romero Landa sucede en 1782, como ingeniero general, al organizador del Cuerpo de Ingenieros de Marina y primer ingeniero general François Gautier y Audibert, que había desarrolla­ do su actividad desde el año 1765 en que llega a Guarnizo encargado de la construcción de cinco navíos para la Corona, en medio del enfrentamiento general de la Marina, incluido el secretario de Marina Julián de Arriaga y la figura más influyente en el entorno de la construcción naval, Jorge Juan. Su actividad termina formalmente en 1807, año en que es exonerado del cargo de ingeniero general y muere. Dos años antes, en 1805, el enfrentamiento naval de Trafalgar cierra el período de decadencias iniciado con el final del siglo. Sin duda estos dos hechos afectaron la visión objetiva de quien fue el pri­ mer, en su doble vertiente de marino y español, ingeniero general del Cuerpo de Ingenieros de Marina.

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